lunes, 24 de junio de 2019

CARTA A MARIANA, CON LETRERO ACLARATIVO




Querida Mariana: En ocasiones, hay necesidad de aclarar. A veces el mensaje no es claro o la persona a quien va dirigido el mensaje no entiende.
La historia de esta cochera es muy sencilla. El propietario compró un letrero de “No estacionarse” y lo pegó, creyendo que era suficiente mensaje para que los conductores entendieran que ahí hay una entrada de auto, que debe respetarse, porque el código mínimo de convivencia exige que si hay una cochera ésta debe dejarse libre, para que el propietario pueda meter y sacar su auto, con total autonomía. Por lo regular, el movimiento de una cochera es rutinario, pero, en ocasiones, existen urgencias. ¿Te ha ocurrido? A veces, la abuela se enferma y hay que llevarla al hospital. Esta eventualidad se convierte en una tragedia si el portón está tapado por un auto.
Además, el código mínimo de ética exige reciprocidad. Se entiende que todos los automovilistas tienen cocheras en sus casas y, por lo tanto, ellos también exigen que las entradas estén libres.
Pero digo que la historia de esta cochera es sencilla. A pesar del letrero que advierte “Entrada. No estacionarse”, sin duda que algunos automovilistas hicieron caso omiso de la advertencia. ¡Ah, nunca faltan los necios!
El propietario de esta residencia tuvo la ingrata experiencia de reconocer que había sido muy respetuoso en sus mensajes. En todos (tres, pequeños) había advertido “No estacionarse”, sin hacer uso del lenguaje que nos topamos en otras cocheras que advierten lo mismo. En casa de mi tío Alberto hay un mensaje, que abarca casi la mitad del portón, que dice: “Se ponchan llantas gratis”, advirtiendo al posible necio que se estacione enfrente que le meterá piquetes a las llantas del auto del irrespetuoso. En una pensión, en el barrio de San Sebastián, el mensaje es más directo: “¡Ni se te ocurra estacionarte acá!”
Ya lo platicamos con anterioridad. Hay personas que no entienden, así pues, al propietario de este portón no le quedó más que dejar de lado la decencia y la brevedad y mandó a colocar un letrero grande y directo, que contiene la clásica señalización de no estacionarse y el siguiente mensaje: “Los animales no entienden. Tú sí. ¡No estacionarse, hijo de tu puta madre!”
¡Uf! Qué fuerte.
¿Solucionó su problema? No lo sé. De verdad que no lo sé. El conductor que insista en estacionar su carro ahí y tapar la entrada de la cochera recibirá el mensaje directo; es decir, él, en ese instante será el destinatario, el hijo de su puta madre (Uf) que, como no es animal, debe entender que ahí no debe estacionarse. ¿Y si el irrespetuoso es un animal, qué sucede? ¿Y si el infractor hace caso omiso del mensaje?
A mí, de veras, me preocupa mucho el comportamiento de algunos ciudadanos que no entienden lo que es vivir en convivencia. ¿Por qué no comprenden que debe dejarse libre los portones de entrada y salida de cocheras? ¿Por qué no respetan los mensajes que indican que ahí hay una cochera en funcionamiento?
Me preocupa los índices de violencia verbal que provoca un comportamiento grosero.
¿Por qué el dueño de esta residencia llegó a estos niveles de lenguaje altisonante? Porque, sin duda, los groseros no comprendieron el lenguaje atento que señalaba que ahí no debían estacionarse, porque era entrada y salida de autos.
Hay algunas personas que colocan letreros que apelan al sentido social: “Entrada y salida de autos, las veinticuatro horas. Médico.” Tal vez no es cierto que sea médico, pero acude a este llamado para procurar sensibilizar al infractor, aunque, si el infractor es un animal no entenderá. ¿Entenderá, aunque sea un hijo de su puta madre?
Posdata: Es penoso hallar este tipo de mensajes en vía pública. Cualquier niño puede leerlo y no es buen mensaje por la carga violenta que contiene, pero, sin duda, el propietario llegó a su tolerancia máxima y pensó que el infractor debe recibir un mensaje más agresivo, más directo.
¿Logra su objetivo de tener libre su entrada? No lo sé. El letrero lo advierte: “Los animales no entienden.”