sábado, 22 de julio de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN CUMPLEAÑOS

Querida Mariana: cuando hay cumpleaños decimos, medio cantadito: “queremos pastel, pastel, pastel; queremos pastel, pastel, pastel”. Asimismo, cuando se acerca la fecha del cumpleañero, los amigos insistimos: “¿Qué vas a dar?” y el otro, más listo, responde: “Ah, pucha, ustedes son los que deben dar regalo”. En fin, todo lo que rodea al cumpleaños de alguien es simple demostración de júbilo, es una manera de decirle al que cumple años que nos satisface la fecha, que brindamos por ello. ¿Y qué dirás? Ni está cercana la fecha de tu cumpleaños ni la mía. ¿Entonces? Ah, bueno, debo decir que el otro día escuchaba una estación radiofónica de la gran cadena Radio Núcleo, escuchaba el noticiario dirigido por Javier Figueroa Niño, periodista tuxtleco, y recordé que la XEUI, la primera estación comercial en Comitán fue inaugurada en 1963. Rápido fui a buscar el libro de Doña Lolita Albores para checar el dato y hallé que ella dice que la XEUI comenzó a funcionar el 12 de octubre de 1963; es decir, los fundadores de esta icónica estación radiofónica eligieron un día señero para comenzar a transmitir. Si el 12 de octubre de 1492 Don Cristóbal Colón se topó con lo que ahora es conocido con el nombre de América, los comitecos celebramos que ese día, pero de 1963, Comitán tuvo su primera estación de radio. Para ese tiempo en varias casas y comercios del pueblo existían ya aparatos para escuchar la radio. Medio mundo escuchaba la XEW, de la Ciudad de México, o los que tenían radios con varias bandas escuchaban estaciones de todo el mundo. Hace días se inauguró Kentucky Fried Chicken (KFC) y varios amigos subieron fotografías en redes sociales para que viéramos que hubo gran inquietud para ir a argüendear, se vio una gran fila para comprar el pollito frito de esa franquicia; bueno, pues algo similar ocurrió el día que se inauguró la XEUI, porque al conocer la noticia muchas personas fueron a su casa y comenzaron a darle vuelta al dial de los aparatos buscando la estación comiteca. A partir de ese momento la XEUI se convirtió en la estación favorita de los comitecos, no había más pue’. Siguiendo con Doña Lolita podemos darnos cuenta de lo que significó la llegada de la primera estación radiofónica comiteca. Cuenta Doña Lolita que antes de la XEUI cuando había un fallecimiento, los dolientes enviaban a hacer en las imprentas “esquelas de franja negra con su cruz”, los dolientes iban a casa de los amigos y familiares y entregaban esas cartulinitas donde se imprimía el nombre de la persona fallecida, datos del lugar de velación y fecha y hora del sepelio. Hay algunas imágenes en el Internet de esquelas antiguas donde aparece la siguiente leyenda: “no se reparten esquelas”; es decir, las publicaban en periódicos. Se entiende, si muere algún familiar cercano, los dolientes están con su pena, agregale a ello tener que estar repartiendo papelitos en diversos lugares. Así que cuando llegó la XEUI los comitecos hallaron un medio idóneo para anunciar los decesos. Los expertos de la radio ponían un disco con música fúnebre y luego el locutor anunciaba que en el seno de nuestra santa iglesia había fallecido Doña Fulana de Tal y daba los demás datos. Así pues, los ciudadanos comitecos se acostumbraron a tener prendida la radio para enterarse de quiénes habían fallecido. El otro día platiqué con el destacado periodista Fredy Martín Pérez y me dijo que la radio no ha perdido su lugar de preeminencia. Digo esto porque hoy existen tantos medios de comunicación instantánea que los chicos podrán pensar que la radio ya pasó de moda, casi casi como el correo, porque ya pocos mandan cartas (soy uno de los que forman parte de la excepción). ¡Falso! La radio está vigente, porque es un medio que tiene unas características especiales. Te conté que cuando me despedí por una buena temporada de Comitán, con el sueño de ir a Cuba y luego a París, puse dos libros de cuentos de Cortázar, la Biblia y un radio, un pequeño radio de varias bandas. Ese radio todavía lo conservo, ahí escuché el noticiario del que te cuento. Lo llevé porque fue mi compañero en todo el viaje, por las noches escuchaba estaciones radiofónicas de todo el mundo. Tengo amigos, en la actualidad, que llevan un pequeño radio cuando bajan del auto, lo meten en un bolso y lo escuchan a través de un audífono. Cualquier chico podría decir que para eso está el celular, porque ahora el celular también es radio, pero ellos llevan el radio pequeño porque su nostalgia así se los demanda. El doce de octubre de este 2023 