domingo, 19 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON TELEGRAMAS

Querida Mariana: el telegrama de mis tiempos fue un mensaje con diez palabras, máximo. Tardaba cierto tiempo en llegar de una ciudad a otra. Había personas que llevaban los mensajes recibidos en la oficina hasta tu casa; el Telegrama de tus tiempos ya es una plataforma semejante al WhatsApp, el mensaje llega en forma instantánea. ¿Quién manda telegramas en estos tiempos? En Comitán la oficina ya cerró. En la oficina de telégrafos de México también se enviaba dinero a través de giros. Hoy, ah, bendita tecnología, todo mundo hace envíos de dinero mediante transferencias inmediatas. Los tiempos han cambiado. Han cambiado tanto que la feria comiteca de San Sebastián también es otra cosa. El lunes 13 de enero 2025 estuve ahí y te cuento lo que vi a través de telegramas: “Estuve parque San Sebastián. Viento helado. 6 tarde. Saludos familia.” El telegrama obligaba a tener una gran capacidad de síntesis, decir todo en diez palabras. Si te pasabas del número de palabras te cobraban por cada palabra excedente. Ahora me doy cuenta de la dificultad de expresar tanto en tan pocas palabras. La tía Elena siempre le reclamaba a su hija Alondra “hablás como si fueras telegrama”, le decía y luego agregaba: “ah, pero no vayás a estar con el Andrés, porque ahí sí sos una chachalaca”. Andrés era el que le contaba los lunares de su carita, de su pechito y de su culito. “Festejo triste. Pasado era alegre, presente sombrío. Acabó la tradición.” Conocí a varios famosos personajes que trabajaron en la oficina de Telégrafos, en Comitán. Las tres personas que mencionaré ya fallecieron, pero muchas personas de Comitán deben recordarlos. En primer lugar a Don Tito Caballero; luego a mi tío Gil González, esposo de mi tía Bety Córdova; y a mi primo Óscar Bermúdez. “Mando foto comprobatoria. Maquinitas vacías. Viejo dormita. Así los demás locales”. Los familiares de Don Tito y de Óscar me contaron que les preparaban una bandeja con agua caliente para que metieran los pies y así descansaran, porque caminaban todo el pueblo llevando los telegramas. Y, la mera verdad, aunque es un disfrute caminar en Comitán, ¡echate todas las subidas que tiene el pueblo a la hora del calor! Se auxiliaban con una bicicleta, pero de todos modos. “Vacíos futbolitos, garnachas, chingolingo, encurtidos, tacos, churros. Ningún juego mecánico.” Mi mamá conserva telegramas que recibió por su boda, todos envían felicidades y le desean un buen matrimonio. “Antes había alegres corridas toros. Hoy ni vacas se asoman.” Cuando estudié en la Ciudad de México mi papá me enviaba la paga en un giro que iba a cambiar en una oficina de la colonia Narvarte. Jamás, hasta donde recuerdo, envié un telegrama. Siempre preferí escribir cartas, porque vos sabés que la plática no fluye si te restringen el número de palabras. Es penoso toparse con gente que habla como hablaba Alondra con su mamá; es fascinante toparse con gente que habla como Alondra hablaba con su novio. Yo soy un poco gente telegrama, me cuesta hablar con las personas, por eso me califican como aburrido. Tal vez por esto prefiero, mil veces, escuchar a las mentes más inteligentes cuando me hablan a través de sus libros. “Entradas velas y flores. Vivas, campanadas, cohetes, procesión. Parque despierta.” Posdata: como siempre se ha dado, hay anécdotas curiosas del tiempo de los telegramas con diez palabras, porque a veces era difícil la capacidad de síntesis para explicar algún asunto delicado, asimismo existían los errores de ortografía, vos sabés que una coma modifica el sentido de una oración. “Llega mañana temprano tía muerta vaca dinero escaso manden saludos”. Este fue el mensaje que recibieron en la oficina de Comitán, el encargado de transcribir el mensaje se encargó de colocar las comas donde consideró que iban: “Llega mañana temprano tía muerta, vaca dinero escaso, manden saludos”. Los que recibieron el mensaje entendieron que el cadáver de la tía llegaría temprano, y que la familia hiciera una vaquita de dinero, porque escaseaba. En respuesta respondieron: “Enterados. Como lo pidieron, mandamos saludos”. El mensaje original daba a conocer que llegaría la tía, la que había muerto era la vaca, por eso ya no había paga y solicitaban envío de dinero. Al final se despedían enviando saludos. ¡Tzatz Comitán!