martes, 8 de septiembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON UNA LÍNEA INFINITA

Querida Mariana: Seguimos con el juego de ARENILLA-Video, el juego que se llama “Imaginá que te llamás”, donde invitamos a amigos de nuestra propuesta cultural. Todos han aceptado, todos juegan desde la parte de cancha que les corresponde, algunos (¡qué bueno!) brincan sobre la malla y pasan a la otra parte. Todo se vale en este juego. El participante es quien determina los límites, que están dados hasta el límite de su imaginación; es decir ¡no hay límites! Por eso, este juego es sensacional, abre mil ventanas, cuelga mil nubes, echa a volar mil papalotes. En el “Imaginá que te llamás” más reciente tuvimos la participación del comiteco Raúl Espinosa Mijangos, quien es un espléndido caricaturista y se ha constituido en el cronista gráfico de nuestro pueblo, porque ha inmortalizado en sus cartones a muchas personas que son parte fundamental del desarrollo de Comitán. En sus trabajos hallamos a políticos, a intelectuales, a empresarios, a comerciantes, a deportistas, a artistas, a los llamados Pitos Pérez, a músicos, a bailarines… ¡uf!, la lista es infinita, como infinita su línea. Por ello, ahora que lo invitamos a jugar le pedimos que imaginara que se llamaba línea y le preguntamos qué prefería ser: ¿línea recta o línea torcida? Raúl respondió lo siguiente: “Las líneas rectas son así como perfectas, y yo estoy muy lejos de la perfección. Las líneas torcidas son los errores, el caerse, el volverse a levantar, creo que son más divertidas, creo que la perversión está también en las líneas torcidas. ¡Sí!, definitivamente, me gustan más las líneas torcidas.” ¿Qué hubieras respondido, vos, mi niña? La respuesta de Raúl se acerca a lo que el gran escritor Fabio Morábito comentó en alguna ocasión. Fabio dijo (palabras más, palabras menos) que quien crece muy enhiesto no puede contar historias. ¡Es cierto! Es difícil, así como lo comenta Raúl, que haya una persona perfecta, impoluta (pucha, qué palabra). Todos, en mayor o menor medida, somos líneas torcidas. ¿A poco no? Si no es así, el que esté libre de culpa que trace la primera línea derechita. La segunda pregunta para Raúl fue lo siguiente: Imaginá que te llamás línea, ¿te gustaría ser la línea del horizonte o la raya del destino? Y Raúl, quien vestía una playera en color negro, con letras blancas, donde se leía Monero Raúl; Raúl, quien tenía como fondo una serie de cuadros con caricaturas suyas con personajes de la vecindad del Chavo del Ocho, contestó lo siguiente: “Una consecución de puntos forman una línea, la línea se transforma en trazo, y el trazo nos da excelentes resultados, sobre todo para el caricaturista o monero, haciendo rayitas logras grandes cosas. Está interesante ser la línea del horizonte, porque es infinita, es inalcanzable, aunque me gustaría mucho más ¡ser la raya del destino! Dicen que el destino no existe, que uno va haciendo su propio destino. Empiezo haciendo una línea, y después otra, y después otra, y después otra y ¡me sorprendo con el resultado!” Posdata: y con esta respuesta, Raúl nos indicó que él es monero de su propio destino. Seguirá trazando miles de líneas mientras da forma a su universo.