jueves, 24 de junio de 2010

LUPITA DELVIENTO


Escribo a las cinco de la mañana. Escucho afuera lejanos ruidos de motores de autos que pasan por el bulevard. Imagino, es probable, que a esta hora Lupita Guillén Utrilla reciba el grado de Maestra. Pienso si a esta hora ella canta en Italia. No lo sé. Únicamente imagino. Lo hago porque en cuanto me paré prendí este "chunche" y hallé el siguiente correo que me envió Lupita Utrilla Alvarado:

"Con mucha alegria les participo que hoy a la 5 am. hora de México ..12 hrs. hora de Italia, será el examen de Titulación de Maestría de Lupita en la "Sala Vivaldi" del Conservatorio Jacopo Tomadini (plaza 1o. maggio) Udine, Italia, donde terminó la Licenciatura y la Maestría en Canto de Òpera y Concierto..."

Por esto, las dos Lupitas deben saber que los comitecos compartimos su alegría y nos sentimos orgullosos de este logro; así como nos sentimos orgullosos cada vez que leemos en la prensa o escuchamos en la radio o en la televisión que Lupita ofrece su don en una sala de conciertos.
Conocí a Vivaldi gracias al padre Carlos, en la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz. El Padre enviaba a los dos mejores alumnos del grupo (y a los que les tenía más confianza por ordenados y bien disciplinados) a traer el tocadiscos de su estudio para llevarlo al salón. En el salón ponía un disco (¡Vivaldi!), levantaba las manos y, como si fuese Director de orquesta, movía las manos en movimiento de cuatro por cuatro y nos transportaba a una sala de conciertos.
Lupita soñó con cantar ópera. Hizo realidad su sueño. Lejos de mensajes mediáticos de selección mexicana, ella es una triunfadora en el país y en Italia.
Su privilegiada voz se auna a un carácter decidido y afable. Ella nació en Tuxtla, pero su familia es comiteca y ella misma, cuando viene a Comitán, es humilde y generosa con todos nosotros. Por esto, hoy le enviamos un abrazo humilde y generoso, como es el corazón de este pueblo.
¡Felicidades a ella; a doña María Antonieta, su orgullosa abuela, destacada escritora; y a Lupita, su linda mamá! Y con ellas a toda la familia y a todo Chiapas.
Ahora, en el bulevard hay silencio. Imagino que es el mismo silencio que se hace un minuto antes que Lupita aparezca en el escenario; un minuto antes que el director de orquesta vea al grupo para indicar que pronto levantará la mano para iniciar; un minuto antes de que Lupita sorprenda al prodigio mismo.
En este silencio doy gracias a Dios por la gente buena que nos manda. Por la terquedad del padre Carlos y por la voz privilegiada de Lupita. Son personas que llegan a esta tierra para compartir, para decirnos que hay esencias sublimes.
¿De qué color es el cielo ahora mismo en Italia? Acá está oscuro, pero debo decirle a Lupita que ya muy pronto se llenará de luz.