lunes, 23 de febrero de 2009

2009 - Año de la insensibilidad


Un día fui niño. La mañana del 24 de febrero de 1961, mi mamá me llevó al kinder. En la puerta estaba la maestra Dely esperando a los niños. Mi kinder se llama "Francisco Sarabia".
La casa estaba pintada de verde, tenía un patio central delimitado por los salones. En la parte de atrás había un "sitio" y ahí una huerta. Las maestras nos daban unas regaderas pequeñas y con éstas regábamos las lechugas, el perejil, el cilantro y la acelga. Al regresar al salón la maestra nos daba crayolas y en un álbum con hojas de papel manila pintábamos los dibujos de las peras, manzanas y plátanos sin salirnos de la rayita.
¡Qué bueno que fui niño en 1961!
Ahora que el Congreso determinó que este 2009 sea el año de Jaime Sabines y los muros de las escuelas tengan versos del poeta, muchos apostamos por lo obvio: algunos muros tendrán errores ortográficos. Es comprensible. Los rotulistas no tienen la preparación académica adecuada y, a veces, cometen errores.
Lo anterior era previsible y justificable en un estado como Chiapas (por supuesto que esto es un contrasentido porque no ayuda a la educación).
Lo que sí es ¡inaceptable! es lo que vi hoy en la mañana.
Mi jardín de niños hace muchos años cambió de residencia. Mi escuela estuvo en el barrio de San José, ahora (en un edificio moderno y construido especialmente para el quehacer educativo) está en el barrio de Guadalupe.
¿Ya vieron el poema que eligieron para colocarlo a la entrada del jardín?
¡Qué bueno que ya no soy niño!
No imagino el impacto que llevaría al preguntarle a mi mamá: ¿Qué dice ahí? (en el supuesto de que aún no supiera leer bien).
Es una inconsciencia total y plena realizar proyectos sin la mínima sensibilidad.
¿Qué habría pasado en mi mente y en mi corazón cuando mi mamá leyera esos versos?
"Hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío, ¡muérete!".
Tal vez mi mamá, que siempre ha sido una mujer sensible, pondría en práctica aquello de que a veces es bueno decir una mentira piadosa e inventara algo como: "La luna...se puede dar de postre a los niños cuando no se han dormido".
¿Saben leer los niños de tercer grado que ahora acuden al jardín de niños?
¿Qué responden las mamás cuando los niños de primero y de segundo grados preguntan: ¿qué dice ahí, mami?
¿Las mamás leen los versos sin inmutarse?
¿Es un poema correcto para la entrada de un jardín de niños?
Sé que ustedes saben que no me espanto ante nada; sé que ustedes también son lectores con mentes abiertas, pero, también, soy una persona con un mínimo de sensibilidad.
Si los niños de ahora desayunan con noticias violentas sería justo que, cuando menos, a la entrada de su escuela hallaran un mensaje de esperanza.
Los encargados de este "proyecto genial" debieron elaborar una carpeta con poemas especiales para muros de escuelas primarias; otra para escuelas de educación secundaria; y, claro, un cuaderno especial para muros de jardines de niños. ¡Qué inconscientes son los adultos inconscientes!
¿Quién es el responsable de esta estupidez, por decir lo menos?