miércoles, 8 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA QUE EL LIBRO LA LIBRA PORQUE ES LIBRE
Querida Mariana: todas las lectoras y todos los lectores sabemos que el libro nos lleva a viajar, nos toma de la mano y nos conduce a un espacio diferente y a otro tiempo. Un libro es como si fuera un barco, un caballo, un avión, un trasatlántico, un globo, apenas lo abrimos nos subimos.
Esto lo sabe todo el mundo, pero no todo mundo reflexiona en el otro extremo: el libro también viaja. Este ejemplar de “Tras la huella del ñandú”, del chiapaneco Pablo Salazar López, libro que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola – 2024, viajó y llegó a mis manos. La semana pasada, mi querido amigo Quique Robles me dijo: “ahí pasás a la oficina por un ejemplar”, y me dijo de qué libro se trataba. Este libro le tenía puesto el ojo, desde que se anunció que había obtenido tal distinción, pero (lo sabemos) aún en estos tiempos del siglo XXI, tiempos de la imagen y de lo instantáneo, los libros impresos no se consiguen tan fácilmente en Comitán. Hace como quince días me enteré en las redes sociales que ya está disponible en librerías de Tuxtla, la ciudad donde nació el autor. ¿Cuándo en Comitán?
No hubo necesidad de espera, Quique (siempre lo hace) me consiguió un ejemplar. Desde el principio de los años ochenta, cuando regresé a Comitán y él se quedó en la Ciudad de México, me enviaba libros ("para que no te empolvés”, era la frase que acompañaba el libro). Ahora, tengo en mis manos este libro. Como todos sus demás hermanos, este libro la libró porque es libre.
El libro posee esa maravillosa capacidad dual, el don divino de la bilocación. Antes de llevarnos al viaje él viajó. Pensá sólo en el instante donde el libro termina de publicarse en la editorial, donde sale de la banda, el empleado lo mete en una caja al lado de otros noventa y nueve ejemplares, con ese aroma impecable de nuevo. La caja, junto con más cajas, es subida al contenedor de un camión repartidor y comienza el gran viaje, viaje que concluirá (es un decir) en manos de la lectora o del lector que entró a la librería y revisó la mesa de novedades y, ¡oh, sorpresa!, es el libro que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola, del año 2024, y lo toma, lo abre, lee las primeras líneas del primer cuento: “Escuché su acento argentino mientras hablaba por teléfono al abordar el tren y, en lo que acomodaba su equipaje, aproveché para poner sobre la mesa “Suicidios ejemplares” de Vila-Matas. Pensé que el libro podía hacer las veces de presentación…”
¿Mirás? El primer cuento de este libro ya nos instala en lo que te decía: el libro viaja, en este cuento el libro de nuestro admirado Vila-Matas viaja en un tren, un lector lo lleva. Lo que acá cuenta Salazar López es una imagen repetida en millones de ocasiones, durante mucho tiempo. Los lectores y las lectoras llevan un libro en los viajes, vos y yo hemos visto miles de personas con libros en los andenes, aeropuertos y en terminales de autobuses. El libro es el gran compañero y, a la vez, es el gran viajero. Posee el don de ubicuidad, porque en su interior vive en tiempos y espacios precisos y, a la vez, vive en el presente en otro lugar, por eso digo que el libro la libra porque es libre, tiene alas y con estas alas tiene prodigiosos vuelos y nos hace volar con él, ¡ah, pájaro sublime!
Recibí el mensaje, agradecí su siempre fiel acompañamiento inteligente y le dije que pasaría a su oficina. Pasé y su secretaria me entregó este ejemplar que viajó en su maleta, porque Quique me dijo que no estaba en Comitán, llegaré el lunes, dijo, y el miércoles pasé por el libro. Quique, estoy seguro, a la hora de abordar el avión, ocupar su asiento, sacó un libro (no sé si fue su ejemplar de este libro, cuyo autor es hijo de su gran amigo, el gran ex gobernador de Chiapas: Pablo Salazar Mendiguchía) y leyó, pasatiempo que oficia desde siempre.
El libro llegó a mis manos, lo hojeé y me dispuse a leer un ratito. Ya te contaré cómo está, viene precedido con la fama del premio y con la entrada luminosa del primer cuento, una entrada prodigiosa, de inmediato, en forma sencilla, clara y experimentada, de inmediato coloca al lector o lectora en un zaguán admirable que invita a continuar con la lectura, sin duda que es un buen libro, tal vez un gran libro de cuentos, ya te diré.
Posdata: el libro la libra, porque es libre, libre como el aire, como papalote zurumbo.
¡Tzatz Comitán!