lunes, 7 de junio de 2010

INSTRUCCIONES PARA MASCAR PALABRAS SIN EMPACHARSE.


Con un abrazo para Marcela Caballero y
Roberto Arriaga por el nacimiento de su hijo Bryan.




1.- Antes de comer palabras uno debe pelarlas como si fuesen pistaches (la cáscara bien puede darse de comer a los escritores chiapanecos que sólo cuentan las grandes historias que nunca escriben).
2.- Como si fuesen frijoles, separar las palabras que llevan gorgojos en su interior. Recordar que en el mundo de la palabra existen las gigantes y las enanas.
3.- Celebrar rituales. A las cinco de la tarde tomar el té inglés (bien puede ser Faulkner) y a las ocho de la noche tomar el café español (se recomienda Julio Cortázar o Fabio Morábito).
4.- Nunca prender un ventilador cuando se lee un libro de un escritor mediocre. Por lo regular, este tipo de obra se deshace con el mínimo soplido.
5.- Cuando se quiere comer un pay de palabras, debe prepararse la pasta con la consistencia de la pasta de la pizza.
6.- Esos tacos de palabras de “surtida” o “maciza” nunca deben comerse en la noche, provocan pesadillas con olor a cerdo infecto.
7.- En literatura nunca deben prenderse veladoras a vírgenes o santos. En literatura las vírgenes sólo sirven para provocar escenas de sugerencia sensual, y los santos, son personajes de lucha libre.
8.- Los fenómenos naturales que provocan desgracias y que tanto despreciamos, son en la literatura los fenómenos más buscados. El escritor que logra hacer temblar a su lectora o que le provoca tsunamis en sus partes íntimas, es un escritor de excelencia.
9.- El buen escritor nunca anhela ser continente, se conforma con ser isla, pero rodeada de un inmenso mar.
10.- Los lectores que buscan paraguas antes de iniciar la lectura ¡jamás gozarán de la lluvia!
11.- Nunca debe leerse un libro con las corbatas o los zapatos puestos.
12.- Cuando alguien tiene gastritis literaria se recomienda que la amada le cubra el ánimo con “genoprazol” Sabines o Efraín Bartolomé. Los gurús diagnostican que a partir de la primera dosis se nota el alivio.
13.- Un buen lector es aquél que no sólo cree en los fantasmas sino que platica con ellos.
14.- Desechar los libros que siempre colocan el balón en el punto del penal; los que fallan el tiro libre; o los que son mediocres como la selección mexicana de fútbol.
15.- Cuando el lector lee un libro al mediodía debe usar una visera para alejar las sombras que impiden caminar libremente a las niñas de sus ojos.
16.- Leer un libro de un escritor mediocre que se cree Dostoievsky es como tener “el castigo” antes de cometer “el crimen”.
17.- Los maestros de escuela que han castigado a sus alumnos obligándolos a leer, son los que han propiciado que en Chiapas tengamos el primer lugar en “obesidad lectora”.
18.- Desayunar todas las mañanas un plato con frutas naturales y recién cortadas. Se recomienda una manzana, un kiwi y un poema de Miguel Hernández.
19.- Todas las noches decir a la amada: “Hoy es viernes, ¡hoy toca!” y abrir un libro, y
20.- Cuando un río literario se desmadra, su agua hace bien a todas las riveras.