viernes, 31 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON TÍO JAVI
Querida Mariana: Javier es mi ahijado, él es propietario del botanero “Tío Javi”. Javi es trato cariñoso. Ya te he contado que los comitecos tratamos de tíos y tías a las personas conocidas. En mis épocas de juventud le dijimos tías a las señoras que vendían tostadas y agua de temperante, a la hora que salíamos de las clases, en el Colegio Mariano. Ah, recuerdo con emoción a la tía Elena, con sus tostadas con chile en vinagre, y a la tía Petra, con sus tostadas con frijol, queso espolvoreado y caldito de chile en lata. Ahora, en el Comitán del año 2025, seguimos teniendo tías y tíos, uno de los tíos más famosos es el Tío Javi, botanero de excelencia para todos los conocedores del pueblo y para todos los visitantes.
Como en muchos pueblos del mundo, en Comitán también disfrutamos la botana. Con Tío Javi tenemos la garantía de degustar la tradicional botana comiteca, además de la carraca tuxtleca y la longaniza estilo Teopisca. ¡Todo exquisito! Con el gran mojol de lujo: una casa comiteca, con patio central y corredores. ¿Qué más querés? Diré que posee otra gran ventaja: la casa, con un bellísimo árbol de jacaranda, está ubicada a dos cuadras del parque central. Todo lo dispuso el destino para el real disfrute, y uso la palabra real, porque ahí uno se siente parte de la nobleza comiteca, todos los comensales son príncipes y princesas.
Y a todo lo anterior ahora se agrega la siguiente noticia: ¡ya hay desayunos campestres! Cuando me enteré fui a felicitar a Javier (yo le digo Jávier, con énfasis en la a, como si ahí se acentuara).
Fui a felicitarlo, porque es buena noticia para Comitán y la región; para todos quienes deseen un desayuno familiar, un desayuno de trabajo o un desayuno para celebrar un acto social de relevancia. Todo mundo llega caminando desde el parque central y si alguien llega con su auto pues desembolsa unos pocos pesos y lo estaciona en el Estacionamiento Ulises, que parecería construido a propósito, porque está mero enfrente de Tío Javi.
Llegué un día después que estuvimos Quique, Javier papá y yo, comiendo botanitas y tomando unas agüitas deliciosas, con alcohol y sin alcohol. Llegué y vi el proceso de la elaboración de tortillas que siempre llama mi atención. Me sorprende cómo le dan forma a la masa, la colocan en la prensa de madera y luego, con precisión, las manos de la mujer depositan el sol sobre el comal para que suba la pancita, como símbolo de la vida. Recibí una tortillita calientita, le puse un poco de guacamole y, ay, niña bonita, supe que era tratado como lo que soy: ¡un príncipe! Siempre hablo de los privilegios de la vida, estar ahí fue uno de ellos, estar en una casa sensacional, a dos cuadras del parque central, en mi pueblo, uno de los pueblos más bellos de Chiapas, de México, del mundo.
Consentite, apapachate, celebrá la vida al lado de tu novio o con tus amigas y amigos, con tortillas recién salidas del comal, con quesadillas de champiñones, con salsa molcajeteada, con las famosas “picaditas” (ah, pues, sé seria, estoy hablando de gastronomía), con chilaquiles o con el especial de la casa, que se llama “comiteco” y que son huevos revueltos con chorizo, ajopuerros, tomates, chile siete caldos y cilantro. Diría la cubana: “cosa más rica, caballero”.