será el cumpleaños sesenta de la XEUI, que ahora funciona en un edificio del Pasaje Morales. Ah, todos los que hemos vivido esos sesenta años de la radio comiteca reconocemos algunos lugares donde estuvo, ya los historiadores nos han dicho que la emisora inició cerca del hotel Los Lagos y a partir de ahí en muchos otros lugares. Yo recuerdo que me acerqué al cristal que separaba la cabina de transmisión, como mucha gente también pegué mi cara al cristal para ver cómo el locutor en turno colocaba el disco en la tornamesa y los cartuchos donde estaban grabados los comerciales. Me tocó conocer las instalaciones dos o tres casas antes de donde ahora está Elektra, asimismo, a la vuelta de Semillas San Isidro; también estuvo la radio en los altos de Nevelandia, de la extinta manzana de la discordia. ¿Dónde más? Pues durante un rato estuvo en la casa de mi infancia, la casa que actualmente es de la familia Torres. Una vez me platicó Don Romeo Torres Ventura, genial locutor de la XEUI, que al padre Carlos le gustaba que él diera la introducción del programa semanal que tenía: “La hora de la paz”, pero como en ese tiempo Don Romeo le entraba a los chupitos y la cantina “El Camechín” estaba en la misma cuadra, Don Romeo ponía un disco y echaba una carrerita para tomarse un trago, pero a veces olvidaba que era el día del programa del padre, hasta que veía en la puerta de la cantina al padre, con su abrigo, exigiéndole que regresara a la cabina de transmisión para dar la entrada, con voz ya medio trabada, Don Romeo cumplía con la encomienda. Cuando terminaba el programa del padre, se despedían y Don Romeo echaba otra carrerita para darle el último trago a la bebida que había dejado pendiente. Ah, cuántas historias se han dado en ya casi sesenta años de vida de la XEUI, hoy ya tiene otro nombre, otros son los personajes que dominan el cuadrante, son otras las voces consentidas. Hay que decir que ahora los actuales locutores ya no tienen la relevancia que tuvieron los de aquella primera etapa, porque aquellos locutores se volvieron grandes personajes, muchos jóvenes soñaron con llegar también a trabajar en la radio y que sus voces fueran reconocidas. Por ahí andan testimonios de Doña Lolita Albores y de Rosario Castellanos acerca de la llegada del primer aparato radiofónico a Comitán. La primera experiencia no fue muy grata, los vecinos se reunieron frente a la casa del feliz y acaudalado propietario del radio para escuchar la magia que salía de esa caja, pero resulta que no escucharon más que “estática”, un ruidero como mugidos de vacas soñolientas. Poco a poco los expertos colocaron antenas especiales y la magia de la radio llegó a Comitán y los radioescuchas oyeron las estaciones del mundo, pero faltaba la estación nuestra. En 1963 el milagro se hizo y ahora, sesenta años después, estamos a la vuelta de la esquina de celebrar el cumpleaños de la XEUI. ¿Qué van a dar? Ah, pucha. Queremos pastel, pastel, pastel, pero la radio bien puede decir: vos sos quien debe darme regalo. Bueno, esta mención pretende ser un reconocimiento, un presente, porque yo también crecí escuchando la radio. En casa teníamos una hermosa radiola donde escuchaba la XEW, pero luego mi mamá compró un radio, de color verde, un pequeño aparato, con carcasa de plástico, y en ese aparato escuché durante horas lo que la XEUI transmitía, por ahí recuerdo una voz icónica, la de Jorge Saborío, me marcó tanto que cuando mi Paty y yo inauguramos en los años ochenta la Galería Bonampak fui a la XEUI a solicitar publicidad, pero insistí que el anuncio fuera grabado con la voz de Saborío, el gran Saborío. Como ya dije, muchas de esas voces de la XEUI se hicieron familiares, fueron tan conocidas como las de casa. Posdata: la radio XEUI es parte esencial del desarrollo de la sociedad comiteca. Como dijo Doña Lolita, cuando la radio comercial llegó a Comitán se perdió la costumbre de mandar a hacer las esquelas en las imprentas, ya todos los mensajes se transmitieron por radio. Los comitecos prendían la radio y se enteraban de los fallecimientos, se persignaban, buscaban el vestido negro y salían con cara compungida a dar pésames en la dirección que habían escuchado, de paso tocaban en casa de la comadre y preguntaban: ¿Ya sabés que Doña Fulanita murió? La comadre decía que la esperaran tantito, se cambiaba e iba con las demás a dar el pésame. Hoy nos enteramos de los fallecimientos en las redes sociales, pero todas las agencias funerarias siguen enviando los anuncios en las radios más reconocidas de la ciudad, porque la tradición radiofónica sigue vigente. ¡Tzatz Comitán!