viernes, 1 de agosto de 2025

CARTA A MARIANA, CON EXQUISITECES

Querida Mariana: acá están María y Gerardo. Ellos son mis amigos. Ellos son amigos de muchas personas en el pueblo. Acá están en el nuevo local que abrió María, en el parque de Guadalupe, contra esquina del famoso restaurante Doña Chelo. María no lo pensó así, pero ahora la gente come con Doña Chelo y luego pasan a adquirir las exquisiteces que ella prepara. Lo anunciamos tiempo atrás. Por fin, María abrió su local el domingo 27 de julio 2025. El local se llama “María Siliceo. Repostería”. Me encanta el nombre. No buscó nombres extraños, cintas extranjerizantes. Ella reconoce el valor de su nombre y sus amigos y clientes reconocen la calidad de sus productos gastronómicos. Acá están María y Gerardo, en un nuevo emprendimiento. María ha continuado con la tradición de su abuela materna. No sólo eso, ha sembrado su pasión con ahínco. Le encanta la repostería, le encanta compartir su creatividad. Lo que ella prepara son exquisiteces, ningún otro nombre le corresponde. Mirá lo que ahora ha creado para la gente de Comitán y para los visitantes: un espacio agradable para compartir experiencias e instantes. Las personas llegan al parque de Guadalupe y pueden sentarse en una banca de granito, en la sombra de árboles, con el aire agradable, para degustar un rico alfajor, no argentino, sino comiteco. ¿Ya viste el interior del local? Decorado con un gran gusto. Todo está preparado para vivir una grata experiencia. A mí me causa una gran emoción ver a paisanos que le apuestan a su pueblo, que sus emprendimientos ayudan al crecimiento comercial y cultural de Comitán. En el acceso a “María Siliceo. Repostería”, ella colocó una banca, tres maceteros llenos de flores y una estructura como pérgola, como esas tradicionales puertas japonesas. Estas intervenciones mínimas le han dado un toque de belleza a esa esquina del parque, cuyo nombre es “La Independencia”. El entorno fue modificado a favor de la convivencia. Todo planeado para que el momento sea una cinta de luz, una cuerda con cuentas de aire. Por fin, después de meses, María abrió su café para el disfrute de todo mundo. Ella tenía esta inquietud en su espíritu. Hoy tiene dos locales, uno que honra el lado materno, con venta de cremas y quesos (a cuadra y media de “Ferrecentro”); ahora este espacio honra su lado paterno, donde el café ha sido un puente esencial en las orillas de la vida. Posdata: un pequeño espacio del pueblo ha ganado en vida, en actos amorosos a través del sentido del gusto y de la vista. El sentido del tacto ya es el mojol del lujo, cuando las dos primeras esencias detonan la última. ¡Tzatz Comitán!