martes, 21 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON VISITA AL MERCADO

Querida Mariana: me encanta ir al mercado primero de mayo. Cuando tengo tiempo voy los domingos. Dejo mi tsurito en el Estacionamiento Ulises (el muchacho que atiende la caseta se queda a dormir en un catre, porque el servicio es continuo) y camino hacia el mercado. Este domingo llamó mi atención un señor que estaba sentado en el lugar del chofer de una camionetita verde, tenía los cristales arriba, pero se escuchaba el sonido de una trompeta de un disco que oía. Estaba quitado de la pena, leyendo un libro de Albert Camus. Me fascinó toparme con esa imagen. Y luego pensamos que no hay personas lectoras en este mundo. Al bajar por la pendiente hacia el mercado (el mismo recorrido que hizo la pequeña protagonista de la novela “Balún Canán”, de Rosario Castellanos) me topé con una chica bonita, con lentes, pantalón de mezclilla, tenis blanquísimos, que colocaba verduras sobre un mantel de plástico sobre la banqueta. Ella, me contó, estudia la secundaria y vende lo que cosechan en el huerto de su casa. Le compré dos ramos de apio, para el jugo verde, me dijo, le agregás nopal y pepino. ¡Ya la hice!, pensé, porque en mi mente aparecieron ambos ingredientes colocados en un contenedor de plástico en la casa. Luego (eran las siete y media de la mañana) hallé una fila como de diez personas ante el puesto de Doña Chabelita, la señora que por más de veinticinco años vende atol de granillo, atol agrio (jocoatol) y arroz con leche. Cuando me llegó el turno pedí un vaso de atol de granillo, para llevar, para mi mamá (que esté clarito, me dijo; es decir, sin mucho granito). “No, se lo debo”, dijo Doña Chabelita, “se enfermó mi esposo y no pude hacerlo, tal vez el próximo domingo”. “Cuando entra la enfermedad ya no quiere salir”, dijo Doña Natividad, quien estaba en un puesto vecino. Doña Nati sólo vende los domingos, “es que entre semana los puestos están ocupados”. Doña Nati tiene como quince años vendiendo tamalitos de verdura, de manjar y de frijolito tierno. Me explicó que el pitaul lleva más tiempo de cocción, por eso no siempre vende. Dijo que los otros tamalitos están en la olla unos cuarenta minutos y quedan listos, en cambio el tamal de frijol tierno requiere un tiempo de más de dos horas. ¡Pucha! La foto que anexo es un retrato de ella. Ya embolsa los pedazos de nopal que cortó con una hachita. Con Doña Chabelita compré un atol agrio para llevar y otro para tomar ahí. Ah, el primer trago es como estar en un valle y recibir el rayo de sol a las siete de la mañana. El espíritu, parecerá una contradicción, se refresca y se calienta al mismo tiempo. Una niña, al lado de Doña Nati, de sonrisa de panal de miel, le mostraba a su mamá (que vendía jitomate) la hachita que usa Doña Nati para el corte de nopal fresco. Doña Nati dijo que la niña está enamorada de la hachita (en cuanto crezca, pensé, olvidará la hachita y se enamorará de algún chico). Doña Nati explicó que usa la hachita para cortar el nopal, porque no tiene punta, esto lo hace menos peligroso. Vi cómo ponía dos o tres piezas de nopal en su mano izquierda y con la hachita en la derecha las cortaba con delicadeza y precisión. Movimiento exacto, como el que hace Doña Chabelita cuando sirve con un cucharón el atol. Posdata: compré unas tortillas hechas a mano, de maíz morado, ¡ah, qué delicia!, y dos medidas de pepita molida. Cuando caminé rumbo al tsurito, con tres bolsas en la mano, encontré al señor lector, él seguía tranquilo, escuchando música agradable, con un trompetista (¿Herb Alpert?), y leyendo a Camus (no logré ver el título, porque el señor levantó la vista al sentirse husmeado, sonreí, saludé y seguí mi camino. Pensé que un hombre que escucha ese tipo de música y lee a un autor tan deslumbrante era un hombre bueno). Me encanta ir al mercado primero de mayo. Está ahí, a una cuadra del parque central, en un majestuoso edificio, desde el año 1900. Si hubiera un poco de más orden y más limpieza sería un mercado sensacional, único en el mundo, orgullo del pueblo mágico. Hay que caminar con cuidado, en los pasillos hay unos registros que tienen tapas metálicas ya oxidadas; hay que caminar con cuidado, porque quienes cargan las cajas de madera con productos avisan con el clásico “¡golpe!, ¡golpe!”, pero ya están encima de uno; y, oh, qué ingratitud, los hombres que cargan los pedazos de carne de buey (¡bueyes!) caminan sin precaución manchando de sangre a quien no se retira a tiempo. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 20 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DEL PRESIDENTE MUNICIPAL DE LA TRINITARIA

Querida Mariana: le tocó al Profe Denis encabezar los destinos del pueblo de La Trinitaria, para el periodo 2024-2027, en la nueva ERA. Vos sabés, siempre lo he dicho, me encanta ir a La Trinitaria, es un pueblo de gente maravillosa. En los últimos tiempos ha tenido un gran avance, pero desde siempre ha sido cuna de personas ilustres. Como buen gobernante, el profesor Denis Gabriel Solís Alvarado, presidente constitucional de La Trinitaria, está pendiente de todos los rubros, por supuesto, la cultura es una de las joyas que pule día a día, porque es tradicional la riqueza de ese vertedero maravilloso. El otro día, mi querido y admirado amigo profesor Benito Vera Guerrero, cronista del pueblo de La Trinitaria y que (oh, qué bendición) fue maestro de quien hoy es presidente municipal, me envió datos biográficos de un gran personaje zapaluteco (recordá que el pueblo se llamó Zapaluta en sus orígenes, nombre maravilloso): Don Fedro Guillén. Recordamos que Don Fedro fue amigo cercano de Rosario Castellanos. Por ahí circula una fotografía donde están Fedro, Rosario y Lolita Castro. Tres personajazos de la cultura mexicana, universal. Para honrar los vínculos afectuosos, comerciales, históricos, amistosos e intelectuales que existen entre los pueblos de Comitán y de La Trinitaria, el profe Denis honra la memoria de Rosario Castellanos y celebra el centenario de su nacimiento. El otro día hizo favor de enviarme unas líneas con su pensamiento acerca de la gran escritora comiteca, amiga del ilustre Fedro Guillén: "Rosario Castellanos siempre estará vigente. Una mujer que sembró precedente en varios ámbitos y cuyo legado en la literatura, el feminismo y la cultura general, debe mantenerse vivo y ser rector de diversas acciones en la sociedad". Coincidirás conmigo en que esta declaración (la primera de las muchas que personajes ilustres nos regalarán en la celebración del centenario del nacimiento de Rosario) es histórica, porque se convierte en la cuenta de un rosario de cien rosas para honrarla. El profe Denis nos habla de la vigencia de la obra de Rosario. Ella, físicamente ya no está con nosotros, pero su pensamiento sigue iluminando las mentes más lúcidas del siglo XXI, porque, como manifiesta el presidente municipal de La Trinitaria su legado debe mantenerse vivo. ¿Cómo? Pues a través de la lectura de su obra, en la reflexión y en la acción. El profe Denis hizo hincapié en tres joyas: la literaria, su compromiso con la mujer y el vestido cultural de los pueblos. Nosotros, en Arenilla, insistimos en la confluencia de voluntades, que nuestras personalidades se unan en torno a la celebración, para decirle al mundo que, desde la tierra de Rosario Castellanos, seguimos manteniendo vivo su legado. Sabemos que ella fue una de las personas intelectualmente más dotadas del siglo XX, acá, en Comitán, en la región, nutrió su mente y su corazón. Por esto, el profe Denis, al brindar su comentario, habló de siembra que en varios ámbitos ella realizó. Una siembra que no fue fácil, pero que hoy rinde frutos excelsos. El profe Denis no dudó cuando solicité su comentario breve, de inmediato respondió, porque esta celebración debe conjuntar a las mentes más lúcidas de nuestro entorno. Vos, querida Mariana, ¿qué pensás de Rosario? Qué acerca de esos temas que ya puso sobre la mesa el presidente municipal de La Trinitaria: acerca de su obra literaria, acerca de su compromiso con el pensamiento de la mujer y con la cultura en general. Rosario, sin duda, abrió la ventana para la reflexión. Si hoy México es menos machista, si hoy tenemos a una mujer en la presidencia de la república, se debe a la labor de concientización de hombres inteligentes, pero, sobre todo, de acciones emprendidas por mujeres que, como Rosario Castellanos, abrieron la ventana para decirnos que nuevos vientos debían refrescar las estancias. Rosario dijo en uno de sus poemas que debe haber “otro modo de ser (…) otro modo de ser humano y libre”. Posdata: ahí queda para la historia la reflexión del profe Denis; dicha en el año 2025, año donde el mundo celebra el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 19 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON TELEGRAMAS

Querida Mariana: el telegrama de mis tiempos fue un mensaje con diez palabras, máximo. Tardaba cierto tiempo en llegar de una ciudad a otra. Había personas que llevaban los mensajes recibidos en la oficina hasta tu casa; el Telegrama de tus tiempos ya es una plataforma semejante al WhatsApp, el mensaje llega en forma instantánea. ¿Quién manda telegramas en estos tiempos? En Comitán la oficina ya cerró. En la oficina de telégrafos de México también se enviaba dinero a través de giros. Hoy, ah, bendita tecnología, todo mundo hace envíos de dinero mediante transferencias inmediatas. Los tiempos han cambiado. Han cambiado tanto que la feria comiteca de San Sebastián también es otra cosa. El lunes 13 de enero 2025 estuve ahí y te cuento lo que vi a través de telegramas: “Estuve parque San Sebastián. Viento helado. 6 tarde. Saludos familia.” El telegrama obligaba a tener una gran capacidad de síntesis, decir todo en diez palabras. Si te pasabas del número de palabras te cobraban por cada palabra excedente. Ahora me doy cuenta de la dificultad de expresar tanto en tan pocas palabras. La tía Elena siempre le reclamaba a su hija Alondra “hablás como si fueras telegrama”, le decía y luego agregaba: “ah, pero no vayás a estar con el Andrés, porque ahí sí sos una chachalaca”. Andrés era el que le contaba los lunares de su carita, de su pechito y de su culito. “Festejo triste. Pasado era alegre, presente sombrío. Acabó la tradición.” Conocí a varios famosos personajes que trabajaron en la oficina de Telégrafos, en Comitán. Las tres personas que mencionaré ya fallecieron, pero muchas personas de Comitán deben recordarlos. En primer lugar a Don Tito Caballero; luego a mi tío Gil González, esposo de mi tía Bety Córdova; y a mi primo Óscar Bermúdez. “Mando foto comprobatoria. Maquinitas vacías. Viejo dormita. Así los demás locales”. Los familiares de Don Tito y de Óscar me contaron que les preparaban una bandeja con agua caliente para que metieran los pies y así descansaran, porque caminaban todo el pueblo llevando los telegramas. Y, la mera verdad, aunque es un disfrute caminar en Comitán, ¡echate todas las subidas que tiene el pueblo a la hora del calor! Se auxiliaban con una bicicleta, pero de todos modos. “Vacíos futbolitos, garnachas, chingolingo, encurtidos, tacos, churros. Ningún juego mecánico.” Mi mamá conserva telegramas que recibió por su boda, todos envían felicidades y le desean un buen matrimonio. “Antes había alegres corridas toros. Hoy ni vacas se asoman.” Cuando estudié en la Ciudad de México mi papá me enviaba la paga en un giro que iba a cambiar en una oficina de la colonia Narvarte. Jamás, hasta donde recuerdo, envié un telegrama. Siempre preferí escribir cartas, porque vos sabés que la plática no fluye si te restringen el número de palabras. Es penoso toparse con gente que habla como hablaba Alondra con su mamá; es fascinante toparse con gente que habla como Alondra hablaba con su novio. Yo soy un poco gente telegrama, me cuesta hablar con las personas, por eso me califican como aburrido. Tal vez por esto prefiero, mil veces, escuchar a las mentes más inteligentes cuando me hablan a través de sus libros. “Entradas velas y flores. Vivas, campanadas, cohetes, procesión. Parque despierta.” Posdata: como siempre se ha dado, hay anécdotas curiosas del tiempo de los telegramas con diez palabras, porque a veces era difícil la capacidad de síntesis para explicar algún asunto delicado, asimismo existían los errores de ortografía, vos sabés que una coma modifica el sentido de una oración. “Llega mañana temprano tía muerta vaca dinero escaso manden saludos”. Este fue el mensaje que recibieron en la oficina de Comitán, el encargado de transcribir el mensaje se encargó de colocar las comas donde consideró que iban: “Llega mañana temprano tía muerta, vaca dinero escaso, manden saludos”. Los que recibieron el mensaje entendieron que el cadáver de la tía llegaría temprano, y que la familia hiciera una vaquita de dinero, porque escaseaba. En respuesta respondieron: “Enterados. Como lo pidieron, mandamos saludos”. El mensaje original daba a conocer que llegaría la tía, la que había muerto era la vaca, por eso ya no había paga y solicitaban envío de dinero. Al final se despedían enviando saludos. ¡Tzatz Comitán!