Posdata: mencioné las quesadillas de champiñones, porque son mis favoritas, pero hay de adobada, de asada, de chorizo, de longaniza y, en temporada, de flor de calabaza. Hay para todos los gustos. Que viva Tío Javi y que vivan todas las personas que disfruten esta experiencia culinaria
¡Tzatz Comitán!
jueves, 30 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN PALOMAZO
Querida Mariana: mirá la foto que robé del muro del licenciado Ulises Daniel González Gordillo. Ahí está él tocando piano, en algún salón majestuoso. Escribió que interpretó “Solamente una vez”, del gran Agustín Lara. Entiendo que estaba en alguna ciudad de España. Recordé a una cantante mexicana que admiro, la Natalia Lafourcade, una chica que lanzó un disco con versiones personales de Tin Larín; es decir, la Natalia dio a conocer a sus miles y miles de fans música de un autor mexicano que ya tiene rato que no está en este plano físico. Y algo similar hizo el gerente general de CEPSU (cuyas oficinas están frente al Estacionamiento Ulises, lugar donde don Ulises Gordillo, personaje de grata memoria en el pueblo, tenía una gasolinera y una refaccionaria. En varias ocasiones acompañé a mi papá que pasaba a saludar a Don Ulises.
Recordé que un día vi un video de La Natalia de una noche prodigiosa que estuvo en el Carnegie Hall, la grandiosa sala de conciertos, en Nueva York. ¡Ah, pucha! ¡Nadita! Nuestra paisana mexicana se paró en el fastuoso escenario y cantó canciones mexicanas. Pues algo similar hizo nuestro pianista comiteco, porque en un salón, igual de lujoso (mirá el entorno) se aventó “un palomazo”, imagino que estaba con un grupo de amistades, vio el piano y sintió el llamado, el mismo que siente el aficionado al fútbol al ver un balón, se sentó, abrió el piano y tocó, tocó en forma sublime (escuché el video). Todo mundo disfrutó su actuación, quienes lo rodeaban y quienes tuvieron oportunidad de ver el video compartido en redes sociales.
Cuentan, no me hagás caso, que Tin Larín (Agustín Lara) sólo estuvo una vez en España, muchos años después que compusiera Granada, canción que dedicó a la ciudad española (…mi cantar se vuelve gitano cuando es para ti…). Pero en alguna ocasión leí que en España existe una estatua dedicada al autor mexicano, está en el barrio de Lavapiés (¿recordás la novela que leímos de Jorge F. Hernández, que se llama “La emperatriz de Lavapiés” y tiene como entorno la ciudad de Madrid?) Jorge es otro mexicano que honra a España, así como el compositor mexicano, así como nuestro artista Ulises Daniel, quien llegó a aquel país y se aventó un palomazo con música de nuestro país. Ulises Daniel (igual que Rosario Castellanos) nació en la Ciudad de México, pero tiene muchos años radicando en nuestra ciudad.
No todo mundo sabe que el gerente general de CEPSU es un gran artista, porque a veces en Comitán ignoramos la esencia de los seres humanos. Antes de escucharlo tocar el piano, en un salón de España, el licenciado David Esponda me llamó y me enseñó un programa del año 2003. ¿Conocés a quien está en la fotografía?, me preguntó. ¡Claro!, respondí (el programa era una fotocopia, la foto no era clara, pero sí, por supuesto, era el licenciado Ulises Daniel González Gordillo). El programa da a conocer el recital de piano que presentó Ulises Daniel en la Sala Xochipilli, la institución que invita es la Escuela Nacional de Música, de la Universidad Nacional Autónoma de México. ¿Sabés a quien estuvo dedicado el recital? ¡A Don Ulises Gordillo Pinto! (In memoriam).
La tarde del 7 de enero 2003, Ulises Daniel interpretó música de Bach, Mozart, Chopin, Prokofieff y de Manuel de Falla. ¡Ah, genial! Esa tarde un músico español estuvo en las teclas de su piano mexicano y el día que Ulises Daniel se sentó ante un piano español (hablo de lugares) interpretó música mexicana. La música es el lenguaje que borra fronteras y espacios temporales. El gran artista comiteco se aventó un palomazo. ¿Por qué se dice palomazo? Andá a saber, los que saben dicen que se dice así cuando alguien toca por gusto, porque le encanta mostrar lo que sabe hacer. Ese día, Ulises Daniel se aventó un palomazo en una sala española, sólo por el gusto de compartir, de jalar la cuerda mexicana y decir que un día Tin Larín se sentó frente a un piano y compuso la canción “Solamente una vez”, que es una canción muy bella, un poco mentirosilla en su letra, porque si recordás dice: “solamente una vez amé en la vida, solamente una vez y nada más…” ¿De verdad? No lo sé, yo digo que no. La mayoría de seres humanos tiene en su vida dos o tres experiencias amorosas que los coloca por encima de las nubes. Pero la canción de Tin Larín es bella, en acordes y en letra.
