domingo, 27 de mayo de 2018

DESDE EL SUR DE MÉXICO




El viernes 25 de mayo tuve el honor de estar en la presentación del libro “Discursos históricos, literarios y culturales desde el sur de México y Centroamérica”, en el ciclo de presentaciones de libros que impulsa la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Luis Armando Suárez inició los comentarios, luego seguí yo, y Roberto Rico cerró la participación.
El libro contiene doce ensayos y un dossier, dedicado al Doctor Víctor Manuel Esponda Jimeno. De esos doce ensayos, Luis Armando eligió cuatro para comentarlos: “Piratas, situados y naufragios. Financiamiento militar novohispano para los presidios del Gran Caribe, siglos XVI y XVII”, de Rafael Reichert; “Un liberal español en América”, de María Eugenia Claps Arenas; “Literatura infantil y psicoanálisis. Primeras reflexiones en torno al papel que juegan los cuentos en la construcción de la subjetividad del niño”, de Magda Estrella Zúñiga Zenteno; y “Reflexiones en torno a la creación artística y la crítica literaria a partir de la novela “El Regreso. Nueva vía de conversaciones (2013 y 2015)”, de Jesús Morales Bermúdez.
Roberto Rico explicó cómo este libro continúa con la tradición de los anuarios que año tras año, a lo largo de veinticinco, publicó el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica. Cuando tocó mi turno, leí el textillo que acá comparto:
Buenas noches.
El libro que hoy se presenta en este espacio demuestra que todo cabe en un libro ¡sabiéndolo acomodar! Quien acomodó estos textos como en gabinete, supo colocar textos iluminados e iluminadores en cada gavetía.
Por supuesto, como bien me dijo Luis Armando Suárez, cuando me invitó a esta presentación, hay textos que, por afinidad intelectual, están más cerca de un lector que de otro.
Leí los textos con atención, pero el que más me acercó a la reflexión y al disfrute fue el texto que escribió Fabio Alexis de Ganges, quien desde el mismo apellido parece tener un río de ideas amplias. El texto de Ganges se llama “Lo naco como fábrica de alteridad en San Cristóbal de Las Casas”. El texto lo escribió como pretexto para entregar un trabajo final de un seminario de alteridades que recibió. A mí me llamó la atención, porque, casi como con calzador, metió el tema en la sociedad coleta, tan cerrada, tan selectiva.
Ganges nos dice verdades como, por ejemplo, que, San Cristóbal es: “una ciudad con una gran cantidad de población indígena y muy estratificada en cuanto a las clases sociales”, y nos dice mentiras como la siguiente: “La tienda Elektra se caracteriza por vender muy barato y otorgar créditos con grandes facilidades”.
Cierto que San Cristóbal es una ciudad muy estratificada en cuanto a las clases sociales. Esa maravillosa ciudad es, tal vez, la ciudad de Chiapas que tiene una sociedad más cerrada en sus auténticos pobladores, quienes, desde siempre, se han caracterizado por practicar un exacerbado racismo. Eso que Elektra se “caracteriza por vender muy barato” es una opinión muy simple, porque no presenta las características de las trampas que esa empresa coloca al paso de los incautos compradores. Es casi como si alguien dijera que la Coca Cola es muy generosa porque vende más barato su refresco en la zona de los Altos de Chiapas. Un análisis más objetivo nos diría, de igual manera, la trampa grosera que la empresa refresquera hace en toda la zona para allegarse incautos que, sin duda, acusarán enfermedades propiciadas por el consumo de tanta azúcar. Pero, como dijera Nana Goya, esa es otra historia.
Digo que llamó mi atención el texto de Ganges, porque me hizo reflexionar en el tema que aborda: Lo naco como fenómeno de alteridad. Debo confesar ante ustedes que no tenía bien a bien aprehendido el significado de alteridad, por lo que acudí a San Google, quien iluminó mi cerebro y dijo: “Alteridad: Condición de ser otro o distinto”. ¡Ah, ya!, pensé, ahora sí entiendo. Cuando alguien le dice a otro que es naco, hay una condición discriminatoria que pretende volver otro al otro.
Ganges dice que Monsiváis casi definía a Naco diciendo que Naco es el que está a mi lado (No, por favor, no comiencen a ver al prójimo); es decir, nadie se asume como naco. No es un orgullo. Naco es aplicar etiquetas.
Pensé, entonces, ¿quién de los sociólogos comitecos se avienta el tiro de estudiar lo naco en Comitán? ¿Quién? En dos ocasiones he escuchado, perdón por decirlo, pero viene al caso y es una realidad, cómo algunos muchachos comitecos se refieren a la institución educativa CONALEP como NACOLEP. Hay cierto ingenio en modificar el orden de las dos primeras sílabas CONA y poner en primer lugar a la segunda para convertirlo en NACO. Es broma, pero hay un rasgo discriminatorio; es un poco como decir, que el CONALEP no es el TEC DE MONTERREY, porque jamás, lo juro, he escuchado decir que un estudiante del TEC sea NACO. Los del TEC tienen otras denominaciones.
Ganges no lo dice, pero pensé si alguien ha elaborado alguna teoría acerca de probables NACOLETOS; es decir, auténticos coletos que caigan en comportamientos que desdigan la supuesta raigambre de nobleza de donde provienen. La palabra COLETO, de igual manera que la palabra CONALEP, permite el juego cruel, por su primera sílaba. Fue cuando pensé que también Comitán puede tener lo suyo. Nosotros somos comitecos, somos cositías. ¿Hay NACOSITÍAS? ¿Hay NACOMITECOS? ¿Qué los define? ¿Qué hacen ellos para que otros digan que sus comportamientos rayan en lo naco? ¿Qué es lo Naco? ¿Es un NACOMPLEJO de un NACOMPLEJADO?
Ganges concluye, entre otras cosas, con una interrogante: “¿Es lo naco algo externo o solamente es una etiqueta que yo coloco sobre personas y cosas porque, de alguna manera, quiero interponer una barrera, una especie de protección racial, cultural o de algún tipo?”
La pregunta mueve a la reflexión, ¿verdad? Por eso digo que este libro miscelánea, este libro tachilgüil, es un buen motivo para acercarse a este tema que, por obvio, lo caminamos desde la orilla. Abrí una gaveta y hallé este texto y ahora ya ustedes podrán sacar conclusiones.
Gracias.