sábado, 18 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON PEATONES

Querida Mariana: viví mi infancia y parte de adolescencia en un Comitán que tenía calles peatonales. ¡Mentira! Sí, es mentira, pero como si fuera verdad. Según el diccionario, una calle peatonal es donde está prohibida la circulación de vehículos motorizados. Como advertís en esta fotografía, en la esquinita inferior, aparece la trompa de un auto; sin embargo, si mirás con atención verás que la gente camina con una tranquilidad que está representada en la actitud del compa que lleva una gorra, como si fuese una persona con autoridad, pudo ser un agente de migración o un cartero. ¿Ya miraste su horma? Camina como si fuese un cervatillo dueño de la pradera, con las manos adentro de las bolsas del pantalón. La fotografía es más o menos de los años sesenta. Al fondo se ve el edificio que ahora alberga el Centro Cultural Rosario Castellanos y en ese tiempo era la Escuela Secundaria y Preparatoria del Estado. Con cierta dificultad, pero se alcanza a ver las letras que así lo anuncian. Viví esta época, todos los de mi generación la disfrutaron. Estas calles del centro no eran, en forma oficial, peatonales, pero como si lo fueran, porque los vehículos eran pocos y, la mera verdad, los automovilistas eran muy decentes, respetuosos. ¿Ahora? Ah, pues, no me obligués a decir obviedades lastimosas. Tal vez alguien tiene el dato preciso de la fecha de la fotografía (que robé del Internet y que la coloreó algún compa en este siglo XXI), yo no la tengo, pero lo que sí puedo asegurar es que es antes de 1979, porque en este año las autoridades mandaron a derruir la manzana que acá se ve. Desapareció Casa Yannini y todo lo que acá se ve, hasta la esquina extrema donde estaban la tienda de las Ancheyta y dando la vuelta. ¡Toda la manzana! Por eso, mucha gente de aquellos tiempos (años sesenta y setenta) recuerdan con nostalgia esta manzana, porque todos tienen una historia qué contar. Fijate que el otro día estuve en el Archivo Municipal y hallé en una vitrina una hoja tamaño carta que dice: “Propietarios de la Manzana de la Discordia, en Comitán” y da la relación de nombres que se acerca mucho al tiempo como estaba la manzana cuando fue derribada y no corresponde a como se ve en esta fotografía. Dos ejemplos diré: el edificio de Casa Yannini no conservó la dignidad que acá se ve, al final se volvió un feo adefesio porque ya tuvo agregados en la parte superior; la farmacia Regina fue un edificio altísimo, de varios pisos y esto hizo que todo lo que acá se ve con cierta armonía se volviera un caos visual. La uniformidad arquitectónica se volvió un tachilgüil que, la verdad, era desagradable; es decir, a la manzana saludable le salieron chipotes que engusanaron el fruto. Al final de la relación de nombres del documento del archivo está asentada una nota que dice: “El nombre del propietario de la Casa Yannini hasta el momento es desconocido, ya que era de la ciudad de San Cristóbal”. Ah, quise sacar el documento y hacer la siguiente aclaración: como se ve en esta fotografía, el edificio bello, limpio, pulcro, que está en primer plano, dice “Casa Yannini”, porque ese fue el nombre que Don Vicente Yannini (coleto, es cierto) le puso a su negocio donde vendía refrigeradores, discos, tocadiscos, estufas, cilindros de gas y demás hierbas, pero el edificio no era de él, el edificio era de mi papá: Don Augusto Molinari Bermúdez, él compró el terreno y mandó a construir este edificio, por eso, en lo alto se ve un letrero grande de la Carta Blanca, porque mi papá aprovechó hacer publicidad, ya que era distribuidor de dicha marca cervecera. ¿Te doy otro dato? Mi mamá no tiene tampoco las fechas precisas, pero ella trabajó un tiempo en la Casa Yannini. Cuando don Vicente entregó el local a mi papá, porque levantó su negocio, mi mamá aprovechó el espacio familiar y puso su tienda de estambres, que tardó hasta 1979, año en que el gobierno dijo a los propietarios: ¡ahí se ven!, acá está su paga por expropiación, busquen otro lugar, y todo mundo de acá se cambió a otro lugar, mi mamá compró un local en el Pasaje Morales y ahí se pasó. Aclarado el punto, dándole el crédito correspondiente, porque al César lo que es del César y a mi Augusto lo que fue de Augusto, puedo contarte que viví este Comitán apacible, inolvidable, donde las calles parecían ser peatonales, como acá se ve, porque no es sólo el de gorrita, sino los demás peatones que caminan tranquilamente. ¿Ya viste al otro compa de gorrita? Es un cartero, ahí se ve la bolsa que lleva con la correspondencia y la bicicleta que utilizaba para el reparto. Ya sé que estás esperando la relación. Copiaré lo que está en el documento del archivo, ¿va? Sólo como agregado diré que la Casa Yannini en realidad era la casa Molinari; luego estaba Don Francisco Escobar (Joyería Escobar); C. Ramiro Ruiz Alfonzo (Proveedora Cultural); C. Jesús Ruiz (Farmacia Regina); C. Rodolfo Nápoles (Agencia Ford); Límbano Moreno (Supermercado 9 estrellas); C. Héctor Rubio (Casa Rubio); C. Romelia Ancheyta (Casa Ancheyta); C. Julio Avendaño; la mamá del ingeniero Ibarra; licenciado Robles; C. Adolfo Altúzar; profesor Nicolás Carboney; Fiscal Ayuntamiento; C. Ricardo Saborío; C. Hernán León (Casa León); C. Gilberto Solís; C. Yolanda Trujillo; C. Walter Díaz; profesor Manuel Gómez; C. Fernando Tovar (Casa Tovar); C. Leonor Pulido (Casa Esther); Novedades Cecilia; Dr. Armando Gordillo Domínguez (dentista); C. Arturo Rivera Alfaro (ARA, dulcería); C. Jorge Domínguez (Casa del Ciclista); C. Higinio Torija (Rincón Brujo); C. Adolfo Argüello; C. Ramiro Rojas; C. José Meza; y C. Octavio Penagos. Esta relación de nombres es la que aparece en el archivo. No se consigna el nombre de la persona que la elaboró, pero yo diría que se acerca mucho a como estaba cuando derribaron la manzana. Los locales que estaban frente al parque central comenzaban con el consultorio del doctor Armando y terminaban con el edificio de mi papá. Digo pues que cientos de personas tienen recuerdos de esta manzana, de este Comitán tranquilo, donde las calles parecían peatonales, porque el movimiento de autos era leve e, insisto, todos los automovilistas eran educados y no corrían en forma desaforada como ahora (en estos tiempos agregale el batallón de motociclistas, sobrinos predilectos de Míster Rápido y Furioso). Muchas personas compraron artículos en la Casa Yannini o estambres en la tienda de mi mamá. ¿Cuántas personas compraron una cadenita o mandaron a hacer anillos en la Joyería Escobar? Ah, ya ni te digo las toneladas de muchachitos y muchachitas que compraron figuritas para llenar los álbumes en la Proveedora Cultura, atendida por uno de los señores más bellos que ha parido este pueblo: Don Rami Ruiz (ahí compré muchas revistas de monitos y mis primeros libros de cuentos, de poesía y novelas). Por ahí en la relación apareció el nombre de Don Rodolfo Nápoles, quien era el distribuidor de los autos de la marca Ford. Hoy conocemos las salas de exhibición de autos, la mayoría está en las orillas del bulevar, son salas enormes y muy dignas. Don Rodolfo exhibía un auto nuevo (no cabía más) en una sala pequeña, oscura. Insisto, los autos eran pocos, sólo tenían carros los ricos. ¿Cuánta gente tomó un café, un helado o un refresco en las mesas impecables de “Nevelandia”, de Don Ramiro Rojas? ¿Y qué decir de la bola de vagos (lo digo en buena onda) jugadores de billar que pasaban al fondo del restaurante donde había varias mesas de pul y de carambola? El espacio del billar siempre estaba oscuro y con mucho humo de cigarro. ¿Cuántos orinaron en el mingitorio que estaba en el fondo y que siempre tenía en el canal un montón de cáscaras de limón para evitar la peste de los orines? En ese tiempo, los billares casi no eran frecuentados por mujeres. Boberas de esos tiempos. Lo mismo sucedía con las cantinas. Ah, cuántos bolos (lo digo en buena onda) disfrutaron de las macharnudas en la cantina de Tío Tavo. En una o dos ocasiones las probé, pero lo que sí era mi vicio eran los panes compuestos que él preparaba y que eran panes con receta exclusiva. Mi paladar los recuerda como los panes compuestos más ricos que jamás se prepararon en este pueblo, porque en lugar de las famosas tres hebras de carne que ahora llevan, él le ponía una rodaja (sí, transparente, mínima) de chicharrón de hebra. Esos panes eran riquísimos y Tío Tavo las preparaba en su local que tenía muy cerca de la tienda de mi mamá. Posdata: digo que todo mundo que conoció y vivió la manzana de la discordia tiene historias para contar, historias que son esencia de su vida y recuerdos para nuestra historia común. ¡Tzatz Comitán!

viernes, 17 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON ENCUENTRO MARAVILLOSO

