viernes, 6 de febrero de 2009

Alas y Raíces



"Abre los ojos", me decía mi mamá, cada vez que, yo niño, tropezaba. Desde entonces tuve cuidado en tener los ojos bien abiertos.
Un día del dos mil y feria supe que Valeria Valencia (Directora en ese momento de la sección de Cultura del periódico "El Heraldo de Chiapas")renunciaba a su encargo para dedicarse de tiempo completo al cuidado de su hija recién nacida. Valeria, igual que medio mundo, tenía necesidad del trabajo, pero privilegió la atención para su pequeña. Un poco como decir: "Esta edad ya no volverá nunca" o como decir: "Este es el instante Divino en que sembraré alas sobre el alma de mi hijita". Así que, en acto valeroso o de intrépida inconsciencia, ¡renunció y se dedicó al cuidado de su hijita!
Hace dos o tres días supe que Valeria fue nombrada la encargada de "Alas y Raíces", una oficina de Coneculta-Chiapas.
Yo, que me acostumbré a tener los ojos bien abiertos, vi cuando Valeria cerró los suyos. ¿A quién se le ocurre semejante absurdo?, dijo alguien cuando se enteró que Valeria había renunciado. ¿En qué momento ella cerró los ojos y decidió caminar así?
Hoy sé (y también Valeria lo sabe) que es posible caminar con los ojos cerrados. A este acto no se le llama arrojo, es, simplemente, un acto de confianza infinita en la infinita certeza Divina. ¡Claro, basta apersogarse de la mano de Dios para confiar en el siguiente paso a cada paso!
Valeria siempre estuvo segura de que, en ese instante, lo importante era sembrar alas en su hijita. Hoy, Dios le brinda la oportunidad de injertar alas en otros árboles.
Un abrazo desde acá a mi niña de todas las alas y todos los cielos.