domingo, 6 de junio de 2010

DE MUSAS Y CARACOLES



¿Aprender a mirar cuadros? Pues sí. La vida es un eterno aprendizaje para ver el mundo, y el mundo incluye cuadros. Una manera de aprender es asistiendo a museos (la palabreja dicen que viene de musas, ¡vaya uno a saber!).
Los cuadros que están en un museo tienen el aval de quienes ya "aprendieron" a ver cuadros. Cuando uno asiste a un museo tiene el aval de que esos cuadros sobrepasan el límite de lo regular. Por algo Picasso, Dalí, Rafael, Leonardo, Tamayo, Rivera, están "colgados" ahí.
Claro que el paso previo debiera ser tomar un libro de Historia del Arte y darle una vuelta para saber de qué "lado masca el color".
Pero, antes de todo, puede uno ir al museo sin pasos previos. Pararse frente a un cuadro en un museo es una de las experiencias espirituales más significativas. Es casi casi como salir al balcón a recibir el viento, o trepar a una montaña y mirar un atardecer.
El artista ha logrado el prodigio de la síntesis. En el cuadro enmarcado trató de resumir la esencia de lo que él considera es lo importante de mirar en el mundo. La mirada del pintor es única y diferente.
¿Aprender a mirar cuadros? Pues sí. Un poco como aprender a tocar los objetos con la mirada, a apropiarnos de ellos para matizarlos en nuestro pensamiento y machacarlos en el corazón.
Me gustan los museos porque ahí los cuadros están al alcance de todos, como están en los libros y, como ahora, están en este chunche.
Tal vez el domingo es un buen día para "entrar" a un museo en este aparatejo. Sí, el domingo es buen día para "aprender a mirar un cuadro".