sábado, 29 de mayo de 2021
CARTA A MARIANA, CON TARJETAS CULTURALES
Querida Mariana: en nuestro país es tradicional el juego de la Lotería Mexicana, es un juego sencillo que requiere sencillas tarjetas y granos de maíz o de frijol. En cada una de las imágenes del juego hay rasgos importantes de la cultura mexicana. Cuando era niño jugaba lotería en casa y, cuando se celebraba la feria de agosto, iba al parque central y jugaba en el local de don Enrique Constantino. Nunca gané un premio, pero siempre me divertí muchísimo. Don Enrique colocaba larguísimas mesas y bancas de madera, donde nos sentábamos los jugadores. Pagabas la entrada y te daban una tarjeta con dieciséis figuras y un montoncito de maíz; don Enrique iba “cantando” cada figura que sacaba de un mazo y los jugadores buscábamos la figura en nuestro tarjetón y si ahí estaba la figura colocabas un granito. Ganaba, por supuesto, quien llenaba todos los cuadritos, en ese momento el feliz ganador gritaba ¡lotería, lotería! El azar y la buena suerte son elementos presentes en el juego, lo mismo que la mala suerte y el pesar en los demás jugadores. Yo siempre jugué para divertirme, tal vez por eso siempre lo disfruté. Vi a varias personas que lamentaban no ganar, sufrían el juego. Bien lo dice el dicho: quien juega por necesidad, pierde por obligación.
¿Vos has jugado el juego de la lotería? ¿Jugarán algo similar en Japón? No lo sé. En muchos países hay un juego que se llama Lotto y que es una lotería, semejante a la lotería nacional que tenemos acá y que sortea millones de pesos a través de lo que le llamamos cachitos. Este tipo de juegos entrega dinero a los ganadores. La lotería que jugábamos en el local de don Enrique entregaba trastos. Juan Carlos Gómez Aranda recuerda que don Enrique anunciaba con mucho orgullo que los jarrones eran de cristal de Murano. ¿Murano? Sí, una isla italiana, famosa por los cristales que fabrica. Por ahí, en alguna casa comiteca debe haber algún jarrón de esos.
Esa lotería de pueblo permitía un gozo moderado. Quien obtenía un premio llegaba a su casa y compartía con su familia su alegría. Cuando el premio era una olla se recibía con más emoción, porque era un objeto utilitario que serviría para el uso diario. ¿Un jarrón? El jarrón siempre ha sido un objeto un tanto ingrato, porque al ser de cristal es un objeto quebradizo. Algunos de los niños de aquel tiempo debieron recibir una buena tunda de cintarazos al quebrar con el balón de fútbol el famoso jarrón de cristal de Murano, ganado en la modesta lotería de don Enrique. ¿Qué sucede con la Lotto de todo el mundo? ¿Qué pasa con la persona que compró una sábana completa de la lotería (veinte cachitos) y, al revisar la lista al día siguiente del sorteo, se entera que obtuvo el ¡premio mayor, premio mayor, premio mayor! Cuatro, ocho, seis, dos, uno. Cuatro, ocho, seis, dos, uno: ¡cien millones de pesos, cien millones de pesos! Cuatro, ocho, seis, dos, uno: ¡cien millones de pesos, cien millones de pesos! Uf. Casi casi como ganarse la rifa del avión presidencial. ¡La vida se modifica! Ese dinero, siempre soñado, pero jamás imaginado modifica la vida del ganador, porque junto a la alegría por ser millonario aparece la nube de la incertidumbre. Juan equis pasa a tener un apellido con signo de pesos, ya es millonario y el dinero, vos lo sabés, arrastra envidias.
Digo que el azar siempre está presente. En el juego de la lotería mexicana, cuando se juega en forma familiar, no existe la posibilidad estadística de que existan dos o más ganadores. ¡No! Sólo un jugador es quien grita ¡lotería! y gana el juego y se lleva el premio.
Lo mismo sucede con el Lotto del mundo. Sólo un número es el que obtiene el premio mayor. Claro, en la lotería nacional, por ejemplo, cada número se fracciona en veinte cachitos. Por eso, el premio puede caer sólo en una persona, compradora de la serie completa o repartirse en los que compraron fracciones. De igual manera, hay sorteos donde se imprimen dos o tres series; es decir, las cantidades a repartir se duplican o triplican.
