lunes, 23 de febrero de 2009

UN HOMBRE DE AIRE



Un abrazo al destacado periodista Miguel González Alonso,
por su cumpleaños y como agradecimiento por el disco que me obsequió.


Don José Luis Cancino y Cancino sueña mientras las ondas electromagnéticas viajan por el aire. Las ondas son como pájaros invisibles.
Los comitecos viejos cuentan la historia del primer aparato de radio que alguien llevó a Comitán: el propietario anunció el prodigio y parte del pueblo se amontonó alrededor del aparato. Todo mundo aguzó el oído pero únicamente escuchó un ruido de caldera asmática tartamuda. Ese día, el mundo de Comitán aprendió una nueva palabra: Estática. Si la XEW no se escuchaba con claridad era debido a que esa palabra, como si fuera un mar de nubes, se interponía en el camino de las ondas. Hubo intentos científicos por explicar la palabreja, así como hubo intentos por aclarar cómo era posible que de ese aparato, llamado radio, brotaran las voces más sublimes de los locutores y cantantes de lujo de esa época dorada de la radio. Todo intento fue vano. Aún hoy, en pleno siglo XXI, seguimos sin entender bien a bien cómo esas ondas electromagnéticas poseen la capacidad de convertirse en voces adentro de los radios.
Los sueños de don José Luis también viajan por el aire. En los años cincuentas esos pájaros invisibles, llamados ondas electromagnéticas, chocaban contra montañas y caían con las alas destrozadas. Los niños de las montañas levantaban esos pájaros, los metían en jaulas y, sin necesidad de prender radio alguno, oían, cada mañana, cómo esas aves cantaban con la voz de Pedro Infante, de Jorge Negrete o de Carusso; mientras en Comitán lo único que se escuchaba era la estática. Se oyó tanto que la gente pensó que eso era la radio, algunas mujeres platicaban en el mercado: “¿Vos ya lo oíste cómo canta de ronco doña Estática?”. “Ya lo oí, pero caso me gusta, yo prefiero oír a Gardel en el tocadiscos de mi marido”.
Por fin, una tarde, los radios de Comitán dejaron de tener estática. No sólo se escucharon las transmisiones de la ciudad de México o de Guatemala, también se escucharon las emisiones de la primera radioemisora del pueblo. La historia de la radio en Comitán comenzó a escribirse y en esta historia tiene un lugar especial don José Luis Cancino y Cancino, quien fue gerente de esa primera radioemisora, con las siglas de XEUI.
Hoy los pájaros ya no chocan más, los niños de las montañas sólo pepenan hojas secas que al pisarlas hacen ruido como si tuvieran estática. Ahora, los pájaros invisibles vuelan muy alto, como pelotas de ping pong rebotan sobre satélites y llegan con las alas extendidas a todos los radios de Comitán (ya no se conforman con esto, ahora también vuelan en “la red” y los internautas comitecos pueden escuchar estaciones radiofónicas de todo el mundo, sin ninguna estática).
Una tarde de éstas, Comitán rindió un homenaje a don José Luis. Sus compañeros de trabajo le reconocieron su capacidad y su don de gente. El maestro Roberto Gordillo Avendaño (quien fue compañero de trabajo de don José Luis en aquella mítica estación, y hoy es destacado conductor de radio Exxa-fm) me dijo un día que don José Luis había sido un amigo con todos los empleados más que un patrón.
Sin los pájaros invisibles la radio no puede ser, sin el aire no hay chistera para que el mago haga el prodigio de la voz. Don José Luis Cancino fue un mago. Hoy sus compañeros, y Comitán entero, le reconocen su capacidad de ser quinqué, de seducir el silencio y de tener las alas llenas de aire.