martes, 1 de septiembre de 2020

CARTA A MARIANA, CON MUCHAS FLORES




Querida Mariana: la maestra Lucy Flores, coordinadora académica de la Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, participó en el juego de la palabra de ARENILLA-Revista: “Imaginá que te llamás”. Como mirás, ella es Flores, por apellido paterno; es decir, su vida está enredada en el jardín, en el campo, desde niña, desde antes de nacer.
Son bien bonitos esos apellidos que tienen relación directa con la naturaleza. Un apellido bonito es Flores. Tengo una amiga que se apellida Olivares. ¡Ah, qué prodigio! Es como un extenso campo lleno de olivos. De su esencia se obtiene el aceite de oliva que es de gran beneficio para el cuerpo. Mi papá (que descansa en la paz de su Dios) tomaba un caballito de aceite de oliva todas las mañanas, le echaba dos o tres gotitas de limón y una pizca de sal, y como si fuese tequila, decía ¡Va güitz!, y lo tomaba. Digo que eso le ayudó a nunca pisar hospital alguno. Claro, cuando su Dios le dijo ¡hasta acá!, pues no hubo aceite de oliva que descontaminara la aorta que llevaba sangre a su corazón.
Esto sale, porque a Lucy teníamos que preguntarle algo relacionado con su apellido, con su forma de ser, así que le dijimos que imaginara que se llamaba maceta, y la primera pregunta fue: Imaginá que te llamás maceta, que sos maceta, ¿qué planta te gustaría recibir?
Lucy, en el video, nos llevó a su casa y, mientras nos enseñaba un bonche de macetas y plantas y flores que tiene en los corredores y en el patio central, respondió lo siguiente:
“Si fuera maceta, tendría un dilema: ¿Cómo me gustaría ser, qué forma, qué tamaño? Pero, bueno, eso pasa a segundo término, siempre y cuando cumpla con mi función. Quiero decirles que dentro de mi casa tengo muchos tipos de macetas, tengo grandes, pequeñas, de colores neutros, muy coloridas, y todas ellas albergan diferentes plantas y diferentes flores, sobre todo adornan mi casa. ¿Qué planta me gustaría tener dentro de mí para que me adornara? Todas las plantas son bellas, tienen diferentes olores, diferentes formas, diferentes tamaños y diferentes colores. Lo principal es que todas ellas dan vida, dan alegría, pero a mí me gustaría tener mi planta favorita: ¡la suculenta! ¿Por qué? Porque hay de diferentes tipos, porque son hermosas, porque necesitan poca agua, poca tierra, ¡muy nutrida, eso sí!, pero poca. Viven en todas las épocas del año y me adornarían por mucho tiempo.”
¡Qué bonito nombre! ¡Suculenta! Lo suculento es sabroso, dice el diccionario. Lucy no está mal encaminada, si se llamara maceta, si fuera maceta, le gustaría acoger a una suculenta, una planta sabrosa.
Continuando con el juego, y en la misma cuerda, a Lucy le hicimos la segunda pregunta: Imaginá que te llamás maceta, si te rompen, ¿qué le dirías al que te hizo pedazos?
Porque, lo sabemos, las macetas se rompen, como piñatas. De niño, en casa, algunos amigos y yo jugábamos a la pelota, la pateábamos, de pronto… Ya sabés, ha sucedido miles de veces. Los amigos corrieron a sus casas y yo tuve que afrontar las consecuencias. ¿Qué dijo Lucy cuando se vio hecha pedazos? Esto fue lo que contestó:
“Le diría que dejaba un rincón triste, pues ya no lo adornaría; que dejaría sin alojamiento a esa planta bella, que sus raíces ya no se cubrirían dentro de mí, y, principalmente, ya no haría efectivo ese dicho que dice: El que nace para maceta no sale del corredor, porque tendrían que sacarme, ya no existiría.”
Posdata: Fijate, es cierto, el dicho que enuncia: el que nace para maceta no pasa del corredor, se emplea de manera peyorativa, para decir que algunas personas están condenadas a no salir de un espacio donde el destino los colocó; pero este refrán también, como todas las cosas en el mundo, se les puede dar la vuelta, porque hay muchos que aceptan con gusto su destino, porque es el espacio donde se sienten a gusto, donde viven sin mayores agobios. Hay personas que son como esas macetas que no pasan del corredor y son útiles a la patria y honran a sus mayores.