martes, 29 de octubre de 2019

CARTA A MARIANA, CON UN HASTA SIEMPRE




Querida Mariana: Trino dijo adiós. Por el momento no volverá a aparecer su tira cómica “Fábulas de Policías y Ladrones”, uno de los hitos de la caricatura mexicana.
En la tira de despedida dice que después de botar al experto en Simón Bolívar (porque ese wey no aporta nada) en un bote salvavidas con muchos náufragos, el siguiente botado es “el que hace chistes.” ¿Entonces, por qué botaron a Trino del barco? Trino jamás ha sido el chistoso, el payasito de la caricatura, ¡no! Trino es un humorista, y el humorista es todo ¡menos el que hace chistes! Me encanta el último cuadro de la última tira de Trino. Uno de los personajes dice: “¡Qué bonito, como película de Chaplin!”, y digo que me encanta porque el humorista Trino hace un homenaje a uno de los grandes humoristas del mundo.
Trino es un gran humorista. El que hace chistes es un tipo “experto en Simón Bolívar” que hace reír a la gente a lo wey. La risa boba es dañina para el espíritu, por el contrario, la risa nacida de la inteligencia es abono para la armonía del mundo.
Es una pena que Trino haya sido botado de este bote absurdo que es el sistema que posee los medios de producción. Ahora que la existencia de las redes sociales permite democratizar la cultura y hacer más accesibles los contenidos, Trino debería crear su propia página y ofrecer suscripciones. Estoy seguro que miles de fans se suscribirían a su página y pagarían una módica mensualidad. El humor le hace bien al mundo, a este mundo lleno de chistes sin chiste.
Un amigo me preguntó si yo ganaba paga por las Arenillas que subo a diario en este muro. Dije que no. Él me sugirió que “monetizara” mi esfuerzo permanente. ¿Por qué regalaba mi trabajo?, fue su argumento. Propuso que abriera un portal electrónico, a imagen y semejanza del portal del periódico Reforma. Dijo que estaba seguro que los lectores admiradores de mis textillos pagarían una mensualidad para tener acceso a las Arenillas.
Yo quedé pensando. Después de un segundo me reí. Le dije a mi amigo que su humor era como el de Trino: ¡sensacional! Él se puso serio, como si le hubiese refregado un chayote espinudo en su espalda, dijo que hablaba en serio. Yo volví a reírme. ¿Cómo podía explicarle a mi amigo que mis fans leen mis textillos porque son gratuitos?
En muchos lugares de Chiapas es costumbre que los lectores pidan libros regalados con sus amigos escritores. He visto en redes sociales algunas etiquetas donde fulano de tal, narrador o poeta, invita a la presentación de su libro más reciente, y, de inmediato, una amiga le dice: “Espero mi libro, autografiado. Felicidades.”
En muchos lugares de Chiapas es costumbre que los autores regalen libros a sus amigos y, ¡el colmo!, a políticos que no son lectores consuetudinarios. ¿Para qué o por qué -siempre me he preguntado- los poetas y narradores regalan libros a políticos? No sé la respuesta precisa, pero quiero pensar que es una manera de acercarse a los todopoderosos. Es una relación desventajosa, digo yo. El político nunca hace más que “regalar” sonrisas de aparador.
Cada año publico un libro. Cada año, por lo tanto (por compromiso moral) hago una presentación en mi pueblo. Cada año, lo sé, llegan pocos amigos y lectores a la presentación; y cuando digo pocos, digo ¡pocos! Cada año, lo compruebo, vendo pocos, poquísimos libros. Cada año, lo resiente mi bolsillo, gasto dinero en ediciones de autor, dinero que no me sobra, dinero que me falta, dinero que debería utilizar para ponerle losetas a la entrada de mi casa, por ejemplo.
No obstante mi experiencia personal, estoy seguro que si Trino se animara a publicar sus tiras cómicas de “Fábulas de Policías y Ladrones”, muchísimos lectores pagarían por leerlas.
El humor sí vende. Bueno, también el chiste vende, sobre todo el chiste barato. He visto carteleras de ferias pueblerinas donde contratan a chistosos malcriados, al estilo de “Guerra de chistes”, que son patéticos, por absurdos y carentes del más mínimo humor, porque todas sus rutinas tienen como eje fundamental el albur y la palabra grosera.
Posdata: Y resulta que en este bote de salvamento botan al experto en Simón Bolívar y luego botan a Trino, con sus “Fábulas de Policías y Ladrones” y nos quedamos, ¡Dios mío!, con tipos como Radamés de Jesús (¡Señor, por qué nos has abandonado!) y Juan Carlos Casasola (¡ábranle un hueco al bote para que se vaya a pique, de una vez!)
¡Qué lamentable que nos quedemos solos en esta isla! ¡Qué lástima que nos quedemos con los bobos que hacen reír a lo wey!