miércoles, 4 de agosto de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA IMAGEN DE LOS AÑOS SETENTA

Querida Mariana: esta fotografía la compartió Ángeles Córdova en redes sociales. Aprovecho la fotografía para darte un hilo del tejido que vos has preguntado. ¿Cómo éramos los chavos de los años setenta en Comitán? ¡Acá está la respuesta! Bueno, una mínima parte de ella. Cuando vi la fotografía de Ángeles pensé que bien podía ser portada de una revista juvenil de esos años, porque son tres muchachos setenteros auténticos. Muchos chavos de esos tiempos vestían igual, cuando menos, en muchas partes de América. Ángeles dijo que la fotografía corresponde al año 1975. El chavo de lentes es Quique Penagos, el de en medio es el Chino Gordillo Zamora y quien tiene el pie sobre la defensa delantera del auto es Gil González. En 1975 ya andaba en la Ciudad de México, estudiaba en la UNAM. No sé por dónde andaban Quique, el Chino y Gil. No sé en qué lugar fue tomada la fotografía. Al fondo aprecio un edificio alto, de varios pisos. En Comitán no existían edificaciones de esa altura. ¿Ya viste el auto sobre el que están sentados y recargados? Es un auto compacto. No sé si alucino, pero veo que el Chino tiene una llave en su mano, tal vez es la llave del auto. ¿Qué auto es? En apariencia es un Renault. En el Internet aparece un modelo R8 muy semejante, con dos o cuatro focos al frente y una defensa casi igual. Sí, tal vez es un R8, tal vez el Chino fue el propietario. No lo sé. Digo que hablo en medio de la alucinación, porque la foto me alucinó, me remitió de inmediato a los gloriosos años setenta. Pensé en compartir esta fotografía con vos. No tengo alguna de esos tiempos donde aparezca, pero si la tuviera mi imagen no estaría muy lejana de la de estos chavos comitecos. Igual que ellos tuve el cabello largo, usé camisas con estampados, pantalones acampanados y zapatos con plataforma. Tal vez mi imagen se acercaría más a la de Gil. Tuve el cabello más o menos como lo tiene él. Pocos tuvieron un afro auténtico como sí lo tuvo el Chino. Le decimos Chino, en forma afectuosa, porque su cabello era rizado, y en Comitán, como en otros lugares, al cabello rizado se le dice cabello chino. ¿Ya viste su camisa? Tiene estampados que, en muchos casos, fueron sicodélicos. Recordá que en esos años el arte sicodélico era toda una revolución. La punta del cuello era generosa y se desplegaba como mariposa gigantesca. De lo que acá llevo escrito puedo afirmar que esta generación, a través de la moda, quería expresar su rebeldía mediante la idea de la grandeza de su pensamiento. El cabello era largo, asimismo, largo, el cuello de la camisa y, no se diga, el final de la pierna. Te pido, por favor, que mirés la parte baja del pantalón de Gil. ¿Ya viste la amplitud, la anchura, la generosidad como se va abriendo al final? Si hacés una ligera comparación verás que la pata del pantalón casi cubre por completo el zapato, zapato que, mirá bien, tiene plataformas que, de igual manera, daban altura. Usamos pantalones acampanados, porque ese remate final de pantalón era tan amplio que tenía semejanza con una campana. Nada fue gratuito. Los chavos setenteros de Comitán adoptamos esa moda y, como los demás chavos de Occidente, al caminar hacíamos sonar las campanas que eran símbolo de libertad. Recordá que en los años sesenta se dieron grandes transformaciones mundiales donde la juventud halló otros modos de expresión. Basta mencionar la revolución que en la música provocó la aparición de Los Beatles, maravillosos escarabajos. Quique, quien acá viste una playera con cuello Mao (que también fue distintivo de ese tiempo) es un excelente artista musical, un gran baterista. Pues bien, Roberto González, Fernando Escárcega y él integraron el grupo musical “Santa Fe” que amenizó las misas juveniles de los domingos en el templo de El Calvario, en Comitán. La revolución musical juvenil tocó la puerta del templo católico y se metió hasta el altar. Posdata: mi generación juvenil es la misma de Quique, el Chino y Gil. Es la generación que pisó fuerte con zapatos de plataforma y caminó dando campanadas. Es la generación que, en 1974, hizo una huelga en la Escuela Secundaria y Preparatoria y logró que los jóvenes comitecos de estos tiempos (años veinte del siglo XXI) tengan instalaciones más cómodas. ¡Ay, cómo extrañamos la vieja escuela preparatoria! Los salones oscuros y húmedos de lo que ahora es el Centro Cultural Rosario Castellanos. Aproveché la foto de Ángeles para decirte, niña bonita, que yo viví estos tiempos, con la edad de quienes acá aparecen (bueno, yo tengo un año menos de edad. Caray, un año es un año).