Querida Mariana, platiqué con los profesores Ramiro Alermo Domínguez Ruiz y José Antonio Ruiz González, quienes estudiaron en la Escuela Normal Rural Mactumactzá. ¿En dónde? Sí, en la Mactumactzá. En estos tiempos hay personas que escuchan el nombre y lo asocian a conflictos. Dejá que te cuente y la imagen de la Normal Rural se modificará, lo aseguro, porque de ahí han egresado profesores con gran vocación de servicio, como mis dos amigos comitecos, como todos los compañeros de su generación. Ni me quedés viendo así con cara de que use lenguaje inclusivo. ¡No! En el tiempo que Ramiro Alermo y José Antonio estudiaron en la Mactumactzá sólo aceptaban alumnos varones internos. Te cuento, ellos son integrantes de la generación 72 - 76. Muchos estudiantes eran chiapanecos, pero también hubo un nutrido grupo de estudiantes oaxaqueños, porque los alumnos de la secundaria Reyes Mantecón tenían pase directo para estudiar en la Normal chiapaneca. ¿A quién corresponde la zona de Los Chimalapas? ¡Saber! La Normal Mactumactzá fue escuela que sirvió a oaxaqueños y chiapanecos con pasión y los formó dentro de los grandes valores. Mis amigos dicen que recibieron una gran formación porque la escuela les inculcó el gran valor de la disciplina, porque puede decirse que era semi militarizada. Mirá si no, a las cinco de la mañana sonaba la corneta para levantarse, hacían deporte, se echaban un baño, desayunaban en los comedores comunitarios (desayunos regulares, cuentan, no de restaurante de cinco estrellas) y se presentaban a los salones, donde recibían clases de 9 de la mañana a las 2 de la tarde. Luego era la hora de comida y volvían a los salones de clase de 3 a 5 de la tarde. Pobre de aquel que anduviera con modorra o con ensueño, ¡no!, el pueblo de México subsidia sus estudios y espera lo mejor de ustedes. La educación era estricta, para que ellos aprendieran lo que después retribuirían en el trabajo. Su generación egresó hace cuarenta y nueve años, ¡toda una vida! Por eso, ahora en estos días, profesores chiapanecos y oaxaqueños vendrán a Comitán para celebrar un reencuentro, para celebrar el orgullo de ser maestros que abrevaron en la gloriosa Mactumactzá y le han cumplido a la patria. Los anfitriones han preparado un programa cultural para recibirlos en el patio del Museo Rosario Castellanos, luego un convivio en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad, La Casa del Marqués, y al día siguiente un paseo a Los Lagos de Montebello. Ah, qué hermoso abrazo para reencontrarse en nuestro pueblo mágico. Ramiro Alermo y José Antonio me platicaron que cuando salieron de la Normal, en 1976, fueron comisionados a trabajar en escuelas rurales de la zona 25, uno en Malé y otro en La Grandeza, en lo alto de las montañas, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar. Subían en camioncitos de redilas, con cadenas en las llantas, para desplazarse en lodazales. Las experiencias de vida fueron maravillosas, en las pequeñas escuelas, lejos de las ciudades, sembraron la semilla del conocimiento en las mentes y corazones de niños y niñas, a la vez que, como sucedía con el magisterio rural, auxiliaban a la comunidad con el cultivo de huertos, con recomendaciones sanitarias y consejos legales. Ellos bajaban a Motozintla una vez a la semana para la despensa y regresaban a la comunidad. ¿Comitán? Sólo en periodos vacacionales. Posdata: en la Normal practicaron deporte, aprendieron música y talabartería en los talleres, realizaron actividades agrícolas en las 15 hectáreas, en Plan de Ayala y aprendieron los valores esenciales de la tradicional escuela mexicana, de la gran escuela mexicana. Que viva la generación 72 - 76 de la Escuela Normal Rural Mactumactzá. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 16 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON FESTEJO

Querida Mariana: el gobernador de Chiapas estuvo en su pueblo: Comitán. El 14 de enero (un mes antes del día de la amistad) llegó a la Escuela Preparatoria del Estado, institución donde cursó su bachillerato. En la prepa de Comitán dio inicio al llamado Eje de Infraestructura en Chiapas. Los chicos y chicas estuvieron felices con la presencia del Doctor Eduardo Ramírez Aguilar, el destacado paisano. No hubo clases, porque todo mundo acudió a la recepción. Lo que no apareció en alguna nota periodística fue que tal visita coincide con los cincuenta años de la fundación de dicho plantel, porque no todo mundo sabe que fue en 1975 cuando se inauguró el nuevo edificio, porque hasta 1974 la prepa estuvo donde ahora está el Centro Cultural Rosario Castellanos. Y lo que no todo mundo sabe es la historia. Te conté que el 28 de diciembre 2024, nos reunimos un grupo de compañeros de la generación 71-74 de la prepa. Nos reunimos porque celebramos ¡cincuenta años de egreso! Daladier Anzueto dijo, en el mensaje, que disfrutábamos la vida, la posibilidad de reunirnos después de cincuenta años. Resulta, mi querida Mariana, que mi generación fue la que logró la construcción del nuevo edificio de la prepa y de la secundaria. Un grupo de adolescentes conscientes, intrépidos, hicieron un movimiento de huelga para obligar a las autoridades a que dotaran a los estudiantes instalaciones dignas, porque, la mera neta, los salones del edificio al lado del templo de Santo Domingo no tenían las condiciones dignas para el aprendizaje, con decir que el laboratorio de química le decíamos “el gallinero”, la química Angelita Ramírez se paraba frente a una mesa y hacía la práctica, mientras el alumnado, sentado en un graderío improvisado con tablas de madera observábamos el experimento. ¿Cafetería? Ni en sueños. ¿Sanitarios? Mediocres. Así que un día se aventaron una huelga tan bien planeada que obligaron la presencia del secretario de educación de Chiapas, quien no halló mayor salida que firmar un acuerdo para la construcción de los nuevos edificios, y en 1975, los chicos y chicas de la prepa estrenaron el edificio que ahora recibió la visita del gobernador de Chiapas con la buena noticia del inicio de ampliación de instalaciones. El gobernador se comprometió a cambiar todo el mobiliario, porque dijo: “…ustedes siguen estando con las sillas con las que yo estudié…” De esta manera, entonces, sin decirlo, celebró con acciones los cincuenta años de vida del actual edificio. Mis compañeros, quienes lograron la hazaña de convencer a las autoridades para construir los nuevos edificios de la prepa y de la secundaria, ya no disfrutaron las instalaciones, ellos (¡qué generosos chicos y chicas de los años setenta) sembraron el árbol para que las nuevas generaciones disfrutaran de las nuevas instalaciones. El gobernador Eduardo habló del cambio de mobiliario. Uf. Nosotros estudiamos en sillas viejas, incómodas. Hoy, gracias a la visión de nuestro paisano, la chaviza tendrá sillas ergonómicas, cómodas, actuales. Pero no sólo tendrán sillas nuevas. En el inicio de este eje el director del Instituto de la Infraestructura Física Educativa anunció que construirán tres aulas didácticas, techado con canchas múltiples, obras exteriores y, ¿qué creés? un laboratorio polifuncional. Ah, qué lejos quedó el ingrato recuerdo del laboratorio improvisado donde estudiamos en 1974. Mis compañeros lucharon con denuedo para que las nuevas generaciones tuvieran instalaciones más dignas y hoy el gobernador de Chiapas vino a refrendar su compromiso con la sociedad. La nueva ERA ya inició, con el pie derecho, el gobernador, a pocos días de iniciada su gestión, está realizando actos sublimes en todo Chiapas, como él dijo: “estoy empeñado en que Comitán sea una ciudad modelo”. Posdata: qué buena manera de celebrar cincuenta años del nuevo edificio. Algún día se reconocerá el movimiento que realizaron mis compañeros de la generación de prepa para que el actual gobernador, cuando estudió su prepa, lo hiciera ya en aulas más luminosas. ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 15 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN VEHÍCULO COTZERO

Querida Mariana: juro que no fue mi intención. Vi el conductor de esta motocicleta y pensé: “esto es un vehículo cotzero”. Mirá lo que dije: vehículo cotzero, que se puede traducir, ya en plan bromista, como: veí culo cotzero. Y es que, perdón, todo está relacionado con esa maravillosa palabra comiteca, que es símbolo de identidad. Muchas anécdotas e historias tienen a la palabra Cotz como esencia de su columna. Hay muchos modismos comitecos que al paso del tiempo se han ido consumiendo, pero el Cotz es como la lámpara de nuestro faro cultural. Mayores y jóvenes siguen usándola. Es cierto, ya no la vemos pintada en las paredes como en los años sesenta. ¿Qué esperabas? Los tiempos cambian, ahora el cotz es viajero. He visto viniles pegados en muchos autos y camionetas. Ah, nos hemos modernizado. Y ahora, mirá, ¡una primicia! Me topé justo en el inicio de la subida a Guadalupe con este intrépido motociclista que colocó la palabra Cotz en la parte trasera del vehículo y en su casco de protección. ¡Qué elegancia la de Francia! ¡Qué café con pan el de Comitán! Comitán de las butifarras, del hueso con chaya, el Comitán cotzero de todos los tiempos. Conozco al conductor de este vehículo cotzero. ¿Se vale definir a este vehículo como un triciclo grandote, porque tiene, hasta donde entiendo y veo, tres llantas? ¿Cómo se denomina un triciclo cuando es vehículo exclusivo para adultos? ¿Se llama trimoto? ¿Cómo puede denominarse a una moto y a un motociclista que tiene como bandera al ¡cotz!? Los comitecos y comitecas amamos el cotzito lindo y jacarandoso. En los años setenta, en cuanto los jóvenes entraban a una fiesta en el patio enladrillado de una casa, con hermosos corredores, gritaban: ¡cotz para los marimberos! Nadie puede decir el origen de tal saludo, pero los marimbistas se enojaban y mientras más se encabronaban más recibían esta ablución, como balde de agua. Ahora hay personas que dicen ¡va cotz! como decir “¡de acuerdo!” Alguien pregunta: ¿vamos al cine?, y otro responde: ¡va cotz! El cotz es uno más de los árboles de nuestra identidad. Bueno, con decir que sin hablar inglés todo mundo lo conjuga: I cotz, you cotz, he cotz, she cotz… porque eso sí, ¡somos inclusivos! Él echa cotz y ella también echa cotz, los comitecos son echa cotz de naturaleza, arrechos de por sí. ¿Has oído alguna vez que alguien dice: “cotz a la corompitz y a la carcovia”? ¿Qué es corompitz? ¿Qué es carcovia? ¡Saber! Nadie puede explicarlo, pero todo mundo lo dice, suena como una posición sexual tan atrevida que ni Sade la imaginó. Echar cotz a la corompitz y a la carcovia es como un salto triple mortal. Y ahora, en las calles de Comitán, el Vengador Cotzero transita con su potente trimoto de lujo, porque el cotz exige autos a la altura de su prestigio. Sería un descrédito que de pronto halláramos la palabra escrita en una motito de esas sacadas por abonos chiquitos (sin albur). No, los viniles que he visto los he descubierto en camionetas pirruris y ahora en una excelente moto, que brilla de tan bonita. Cotzito lindo y jacarandoso, decimos y hacemos. Por eso, Don Flavio Guillén llegó a esta tierra y la llamó Comitán de Las Flores, por la belleza de sus jardines y, sobre todo, por la belleza de sus mujeres. Pensó llamarlo Comitán del Cotz, pero alguien le dijo: maestro, no podemos escribirlo así, ah, bueno, entonces digan que es de Las Flores, por la belleza de sus mujeres, en realidad había pensado en decir que las cositías echan cotz en forma linda y jacarandosa. Comitán de los chinculguajes y también del cotzito rico. A estas alturas ya no sirve decir que en nuestro pueblo se usa esta palabra que no es castellana, tal vez tzotzil, para nombrar el acto sexual. Cuando alguien invita a otro o a otra a echar cotz lo invita a hacer jueguitos de cama. ¿A quién se le ocurrió llamar al acto sexual con tan hermosa palabrita? Nadie sabe responder a tal pregunta. Lo cierto es que la palabra cotz se ha convertido en un símbolo de identidad de los comitecos y de las comitecas. Se dice, porque es verdad, que en algún país lejano, un comiteco camina por una banqueta y de pronto escucha: ¡cotz!, vuelve la vista y no encuentra a nadie, pero sabe que otro pinche comiteco está escondido detrás de un poste y se bota de la risa. Gritar ¡cotz! es lanzar la bandera de identidad comiteca. Posdata: Jamás hallarás esta trimoto circulando en calles neoyorquinas o parisinas, ¡no!, esta motocicleta sólo circula en este pueblo maravilloso. Comitán es un pueblo cotzero, nadie lo puede negar. ¡En buena hora! En buena hora, porque el cotzito es lo que ahora los chicos y chicas llaman “delicioso” y es lo que preserva a la humanidad, es vida, pues. ¡Tzatz Comitán!

