viernes, 30 de julio de 2010

DIEZ PARA ANTES DE DORMIR




1.- Comenzó a llover a las siete de la noche. El viejo Esteban apagó la vela y durmió. El viejo despertó en la madrugada y oyó la lluvia cayendo inclemente sobre la lámina de zinc. Esteban se dio la media vuelta y volvió a dormir. No supo a qué hora pero sintió mojada su cama. “Chin -dijo- ya me volvió a ganar”. Nunca supo que el agua de la presa había inundado el pueblo y todos se ahogaron.
2.- Javier nunca entendió porqué el Ipod se vendió antes que el iPad, cuando el orden alfabético señalaba lo contrario. Lo mismo sucederá cuando la tía Alberta anuncie que ya tiene iPuds nuevecitas en su congal y Javier quiera hacer un iPid.
3.- ¿Qué libro famoso leía Felipe Calderón cuando decidió el alza de las gasolinas? “La isla del tesoro”, de Stevenson.
4.- Ante el derrame de crudo en el Golfo de México doña Eusebia declaró: “Esta noticia no es noticia. Acá en México siempre ha habido derrame de crudos y de golfos”, y siguió regando las plantas de su jardín, mientras miraba a su marido botado en la hamaca del corredor.
5.- Cuando alguien anuncia que habrá una condonación en algún pago, ¿lo hace para que la economía del afectado no caiga en el síndrome de la inmunodeficiencia?
6.- Si los niños y jóvenes comen comida chatarra en las escuelas, ¿cómo quieren los educadores que sus educandos vislumbren un nuevo porvenir?
7.- El Secretario de Educación que deschatarrice las escuelas de Chiapas buen deschatarrizador será.
8.- Cuentan que un tzizim (nucú, zompopo, chicatana) decidió no salir en temporada de lluvia para evitar el comal. “Si salgo en temporada de estío -pensó-, nadie me atrapará y viviré muchos años”. Cuando las lluvias cesaron él salió y de inmediato doña Eufrosina le metió un chanclazo. “Saber qué animal es, puede ser venenoso”. Cuando su hijo le dijo que era un simple tzizim, ella sentenció: “’Onde podés creer, caso ya es la temporada” (el lector debe concluir con la moraleja).
9.- Doña Chepita siempre pregunta: “Oí, vos, ¿cuál será la hora que Dios prefiere?”, y luego hace un recuento que, como reloj, va del amanecer hasta altas horas de la noche. Nunca nadie halla una respuesta razonable.
10.- Todo comenzó como un juego. Mi muchacha bonita y yo jugamos a que ella era como una página electrónica y yo le introducía códigos. Ayer la encontré en la cama con otro tipo. Ella se dijo inocente y culpó al tipo diciendo que como era un hacker profesional la había “hackeado” sin que ella se diera cuenta. ¡Bonito cuento!