Posdata: disfruté el palomazo del licenciado González Gordillo y recordé a Lafourcade, y recordé al licenciado David Esponda y también recordé a Don Ulises Gordillo Pinto y, ya de mojol, recordé la canción de Agustín Lara y la novela de Jorge F. Hernández. ¡Cuánta vida en un lapso breve, pero fascinante!
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 29 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON LEPERADAS
Querida Mariana: el tío Armando, mientras bebía una cerveza en tarro, platicaba con su audiencia, compuesta por varios jóvenes, sentados en la rotonda del parque. El tío Armando caía bien con un grupo de adultos y caía mal con otro grupo. No era monedita de oro, unos decían, sonriendo, que era muy simpático; otros decían (sobre todo mujeres) que era un viejo lépero, que sólo leperadas aventaba como confeti. En el grupo de jóvenes sucedía lo mismo, pero ninguno se perdía la oportunidad de estar cerca de él cuando bebía su cerveza (solo bebía una, en tarro, el tarro era el que debía estar helado y la cerveza se la servía al tiempo).
Y ahí tienen, decía el tío, que se toparon en el camino un chayote y un plátano, el plátano, al ver al chayote, se bajó tantito tiras de su cáscara, dejó expuesta su cabecita y parándose muy erguido dijo: “buenas las tengas, cuando deseés una chupadita de pepita, estoy para servirte”; el chayote sacó tantito su lengua y dijo: “cuando querás una mordidita, me llamás, acá estoy para servirte con mis espinas”; en respuesta, el plátano dijo: “no quiero mordida, quiero una chupada”.
Y todos los chicos y dos o tres chicas reían, le festejaban su cuentito; en cambio, dos muchachas veían hacia el suelo, como si vieran una cucaracha, y luego elevaban la vista como implorando un poco de veneno para que se desintegraran esas palabras obscenas.
Cuando el tío terminaba de contar sus leperadas, decía, con mucha seriedad, que lo narrado eran fábulas, porque en las fábulas los objetos y los animales adoptaban características humanas y ofrecía un caramelo (lo sacaba del bolso de su saco, todo grasoso) a quien inventara una fábula parecida a las que contaba. Varios muchachos abrían los cuadernos que el tío les regalaba y comenzaban a escribir intentos de fábula. Martín, que era un muchacho que no siguió estudiando después de la primaria, era el primero que pergeñaba algunas ideas en el cuaderno.
Digo, querida mía, que el tío Armando tenía un grupo de admiradores y un grupo de detractores, no era monedita de oro. Sus admiradores lo veían con el cristal de la complacencia y de la buena onda; los otros, los que lo aborrecían lo veían con el cristal de la intolerancia. Todo es según el cristal con que se mira. Sé que ahora mismo vos estás entre formar parte de un grupo u otro. ¿Te gustó la fabulita que te compartí? ¿No? ¿Pensás que no tiene algo de malo que haya ese juego entre un platanito y un chayotito? O, por el contrario, sí ves que hay perversión en el diálogo entre un vegetal y un fruto.
¿Todo depende del cristal con que se mira? Agustín dice que el viejo Armando (Agustín lo conoció bien) no era una perita en dulce, más bien era una col en sal, porque todo lo que contaba llevaba una doble intención; Agustín decía que el viejo era del grupo de escritores que son perversos, pero que él era más lépero porque inventaba fabulitas.