martes, 14 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON LIBROS DE DOÑA LETY

Querida Mariana: en un papel olvidado hallé una serie de notas acerca de Doña Leticia Román de Becerril. Hacía limpieza y cortaba papeles viejos. Lo hallé y dije que antes de romper el papel y mandarlo al basurero te compartiría esas líneas, líneas que hablan de quien, Edgar Robledo dijo: “Es una magnífica escritora”, mientras Jaime Sabines dijo: “Doña Leticia no es una escritora profesional, ni pretende serlo”. Doña Lety publicó siete libros. Mirá la relación que hallé en el papel: - “Al final del camino”, novela. 1991. Tiraje: 3 mil ejemplares. - “Las anécdotas de papá. Cuentos para leer en familia”, divertimento. 1993. 2 mil ejemplares. - “Comitán. Un lugar para soñar. Calendario gastronómico”, recetario, con chispazos literarios. 1995. No hallé el número de ejemplares publicados. - “Chiapas. Kaleidoscopio histórico”, ensayo. 1995. 2 mil ejemplares. - “Arte y artistas”, 1997. 2 mil ejemplares. - “Historia de la Escuela Secundaria de Comitán”, ensayo. 1999. Plaquet. - “Padre Carlos”, biografía. 1999. Tampoco hallé el tiraje. Como mirás, Doña Lety fue una apasionada investigadora, pero también coqueteó con la creación literaria, porque se atrevió a escribir una novela: “Al final del camino”, cuyo prólogo lo escribió el gran poeta chiapaneco Jaime Sabines. Fue amante del arte, una destacada ejecutante del piano. Por ahí existen casetes y discos compactos que grabó. La última línea que escribí dice: “fui amigo de Beto, el menor de sus hijos. Tuvo tres hijos varones: Enrique, Rafael y Alberto”. Fui compañero de Beto en la escuela primaria Fray Matías de Córdova, frecuentaba su casa, llamaba mi atención que a la hora de la comida escuchaban música clásica y acompañaban la comida con vino. En los años 80, un grupo de amigos publicamos un semanario que se llamó “Ensayos”. Doña Lety fue colaboradora. Te conté, en una ocasión, que fui testigo de su pasión, porque cuando llegaba a su casa por su colaboración la hallaba trabajando en la mesa del comedor, donde había un montón de libros de historia. Para escribir sus libros de ensayos investigó en los archivos de San Cristóbal y de Guatemala. El libro “Las anécdotas de papá. Cuentos para leer en familia” es un homenaje a su papá, porque ella recordaba que él “siempre proporcionó alegría, con su inagotable ingenio, y brindó amable camaradería a todos los que tuvimos la suerte de convivir con él y ser sus amigos”. Para que tengás una mínima idea del contenido, te paso copia de un chistorete que, sin duda, Doña Lety lo escuchó de voz de su papá, Don Alberto Román Aranda: EL TRECEAVO APÓSTOL. Un pintor pueblerino recibió el encargo, del cura del lugar, de pintar un cuadro de la Última Cena. Cuando fue a entregar el susodicho encargo, el cura contó 14 personajes, en vez de los 13 reglamentarios, o sea el señor y sus 12 discípulos. Prontamente le hizo saber su error al pintor, y le exigió que lo enmendara. Como el pintor ya no quería trabajar más, le puso el siguiente letrerito debajo del que sobraba: “Yo no soy apóstol ni soy nada, sólo vine a cenar y me largo a la fregada”. Posdata: ya cumplí. Por algo apunté estas líneas. Doña Lety falleció el 30 de noviembre 2021. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 13 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON LA BELLA PAULINA

Querida Mariana: esta fotografía es de privilegio, pero, como a veces lo hago, la aderezo con algunos comentarios, porque acá estoy con Paulina Margarita García López, quien es licenciada en coordinación y diseño de modas. ¿Viste lo que escribí? Margarita (gran amiga de los propietarios del restaurante Mahi Mahi, que también son amigos nuestros) es experta en moda y, la gran noticia es que inauguró el Instituto Dhoti, que ya tiene abiertas sus inscripciones para el primer cuatrimestre. Es una gran noticia para Comitán y la región. Conozco a muchas personas que les encanta esa vaina de la moda. Es un gran campo de creación y con gran perspectiva en el campo laboral, porque, seamos honestos, no todo mundo viste ropa de paca de a veinte pesos. El licenciado Héctor Flores, propietario de la prestigiosa tienda “San Marcos” me explica que Comitán siempre se ha caracterizado por ser una población donde sus habitantes visten bien. Y ahora, Paulina Margarita compartirá los conocimientos adquiridos en Guadalajara. Las inscripciones ya están abiertas, porque los cursos ya iniciarán. Las personas que estén interesadas se deben apurar a solicitar información. En este cuatrimestre no habrá costo de inscripción. Los lugares son limitados (cupo máximo 8). Basta tener concluida la educación secundaria y tener pasión por lo relacionado con el diseño de moda para que estudien en el instituto de Paulina Margarita. Algo muy importante es decir que el Instituto Dhoti está reconocido por la Secretaría de Educación Pública, así que las personas que ahí estudien, al término de seis cuatrimestres obtendrán su certificado autorizado y con validez en toda la república. ¿Cuánto es el costo de la colegiatura? Bien barato: mil pesos mensuales. El dinero destinado para la educación es una buena inversión, nunca es un gasto. Cuando Paulina Margarita me platicó su proyecto noté su pasión por esta actividad. Me confesó que otra de sus grandes pasiones es la gastronomía, por eso, en el edificio donde ahora está el instituto tuvo un restaurante que ahora atiende su papá, en otro lugar. ¿Sabés cómo se llama el lugar? “El mal del puerco”. Sí, así se llama y es muy visitado. ¿En dónde está el Instituto? Cerca, muy cerca, del Restaurante 1813, en el barrio Microondas. Antes de llegar al 1813, hay una calle cerrada, a pocos pasos está el Instituto Dhoti, con instalaciones dignas. Ah, me encantó el patio donde tiene una pared llena de macetitas con suculentas, es una pared llena de vida. Mucha vida dará este instituto a la actividad profesional de Comitán. No hay límite de edad para ser estudiante de modas, ya dije que basta tener concluida la educación secundaria. Las instalaciones cuentan con la oficina, el patio que ya te dije, sanitarios, vestíbulo, salón teórico, salón de corte y patronaje (con una gran mesa para realizar el trabajo creativo) y un salón de costura (para poner manos a la obra, con mobiliario y máquinas nuevas, de paquete). Todo está pensado para que el alumnado (hombres y mujeres) obtengan una preparación excelente. Cuando le pregunté a Paulina Margarita su determinación de abrir el instituto, sin dudarlo me respondió: “que Chiapas crezca”. ¿Mirás? Puede ser que algunas de tus amigas o algunos de tus amigos han soñado con tener el conocimiento para ser grandes modistas. ¡Acá está la oportunidad! Esta opción es para chicos y chicas y para gente mayor, por supuesto que sí. Digo que sólo hay ocho lugares disponibles y ya está por iniciar el primer cuatrimestre. Que no me vayan a salir con que no avisamos a tiempo. Si tenés alguien que le pueda interesar esta información, hacé favor de enviarla por WhatsApp o decile que entre al Facebook y busque la página del instituto. De todos modos te paso la dirección: 9ª calle sur oriente, privada de la amistad (pucha, hasta el nombre de la calle es como un buen augurio). Posdata: el nombre del instituto es una palabra en sánscrito, relacionada con la tela. ¡Tzatz Comitán!

domingo, 12 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON NOTICIA MARAVILLOSA

