sábado, 8 de julio de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN TESORO DE COMITÁN

Querida Mariana: Doña Coquito es un tesoro del pueblo. A veces voy en mi auto y la veo cargando su cubeta donde lleva oro auténtico. Esas perlas de oro las comparte con la gente, lo hace con desprendimiento, con generosidad. Esos granos dorados los vende muy barato. Anda por todas las calles, sale a las once de su casa y comienza el trajín de todos los días, su figura delicada es parte de nuestro paisaje urbano, de nuestra cultura. Ella es la única mujer comiteca que prepara el dulce de garbanzo. Nadie más lo hace, sólo ella. Lleva más de cuarenta años en el oficio, un oficio que aprendió de su mamá, y ésta, a su vez, lo aprendió de su mamá. Ah, la hermosa tradición culinaria del pueblo. La otra mañana estaba en el parque de San Sebastián y vi a Doña Coquito, llevaba en sus manos un paquetito envuelto en una manta bordada. Sí, atiné en mi pensamiento, eran tortillas. Doña Coquito se dirigía a su casa para desayunar y luego recorrer el pueblo ofreciendo el riquísimo dulce que prepara. Ella tiene cinco o seis años viviendo en el barrio de San Sebastián. No tiene casa propia, ha vivido en varios lugares. Esa mañana le robé unos minutos para platicar con ella, nos sentamos en una de las bancas que están frente a la oficina parroquial, mantuvo sus tortillas en su regazo. Pensé que no debía quitarle mucho tiempo, porque aún desayunaría y las tortillas se enfriarían. Le pregunté su nombre completo, porque no todo mundo lo sabe. Todo mundo sí la reconoce como Doña Coquito, o como la señora que vende garbanzo en dulce. Su nombre completo es María del Socorro García Gordillo y tiene 64 años de edad. Gracias a Dios se mantiene muy bien. ¡Cómo no, si todos los días le da vuelta al pueblo caminando! Si lo pensás bien es buen ejercicio, pero también es buena joda, porque nuestro Comitán, hermoso, también es complicado con tanta subida y tanta bajada. En las subidas se cansa uno y en las bajadas debe uno tener cuidado para no resbalar. Doña Coquito, de niña, ayudaba a vender el garbanzo en dulce que preparaba su mamá, Doña Bertha Gordillo, quien, ya lo dije, aprendió el oficio de su mamá Doña Zoraida Gordillo, y ésta, a su vez, lo aprendió de su mamá. Mirá, estamos hablando de un oficio que ha perdurado por cuatro generaciones, pero parece que hasta acá llegó mi amor, porque ni la hija ni la nieta le han echado ojitos a lo de la preparada del dulce y es que, como dice Doña Coquito, es un oficio muy laborioso. Ella ha dedicado más de la mitad de su vida a preparar el dulce, su amor al oficio ha sido más intenso que la joda, porque por andar haciendo el dulce ya tiene chuequitos los dedos. A ver, haré una síntesis del proceso y ya me dirás si no es digno de alabanza lo que ella hace, lo que ha hecho desde que tenía 24 años. Cuando la mamá dejó de hacer el dulce le entró ella. Este oficio le ha dado para mantenerse y para sacar avante a sus hijos. Dije que compartiría con vos el proceso que realiza Doña Coquito para hacer el dulce, pero ahora recordé uno de los famosos grabados de José Guadalupe Posada que se llama la catrina y que originalmente se llamó “la calavera garbancera”. Los que saben dicen que el caricaturista hizo el grabado para criticar a los llamados “garbanceros”, personas que tenían sangre indígena, pero se consideraban europeos, así les dio por vender garbanzo en lugar de maíz, porque el garbanzo es de más caché. Recordá que muchos platillos españoles llevan garbanzo, es delicioso el platillo de garbanzo con chorizo español. Recordá que la imagen de la calavera garbancera es una de las más conocidas y reconocidas en el país. El sapo maravilloso Diego Rivera la pintó en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. ¡Qué cosas! Nadie se equivocaría al decir que Doña Coquito es la garbancera comiteca, es la única que prepara esta riqueza. Claro, ella no lo ha hecho para renegar sus orígenes bien comitecos, lo ha hecho porque heredó esta maravillosa tradición. Doña Coquito es uno más de nuestros tesoros vivientes. Bueno, te cuento más o menos cómo es el proceso. Primero compra el garbanzo en una tienda del pueblo. El garbanzo viene de fuera, en bultos. Acá no lo producen. Según el Internet, el garbanzo es una planta pequeña que da vainas, en cada vaina vienen dos o tres garbanzos. Sinaloa y Sonora son los principales productores de garbanzo en el país. Desde allá lo distribuyen a toda la república; desde allá