Yo te he platicado que cuando estudiaba en la Matías un día escuché a un compañerito que cantó: “dame tu cu, dame tu cu, dame tu cubeta de agua, para mi ve, para mi ve, para mi verde jardín”, y, fascinado, la aprendí de memoria y la fui cantando por toda la calle, con mi mochila, y cuando llegué a mi casa continué con la tonadita, cuando mi papá la escuchó me regañó, me prohibió andar cantando malcriadezas. Yo puse mi cara de cenzontle inocente, que no era fingida, no entendía a qué se refería mi papá, fue necesario que un compañero de escuela, más grande y más lleno de mundo, me explicara que era el cu y qué era la ve. Oh, oh. No volví a tararear la cancioncita, aunque seguí sin entender bien a bien, al final todo se resumía (sin albur, por favor) a que el verde jardín quería agua. Bueno, todo depende del cristal con que se mira. Un día (triste día) el cristal de la inocencia se quiebra y aparece el cristal de la perversión, y todo, todo, se jode. Lo que era diáfano y limpio, se convierte en una cosa asquerosa con ligas podridas.
Posdata: ¿qué pensás acerca de lo que hacía el tío Armando? ¿Debió ser acusado de pervertido? O, por el contrario, ¿debió ser reconocido por su ingenio y por su labor de fomentar el hábito de la escritura en su pequeña audiencia? ¿Qué dirán ahora esos muchachos?
¡Tzatz Comitán!
martes, 28 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, DONDE DECIMOS: ¿NO QUE NO TRONABAS, PISTOLITA?
Querida Mariana: ¿por qué se le habla a la pistolita? ¿Esperamos que responda con tronidos? ¡No! Es una frase coloquial que los mexicanos usamos. La empleamos para decir que sí resultó algo que no esperábamos. ¿No que no tronabas, pistolita? ¡Tronaste y muy bien!
¿Por qué digo esto? Porque sabemos, es una certeza, que el género epistolar está en desuso. ¿Quién escribe cartas al modo tradicional? ¡Nadie! ¿Nadie? Falso. Hay gente que sigue haciéndolo. Claro, ahora, los escribidores de cartas lo hacemos con el empleo de la tecnología, sería anacrónico seguir enviando cartas por la vía tradicional. Quienes escribimos cartas las enviamos por el correo electrónico, por Internet, por WhatsApp. Con ello evitamos la tardanza de las cartas de antes. Hoy, todo es instantáneo, los tiempos exigen la premura en el envío. Las cartas que te envío, querida mía, las mando en cuanto las termino y vos las recibís en forma inmediata. ¡Ah, qué bendición!
Pues digo que hay gente que sigue redactando cartas, porque la carta (así nos lo hicieron saber los grandes escritores y las grandes escritoras de siglos pasados) es un medio maravilloso de comunicación. La carta permite una cercanía que no está presente en algún otro género literario. Con Paty Cajcam realizamos unos “En vivo”, para celebrar el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos y compartimos las cartas que ella le envió a Ricardo Guerra. Dichas cartas son reveladoras. Sólo en las cartas Rosario pudo mostrarse tan ella. Bueno, con decir que hay instantes donde nos enteramos de intimidades, tales como que fue con él con quien, en el año 1950, tuvo su primera relación sexual, ¡Dios mío, qué revelación!
La carta es un género de gran proximidad, a través de una carta le decimos a la otra persona, cosas que difícilmente se dirían de otra manera. Por esto, son tan buscados los libros que reúnen las cartas que se enviaron personajes famosos, mediante esos libros nos enteramos de la savia que nutrió sus árboles espirituales.
Y digo que en Chiapas está vigente el género epistolar porque periodistas y narradores lo siguen usando. Sólo como ejemplo diré que te escribo cartas desde hace mucho tiempo, pero también está Memo Montalvo, quien le escribe a su hija Ana Karen; asimismo está Ornán Gómez quien le escribe cartas al Señor K, y ahora se ha unido, Juan Carlos Cal y Mayor, quien le escribe Cartas a Eduardo (nuestro paisano, el gobernador de Chiapas). ¿Por qué Memo, Ornán y Juan Carlos eligieron el género epistolar para expresar sus ideas? Porque sus lectores encuentran una gran intimidad, porque saben que los autores se dirigen a alguien en especial, pero que puede ser signo de identificación personal, por la cercanía. De veras, querida mía, la carta es un género literario que permite mostrarse pleno. A la hora de escribir una carta, quien redacta imagina a la otra persona frente a sí; es como si estuvieran en una mesa tomando una taza de té o una cervecita y la otra persona guardara silencio mientras quien habla desgrana toda su mazorca en forma honesta.