Querida Mariana: lo dije, el año veinte veinticinco será luminoso para Comitán. Sí, celebraremos el cumpleaños cien de nuestra Rosario Castellanos, pero habrá más árboles que darán frutos. Mirá la foto que anexo. ¿Identificás la casa? Sí, es la casa de Don Efraín Guillén Melgar (quien nació en 1935) y de Doña Reina Alcázar Cancino (quien nació en 1943). ¡Es una casa bellísima que ha formado parte del entorno del tradicional barrio de San Sebastián! En este año Florencio y Lupita, personas exitosas, amantes del arte y comprometidos con la esencia humana, inaugurarán Casa Bataneca – Hotel Boutique. ¿Mirás el nombre del hotel boutique? Es un nombre enraizado en nuestra identidad comiteca. El nombre honra al barrio de San Sebastián y honra a Comitán, ¡honra a nuestra cultura! Todo mundo de acá sabe que a los habitantes del barrio de San Sebastián les decimos “batanecos”; ellos, cuando alguien les pregunta dónde residen, mencionan, con orgullo: “soy bataneco”. Es comprensible ese orgullo, porque en dicho barrio se gestó la Independencia de Comitán, que propició la Independencia de otras ciudades chiapanecas y de países centroamericanos. ¡La gesta heroica inició acá! Así, este barrio histórico no sólo es emblema de Comitán sino de Chiapas entero. Los héroes Fray Matías de Córdoba y Fray Ignacio Barnoya, así como la heroína comiteca Josefina García Bravo, son flores del jardín de San Sebastián, jardín que pronto, muy pronto, se verá ampliado con una de las flores más bellas: Casa Bataneca. En muchos lugares del mundo hay templos dedicados a San Sebastián, plazas con dicho nombre, pero sólo en Comitán, porque así somos, el barrio de San Sebastián es barrio de batanecos. Somos auténticos, únicos. Me encanta saber que empresarios sublimes emplean nombres auténticos. Es una práctica innoble bautizar a empresas comitecas con nombres extranjeros. El nombre de este Hotel Boutique está enredado en nuestra cultura, es un nombre que no existe en ninguna parte del mundo; Casa Bataneca es una joya lingüística, es un abrazo, una mano abierta, una ventana, es una piedra preciosa descubierta por Lupita y por Florencio. Dijimos que este año celebramos el cumpleaños cien de Rosario Castellanos. ¿Recordás que su mamá, Doña Adriana Figueroa, fue habitante de este barrio? Hoy, gracias al genio literario de su hija, Doña Adriana es conocida en el mundo, porque su nombre aparece escrito en muchas páginas de libros, se escucha en podcasts, en conferencias y en documentales. A partir de este día, el nombre de Casa Bataneca se inscribe también en el libro de honor de nuestro pueblo y del mundo. Casi casi puedo asegurar que en el cumpleaños de Rosario Castellanos, el 25 de mayo, ya estará abierta Casa Bataneca, para que los visitantes tengan una estancia excelsa. La Casa Bataneca hace esquina en la calle Jaime Rodas Rovelo y, ¡faltaba más!, en la avenida Rosario Castellanos. Tal vez el hotel boutique esté listo antes, porque los trabajos van muy avanzados. Dije que Lupita y Florencio son conocedores y amantes del arte, por ello Casa Bataneca es un espacio con detalles artísticos que alimentan el espíritu. En el centro del patio central hay un espléndido surtidor de agua (un chorro de agua que brota del suelo, como si fuese un árbol de agua, que refresca el aire); y al cruzar el zaguán se conserva una espléndida pérgola de madera con flores, que sus propietarios originales le decían “tapesco”, al mero modo comiteco. Asimismo, la bienvenida la da una puerta en hierro calado, del gran artista oaxaqueño Ixrael Montes, obra que sintetiza la esencia de la familia, porque si los propietarios llamaron Casa a su hotel es porque esta casa, llena de luz, fue bálsamo para Don Efraín y para Doña Reina, así como para sus tres hijas: María Guadalupe, Victoria y Elisa; siempre recibió a los invitados con el cielo abierto, con la proverbial cortesía comiteca. Siempre que veo una fuente soltando un chorro de agua recuerdo versos de un poema de Octavio Paz: “Un sauce de cristal, un chopo de agua, / un alto surtidor que el viento arquea…” En Casa Bataneca la palabra juega en el agua. En los arcos de las habitaciones habrá unas puertas exquisitamente pintadas por uno de los grandes artistas de Chiapas: Manuel Cunjamá. Ya sabés que en el Centro Cultural Rosario Castellanos existe el mural “Alma de Comitán”, obra del mencionado artista plástico, donde está la imagen de Rosario Castellanos, acodada en una ventana. Posdata: cielos espléndidos para Comitán en el 2025: el cumpleaños cien de Rosario Castellanos y la inauguración de Casa Bataneca, un hotel boutique que da lustre al ilustre barrio de San Sebastián. ¡Rejas de papel de china, confeti, marimba y un pitutazo de comiteco! Ya lo dijo Lupita, se trata de “estar orgullosos de lo que somos”. Por supuesto que sí. Sus propietarios, espléndidos empresarios, le apuestan a Comitán, ponen su pasión al servicio del pueblo. ¡Felicidades! ¡Que todo sea para honrar a sus ancestros y para glorificar a Comitán! ¡Tzatz Comitán!

sábado, 11 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON FESTEJOS EN PUERTA

Querida Mariana: ¿qué querés? Este año estaremos no con el Jesús en la boca sino con el Rosario en la boca; más bien, con la Rosario, con la Rosario Castellanos. Esto es así, porque en este 2025 el mundo celebra el cumpleaños número cien de la gran escritora comiteca, quien está considerada por la crítica literaria como la mayor exponente de los escritores mexicanos del siglo XX. ¡Ah, qué orgullo! Orgullo para nuestro pueblo haber sido la cuna que alimentó los sueños de la poeta, narradora, dramaturga y ensayista. Me da gusto que, por parte del gobierno estatal, ya está instalada la Comisión de Festejos del Centenario de Rosario Castellanos. ¡Genial! Esto quiere decir que ya se define la estrategia a seguir, para que el mundo sepa que en Chiapas se celebra el cumpleaños cien de la escritora. Ya dijimos el otro día que en Comitán habrá muchos guateques, pero la joya de la corona es el cumpleaños cien de Rosario. El otro día, mi amado Gutmita dijo que el rosario representa cincuenta rosas, me gustó esa su definición, que saber de dónde la sacó, pero ahora decimos entonces que, en este año, Chiapas ofrecerá cien rosas para Rosario. En redes sociales circuló una fotografía (reciente, de hace dos o tres o cuatro días) donde, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez se reunieron integrantes de dicha Comisión de Festejos. Por ahí vi a gente conocida. ¿Quiénes encabezaron dicha reunión? Dos personajes claves: la directora de Coneculta, nuestra querida amiga Angélica Altuzar Constantino, y el coordinador de asesores del titular del ejecutivo de Chiapas, nuestro querido amigo Juan Carlos Gómez Aranda. Conté veintidós personas en la fotografía oficial, foto del recuerdo, foto histórica, porque es como el inicio del guateque supremo. No conozco a todos los integrantes, pero por ahí vi caritas conocidas. Como estamos en confianza nombraré los rostros que identifiqué, que son personas comprometidas con esta iniciativa. Mirá, reconocí a Antún Kojtom (el compa artista plástico que obtuvo en fechas pasadas la Medalla Rosario Castellanos, máxima presea que otorga el Congreso del estado de Chiapas), luego vi la carita de Hermilo Aranda (quien actualmente es el director del Centro Cultural Rosario Castellanos, que está en Comitán, frente al parque central), también identifiqué a Diego Greene (director de cultura, arte y chiapanequidad, del ayuntamiento comiteco); tres queridísimas amigas tuxtlecas, gente comprometida con la cultura, que han realizado un excelso trabajo de promoción: Violeta Pinto, Socorro Trejo Sirvent y su hermana Marissa Trejo Sirvent (ya miraste que en el Museo Rosario Castellanos existe una réplica del cachito de lotería nacional con el que se reconoció a nuestra escritora. La réplica es un dibujo del gran artista Julio Alegría y fue una iniciativa de Violeta, junto a nuestra paisana Clarita del Carmen Guillén). Va, ¿quién más en la foto? Cicerón Aguilar y Roberto Ramos Maza, funcionarios del Coneculta que siempre están pendientes de los grandes actos. También identifiqué a nuestro querido amigo Carlos Román, quien es el director del Archivo General del Estado de Chiapas. ¡Ah, también vi a Josué Avendaño! A él le encanta andar metido en ajos culturales, lo conozco como un gran lector y practicante de la oratoria. Identifiqué a la brillante académica, experta en la obra de Rosario Castellanos: Silvia Álvarez Arana, a quien conocí cuando estudió en el Colegio Mariano N. Ruiz. Bueno, también estuvo la ya citada poeta Clarita del Carmen Guillén; al último que identifiqué fue al querido poeta y escritor Mario Escobar Gálvez, director del Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía. Pero, ya dije, estas caritas son las que identifiqué, hubo más, hasta completar veintidós. Buen número. Si, como dice el dicho, dos cabezas piensan más que una, pues veintidós pensarán a la ene potencia. Que todo sea para bien de la cultura de Chiapas, que todo sea para festejar en grande a quien se merece un guateque espectacular. El mundo celebrará a Rosario Castellanos, Chiapas tiene que superar esos festejos y no se diga Comitán. Pienso que todo mundo está en la misma sintonía, que las autoridades locales advierten la trascendencia del acto y que le echarán toda la carne al asador. Rosario Castellanos merece una magna celebración. Te he contado que en ocasiones me he topado con gente que pregunta: ¿y qué hizo Rosario por Comitán? Mi respuesta es inmediata: ¡casi nada, puso a nuestro pueblo en el mapa intelectual del mundo! Hizo visible a Balún Canán, ella es la comiteca más distinguida de toda la historia del pueblo. He rascado en la historia de nuestro pueblo y he visto muchos personajes maravillosos, pero nadie, nadie, con la trascendencia internacional que tiene Rosario. Te cuento que el otro día platiqué en corto con Angélica Altuzar y ella me confió que Rosario Castellanos ha sido desde siempre algo como un amuleto de buena suerte, cuando, por ejemplo, es aniversario del nacimiento de la famosa escritora, a Angélica le sucede algo bueno ese día. Angélica es experta en vida y obra de Rosario Castellanos, publicó un libro bien bonito: “Guardiana de los vientos. Comitán en “Balún Canán”, de Rosario Castellanos”, con ilustraciones de Zoraida Vleeschower. Ahora, en el 2025, le toca dirigir a la Comisión de Festejos, ¡ah, qué mayor bendición! Estoy seguro que ella hará todo lo posible porque los festejos sean inolvidables, inolvidables por sublimes; asimismo le deseo que su gestión al frente de Coneculta sea luminosa. En redes sociales aparece un video donde, al final de la reunión de la Comisión de Festejos, ella comentó algunos avances de lo que ahí se expuso. Como es una declaración importante e histórica te paso copia: “…existe una gran sinergia por los festejos del centenario de Rosario Castellanos (…) hay gran participación, hemos recibido muchas propuestas de personas que quieren participar; por ejemplo, hoy surgió la idea de hacer un mural conmemorativo; ediciones conmemorativas; charlas; encuentros literarios; algunas esculturas en lugares clave, para que la gente pueda acercarse a Rosario, saber quién es esta figura literaria tan importante, tomarse una foto con ella y buscar la obra de Rosario; surgieron también propuestas como hacer obras de teatro para divulgar su trabajo; hacer pequeñas ediciones para compartir en las escuelas, en las comunidades; digitalizar la obra de Rosario; hablar con las autoridades del Fondo de Cultura Económica para ver qué coediciones se pueden hacer. Hay un sinfín de propuestas y vamos a retomarlas todas…” ¿Mirás? Hay una gran emoción. El mundo se está moviendo, todos giran como satélites en torno al sol de este año: Rosario Castellanos, la gran Rosario. Vos y yo sabemos que en Arenilla siempre hemos estado al puro toque, desde el 2024 conmemoramos los cincuenta años de su lamentable fallecimiento y este año ya comenzamos a echar harto confeti, a preparar la garganta para cantarle sus mañanitas el 25 de mayo de 2025, el mero día de su cumpleaños. Todo Comitán, desde su trinchera, debe apoyar este festejo, porque al hacerlo para ella también lo hacemos para nuestro pueblo, porque Comitán, este año, es el centro de las miradas del mundo entero. Paty Cajcam y yo ya comenzamos a hacer programas en vivo, todos los viernes, a las cuatro de la tarde, de acá hasta que termine el año, donde damos a conocer algunos textos que ella escribió. Paty y yo lo hacemos como sencillos comitecos, como apasionados lectores, sin tufos de academia o de grandes expertos, ¡no!, lo hacemos por el gusto de compartir con todo mundo nuestra pasión por la vida y obra de nuestra excelsa escritora. Nos unimos a los grandes festejos que hará la Comisión, nos unimos al grupo de entusiastas amigos y amigas de Rosario Castellanos, que están diseminados en todo el mundo. Posdata: muchas celebraciones se darán en este año, en todas partes, y también en Comitán, pero todas las personas están de acuerdo que la joya de la corona es un diamante que se llama Rosario Castellanos. Este año va por ella. Por eso, el Congreso del estado de Chiapas, cuyo presidente es nuestro amigo el diputado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, tuvo a bien declarar a 2025 como Año de Rosario Castellanos Figueroa. ¡Que viva Rosario! ¡Tzatz Comitán!

