martes, 3 de agosto de 2021

CARTA A MARIANA, CON FRUTOS DE LAS FRUTAS

Querida Mariana: mando fotografía de una pera. Sí, es una pera. La pera es riquísima. Claro, debo confesar que, como si fuera una prueba psicológica, cuando vi la imagen no pensé en una pera. En ocasiones, mi mente camina por otros senderos y ya se sabe que rama torcida es divertida. La pera siempre ha llamado mi atención, desde una vez que oí lo siguiente: “El que espera ¡desespera! ¡La pera!” ¡Ah, el genial juego de la lotería mexicana! Me encantó el juego de la palabra rimada. Aparte, lo que dice es una verdad irrefutable. Quien espera ¡desespera! Entonces busqué qué otras figuras de frutos tenía la Lotería. Y comencé a desesperarme porque hallé únicamente dos más: melón y sandía. Y pensé que entre melón y… sandía quisieron hacer un guiso: melón puso el melón y sandía la sannoche. ¡Ah, qué mal! Trató de ser chiste y salió una estupidez. Pero, digo que pensé que el inventor de la lotería debió incluir más frutos mexicanos. ¿Incluyó la tuna? ¡No! Incluyó al nopal, porque el nopal es lo representativo del campo mexicano, pero, como lo dice el propio canto: al nopal sólo lo van a ver cuando tiene tunas; es decir, muy trono del águila, pero el interés radica en su fruto. Pensé que el inventor debió incluir más frutos. ¿Por qué prefirió incluir al borracho? ¿Qué mensaje positivo quiso enviar? ¿No sabe que su invento es un juego familiar? Sólo faltó que incluyera a… ni lo digo. No. ¡Qué pena! Ya imagino a la mujer deteniendo el poste de la esquina. Pensé que debió incluir al chabacano y jugar con las rimas simpáticas. El que come chabacano, ¿qué? ¿Con qué suena chabacano? Ay, otra vez el juego del psicólogo. Ni te digo qué pensé. Uf, qué torceduras de caminos. Debió incluir a la manzana. “Por la senda viene Ana, ilumina la mañana. ¡La manzana!” “Si hay riña y rapiña, paz pone la niña: ¡la piña!” “Por comer muchas quedaron tapiadas una a una. ¡La tuna!” “Es agrio, no es dulce; no es par, es non. ¡El limón!” “La negra no quiero, quiero la roja, dame esa. ¡la fresa!” Pero, ¡no! Para hacerla bien mexicanota, el inventor puso a la chalupa, la trajinera de Xochimilco. Otra cosa hubiese sido que integrara la chalupa que en Comitán se pide por órdenes y que son tostadas untadas con frijol, hebras de carne, quesito, picles, queso y salsita. ¡Riquísimas! Sí, qué simpático, en Comitán se piden las chalupas así: “deme una orden de chalupas”. Es como si todo mundo jugara a ser soldado raso ante el general mesero: ¡deme una orden! Y en el momento que el general mesero se pone en su papel para emitir la orden, el pedigüeño agrega, con voz de pito desinflado: …de chalupas. Tanto animal bonito que existe en el campo mexicano. ¿Está el cenzontle en la Lotería Mexicana? ¡No! No está. Ah, pero qué tal el escorpión. “El que con la cola pica, ¡el alacrán!” Ah, como trapo en rebaja, utensilio en rebaja. Ya ni rima alcanzó. Y, si lo analizás bien, niña mía, el dicho se presta a albur. Intentá el retruécano y mirarás. El que sí alcanzó rima, aunque rima de primaria, es el diablito. Al inventor de la Lotería le dio telele poner la figura del diablo y agregó al diablito, así, en forma afectuosa. Así que quien grita las figuras aplica el mismo diminutivo en la recomendación: “Portate bien cuatito, si no te lleva el coloradito, ¡el diablito!” Por fortuna, ahora hay muchas versiones de la famosa Lotería. En el pueblo se les ocurrió hacer una Lotería Comiteca, donde el diablo y el borracho quedaron afuera. Aunque ahora que lo pienso, en el pueblo también anda el chamuco y cunden los bolos, pero no se trata de andarlo presumiendo. Posdata: A mí me gusta comer peras. Me encantan las peras que son jugosas. Tienen muchas propiedades, edades.