domingo, 26 de agosto de 2018

COSAS SIN RUIDO



La Universidad Pedagógica Nacional presentó tres libros en el auditorio del Centro Cultural Rosario Castellanos, el sábado 25 de agosto. Me cupo el honor de hacer comentarios sobre el contenido de uno de ellos. Paso copia del textillo que leí:
Buenas tardes.
Los escritores sabemos que en la redacción de un libro hay dos instantes definitorios, infinitos. Uno es la escritura del propio libro y el otro es la búsqueda del título. El título de un libro debe ser contundente, rotundo, debe sintetizar el contenido de forma tal que no haya duda y que el lector sepa qué hallará en el interior. Las novelas y libros de cuentos permiten más juego. Un ejemplo de esto que digo es un título maravilloso “El ruido de las cosas al caer”, título de una novela del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, quien, dice la crítica hispanoamericana es, después de Gabriel García Márquez, el escritor más importante que ha parido aquella nación sudamericana. “El ruido de las cosas al caer” es un título muy bello, pero es un título que ronda casi lo poético y abre la puerta a la imaginación. Los científicos sociales no pueden darse ese lujo, deben titular sus libros con precisión y exactitud casi matemática, luminosa.
El libro que hoy nos reúne tiene, aparte de otras virtudes, la virtud de sintetizar de manera fiel el contenido. Veamos por qué. El título del libro del maestro Fidel González Aguilar es: “Globalización, identidad y representaciones sociales de mujeres tzeltales sobre la nación”. En esta triada de conceptos está resumida la esencia de su libro.
Quienes estamos acá hemos reflexionado, aunque sea en mínima parte, aunque sea desde la orilla, en esta triada. De esta trilogía de conceptos, tal vez (esto lo digo yo), el concepto decisivo en el libro del maestro Fidel es el de identidad, término que está vinculado con el de nación. Si los mexicanos logramos precisar el concepto de nación podemos, en la antesala de la llamada cuarta transformación, acceder a lo que el maestro Fidel define como “imaginario de acogida y seguridad individual y social”.
Rosario Castellanos reflexionó acerca del concepto de patria, de nación. Se le fue la vida tratando de hallar una definición precisa. Vivía en la confusión permanente acerca del sentido de patria y el de patrioterismo con el que se topaba a cada vuelta de la esquina. ¿Es México el que aparece en los gritos de millones de mexicanos cuando la selección de fútbol gana? El maestro González Aguilar coincide con Rosario en la importancia de definir, entre líneas, el concepto de nación, y, en su intento de clarificar conceptos, no podía ser de otra manera, elabora una tesis de construcción de la identidad mexicana a partir del concepto nación en el pensamiento de Torres Bodet. Rosario también sustentó su concepto de nación en el cimiento de otro grande de nuestra historia mexicana: Alfonso Reyes.
En este libro, el maestro Fidel advierte que el fenómeno de la globalización ocasiona la pérdida de la identidad y con ello rasguña la piel del concepto de nación. ¿Cómo formular un eje de resistencia? El maestro González Aguilar insiste en decir que es el pensamiento del profesor, “el lugar de reproducción, resistencia y lucha”. ¡Claro! ¿Quién más puede construir ese dique que impida que nuestras parcelas se inunden con las aguas de la transculturación?
Pero donde está el máximo aporte del maestro González es cuando aborda el tema del concepto de nación en mujeres tzeltales. La investigación se basa en grupos de mujeres tzeltales que educan mientras estudian. El concepto que deben enseñar es “una identidad forjada por los ojos de los mestizos”. El gran problema de la multiculturalidad de México, de este trozo inadvertido que llamamos nación. Cuando en mí aparece la duda, cualquiera que sea, acudo a los poetas, ahí logro un poco de claridad. Ahora recuerdo el poema de José Emilio Pacheco que se llama “Alta traición”, y que es el más bello canto de amor a México. Si ustedes recuerdan, el poema dice: “No amo mi patria. / Su fulgor abstracto es inasible. / Pero, aunque suene mal, daría la vida por diez lugares suyos, / cierta gente, puertos, bosques de pinos…”, y por ahí se va. ¿Ven? Acerca de la nación, el poeta dice que “su fulgor abstracto es inasible”.
¿Cómo es posible que un concepto de identidad mexicana esté formulada desde una mirada del mestizo cuando lo que el indígena tiene ante su mirada es un terrón de tierra roja?
El maestro, con sapiencia, nos dice que el concepto de identidad es un rompecabezas complejo. Uso el término rompecabezas en las dos acepciones, como el juego que debemos completar para tener una imagen total, y como el galimatías al que se enfrentan los científicos sociales.
De esto va el libro.
Al principio dije que el título de la novela de Juan Gabriel, “El ruido de las cosas al caer”, es un título bello; también dije que es un título que abre muchas posibilidades de interpretación. Cuando leí el libro del maestro Fidel pensé en la precisión de su título, pero también pensé en la novela del escritor colombiano; es decir, el estudio del maestro Fidel me permitió escuchar el ruido de la nación a la hora que se nos está cayendo, a la hora que la globalización (monstruo depredador) se traga a la identidad de los pueblos. El libro del maestro Fidel me permitió reflexionar en el papel fundamental del maestro en su labor infinita de ser dique, de ser muro, para evitar la caída de nuestro endeble concepto de nación. El libro del maestro Fidel me permitió revalorar el concepto de autenticidad como un elemento sustantivo en la preservación de identidad de pueblos indígenas; asimismo, me permitió ahondar en los orígenes del nacionalismo mexicano, para entender que la patria es una en el mundo.
“El ruido de las cosas al caer” puede referirse a la caída de la patria, pero también puede significar el derrumbe estruendoso de ese monstruo llamado globalización y la esperanza de un México más igualitario. Y en este proceso de transformación, me queda claro con este libro, el profesor mexicano es el eje fundamental.
Gracias, maestro Fidel, por permitirme reflexionar en esta triada de valores. Gracias. Un aplauso para usted.