martes, 28 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, DONDE DECIMOS: ¿NO QUE NO TRONABAS, PISTOLITA?

Querida Mariana: ¿por qué se le habla a la pistolita? ¿Esperamos que responda con tronidos? ¡No! Es una frase coloquial que los mexicanos usamos. La empleamos para decir que sí resultó algo que no esperábamos. ¿No que no tronabas, pistolita? ¡Tronaste y muy bien! ¿Por qué digo esto? Porque sabemos, es una certeza, que el género epistolar está en desuso. ¿Quién escribe cartas al modo tradicional? ¡Nadie! ¿Nadie? Falso. Hay gente que sigue haciéndolo. Claro, ahora, los escribidores de cartas lo hacemos con el empleo de la tecnología, sería anacrónico seguir enviando cartas por la vía tradicional. Quienes escribimos cartas las enviamos por el correo electrónico, por Internet, por WhatsApp. Con ello evitamos la tardanza de las cartas de antes. Hoy, todo es instantáneo, los tiempos exigen la premura en el envío. Las cartas que te envío, querida mía, las mando en cuanto las termino y vos las recibís en forma inmediata. ¡Ah, qué bendición! Pues digo que hay gente que sigue redactando cartas, porque la carta (así nos lo hicieron saber los grandes escritores y las grandes escritoras de siglos pasados) es un medio maravilloso de comunicación. La carta permite una cercanía que no está presente en algún otro género literario. Con Paty Cajcam realizamos unos “En vivo”, para celebrar el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos y compartimos las cartas que ella le envió a Ricardo Guerra. Dichas cartas son reveladoras. Sólo en las cartas Rosario pudo mostrarse tan ella. Bueno, con decir que hay instantes donde nos enteramos de intimidades, tales como que fue con él con quien, en el año 1950, tuvo su primera relación sexual, ¡Dios mío, qué revelación! La carta es un género de gran proximidad, a través de una carta le decimos a la otra persona, cosas que difícilmente se dirían de otra manera. Por esto, son tan buscados los libros que reúnen las cartas que se enviaron personajes famosos, mediante esos libros nos enteramos de la savia que nutrió sus árboles espirituales. Y digo que en Chiapas está vigente el género epistolar porque periodistas y narradores lo siguen usando. Sólo como ejemplo diré que te escribo cartas desde hace mucho tiempo, pero también está Memo Montalvo, quien le escribe a su hija Ana Karen; asimismo está Ornán Gómez quien le escribe cartas al Señor K, y ahora se ha unido, Juan Carlos Cal y Mayor, quien le escribe Cartas a Eduardo (nuestro paisano, el gobernador de Chiapas). ¿Por qué Memo, Ornán y Juan Carlos eligieron el género epistolar para expresar sus ideas? Porque sus lectores encuentran una gran intimidad, porque saben que los autores se dirigen a alguien en especial, pero que puede ser signo de identificación personal, por la cercanía. De veras, querida mía, la carta es un género literario que permite mostrarse pleno. A la hora de escribir una carta, quien redacta imagina a la otra persona frente a sí; es como si estuvieran en una mesa tomando una taza de té o una cervecita y la otra persona guardara silencio mientras quien habla desgrana toda su mazorca en forma honesta. En Chiapas escritores diversos han elegido el género epistolar para continuar con la tradición y para expresar sus ideas. Cualquier otro género asume distancias insalvables. La carta está dirigida sólo a una persona (que se enteren más personas, es signo de que nuestro pueblo es más argüendero que el CISEN). Memo Montalvo le escribe a Ana Karen; Juan Carlos Cal y Mayor le escribe a Eduardo; Ornán Gómez le escribe al Señor K, y yo, querida mía, te escribo a vos. Mis cartas permiten que también preserve el voseo de nuestro pueblo (es el mojol de lujo). La carta es tan íntima que le permite a Juan Carlos decir en el vocativo de una carta: “Estimado gobernador”, así como yo te digo “Querida Mariana”, mismo tratamiento que Montalvo le da a su Ana Karen. Sí, por lo regular, las cartas (fuera de aquellas que eran comerciales o de negocios o los famosos anónimos comitecos) se envían a gente querida. Yo siempre lo he hecho, le escribí cartas a mi papá, a mi mamá, a mi abuela Esperanza, a mi prima Nora y a mis amigos Memo y Javier, cuando estudiaba en la Ciudad de México; y ahora te escribo cartas a vos, amada mía. Posdata: el género epistolar ya no tiene la preeminencia que tenía, pero en Chiapas, cuando menos, Memo Montalvo, Juan Carlos Cal y Mayor, Ornán Gómez y yo seguimos practicándolo, diciéndole al mundo que la intimidad encuentra un cauce maravilloso de creación en la escritura de cartas. Memo y yo escribimos cartas a diario, Ornán lo hace de vez en vez, Juan Carlos lo hace esporádicamente, pero ya encontró un destinatario ideal. ¡Tzatz Comitán!