viernes, 10 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN GRAN HOMENAJE

Querida Mariana: mi amigo Fer García me envió esta fotografía. ¿Ya viste de qué se trata? Es el pizarrón de una escuela, lleno de frases escritas en papel. En medio está una foto, con el nombre del personaje. ¡Sí, es la foto del Maestro Jorge Gordillo Mandujano! Al lado de la foto hay dos palabras: “In memoriam”. Esto, en apariencia tan sencillo, es un acto magno. Fer, a quien reconozco como un destacado intelectual comiteco, imparte la cátedra de Etimologías Greco-Latinas, en el Telebachillerato 100 “Carlos Olmos”, en la comunidad Vicente Guerrero, municipio de Salto de Agua, muy cerca de Palenque. Vos sabés que recientemente falleció el Maestro Jorge Gordillo Mandujano, en Comitán. Lamentamos su muerte, él fue un experto en raíces griegas y latinas, lo que le permitió ser, asimismo, un experto en el idioma español, porque ya mirás que muchas, muchísimas, palabras del castellano provienen del latín y del griego. Así que una mañana de éstas, el Maestro Fernando García le hizo uno de los más grandes homenajes que puede recibir un maestro, porque al recordar su legado dejó en claro que el apostolado del Maestro Jorge sembró semilla, como lo está haciendo el joven Maestro del Telebachillerato 100, que lleva el nombre de un destacado dramaturgo chiapaneco, Carlos Olmos, quien fue autor del guion de una de las telenovelas más famosas de la televisión mexicana: Cuna de lobos. Gran homenaje le rindió Fer al Maestro recién fallecido. El nombre de Jorge Gordillo apareció esa mañana en un modesto pizarrón, para decir que ese espacio es la más grande ventana del conocimiento. Fer lo honró con una gran cátedra, porque en lugar de decir que el acto se hacía “En memoria” de fulano, el Maestro Fernando escribió la cita en latín: “In memoriam”. Los chicos y las chicas reconocieron la frase latina, que aún se emplea, ella viene de siglos atrás Fer me dijo lo siguiente: “Fue un pequeño homenaje al Maestro Jorge Gordillo Mandujano. Hablé con los muchachos y les dije quién fue el Maestro Jorge Gordillo, para que sepan lo importante que es el conocimiento de las etimologías y la vigencia que tienen al manejarlas”. Ahora que te escribo esta carta busco en el Internet cómo se dice en latín “honrar honra” y encontré que honrar se dice honor y para la palabra honra se aplica lo mismo. Ah, mi amado Gutmita me explicaría si es correcto decir “honor honor”, pero lo que quiero decir en mi imperfecto castellano es que Fer se honró al honrar al Maestro Jorge. El mayor homenaje para un catedrático es que uno de sus pares lo recuerde con emoción y comparta ese recuerdo en un salón de clases, el espacio natural donde la presencia del maestro es savia para el árbol de la ciencia y del bien. Posdata: saludo con afecto y con emoción la iniciativa del buen Fer. Su espíritu obtuvo un cien de calificación, el mismo número que tiene el Telebachillerato donde labora. ¡Tzatz Comitán!

jueves, 9 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON DOBLE PRIVILEGIO

Querida Mariana: ésta es de privilegio. Como siempre lo hago en fotos de privilegio escribo: “con el querido y admirado Roberto Carlos Mijangos Sánchez. El Doctor Mijangos Sánchez es el actual director de la Facultad Administrativa, Campus VIII, de la UNACH. Es mi privilegio”. Pero ahora le hago un agregadito, porque quiero presumir que él es egresado de la UNACH, igual que yo, igual que miles de chicos y chicas. Las personas que estudiaron en la UNAM (por supuesto que anduve por ahí en los años setenta) se asumen como pumas, porque la mascota es un puma. Los que egresamos de la UNACH somos Águilas Arpías, porque esta ave es la reciente mascota que identifica al estudiantado de la UNACH. Antes, la mascota era un ocelote, pero las autoridades universitarias pensaron que nuestra universidad es de altos vuelos, tiene alas para el crecimiento intelectual y moral de sus estudiantes, así que ahora el Águila Arpía vuela por todos los cielos de Chiapas, como siempre lo ha hecho, porque quienes saben nos explican que esta ave vive en estas partes del mundo, recuerdo haber visto un ejemplar en el zoológico de Tuxtla, en una mi escapada, hace años. Así pues, águilas somos y volamos alto. El Doctor Mijangos Sánchez y yo somos hermanos, no de sangre, pero sí de leche, porque mamamos de la misma madre nutricia, nuestra UNACH. Y digo que somos miles y miles de hermanos, porque nuestra universidad acaba de cumplir cincuenta años de vida en 2024. Le tocó al Doctor Natarén Nandayapa celebrar el quincuagésimo aniversario. Ya dije que nosotros, en Arenilla, sólo atenciones recibimos del Doctor Natarén, él también es egresado de la UNACH. Ahora, cuando nuestra universidad comienza a caminar por la senda que la llevará a su cumpleaños número cien, le toca al nuevo rector Doctor Oswaldo Chacón Rojas, quien, ¡faltaba más!, también es egresado de la UNACH. ¿Mirás? Ah, cuánta savia nutricia. Ex alumnos de nuestra institución dirigen ahora su ruta luminosa. El Doctor Roberto Carlos Mijangos Sánchez llegó, de nueva cuenta, a dirigir la Facultad Administrativa, Campus VIII, porque quien la dirigía, nuestra querida y admirada Doctora María del Carmen Vázquez Velasco, fue nombrada secretaria general en días pasados. ¡Pucha, qué orgullo! Cincuenta y un años de vida de la UNACH, y treinta y dos años de nuestra facultad comiteca. Muchos adolescentes han recibido sus enseñanzas y ahora, así lo vemos, contribuyen al desarrollo positivo de nuestro estado y honran a su alma mater. Conozco al Doctor Mijangos Sánchez, sé que le echa muchas ganas y sabiduría a todas sus encomiendas. Es consciente del alto honor y de la gran responsabilidad de dirigir el Campus VIII. Ha comenzado con el pie derecho, porque conoce la senda que recorrerá, no es un improvisado. Con el acompañamiento de la planta docente y administrativa logrará un desempeño que dé brillo a nuestra facultad comiteca, facultad de donde han egresado excelentes personas. El día que nos tomó la foto su tocayo, Roberto Carlos Espinosa Vásquez, nuestro director de arte y mercadotecnia de Arenilla-Revista, el Doctor Mijangos Sánchez nos platicó sus proyectos, él había tenido antes una reunión con el personal docente, maestros y maestras que están en continua actualización. Después del periodo vacacional todo el personal regresa con las pilas puestas, bien recargadas, para cumplir con el compromiso moral y ético de servir a Chiapas, a México. La UNACH es grande, ha sido la gran universidad de nuestro estado. Ahora bajo la rectoría del Doctor Oswaldo, y de la dirección del Doctor Roberto Carlos seguirá en su ascendiente ruta luminosa, volará alto, sin duda, con la participación de todos. Que todo mundo diga, como mantra: ¡UNACH, UNACH, UNACH!, que todo mundo estudiante la vea como la opción para realizar sus estudios profesionales, para nutrir su intelecto. Posdata: todo mundo de acá ha recibido con agrado la noticia del nombramiento del Doctor Roberto Carlos y, por supuesto, de nuestra admirada Doctora María del Carmen, cositías de altos vuelos. ¡Adelante! ¡Por la gloria de Chiapas en la nueva ERA! ¡Tzatz Comitán!

miércoles, 8 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA QUE EL LIBRO LA LIBRA PORQUE ES LIBRE

Querida Mariana: todas las lectoras y todos los lectores sabemos que el libro nos lleva a viajar, nos toma de la mano y nos conduce a un espacio diferente y a otro tiempo. Un libro es como si fuera un barco, un caballo, un avión, un trasatlántico, un globo, apenas lo abrimos nos subimos. Esto lo sabe todo el mundo, pero no todo mundo reflexiona en el otro extremo: el libro también viaja. Este ejemplar de “Tras la huella del ñandú”, del chiapaneco Pablo Salazar López, libro que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola – 2024, viajó y llegó a mis manos. La semana pasada, mi querido amigo Quique Robles me dijo: “ahí pasás a la oficina por un ejemplar”, y me dijo de qué libro se trataba. Este libro le tenía puesto el ojo, desde que se anunció que había obtenido tal distinción, pero (lo sabemos) aún en estos tiempos del siglo XXI, tiempos de la imagen y de lo instantáneo, los libros impresos no se consiguen tan fácilmente en Comitán. Hace como quince días me enteré en las redes sociales que ya está disponible en librerías de Tuxtla, la ciudad donde nació el autor. ¿Cuándo en Comitán? No hubo necesidad de espera, Quique (siempre lo hace) me consiguió un ejemplar. Desde el principio de los años ochenta, cuando regresé a Comitán y él se quedó en la Ciudad de México, me enviaba libros ("para que no te empolvés”, era la frase que acompañaba el libro). Ahora, tengo en mis manos este libro. Como todos sus demás hermanos, este libro la libró porque es libre. El libro posee esa maravillosa capacidad dual, el don divino de la bilocación. Antes de llevarnos al viaje él viajó. Pensá sólo en el instante donde el libro termina de publicarse en la editorial, donde sale de la banda, el empleado lo mete en una caja al lado de otros noventa y nueve ejemplares, con ese aroma impecable de nuevo. La caja, junto con más cajas, es subida al contenedor de un camión repartidor y comienza el gran viaje, viaje que concluirá (es un decir) en manos de la lectora o del lector que entró a la librería y revisó la mesa de novedades y, ¡oh, sorpresa!, es el libro que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola, del año 2024, y lo toma, lo abre, lee las primeras líneas del primer cuento: “Escuché su acento argentino mientras hablaba por teléfono al abordar el tren y, en lo que acomodaba su equipaje, aproveché para poner sobre la mesa “Suicidios ejemplares” de Vila-Matas. Pensé que el libro podía hacer las veces de presentación…” ¿Mirás? El primer cuento de este libro ya nos instala en lo que te decía: el libro viaja, en este cuento el libro de nuestro admirado Vila-Matas viaja en un tren, un lector lo lleva. Lo que acá cuenta Salazar López es una imagen repetida en millones de ocasiones, durante mucho tiempo. Los lectores y las lectoras llevan un libro en los viajes, vos y yo hemos visto miles de personas con libros en los andenes, aeropuertos y en terminales de autobuses. El libro es el gran compañero y, a la vez, es el gran viajero. Posee el don de ubicuidad, porque en su interior vive en tiempos y espacios precisos y, a la vez, vive en el presente en otro lugar, por eso digo que el libro la libra porque es libre, tiene alas y con estas alas tiene prodigiosos vuelos y nos hace volar con él, ¡ah, pájaro sublime! Recibí el mensaje, agradecí su siempre fiel acompañamiento inteligente y le dije que pasaría a su oficina. Pasé y su secretaria me entregó este ejemplar que viajó en su maleta, porque Quique me dijo que no estaba en Comitán, llegaré el lunes, dijo, y el miércoles pasé por el libro. Quique, estoy seguro, a la hora de abordar el avión, ocupar su asiento, sacó un libro (no sé si fue su ejemplar de este libro, cuyo autor es hijo de su gran amigo, el gran ex gobernador de Chiapas: Pablo Salazar Mendiguchía) y leyó, pasatiempo que oficia desde siempre. El libro llegó a mis manos, lo hojeé y me dispuse a leer un ratito. Ya te contaré cómo está, viene precedido con la fama del premio y con la entrada luminosa del primer cuento, una entrada prodigiosa, de inmediato, en forma sencilla, clara y experimentada, de inmediato coloca al lector o lectora en un zaguán admirable que invita a continuar con la lectura, sin duda que es un buen libro, tal vez un gran libro de cuentos, ya te diré. Posdata: el libro la libra, porque es libre, libre como el aire, como papalote zurumbo. ¡Tzatz Comitán!

