jueves, 13 de mayo de 2021

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA QUE EL MUNDO NO SIEMPRE ES JUSTO

Querida Mariana: no sé si sabés quién es la mujer bonita que aparece en esta foto. La fotografía apareció el otro día en redes sociales. La subió Flor Alfonzo, hermana de Julia Alfonzo, la gran actriz comiteca. Sí, la de la foto es la gran Julia Alfonzo, hija del compositor comiteco Esteban Alfonzo, quien (¡vaya, menos mal!) sí es recordado en el pueblo, porque hay un busto de él en el centro del patio donde está el Museo Arqueológico y la Biblioteca Pública Rosario Castellanos Figueroa. Esta fotografía es muy bella. Quién sabe en dónde se la tomaron a Julia. Llama mi atención que el número de la casa es el cuatro cinco seis, genial seguidoña de números. Pero, digo que el mundo no siempre es justo, porque en Comitán no tenemos una ventana que recuerde u honre a esta mujer que dedicó su vida al teatro. Roberto López Moreno, el poeta huixtleco, Premio Chiapas, fue amigo de Julia. Cuando Julia falleció él le escribió un poema que se titula “Adiós a Julia Alfonzo”. Los tres últimos versos del poema son: “El día, hoy, ha seguido llorando hasta el punto final de estas palabras”. Los actores y actrices no ponen punto final a sus vidas como la mayoría de los mortales, porque ellos concentran sus vidas en el escenario, están acostumbrados a que las luces se apaguen, a que los telones bajen. Pero el mundo no debe bajar el telón al recuerdo de sus inmortales, ni apagar las luces. Muchas personas en Comitán recuerdan a Julia por su participación en una telenovela que fue un éxito en los años ochenta: “Cuna de lobos”, guion de otro talentoso chiapaneco, Carlos Olmos, Premio Chiapas. El poeta López Moreno dice que Televisa no reconoció el talento de la actriz comiteca, porque ella actuó en dos telenovelas, la citada “Cuna de lobos”, de 1986, y “En carne propia”, de 1990, y, en ambas producciones, Julia desempeñó papeles secundarios, menores, muy lejos del talento histriónico que ella poseía. Pero, vos sabés lo que significa aparecer en la pantalla pequeña. La televisión da la posibilidad de que millones de personas te vean. Millones de personas vieron a Julia y esto llena de orgullo a los comitecos. La telenovela “Cuna de lobos” fue tan exitosa que cuando transmitieron el último capítulo muchas ciudades del país se paralizaron, porque todo mundo estaba pendiente del televisor. Lo mismo sucedió en Comitán, la trama había enganchado a millones de telespectadores, miles de comitecos siguieron la historia con interés. Acá había el agregado de ver a la paisana. Pero Julia Alfonzo fue mucho más. Roberto López Moreno dice que ella estudió arte dramático, en la desaparecida Yugoslavia. Allá estuvo becada varios años. No era una improvisada. Fue una mujer que amó el teatro y que conoció los recovecos sagrados de la actuación. Por eso, los críticos y los conocedores reconocen que su labor suprema no estuvo en la pantalla de televisión sino en el escenario teatral. Julia participó en una puesta en escena de la obra “La hija de Rapaccini”, de Octavio Paz. Julia (sigo apoyándome en lo dicho por López Moreno) fue gran amiga de Jaime Sabines, él la consideraba su hermana. Julia montó una obra de teatro con poemas de Jaime Sabines; y, también, montó un espectáculo con fragmentos de las novelas “Oficio de tinieblas” y “Balún Canán”, de Rosario Castellanos. Como mirás, Julia era actriz de altos vuelos, su mundo estaba ligado al mundo de la poesía, de la pintura, de la música y de la literatura. ¿La recordamos en Comitán? Parece que no. La recuerdan quienes la vieron en la televisión, en esas telenovelas. Pero, ya lo dijo López Moreno, ahí estuvo relegada a papeles secundarios. Posdata: el mundo no siempre es justo. Julia debió actuar en telenovelas de Televisa en papeles de mayor impacto, en papeles principales, donde, sin duda, su talento habría brillado con mayor intensidad.