llega a Comitán y en una tienda de acá lo compra Doña Coquito. Lleva la dotación a su casa, la lava y la pone a hervir, eso le toma bastante tiempo, cuando considera que ya está a punto, toma un granito y lo pela, si ya sale rápido la cáscara, quiere decir que ya está listo; entonces lo deja “vaporizar” otro rato y comienza a pelar el garbanzo uno por uno, en una operación muy rápida, porque si se enfría ya no se puede pelar. Por eso sus dedos ya están chuequitos. Uf. Agarra los garbanzos calientes, los pela y los coloca en un recipiente. Cuando ya terminó la pelada vuelve a colocar la olla en la lumbre y pone a cocer los garbanzos, más o menos como seis horas. ¿Ya miraste cuántas horas lleva? Echale pluma. Dios mío, es una gran friega, pero ella no se raja, lleva cuarenta años en el oficio, con la gracia de Dios. Todo esto lo hace en la tarde, luego descansa un rato, reza sus oraciones en un altarcito que tiene en un esquinero de su sala y entra a su recámara a dormir. ¿Sabés a qué hora se levanta? Pues es del mismo grupo de tu amigo Molinari, se levanta ¡a las cuatro de la madrugada!, prende la luz y luego entra a la cocina para preparar la mielecita del dulce, la incorpora a los garbanzos que empapan el líquido. Doña Coquito prepara su desayuno, ya un poco altito el sol, sale a comprar la tortilla y toma energía para salir a vender por todo el pueblo. Me contó algo que poca gente sabe y que a todas las mujeres del pueblo y del mundo les dará alegría conocer: ¡hay garbanzo y garbanza! Como lo estás oyendo, ella dice que hay hembra y varón. Pucha. Genial. Dice que ella, como tiene tanta experiencia, rápido reconoce cuando es uno o cuando es otra. Estaba a punto de cometer una indiscreción y preguntarle cómo lo tacteaba, pero luego pensé que mi pregunta era una bobera. Ella me dijo que cuando el grano es pequeño es varón y cuando es grande es hembra. Pues sí, ya las feministas nos han refregado en la cara que las mujeres son más grandes que los hombres. Claro, las mujeres se refieren a capacidades intelectuales, pero ahora también está relacionado con el sabor, porque Doña Coquito asegura que la garbanza es más deliciosa, además de que tiene más qué comerle. ¿Será que los varones son insípidos? ¿Será que por eso la amiga que no te diré el nombre, pero que vos conocés, en lugar de niño prefiere tener como pareja a una niña? ¡Ah, deliciosas garbanceras! Doña Coquito dice que no es envidiosa, que cuando alguien le pide la receta la proporciona, pero asegura que por más no les sale como a ella, pues no. Ella tiene el don, ejercido por cuatro décadas. Gloria infinita a esta hermosa garbancera comiteca. Cuando la mirés comprale, porque adquirirás uno de los más selectos dulces de Comitán. Siempre que alguien hace la relación de dulces típicos comitecos olvida incluir los garbanzos en dulce de Doña Coquito. Es comprensible, muchas personas hacen chimbos, nuégados y demás delicias, pero ¿cuántas personas en Comitán preparan garbanzos en dulce? Sólo ella. Eso sí, no le vayás a ofrecer el garbanzo en dulce a tu tío Homero, ya mirás que debe cuidar mucho ese problema de azúcar que tiene. Doña Coquito dice que en estos tiempos el negocio ya no es tan productivo como lo fue hace años, dice que ahora hay muchas personas enfermas de diabetes, por eso sus ventas han bajado. Roberto que es molestoso, pero simpático, dice que ni se debe quejar, porque sus dulces han provocado ese aumento de enfermos. En realidad, los que padecen diabetes no la agarran por consumo de dulces tradicionales, más bien debe ser por consumo de refrescos embotellados. Pucha, el que toma una botella de Coca Cola se mete una tonelada de azúcar. La tía Romelia consume el garbanzo en dulce que prepara Doña Coquito, le quita la miel y lava el garbanzo con agua purificada. Así disfruta un maravilloso dulce, no tan dulce. Recordá que quienes consumen garbanzo evitan el colesterol. Posdata: antes vendía garbanzo en dulce todos los días, de lunes a viernes, ahora ya no, los miércoles y jueves no hace y no sale a vender. Le pregunté acerca de su oficio y me dijo que le encanta hacerlo, porque es un trabajo que realiza en casa, es un trabajo honrado y le distrae. Pero además de lo laborioso de la preparación, luego está lo de salir a ofrecerlo en las calles del pueblo. Camina y eso le ayuda, pero cuando regresa a casa ya le duelen tantito los hombros por la cargada. Es una mujer bendición, es un tesoro cultural de Comitán. Dios la proteja, siempre. ¡Tzatz Comitán!