viernes, 21 de julio de 2023

CARTA A MARIANA, CON ADMIRACIÓN SIN REGATEO

Querida Mariana: vos sabés que te quiero mucho, tanto como quiero al maestro Temo. El maestro Temo, igual que vos, ha sido muy generoso conmigo. Por esto, cuando en las redes sociales dijo que iba “por la grande” me dio mucho gusto, como sé que le dio gusto a todos sus amigos, que son multitud de gente buena. ¿Por qué dijo que fue por la grande? Ah, pues has de recordar que fue al Senado, invitado por nuestro paisano, el senador Eduardo Ramírez, para recibir un reconocimiento. Honrar honra. El senador Ramírez ha honrado a muchos chiapanecos de valía. Siempre se lo he reconocido. A mí me da gusto saber que hay personas que no olvidan sus orígenes. El maestro Temo y el senador Ramírez nacieron en Comitán. Hemos platicado de los papás del eterno joven de Comitán, él (cronista comiteco) ha narrado parte de la vida de sus ancestros. De los papás del senador se sabe menos. Es una bendición que su mamá aún vive, su papá ya falleció. Quiero pensar que el senador Ramírez heredó de sus papás esa vocación para el trabajo. Pucha, quienes conocieron a su papá saben que él fue un comerciante que trabajó de día y de noche. Yo recuerdo al propietario de la tienda de telas “El baraterito”; recuerdo cuando pasaba por el parque central, conduciendo su camioneta cerrada, donde siempre iba un chuchito encaramado en la parte superior, como un gran equilibrista. El perrito estaba acostumbrado y viajaba feliz. El papá del actual senador llevaba la mercancía a diversos lugares cercanos a Comitán. Tenía su tienda (en la pendiente que lleva al mercado primero de mayo, a media cuadra del parque central), pero, además, iba a ofrecer la mercancía a otros lugares. Chambeador. La mamá del senador, de igual forma, es una mujer de trabajo. Los papás de mi querido maestro Temo también fueron muy trabajadores. El maestro Temo y el senador Ramírez heredaron el entusiasmo por el trabajo, por el servicio. Es bueno para nuestro pueblo tener a dos paisanos que destacan en sus respectivas pasiones, el maestro Temo en el deporte y el senador en la política, porque nuestro paisano Ramírez ha escalado altos puestos en la política nacional, gracias a esa indeclinable vocación de trabajo y a su férrea voluntad por alcanzar sus metas, que fortalecen el desarrollo de nuestra sociedad. Has oído esa sentencia que dice: los amigos de mis amigos son mis amigos. Yo la aplico en mi vida diaria, porque habla de afinidades. ¡Los amigos de mis amigos son mis amigos! A mí, igual que vos, me da mucho gusto cuando escucho que un comiteco triunfa. Disfruté el día que mi querido amigo maestro Temo anduvo en la máxima tribuna del Senado y recibió el reconocimiento merecido por su trayectoria deportiva. Claro, este acto no se hubiese dado sin la iniciativa del senador Ramírez, él reconoce a la gente de Chiapas, aprovecha su posición privilegiada para invitar a deportistas, médicos, artistas, artesanos, gente digna de reconocimiento que, como el maestro Temo, “van por la grande”. Esos estímulos son una gran inyección de vida. En una ocasión, el maestro Temo habló de su amigo el senador Ramírez y dijo: “aquí nació, aquí creció…”, yo siempre bromeaba: “acá comió chimbo”, le decía, pero es cierto, el político paisano siempre lleva en su sangre la esencia de nuestro pueblo, eso me da mucho gusto. Cuando viene al pueblo se reúne con sus amigos, con su gente, acude a los barrios que visitó cuando fue presidente municipal, ahí le ofrecen una nieve y él la disfruta; va a correr, trepa en su caballo y sus amigos lo acompañan en una cabalgata. Corre, le encanta correr, lo hace, de vez en vez, en compañía de su amigo deportista por excelencia, mi querido maestro Temo. Miro las fotos y las disfruto. Ahí van corriendo dos comitecos exitosos, pienso y concluyo: los amigos de mis amigos ¡son mis amigos! Posdata: a veces me topo con el maestro Temo en la calle, el otro día lo encontré en el mercado primero de mayo, él y yo fuimos a comprar verduras. Ambos pasamos por donde estaba la tienda “El baraterito”, el negocio donde creció el actual senador, el lugar donde sus papás le enseñaron a trabajar. Paso por ahí y veo a su mamá y a su hermano, siguen trabajando con la misma pasión y fe con que lo han hecho durante muchísimos años. ¡Tzatz Comitán!