jueves, 13 de julio de 2023

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA CÓMO DESCUBRÍ A KUNDERA

Querida Mariana: Marcos me preguntó un día: “¿Ya leíste a Milan?” No sé el porqué, de inmediato lo primero que vino a mi mente fue Milán, la ciudad italiana. Pensé que Marcos se refería a alguna guía. Dije que no, pero agregué: es una ciudad bellísima. Ahora él fue quien titubeó tantito, porque no hablaba de la ciudad, Marcos hablaba de libros de Milan Kundera. Dijo que yo tenía razón, que la obra de Kundera era una ciudad bellísima. Cuando lo dije entendí que me había equivocado, pero, asimismo, entendí que no estaba tan equivocado. Los escritores son constructores, muchos levantan pueblitos, otros crean ciudades y, los elegidos fundan ciudades bellísimas, donde los lectores podemos caminar en la burbuja del asombro. Ese día, pienso, conocí más de cerca a Kundera, por una mera casualidad. Ya había leído a Milan, pero nunca había visto la totalidad de su obra como una ciudad majestuosa, llena de calles pletóricas de vida, plenas en sensualidad. En ese tiempo yo amaba la ciudad de París (a distancia, desde mi pueblo, vos sabés que nunca he estado allá, que nunca he pasado de Chacaljocom), pero María me dijo que, si a comparaciones íbamos, ella votaba por Praga, ciudad donde nació Kundera. Snob, como soy, busqué imágenes y videos que me mostraran a Praga y me quedé patidifuso. María no estaba equivocada, Praga es una ciudad bellísima, insultante de tan bella. Tuve un sentimiento ambiguo, porque sentí que traicionaba a París al reconocer que, si a comparaciones íbamos, Praga no le pedía nada a París. Ahora procuro no comparar, aprecio las particularidades de cada ciudad, así como reconozco el talento de muchos geniales escritores. No soy una niña boba que debe elegir un objeto y desechar lo demás. Soy un lector que disfruta a decenas de escritores, sobre todo a quienes, como Milan Kundera, crean ciudades majestuosas con la palabra. El país llamado Milan Kundera es un gran territorio, construido con inteligencia, con pasión. Hace uno o dos días, no sé bien, el mundo se enteró del fallecimiento de Milan Kundera. Como siempre sucede con los grandes autores su obra permanece hasta el infinito. La ciudad que creó Milan está impecable. A raíz de la muerte de Kundera, los lectores han vuelto a tomar sus libros y los releen como un homenaje a su vida y a su genio creador. El primer libro que leí de Milan fue “El libro de los amores ridículos”, un libro de cuentos. A mí, lo sabés, me seducen los libros de cuentos y el libro de Kundera me gustó. No recuerdo las tramas, pero sí tengo el regusto de que ahí hallé una ventana sublime que da acceso al juego erótico. Posdata: el fallecimiento de Milan me invita a recorrer de nuevo las calles de su impresionante ciudad, tan majestuosa como la ciudad de su nacimiento. ¡Tzatz Comitán!