martes, 7 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN REFUGIO EN AVENIDA CUAUHTÉMOC

Querida Mariana: hablo de los años setenta; hablo de la Ciudad de México; hablo de un templo del béisbol. Nosotros, digo Quique, digo Roge, digo Miguel, digo César, digo Rodolfo, digo tu amigo, vivimos un tiempo en un edificio al lado de Avenida Cuauhtémoc. ¿Qué colonia era? La colonia donde también estaba la llamada Octava Delegación. ¿Era colonia Narvarte? Tal vez sí. Nosotros vivíamos en la casa de huéspedes de los famosos Don Robert y Doña Rome, pero un día, una mañana, me enteré que los Erre-erre (los Román y los Robles) fraguaban irse a vivir a un departamento (tal vez para vivir la experiencia de sentirse solteros en comunidad). Me enteré y levanté un dedo que decía, a gritos, como si fuese personaje del Chavo del Ocho: ¡yo quiero, yo quiero, yo quiero! Ellos hicieron una reunión donde deliberaron mi caso, por supuesto que su reunión la acompañaron con unas cervezas, cuando vi que habían agotado la dotación, me presenté ante ellos con una caguama, bien helada, los vi salivar y pregunté qué habían decidido, vi a los Erre-erre extender los brazos, como zombis, y dijeron que sí, que estaba bien, que me aceptaban en su clan y yo, siempre agradecido, pensé que me darían un abrazo, pero ¡no!, sus brazos extendidos reclamaban la botella. Una tía de los Román firmó como aval y ellos firmaron el contrato. El edificio estaba (todavía está) en el número 521 de la Avenida Cuauhtémoc y nos tocó el departamento 201. Como debía ser, para inaugurar el departamento los Erre-erre organizaron un bailongo, llegaron amigos y amigas, las bebidas circularon en medio de las parejas danzantes, la marimba se escuchó fuerte, gracias a casetes y no faltó el que, ya a medios chiles, se paró en la estancia y declamó “Chiapas es en el cosmos, lo que una flor al viento…”, y al final hubo lágrimas y gritos de ¡cotz!, por la nostalgia enredada en nuestros cuerpos y espíritus. Al día siguiente comenzamos, como boy scouts, a recorrer las cercanías, a cruzar corriendo la avenida. Hallamos a dos cuadras un mercado y ahí, ah, qué bendición, un local donde preparaban tortas, las cubanas se volvieron nuestras favoritas (hablo de tortas, digo, de tortas de comer), y en otro local hallamos una escenografía con unas redes para pescar y con pinturas de peces y estrellas de mar. Los Erre-erre sonrieron, como si estuvieran en la playa, y pidieron cocteles de camarón. Me encantó encontrar en el centro de la mesa, aparte del servilletero, una botella con un interior lleno de hojas, Quique me explicó que era un aderezo. A mí me encantó esa botella, porque era como un pequeño universo marino. Me sentí como si estuviera en un acuario, mientras el dueño del local, con un mandil blanquísimo, servía los ceviches y los cocteles, me puse a mirar a través del cristal, tomé la botella y la moví, como si fuera un caleidoscopio. Más tarde nos atrevimos, muchachos intrépidos, a ir un poco más allá. Después de caminar dos o tres cuadras, llenos, satisfechos por la comida, oímos algo que nada tenía que ver con el ruido de los autos que corrían desaforados o las chorchas de los caminantes, el ruido era potente, como un altísimo vendaval, como cientos de aleteos. ¡Nos paramos y lo vimos! Era un estadio, el gran templo del béisbol, el reconocido Parque Delta. Casi casi bailamos sobre la ancha banqueta, porque cuando estudiábamos en la secundaria del Colegio Mariano N. Ruiz habíamos formado parte del glorioso equipo de béisbol, “Los Comet’s”. Ahí era la casa de los Diablos Rojos del México, el espacio que reunía a miles de fanáticos, de gente conocedora de ese maravilloso deporte, único. El rumor gigantesco salía como globo de la parte superior de ese edificio lleno de tribunas que circundaban el diamante, sembrado con una alfombra verde, de pasto recortado, sólo interrumpido por pequeñas líneas de tierra roja, que indican la ruta donde están las bases, donde se para el pitcher, donde el cátcher espera la pelota. Ahí, adentro el ruido intenso de miles de fanáticos, el zumbido de miles de abejorros, competía con el ruido atroz de la gran ciudad, y lo superaba, porque cuando un bateador le pegaba a la pelota y la lanzaba por encima del límite, llegaba hasta los fanáticos y se daba el jonrón, los gritos de miles de gargantas pinchaban el globo de expectación, la emoción contenida y esto sólo se daba en ese espacio tan cercano a nosotros. Posdata: ya descubriste que nosotros fuimos fieles asistentes a ese templo, el Dios de los Deportes nos lo había puesto cerca de nuestros pasos, disfrutamos esa indecible emoción, la bebimos, acompañada con cervezas frías. ¡Tzatz Comitán!

lunes, 6 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN ESLABÓN

Querida Mariana: ¿qué es un eslabón? No sé. Busco en el diccionario y encuentro: “pieza en forma de anillo o de otra curva cerrada que enlazada con otras forma cadena”. Ah, ya. Entiendo. Aquella canción que dice que “se le perdió la cadenita”, no dice más que extravió un chunche con una serie de eslabones. ¿Mirás? La cadena existe gracias a los eslabones. Cuando la tía Emilia invita a una cadena de oración lo que está haciendo es unir a una serie de creyentes para que hagan el papel de eslabones. ¿En la escuela fuimos eslabones de una cadena de conocimiento? ¿En qué espacio quedaba la maestra, porque ella era un anillo de otra cadena? Ahora entiendo, el físico Emilio decía que se pasaría la vida buscando el “eslabón perdido”. Ah, qué bobo, casi casi como el de la canción de la cadenita perdida. La vida es compleja y tonta, porque mucha gente se la pasa buscando eslabones perdidos. Un día, alguien ve hacia el cielo y se le ocurre (como si fuera el gran descubrimiento) preguntar: ¿cómo comenzó el universo? Y ahí lo tenés buscando ese eslabón que no completa la cadena del conocimiento; ahí lo tenés inventando ficciones del Origen o estableciendo teorías del Big Bang, donde se le aparecen hoyos negros y agujeros de gusano. ¡Dios mío! Tanta inteligencia destinada para terminar hablando de huecos: hoyos y agujeros. ¿Por qué hablo de eslabones? Porque estuve leyendo a Esther Dominique y en una línea escribió lo siguiente: “Somos eslabones de algo más sublime, pero no tenemos el conocimiento para engarzarnos”. ¿Mirás? Siempre nos han dicho que somos únicos, que somos una individualidad, pero tal vez somos un eslabón perdido de algo que es una totalidad. Si veo la imagen de una estructura de ADN veo que, en efecto, es como una cadena, pero si veo la imagen de una mínima parte del universo, el científico me dice que ahí (no se ve) hay hoyos negros y agujeros de gusano. Parece entonces que no todo es unidad en el mundo visible. Recuerdo una ocasión que, en Xalapa, estaba en un grupo de creación literaria y el coordinador (como parte del taller) dijo que todos formáramos un círculo y nos tomáramos de las manos, yo solté mis manos y dejé que los compañeros de ambos lados me las tomaran para hacer la cadena, pero frente a mí vi que una chica se rehusó a que el compa que estaba a su lado le tomara la mano, así que cuando todos cerraron los ojos yo abrí tantito uno para ver que ella nunca completó el círculo. Después de un tiempo, el coordinador dijo que abriéramos los ojos y nos soltáramos, muy orgulloso, con una gran sonrisa como hamaca, dijo que eso permitiría que al escribir los textos fluyera una energía común. ¡Pucha! No volví al taller. La idea del eslabón aparece en mi mente siempre que el supervisor de una empresa dice que todo es una maquinaria y que cada empleado y cada empleada es como un engrane, y concluye diciendo, como si fuera Moisés leyendo los mandamientos, que si un engrane falla ¡la maquinaria se echa a perder! ¿Es lo mismo con las sociedades? ¿Comitán no avanza porque unos se toman de las manos y otros son como hoyos negros y agujeros de gusano? Ya te conté que, en una reunión de preparatorianos con el director de nuestra escuela, éste, ya cansado porque se le daba mucha vuelta al asunto sin llegar a acuerdos, dijo: “esto es un círculo vicioso” y uno de los compañeros se paró y, molestísimo, dijo que no permitiría que nos llamara viciosos (pucha, se puso el saco); pues algo similar me ocurrió en un trabajo en la Ciudad de México, nuestro jefe inmediato se aventó un choro motivador y dijo que cada uno de nosotros (los subalternos) era un eslabón y el Mantequilla (que le decían así porque siempre decía que era producto de la leche de su papá. Uf, qué grotesco) me preguntó en voz baja qué había dicho el jefe, le dije y él comentó riéndose: pensé que había dicho “es jabón”. Ahora pienso en eso. El jabón es una pastilla compacta hasta en tanto no esté en contacto con el agua, al contacto con el agua se va diluyendo hasta quedar en nada, el jabón produce eslabones de burbujas, pero luego se vuelve agujero negro. Posdata: ¿qué es un eslabón? ¿Es algo que se engancha para formar una cadena? Cada uno de nosotros es parte ¿de qué cadena? ¿De la cadena productiva? ¿De la cadena de consumistas? ¿De la cadenita perdida que un día regaló Carmen? ¡Tzatz Comitán!

