lunes, 6 de agosto de 2018

¡UF! QUÉ PENA



Es una incorrección gramatical, pero los jóvenes han puesto de moda la frase “Así no se pinches puede”. La expresan cuando ven que alguien hace un absurdo que va en contra de la lógica, que rema en contra de un esfuerzo común. Cuando vi esta imagen en el parque central de Comitán pensé: “¡Así no se pinches puede!”.
Muchos han dicho que nuestro pueblo (Pueblo Mágico, según indica esta placa) debe mantener su dignidad, en primer lugar, para sus pobladores, y, en segundo lugar, para que los turistas que lleguen aprecien sus bondades múltiples.
Muchos comitecos abonan para que la imagen del pueblo sea una imagen positiva; muchas empresas de servicios turísticos hacen grandes campañas de promoción para que el turismo llegue a esta maravillosa tierra, porque Comitán tiene una cultura única que es reconocida en el mundo entero; pero cuando vemos escenas como la que acá se presenta, uno piensa que hay grupos que no aman al pueblo, grupos que hacen todo lo posible por enlodar nuestra imagen; y cuando vemos que son los mismos integrantes del ayuntamiento quienes cometen estas barbaridades, uno, contra toda lógica gramatical, piensa “Así no se pinches puede”. ¿Cómo es posible que la propia autoridad denigre la imagen del pueblo al que, se supone, debe servir?
Damián dice que el presidente no tiene la culpa, que él no puede estar en todo. Damián tiene razón y no la tiene. Tiene razón por lo que dice, pero no la tiene, porque el presidente debería obligar a sus subalternos a cumplir sus encomiendas con responsabilidad. Acá se advierte una evidente falla en el mínimo programa de limpieza. Los empleados responsables de mantener limpios los espacios del parque central de Comitán deberían cumplir con protocolos dictados por sus superiores. Esta administración ya no tiene remedio. Ojalá que esta imagen sirva para que la próxima administración cumpla, ¡ahora sí!, con su responsabilidad.
El jefe del área del próximo ayuntamiento debe, desde el primer día, convocar a sus empleados y dictarles los protocolos que deben seguir, les debe ordenar (con manzanitas y piedritas) los mínimos cuidados que deben tener; los debe orientar en el sentido que en sus manos estará la pulcritud de una ciudad maravillosa (Hubo un tiempo en que propios y extraños alabaron la limpieza de la ciudad. Hoy es todo lo contrario, es una ciudad sucísima. Sí, sí, entiendo lo que muchos dicen acerca de que todos debemos abonar para la limpieza; sí, sí, es cierto, hay muchas personas que tiran la basura en la calle. Para estos últimos es necesario que la autoridad implemente una campaña de concientización acerca de las ventajas de vivir en un pueblo limpio, y normas de sanción para los insistentes irresponsables.) El jefe del área debe instruir a sus colaboradores para que los parques y espacios públicos se mantengan impecables, por imagen estética y por salud. El jefe del área debe buscar alternativas para que los negocios aledaños al parque no coloquen sus botes de basura en la base de la escultura “Día marcado”, ni en los andadores, al medio día (¡Por amor de Dios!). El jefe del área debe exigir a sus colaboradores para que todo el espacio esté limpio, sobre todo el espacio donde está colocada la placa de Pueblo Mágico. ¡Digo!
El actual presidente se equivocó con muchos de sus colaboradores. Pocos fueron leales a Comitán, muchos fallaron. Hace pocos días algún amigo (de esos cercanos a las fronteras del poder) me platicó que cuando se supo el resultado adverso que obtuvo el presidente en sus intentos de reelección él dijo: “Me traicionaron”. Sí, muchos de sus colaboradores lo traicionaron, desde el principio. No trabajaron en bien del pueblo, no cumplieron con sus instrucciones. A mí me daba una gran pena ajena cuando el ayuntamiento subía una nota a las redes sociales por el fallecimiento de algún personaje importante de la ciudad, ya que, invariablemente, el encargado de hacer la etiqueta colocaba la palabra “condolecias”. Este personaje nunca supo que la palabra condolecia es una aberración, tuvo la confusión en su mente y así, en nombre del ayuntamiento, del pueblo comiteco, subió etiquetas con tal error. ¡Dios mío! (guardo en mi computadora cinco ejemplos de lo que digo).
De igual manera en dos ocasiones escuché a un maestro de ceremonias, empleado del ayuntamiento, decir que Rosario Castellanos fue una “poetistra”.
¡No, no! ¡Así no se pinches puede!
Esta administración ya no tiene remedio. Ojalá que la próxima ponga atención a todos los detalles que deben ser enmendados, por el bien de nuestra ciudad. Desde la más elemental limpieza de nuestro patio central, hasta el más complejo problema, como el del reparto del agua entubada y el de la inseguridad.
Modifiquemos el “Así no se pinches puede”, por el grito esperanzador de los fanáticos del fútbol cuando la selección participa en cotejos internacionales: “¡Sí se puede!”