martes, 15 de octubre de 2019

CARTA A MARIANA, SIN CERTEZAS




Querida Mariana: Sí, yo también, igual que medio mundo adulto, fui a ver la película El Guasón. Al salir de la sala recordé que una tarde Manolo me dijo que, de los Superhéroes gringos, el que más le gustaba era Batman, porque no posee súper poderes fantásticos. Batman es un hombre de carne y hueso con capacidades extraordinarias. Es el superhéroe más cercano a los mortales. No vuela, ni tiene ultra visión, ni corre a mil kilómetros por segundo, ni… ¡nada!, Batman es un ser humano común no común, una especie de ser privilegiado.
Y cuando vi la cinta El guasón, también recordé que, de todos los personajes de la historieta, el que más me atrajo siempre no fue Batman ni El Guasón ni el Pingüino, sino El Acertijo, uno de los enemigos del hombre murciélago. De niño sentí una atracción especial por el personaje sin saber bien a bien por qué me atraía; ahora, ya viejo, entiendo cuál era la causa: El Acertijo jugaba con las palabras.
Cuando mis hijos eran pequeños les ponía un sobre con acertijos en el árbol de navidad. La nochebuena se convertía en un rally donde ellos debían descubrir el misterio que los llevaba a otra pista, al final había un sobre con dinero, que era el regalo de navidad, para que se compraran lo que quisieran, bueno, hasta donde les alcanzaba la paga.
¿En qué otra revista ilustrada había un personaje que embromara a un superhéroe con juegos de palabras?
Entiendo que llamó poderosamente mi atención el hecho de que en su traje llevara signos de interrogación. Ahora, viejo, sé que la interrogación es el mayor símbolo de la curiosidad. Cuando aparece una interrogación aparece un rayito oscuro que quiere hallar la hendija donde está la luz. Recuerdo que el Acertijo embromaba a Batman con sus acertijos. ¿A poco no es una genialidad que un villano le tome el pelo al superhéroe mediante palabras?
Hace muchos años vi una película de Batman donde el Acertijo le ponía trampas, al estilo: ¿Me querés atrapar? ¿Sí? ¡Ah, pues, resolvé este acertijo que te dejo y ahí estará una pista!
Dicen los que saben que el único afán de El Acertijo es demostrarle al señorito Batman que es más inteligente que él, así pues, todo se reduce a un duelo de inteligencias. Es como si el campo de batalla se trasladara a un tablero de ajedrez donde los peones y alfiles son palabras, palabras que enhebran acertijos. El Acertijo ponía a Batman a razonar, lo colocaba contra la pared, y era tal la fuerza de El Acertijo que Batman no podía ignorarlo; es decir, caía en el juego del otro. Con esto, El Acertijo demostraba que era, cuando menos al principio, más poderoso que el hombre murciélago, con esto queda demostrado que no hay cosa más importante que la palabra y la razón, incluso contra la violencia. El mundo sobrevive no gracias a la violencia sino por la razón ante la fuerza cobarde de la violencia.
Sin duda que este personaje posee una inteligencia superior y un conocimiento cultural también de excelencia, sólo así puede uno explicarse la variedad de pistas enigmáticas que deja y que son un reto permanente para el superhéroe.
Cuando era estudiante en la UNAM, una chica que me gustaba, como dicen los jóvenes actuales, me dio el avión, salía conmigo por dos cosas (tres), la primera: le disparaba la entrada al cine, palomitas y la cena; la segunda: fotocopiaba gratis los libros que ella me pedía, porque yo trabajaba en una oficina de gobierno federal y tenía acceso al departamento de fotocopiado; y la tercera, me tenía de su chofer particular, porque yo poseía un carrito y la llevaba a donde ella quería. Siempre que dudaba de su cariño, ella me aseguraba que no debía dudar, debía tener la certeza de que ella me quería. Yo, tonto, guardé en el closet mi traje de Acertijo y me vestí con el traje bobo que ella me enjaretó. Yo estaba enamorado; es decir, desarmado. Más tarde que pronto descubrí que ella salía con otro, una vez lo vi besándose con un tipo en Plaza Universidad. ¡Por Dios, ella nunca me había besado a mí! Supe que la clave del triunfador es la interrogante y no la certeza.
El Acertijo demostró que lo importante de la lucha es el juego, el juego de la palabra, de la inteligencia.
Posdata: Ayer se supo la noticia de la muerte de Harold Bloom, uno de los críticos literarios más importantes. Bloom dictó el canon literario; es decir, los nombres de los escritores importantes. Harold dio certezas, por eso muchos críticos del crítico no estuvieron de acuerdo con su relación de escritores, pero, después de todo, este lector inteligente no hizo más que jugar a ser El Acertijo, dejó pistas para hallar el canon, la certeza. Un día, Harold dijo que en la literatura de Bolaño había algo. Es cierto, en la literatura de Bolaño hay algo. Pobre de aquel que se crea todo a pie juntillas. Para jugar bien en la vida es necesario resolver acertijos, como si todo fuera un juego.
Sí, me gustó la cinta El guasón. Me planteó un enigma acerca de la personalidad del villano.