viernes, 20 de julio de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA QUE LOS DESHONESTOS SON MÁS DE VEINTIDÓS




Querida Mariana: ¿Ya viste el error ortográfico? ¿Sabés de qué programa de televisión proviene la foto? ¡No me lo vas a creer! ¡Del noticiario cultural del canal 22! Del canal 22 que este año cumple veinticinco de “servir” a la nación. ¿Cómo es posible que en una transmisión a nivel nacional se “atrevan” a difundir tal aberración?
Cuando veo este tipo de dislate siempre recuerdo a mi maestro y amigo Enrique García Cuéllar. El maestro dice que, en ocasiones, los letreros hechos por un rotulista tienen errores ortográficos, porque el pintor apenas terminó el tercero de primaria; pero lo que no tiene justificación es encontrar errores ortográficos en un texto redactado por un universitario. ¿Cómo justificar que el Canal 22, ¡el canal cultural de México!, difunda estas barbaridades?
Enseñé la fotografía a un amigo y me dijo: ¿Pero no vieron el título del libro? ¡No, no lo vieron! Los ignorantes son ciegos.
Te contaré la historia de la fotografía. El martes 17 de julio vi el noticiario cultural. En una sección hablaron del libro “Desconfianza. El naufragio de la democracia en México”, que es un libro de ensayos, escrito por De Jandra, Fadanelli y Oliveira. En un momento apareció una etiqueta como la que aparece en la fotografía, una etiqueta que estaba plagada de errores ortográficos. Intuí que el reportaje incluiría más etiquetas y que, de igual manera, tenían errores. Si hubieras estado a mi lado, habríamos apostado y habría ganado la apuesta.
Fui a la mesa del comedor, donde había dejado la cámara, la saqué de su estuche, la prendí y esperé. No tuve que esperar mucho, porque segundos después apareció esta etiqueta. ¡Bingo! ¡Sí! Tenía errores. Claro, el tipo encargado de hacer estas etiquetas era un iletrado, un ignorante absoluto. Casi casi como si fuera un tipo (¿tipa?) que no hubiese cursado el cuarto de primaria. ¿Cómo una persona con tal nivel de desconocimiento de las reglas del lenguaje labora en el canal cultural del país?
Recordé entonces lo que platicamos el otro día. Una mañana de febrero de 2017, Pedro Cota Tirado, un señor que fue vicepresidente del club de fútbol Necaxa; es decir, que sabe de cosas de balón y de patadas (Tirado, Dios mío, qué presagio), fue nombrado como director del canal 22 de televisión. Días después, el señor Tirado nombró a Rafael García Villegas como director de noticias 22, pero éste no se sintió satisfecho con el nombramiento. Imagino que pensó: “Soy un funcionario picudo, ganaré buena paga, pero me faltará la luz del reflector”, y con el ego hasta el tope pidió (¿decidió?) ser conductor del noticiario cultural y, ¡faltaba más!, le fue concedido y, una tarde, apareció en pantalla al lado de Laura Barrera y Huemanzin Rodríguez (conductores agradables e inteligentes). El nuevo conductor, desde el primer día, mostró el cobre, un cobre lleno de soberbia; desde el primer día quiso demostrar que era el papá de los 22 pollitos y que su presencia en pantalla daba brillo a la pobre cultura mexicana. ¡Ay, Señor! Se presentó con ínfulas sobradas, su imagen (he preguntado con amigos) causó repulsa inmediata, pero ¿qué? ¡Nada! Él es jefe y su presencia no puede evitarse. Los directivos usan la empresa pública como si fuese privada. En la actualidad, el señor García Villegas continúa apareciendo en el noticiario. Como dicen los jóvenes: Ya le bajó de espuma a su chocolate. Sin duda que los expertos en medios de comunicación visual le indicaron que su presencia era de una soberbia indecible, algo que no se merecían los espectadores del noticiario (que apenas se cuentan por varios miles y no millones). Su presencia no estimulaba a ser telespectador consuetudinario del canal cultural, al contrario, impulsaba a cambiar de canal. Le bajó de huevos a su ponche. Sin duda le costó mucho admitir que su imagen no contribuía a sembrar audiencias. Sigue siendo pedante, pero ya no tanto. Para concluir digo que cuando él no aparece en el noticiario, éste fluye como un río limpio. Cuando él aparece algo como una niebla de chaquiras baratas oscurece el panorama. Ojalá que un día (no muy lejano) haya cambios en el canal 22 y el señor García Villegas se vaya con sus complejos de grandeza a otros territorios, que se mire en otros espejos, unos que estén en la oscura recámara de su vanidad. ¡Ay, Dios mío! Nunca imaginé que conocería la versión masculina de “Espejito, espejito, ¿quién es el más bonito?”
Posdata: Todo esto para decir lo que siempre es lamento nacional: En las dependencias gubernamentales hay un desgraciado intercambio de influencias, que permite que lleguen a puestos importantes sobrinos del hombre de Neanderthal. Ojalá que, poco a poco, esta práctica deshonesta se vaya al rancho del presidente electo de la república, lugar en donde deben estar miles y miles de obscenos improvisados. Ojalá que los redactores del canal 22 tengan un profundo conocimiento de la ortografía, tal como es la función del ¡canal cultural de México!