domingo, 5 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN ÁRBOL

Querida Mariana: en mi casa actual sólo hay un árbol, un árbol triste, porque está en una maceta; mi casa actual no tiene “sitio”. Ah, mi casa de infancia y mi casa de juventud ¡sí tuvieron sitios con árboles, árboles enormes, sembrados en la tierra! Vengo de esos tiempos. En ambas casas llegaron amigos y se treparon a los árboles, para jugar o para cortar los frutos. Ayer fui al mercado primero de mayo, el que está a media cuadra del parque, como la niña protagonista de la novela “Balún Canán” bajé por la pendiente. En la banqueta izquierda, generosa, ancha, como pierna de mujer rolliza, se sientan mujeres a vender manía (cacahuates), con cáscara o pelada, más otros productos de las huertas. Una mujer, con una criaturita detrás de su espalda, tenía un canasto lleno de unos frutos de color amarillo amanecer, de inmediato pensé en las limas, pero como eran grandes, más grandes que pelotas de béisbol, como si fuera un gringo visitante, pregunté: ¿qué son? Me escuché mamón al hacer la pregunta. Ella, sentada en un banquito de madera, con la criatura cargada en un kujchil, dijo la respuesta esperada: “son limas” y yo puse mi cara admirada de gringo bobo y dije: “¡oh, limas!” El canasto estaba lleno de esas bolas, que presentí jugosas. Pensé que iría a comprar las tortillas y el chile en vinagre, al regresar compraría limas, para no cargar de más. Tuve suerte, porque cuando volví, con las tortillas y el chile, el canasto de limas estaba a la mitad. Si tardo cinco minutos más no hubiera encontrado esas canicotas amarillas, tan olorosas. Pensé que debí pagarlas antes, al verlas, y dejarlas “encargadas”, hubiese sido tan fácil decir: “guárdelas, ahora paso”. Tuve suerte, alcancé a comprar doce, doce limas. Ahora que escribí limas recordé que un amigo adolescente cortaba limas en mi casa y siempre, con una mirada de actor de cine, me mostraba una y decía, en forma pícara: ¿limas? Nunca entendí bien por qué lo decía, pero, en el fondo de mi conciencia, advertía que jugaba con el lenguaje, porque sus ojos se llenaban de una luz alburera. Cuando llegué a casa con mi cargamento de tortillas hechas a mano, en comal, el chile en vinagre, con harto palmito, y las limas enormes, bellas, mi mamá recordó el árbol de la casa y dijo: “así eran las limas de la casa, se ven jugosas”, tomó una con su mano y agregó: “se ven buenas, ahora pura chiquita se ve, no sé por qué”. Tuve suerte, hubiera lamentado volver y hallar el canasto vacío. Ah, cuántas veces me ha pasado eso en la vida. No sólo con frutos. El amigo medio perverso, pelaba las limas, me hacía ir por un plato y un cuchillo en la cocina, cortaba las limas en gajos, cortaba finamente un chile siete caldos, rojo, venudo, y preparaba, como si fuese Tío Tavo, el cantinero, un especial “pico de gallo” y nos dábamos la enchilada de mil diablos, nos sentábamos en el asiento de cemento que le daba vuelta a toda la barda y tomábamos un gajo de lima enchilado y movíamos una mano como si ella pudiera refrescar los labios que ardían por el picante, suspendíamos tantito, yo corría a la cocina por dos vasos de agua, tomábamos dos buches y seguíamos comiendo, enchilándonos. Todo esto recordé cuando partí una de las enormes limas que compré en el mercado. En mi casa de adolescente, la casa que mandaron a construir mi papá y mi mamá, la primera casa que fue nuestra, la que estaba a una cuadra de mi escuela Matías de Córdova, había un árbol de lima, que creció en el suelo, en la tierra, no en una maceta como ahora crece el árbol triste de mi casa, que ni siquiera es frutal. Posdata: me gusta bajar por la pendiente del mercado, en la banqueta izquierda, banqueta ancha, como nana generosa, varias mujeres ofrecen manías, peladas o con cáscara. Cuando las pelan dejan los granos sobre su mano y soplan para que vuele la telilla. No es higiénico, debe volar también una gota de su saliva, pero cuando compro veinte pesos de manías, a la pregunta: “¿con cáscara o pelada?, digo “pelada”, y no sé, pero me acuerdo del tono del amigo que decía: “¿limas?” ¡Tzatz Comitán!

sábado, 4 de enero de 2025

CARTA A MARIANA, CON UN AÑO LLENO DE ALEGRÍA

Querida Mariana: 2025 será un año grandioso para Comitán. Habrá muchos guateques. La joya de la corona será la celebración del cumpleaños número 100 de nuestra escritora Rosario Castellanos. Pucha, primer centenario de su nacimiento. Recordá que ella nació el 25 de mayo de 1925, en la Ciudad de México, pero pichita la trajeron a Comitán. Según platicó Enoch Cancino Casahonda, el gran poeta autor de “Canto a Chiapas”, la criatura llegó al pueblo a la edad de tres meses, y acá vivió toda su infancia y parte de la adolescencia, si lo mirás bien redondeamos números y decimos que ella vivió en Comitán, de 1925 a 1940; es decir, Comitán fue su casa durante quince años, los primeros años de vida de una persona, los decisivos, los que dejan huellas indelebles, los que marcan. Redondeé la cifra, pero ella vivió acá un poco más. Hemos dicho que, a pesar de nacer en el entonces Distrito Federal, ella siempre se asumió comiteca y la imagen de nuestro pueblo siempre la acompañó. A ver, te paso copia de algo que Rosario le escribió a su gran amigo Raúl Ortiz y Ortiz, en una carta fechada en 1971: “...de regreso de Viena me detuve unos días en Estambul, conocí el Harem de Topkapi y me entró una nostalgia de mi vida pasada. Jamás he visto algo tan semejante a la arquitectura y costumbres de Comitán. Y además la vegetación y la lluvia. Empecé a llamar por mi nana…”. ¿Mirás? Cuando tiene cuarenta y seis años de edad, en Turquía, lugar lejano del pueblo, entra a un edificio y al estar en su patio la imagen de Comitán le cae como un chubasco inesperado. Ante ese alud no hay impermeable que evite terminar mojado. Rosario llevó a nuestro pueblo pegado a su espíritu por siempre. Empapada del recuerdo, parada ante esa plaza, Rosario llama a su nana, como si fuera la niña desamparada en el patio de su casa comiteca. Ah, su nana. Dos esencias nombra: Comitán y su nana. No menciona a su mamá ni a su papá, nombra a la mujer que la cuidó siendo niña, a la mujer indígena que la abrazó con su chal, con aroma de humo de la cocina. Vos has leído al escritor brasileño Rubem Fonseca, uno de los más grandes narradores en lengua portuguesa. ¿Recordás que cuando estuve con Sergio Pitol me dijo que debía leer a Rubem? Me sentí muy bien, porque, en ese tiempo, leía una antología de cuentos de Fonseca. Pues resulta que Rubem escribió un cuento llamado “Amor y otros prolegómenos” donde el niño protagonista habla de Dida, “la criada de la casa que me cuidó desde que nací”; es decir ¡su nana!, y dice que Dida es su segunda madre, que la quiere tanto como quiere a su madre. Rosario ¿quería a su nana como quería a su mamá? Tal vez, digo sólo que tal vez, quería más a la nana que a la mamá, porque basta recordar que cuando alguien profetiza que morirá uno de sus hijos, la mamá, fuera de sí, pide que no sea el varón. Pucha, qué jodido, porque lo que pide es que se muera la niña, que se muera Rosario. Y hablo del gran escritor brasileño Rubem Fonseca, porque, ¿qué creés?, el nació en 1925, lo que significa que en Brasil celebrarán su centenario por todo lo alto, igual que en nuestro país celebraremos a Rosario Castellanos Figueroa en su cumpleaños número cien. ¡Qué derroche de luminosidad! El Congreso de Chiapas, cuyo presidente es nuestro paisano, el diputado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, decretó que este año 2025 sea el Año de Rosario Castellanos Figueroa. En toda la documentación oficial debe aparecer dicha leyenda, para recordarnos que este año es de celebración, de guateque, en honor a la más destacada mujer comiteca de todos los tiempos, porque ninguna otra mujer comiteca ni ningún otro hombre nacido en esta tierra han alcanzado la altura internacional que ella tiene. Así como a Rubem Fonseca no sólo lo celebrarán en Brasil, sino en muchas partes del mundo, a Rosario la festejarán en otros países; sin duda que en Israel, donde fue Embajadora de nuestro país, la recordarán en diversos actos. ¿Y en su pueblo? Sin duda que habrá marimba, confeti y rejas de papel de china en su honor. El señor Fox dijo que habrá festejos importantes, lo mismo platicó Angélica Altuzar Constantino, nuestra paisana, actual directora de Coneculta. Todas las voluntades unidas en torno a la celebración del centenario de Chayito. En Arenilla ya comenzamos, Paty Cajcam, editora ejecutiva, y yo iniciamos el 2 de enero con un programa en vivo en redes sociales. El programa será semanal, durante todo el año, hablaremos de la vida y obra de la cumpleañera. No somos académicos ni expertos, somos dos personas nacidas en Comitán que compartiremos lecturas de su obra, porque somos grandes lectores y pensamos que es la manera de colocar nuestro granito de Arenilla en su honor. ¡Que viva Rosario! ¡Que en su pueblo se abran las ventanas para refrescar las estancias! ¡Que el aire tenga aroma a su palabra, a su verbo! ¡La consintamos! Que ella vuelva a sentir el abrazo de su nana, su amada nana, mujer indígena que guio sus primeros pasos, sus primeros aleteos. La UNAM ya comenzó a honrarla, a festejarla. Rosario estudió en la UNAM y luego trabajó en la Torre de Rectoría (durante el rectorado del doctor Ignacio Chávez) y también dio cátedra en la Facultad de Filosofía y Letras. En el año 2024, la UNAM reeditó el libro “Cartas a Ricardo”, que ya era inconseguible, porque voló la primera edición, hecha por CONACULTA, digo voló porque los lectores y lectoras lo compraron de inmediato. Hoy, tenemos una nueva edición, muy digna. ¿Cómo se adquiere? Bien fácil, entrás en el Internet a la página de las librerías de la UNAM, lo solicitás, pagás y diez o quince días después te llega. Debo decir, eso sí, que sale más caro el envío que el costo del libro, pero vale la pena, más dinero gastamos en boberas improductivas. Sin duda que, como todos los años, en este año se realizará el Festival Internacional Rosario Castellanos. Este año se debe tirar la casa por la ventana, como ha sugerido (en buena hora, Iván Ibáñez, maestro de la comunicación) el festival debe tener como eje principal a la literatura, porque esa fue la esencia de Rosario, así que el comité organizador debe invitar a grandes escritores y excelsas escritoras. El otro día propusimos la presencia de Irene Vallejo, la gran escritora española, autora de uno de los libros más chidos: “El infinito en un junco”; y ya que en el paquete venga otra española maravillosa: Rosa Montero, quien es bien buena onda y gran narradora. ¿Recordás que hemos leído varios de sus libros? Ah, qué buen libro es “La loca de la casa”. En fin, hay mil autoras y mil autores que pueden dar lustre al festejo de los cien años de Rosario Castellanos. ¿Imaginás la cantidad de visitantes que tendríamos en Comitán si se anuncia la presencia de esas dos españolas? Ah, no debemos olvidar a la académica Andrea Reyes, quien se dio a la tarea de rescatar y publicar todos los artículos que Rosario Castellanos publicó en el periódico Excélsior, el más importante de México, en los años sesenta y setenta. ¡Se puede realizar un festejo bien bonito! Un festejo que dure todo el año. No todos los años se cumplen cien. Posdata: y al lado del festejo del cumpleaños cien de Rosario Castellanos, Comitán celebrará los cincuenta años del inicio del Concurso Nacional de Oratoria Belisario Domínguez, que iniciaron tres muchachos en los años setenta, que hoy son destacadas personalidades en el mundo de la cultura y de la política: Juan Carlos Gómez Aranda, Mario Uvence Rojas y Benjamín López; asimismo se festejará el cumpleaños cien de Óscar Bonifaz y los ochenta del más grande basquetbolista que parió esta tierra: El Camello. ¿Qué más? Mucho más, pero por el momento cerramos la serie de festejos diciendo que también será el cumpleaños número cincuenta del Centro Cultural Rosario Castellanos, porque en 1974, al irse las escuelas secundaria y preparatoria a sus nuevos edificios, el maestro Óscar Bonifaz se “apoderó” del edificio y creó lo que fue la primera casa de cultura del estado de Chiapas. ¡Pucha, cuánta historia, cuánta vida! En redes sociales ya muchas personas hablan de Rosario, publican poemas, hacen recordatorios de su vida. En Arenilla nosotros desde el primer día de 2025 comenzamos a celebrarla, a honrarla. ¡Viva Rosario Castellanos! ¡Viva por siempre! ¡Tzatz Comitán!