viernes, 20 de agosto de 2021
CARTA A MARIANA, CON UN DESFILE
Querida Mariana: esta fotografía, de 1972, la compartió la poeta Clara del Carmen Guillén. Los datos biográficos de la escritora apuntan que ella nació en Comitán en 1956, por lo tanto, auxiliado con el ábaco, digo que, en este instante, ella tenía quince años de edad o, como se dice en el pueblo, “estaba andando” en los dieciséis.
Clarita siempre ha sido argüenderita. Le ha gustado participar en muchas actividades. Ya contó un día que participó como “extra” en la película “Balún Canán”, en la escena que filmaron en el panteón municipal de Comitán. En la escuela la elegían para acompañar al maestro Edgar Robledo Santiago, en un acto oficial, y para portar el banderín en los desfiles.
En esta fotografía aparece al lado de Conchita Constantino, ambas portan el estandarte de la Escuela Tecnológica Industrial, institución donde Clarita estudió la educación secundaria.
Bueno, dirás, por qué tanto dato de Clarita, porque ella, igual que los demás personajes que aparecen en fotografías, representa un momento histórico. Si mirás con atención, verás que, como Clarita es de piel blanca, anda con unas chapas por el sol que han recibido sus mejillas. Acá, el contingente escolar pasa frente al palacio municipal, antes de que lo remodelaran en los años ochenta.
Esta fotografía da una idea cercana de la inquietud que provocaba un desfile escolar. La audiencia, en esta mañana de 16 de septiembre de 1972, está apiñada en tres niveles: la primera fila de espectadores está parada sobre la calle, misma superficie donde desfilan los estudiantes; la segunda fila es la de espectadores parados sobre la banqueta; y la tercera fila está formada por espectadores que están parados sobre el pretil, base de los arcos.
Claro, hay otros espectadores, los VIP. Si mirás bien, en un extremo superior, al lado de un cartel que hace publicidad del doctor Manuel Velasco Suárez, quien era gobernador de Chiapas en ese momento, hay una mujer que ve el desfile desde una ventana. Si hacés un ejercicio de imaginación verás que ahora, en esa ventana hay un balcón.
En la fotografía apenas se ve un cachito de la balaustrada que tenía el balcón central. Ese día (aunque no aparece en la fotografía) estaban colocadas las autoridades municipales. El presidente municipal en ese tiempo era el ingeniero Abelardo Cristiani Rovelo y la primera dama del municipio (así acostumbraba llamarse a la esposa del presidente) doña Rosita Guillén de Cristiani. Sin duda que ellos presenciaban el desfile esa mañana calurosa.
Hablamos de los años setenta; es decir, cincuenta años antes del Calentamiento Global, por lo que el sol no era tan inclemente.
Me encanta la niña de vestido amarillo. Ella está parada sobre una franja breve, la posición de sus brazos indica que se sostiene de la columna; si se hiciera tantito hacia adelante caería sobre los espectadores que están parados en la banqueta.
Otro dato importante de esos años es la tabla que está colocada a mitad de los arcos. ¿Qué era? El aviso de la Farmacia en Turno; es decir, la farmacia que, durante una semana, daba atención lo que ahora llaman: 24/7. De acuerdo con el Censo Poblacional de 1970, la población de Comitán era de dimensión media, oscilaba entre 39 y 40 mil habitantes. Esto justifica esa costumbre simpática: sólo una farmacia atendía urgencias. Si alguien necesitaba una medicina en la noche acudía a la presidencia y veía cuál era la farmacia que estaba de turno. El día del desfile, la farmacia que estaba en turno era la Farmacia San Francisco.
Otro dato simpático es el siguiente: la fotografía fue tomada la mañana del 16 de septiembre de 1972, pero fue revelada en mayo de 1973. En tiempos de fotografías digitales esto parece de la prehistoria, pero en ese tiempo, los amigos y familiares tenían una camarita de doce o 20 exposiciones y éstas eran estimadas. En ocasiones, los rollos se guardaban para llevarlas al estudio fotográfico donde los revelaban; además, las fotografías a color no las revelaban en todos lados. Si alguien llevaba un rollo con fotografías a color con el maestro Hermilo Vives, él enviaba el rollo a la Ciudad de México donde era revelado. Este proceso tardaba varios días, muchos.
Uf. Qué tiempos. Tiempos de letreros en la presidencia con la Farmacia en Turno; tiempos de fotografías analógicas; tiempos de desfiles maravillosos; tiempos donde Clarita tenía quince, veía al frente y, tal vez, años más tarde escribiría libros de poesía y cuentos para niños.
Posdata: ¿tenía novio en ese momento? Al terminar el desfile ¿tomó una nieve dando vueltas en el antiguo parque del pueblo? ¿Se sentó en una mesa de Nevelandia y tomó un refresco? Ah, ¡saber!