sábado, 28 de febrero de 2009

SUEÑOS SIN COLOR


Los muchachos de hoy no lo pueden entender. Muchos de mi generación tenemos una inconsciente fascinación por las fotos en blanco y negro.
Dos o tres lectores de este cuaderno han advertido el buen gusto de las fotos que ilustran mis textos. He insistido que no hago más que "bajarlas" de este chunche. Pero ya caí en la cuenta que busco y busco algo que no tenga mucho color.
Debe ser porque mi generación vivió la etapa de transición entre el cine en blanco y negro y el de color.
Era muy frecuente ir al Cine Comitán y ver películas mexicanas en blanco y negro. Todas las de "vaqueros" y las de Tarzán y las de Santo y Blue Demon eran en blanco y negro. Era tan común como levantarnos, ir a la cocina y tomar café con pan, al lado del fogón donde ya estaba puesta la olla donde hervían los frijoles para la tarde.
No sé pero hoy descubrí que mi mundo tiene mucho de blanco y negro. Y algo debe tener este universo pues, a pesar de todo el adelanto tecnológico (o tal vez por lo mismo), muchos artistas de la fotografía siguen empleando esta maravillosa tonalidad.
Por ahí me entero que los toros no ven el color. Todo su mundo es en blanco y negro. Por ahí también me entero que los hombres soñamos en color. Debe ser que tanto color de mis sueños me apabulla; debe ser que, entonces, prefiero vivir en un mundo donde el blanco y negro sea como un deseo.
Es tan armónica esa esencia que el negro nunca tiene connotaciones de oscuridad; es tan armónica tal conjunción que el blanco nunca deslumbra. Las fuerzas de cada uno se contraponen pero no se cancelan.
Siempre que veo una foto en blanco y negro algo de nostalgia aparece, pero no es una nostalgia que deprima, no, no, al contrario, es una nostalgia por la vida, por el presente, por saber que aún hoy, en plena época de tanto color plástico, es posible hallar una nube más modesta, más humilde.
Los muchachos de hoy no lo pueden entender. Si ven una película en blanco y negro de Woody Allen pensarán que es una película filmada en los años cuarentas. Se sorprenderían si se enteraran que fue filmada cuando todo mundo ya lo hacía en color.
Muchos de mi generación tenemos sueños en blanco y negro. Woody también.