En nuestro país, la lotería nacional reconoce el talento de personajes o la belleza de sus paisajes y de su arquitectura o la riqueza de su gastronomía o de sus tradiciones o artesanías; es decir, los cachitos le permiten a ese instituto honrar la cultura mexicana. El pasado 25 de mayo, el país celebró el cumpleaños 96 de Rosario Castellanos y el ya nombrado Juan Carlos Gómez Aranda compartió en redes sociales la fotografía del día que, siendo secretario general del gobierno de Chiapas acudió al edificio de la Lotería Nacional para ser testigo de honor de la emisión del cachito de lotería donde se honró a Rosario Castellanos en su cumpleaños número 90. Por ahí estuvieron Zoé Robledo (senador en ese momento), Rutilio Escandón (presidente del poder Judicial de Chiapas), Gabriel Guerra Castellanos (hijo de la escritora), Martín Guerra Villaseñor (nieto de Rosario Castellanos), Jorge Luis Aguilar Gómez (presidente interino de Comitán de Domínguez) y Violeta Pinto Burguete (quien tuvo mucho que ver con el reconocimiento que la Lotería Nacional le dedicó a Rosario).
Como sabés, ARENILLA-Revista hizo un ejercicio cultural democrático. Invitamos a los once candidatos a la presidencia municipal de Comitán de Domínguez a reflexionar acerca del concepto cultura. Ocho candidatos aceptaron nuestra invitación y contestaron con agrado las preguntas. La quinta y última pregunta fue: Escoja una figura de la Lotería Mexicana y diga por qué la eligió.
De la amplia variedad de imágenes de la Lotería Mexicana, los candidatos eligieron una. En esta elección presentan rasgos de su carácter. Gracias por jugar, por ser parte del pueblo al que desean gobernar.
Acá están las respuestas:
• Omar Alejandro Anzueto, candidato del Partido Fuerza por México: “Escojo dos: el árbol, porque nos da vida, sin árboles la especie se va a extinguir; y el sol, porque cada día nos enseña que hay una nueva oportunidad para salir a brillar”.
• Luis Campos, candidato del Partido Encuentro Solidario: “¡El valiente! Me considero una persona valiente y, también, así somos los comitecos; las mujeres y hombres somos valientes, defendemos a nuestra familia, defendemos a nuestro Comitán”.
• Jesús Guillén, candidato del Partido Redes Sociales Progresistas: “Yo escogería el mundo, es la casa donde vivimos, es la casa de todos, que tenemos prestada para las siguientes generaciones y que tenemos que cuidar. Debemos ser responsables con el Medio Ambiente; y con toda nuestra infancia, dándoles una educación de calidad y calidez. Por eso me identifico con el mundo. El mundo es la casa donde vivimos y al cual debemos proteger”.
• Mario Francisco Guillén, candidato del Partido del Trabajo: “Yo escojo al valiente, porque creo que hay que ser valiente para enfrentar los múltiples retos que tiene Comitán, pero ¡lo vamos a hacer!”
• Víctor Hugo Guillén Meza, candidato del Partido Movimiento Ciudadano: “Sin lugar a dudas: el valiente, porque me considero un hombre de retos y que he sabido salir adelante a todas las adversidades; y ese es el pueblo de Comitán, que se distingue por la valentía y que es un pueblo que ha tenido muchos problemas, pero que ha salido adelante”.
• Estrella Yamileth Molina, candidata del Partido Verde Ecologista: “La estrella, porque me viene a la mente la mujer maravilla, alguien que cuida, protege a su gente, da resultados y siempre está al pendiente de todo.”
• María Candelaria Rodríguez, candidata del Partido Chiapas Unido: “La bandera, porque representa nuestra identidad, tanto como comitecos y mexicanos. Es parte de una educación y también es la lealtad que tenemos para nuestro pueblo”.
• Osvaldo Sandoval, candidato del Partido Nueva Alianza: “Una figura muy representativa de la lotería que nos identificaría como comitecos es el cantarito, es una tierra de alfareros. El cantarito está hecho por manos de alfareros, y en Comitán, la alfarería es algo que nos representa”.
Posdata: El desarrollo armónico de un pueblo está sustentado en sus raíces culturales, que son la savia que da identidad al árbol de los deseos y de los logros.
Cuando se olvidan las tradiciones se entierra el rostro auténtico. Ahora ya no se juega la lotería mexicana como antes, juego que permitía la convivencia amistosa y la integración familiar. Nosotros rescatamos el juego y lo jugamos un instante. La palabra extendió sus luminosas alas y voló por el cielo comiteco. ¡Que viva Comitán, pueblo de inmensa cultura!