miércoles, 5 de julio de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN RASGO HUMANO

Querida Mariana: estudiantes del octavo semestre de la licenciatura en Trabajo Social, de nuestra Universidad Mariano N. Ruiz, me invitaron a asistir a la presentación de un proyecto. ¿El tema? “Residencia geriátrica “La edad de oro”. Atrévete a vivir plenamente”. Bromeé con Faby, le dije que si ya me estaban considerando como potencial residente de su institución. Ella rio. Pero, un segundo después pensé que uno nunca está lejos de esa ventana. Te conté el otro día que el premio Alfaguara de este año se lo llevó Gustavo Rodríguez, joven escritor peruano, quien dice que no vive exclusivamente de su oficio de escritor, tiene que darle a otra talacha para salir, pero ahora, no lo sé, tal vez cambie su futuro. Ojalá. ¿Sabés de qué trata la novela que obtuvo el premio? Precisamente el tema de los adultos mayores, de los llamados hombres y mujeres de la tercera edad, los integrantes de la generación que los muchachos universitarios llamaron “edad de oro”. A mitad del siglo XX no existían estos términos, los adultos mayores eran considerados viejos. Hoy, hay muchos que piensan que el término es despectivo. Cuando nos referimos a un objeto viejo siempre pensamos en chunches desvencijados, inservibles. A mí (pero esto soy yo) me gusta la palabra viejo. Yo tengo 66 años de edad; es decir, ya tengo mi credencial de INAPAM, ya soy viejo. Lo digo con gran emoción y con profundo agradecimiento a la vida, porque soy un viejo que sigue siendo productivo. Gracias a Dios ahí la llevo. Si alguien me quiere colocar en la esquina de los trebejos inservibles no me dejo. No he leído la novela de Rodríguez. El otro día vi una entrevista que le hicieron en CNN y escuché que uno de los paisanos escritores favoritos es Bryce Echenique, por encima de Vargas Llosa, su otro paisano. Tengo pendiente leer un librincillo de cuentos de Bryce que se llama “Guía triste de París”. Digo que no he leído la novela ganadora del Alfaguara 2023. Raro, porque sabés que soy bien snob, en cuanto conozco algún premio relevante de literatura corro a la librería para comprarlo. Desde que supe el tema de la novela de Rodríguez llamó mi atención. ¿Recordás que un día me pasaste la copia de “Amour”, una película francesa que cuenta la historia de una pareja conformada por personas mayores? La película me encantó. Creo que ganó el Óscar a Mejor Película Extranjera. El tema es apasionante, da para muchas veredas. Hoy el tema tiene una relevancia que no tenía anteriormente. En efecto, en tiempos pasados, en sociedades urbanas muchos viejos eran arrumbados en una esquina. No era así en comunidades rurales, los ancianos eran considerados como las personas que poseían el conocimiento y eran tratados con mucho respeto. Así es la visión de los muchachos universitarios de nuestra universidad. Ellos cimentaron su proyecto en la posibilidad de que los residentes sigan siendo productivos, que impartan talleres relativos a competencias que desarrollaron durante los años anteriores. Por supuesto, yo (sin estar en la residencia geriátrica) sigo impartiendo talleres de creación literaria. Un día, mi maestro Rafael Ramírez Heredia, destacado escritor mexicano (que en paz descanse), me dio elementos para la construcción de cuentos. Ahora retomo su mensaje y sigo compartiéndolo. Él decía que los escritores se hacen con taller, sin taller o a pesar del taller, pero creo firmemente en la bondad de los talleres, porque alientan a redactar, obligan a reconocer la importancia de la disciplina, en pocas palabras: hacen que los talleristas se pongan a crear, que le metan a la talacha. Dije que no he leído la novela ganadora del Alfaguara de este año: “Cien cuyes”, de Gustavo Rodríguez. ¿Cien cuyes? Como no entendí a la primera, entré al Internet para saber el significado de la palabra. ¡Entendí! En Perú, al cuyo le dicen cuy, por eso, el plural es cuyes. El proyecto de nuestros universitarios de la Mariano va en sentido contrario, los residentes de su institución geriátrica no serán cuyos, conejillos de indias. ¡No! El proyecto pretende ir más allá. Posdata: ya ando, ya ando con la gana de leer la novela ganadora del Alfaguara 2023. Habla de viejos, “mis compañeros”, dice mi mamá cuando se refiere a gente de su edad. Los muchachos que presentaron el proyecto de “Residencia geriátrica. La edad de oro” son: Fabi, Bealet, Katia, Cynthia, Yuriani, Sandra, César y Elizabeth. La docente titular de la materia es mi querida amiga Yanet Mandujano Soto. ¡Felicidades! ¡Tzatz Comitán!