lunes, 27 de agosto de 2018

PRECISIÓN




¿Y si comenzamos a precisar? ¿Y si hacemos un ejercicio para desinstalar la duda? Hoy, Rosario Castellanos está de moda: dos son los puntales que soportan tal estructura. Por un lado está el reciente estreno de la película “Los adioses”, que presenta aspectos biográficos de la escritora, dando prioridad a la relación que sostuvo con el filósofo Ricardo Guerra; por el otro lado, y mucho antes que la cinta mexicana, por el discurso reiterado de las feministas que retoman el mensaje de Rosario a favor de la mujer.
Esto es positivo. Ya dijo el licenciado Segundo Guillén que, si en sus manos hubiese estado la posibilidad, habría invitado a la directora del film, así como a sus principales actores, para que, el día de la presentación, se realizara en Comitán una alfombra roja. Ninguna autoridad municipal hizo caso a tal propuesta, misma que habría hecho que los reflectores nacionales se posaran en suelo comiteco. ¡Ahí será para la otra!
Digo que la imagen de Rosario ayuda a Comitán, por ser éste el lugar de sus ancestros y donde vivió su infancia y parte de su adolescencia, además de haber sido el metate donde molió la esencia de recuerdos que luego volcaría en “Balún-Canán” y en varios de sus ensayos, publicados en el periódico Excélsior.
Está bien la imagen mercadológica de Rosario, le hace bien a Comitán. Por lo mismo, debemos procurar ser precisos. Que nada se banalice, que todo sea para honrar su memoria.
La empresa Cinépolis lanzó una estimulante campaña publicitaria para atraer público a las salas. Además del tráiler tuvo la feliz idea de subir a las redes sociales un video con la participación de renombrados actores y actrices que interpretaron el poema “Autorretrato”, pero por ahí se les fue el choclo, porque al título le faltó una erre. Esto, que parece intrascendente, resulta un agravio a la obra de Rosario, porque si alguien es cuidadoso en el manejo del lenguaje es el escritor (bueno, bueno, hay de escritores a escritores). En ningún libro de poemas de Rosario aparece tal errata. Cinépolis quiso atraer público a las salas, pero (¡qué pena!) lo hizo con esta pequeña piedra, que hizo desmerecer el video, bien realizado por parte de actrices y actores mexicanos.
Se ha dicho que cuando recibió la descarga eléctrica (la película “Los adioses” vuelve a tomar la versión como cierta, ¡qué pena!) ella, momentos antes, se bañaba. Es una versión mítica. A cuarenta y cuatro años de su muerte ¡precisemos! Ella, Rosario Castellanos Figueroa, embajadora de México en Israel, murió al recibir una brutal descarga eléctrica, cuando regresaba de una salida para comprar una mesa en Jerusalén. Al regreso a Tel Aviv, lugar de residencia de la embajada sufrió el lamentable accidente (los expertos señalan que en aquel país el voltaje es muy superior al que existe en México).
Y digo lo anterior para que, de acá en adelante, aquéllos que nos atrevamos a escribir algo acerca de la vida y obra de Rosario procuremos ser precisos en el tratamiento de la información, hasta donde sea posible. No se honra su memoria diciendo que murió al tratar de responder una llamada telefónica al salir del baño, ni se la honra diciendo que su poema se llama “Autoretrato”.
¿Qué tal que comenzamos a precisar? Lo hagamos para que el conocimiento de su obra sea más extendido, pero en términos sencillos, claros y dignos.
Recordemos que una mentira dicha mil veces se convierte en verdad. Muchas personas han repetido que Rosario se bañaba antes de recibir la descarga. ¡Falso! Rosario, según cuenta Samuel Gordon, alumno y amigo cercano de la escritora, cuenta que el día que murió, Rosario regresaba de la compra de una mesa de bronce repujado, bajó del auto (que no tenía clima), se descalzó y entró a la residencia, desplazó otras mesas para que cupiera la recién comprada y movió una lámpara cuyos cables estaban mal aislados, ahí recibió la descarga que la mató.
En fin, se trata de ser precisos en cuanto a la vida y obra de alguien tan importante. Que nada le reste méritos a su proceso creativo.