En Chiapas escritores diversos han elegido el género epistolar para continuar con la tradición y para expresar sus ideas. Cualquier otro género asume distancias insalvables. La carta está dirigida sólo a una persona (que se enteren más personas, es signo de que nuestro pueblo es más argüendero que el CISEN). Memo Montalvo le escribe a Ana Karen; Juan Carlos Cal y Mayor le escribe a Eduardo; Ornán Gómez le escribe al Señor K, y yo, querida mía, te escribo a vos. Mis cartas permiten que también preserve el voseo de nuestro pueblo (es el mojol de lujo). La carta es tan íntima que le permite a Juan Carlos decir en el vocativo de una carta: “Estimado gobernador”, así como yo te digo “Querida Mariana”, mismo tratamiento que Montalvo le da a su Ana Karen. Sí, por lo regular, las cartas (fuera de aquellas que eran comerciales o de negocios o los famosos anónimos comitecos) se envían a gente querida. Yo siempre lo he hecho, le escribí cartas a mi papá, a mi mamá, a mi abuela Esperanza, a mi prima Nora y a mis amigos Memo y Javier, cuando estudiaba en la Ciudad de México; y ahora te escribo cartas a vos, amada mía.
Posdata: el género epistolar ya no tiene la preeminencia que tenía, pero en Chiapas, cuando menos, Memo Montalvo, Juan Carlos Cal y Mayor, Ornán Gómez y yo seguimos practicándolo, diciéndole al mundo que la intimidad encuentra un cauce maravilloso de creación en la escritura de cartas. Memo y yo escribimos cartas a diario, Ornán lo hace de vez en vez, Juan Carlos lo hace esporádicamente, pero ya encontró un destinatario ideal.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 27 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DEL DIPUTADO LUIS IGNACIO AVENDAÑO BERMÚDEZ
Querida Mariana: un verdadero honor. Pedí a mi admirado diputado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, presidente del Honorable Congreso de Chiapas, escribiera unas breves líneas como reflexión hacia el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos, y de inmediato recibí la respuesta. Dentro de su agenda apretada, con mil asuntos por atender en beneficio de nuestra sociedad, hizo un huequito para honrar a nuestra escritora. Te paso copia de lo que mandó:
“El 12 de diciembre de 2024, el Honorable Congreso del Estado de Chiapas formalizó el decreto 047, por el que se declaró el año 2025 como Año de Rosario Castellanos Figueroa, con el fin de conmemorar los cien años del natalicio de la ilustre escritora.
“Como se expresa en los motivos de dicho decreto, recordar a Rosario Castellanos Figueroa es tener presente sus obras y lucha por las mujeres, y los hombres y las mujeres indígenas.
“A título personal me enorgullece ser partícipe de este momento histórico, donde celebramos la vida y obra de nuestra connotada paisana”.
¿Mirás? Nuestro diputado presidente privilegia el decreto que declaró este año 2025 como “Año de Rosario Castellanos Figueroa”. Vos sabés que este decreto permite que en toda la papelería oficial se recuerde a Rosario, durante todo el año, porque el decreto tiene vigencia hasta el último día del año 2025. Esto es como izar una bandera todas las mañanas con el nombre de nuestra paisana, para recordarla, para nombrarla, para tenerla siempre en la memoria.
El licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez nos dice que al recordar a Rosario se hace presente lo que ella hizo a favor de la sociedad y de manera particular a favor de los hombres y de las mujeres indígenas.
Confirma el orgullo de ser un testigo importante de este tiempo, donde el destino (bien buscado, bien justificado) lo colocó en una posición que le permite impulsar el reconocimiento de quien es celebrada en todo el mundo.
Un comiteco brillante, de estos tiempos, honra la memoria de una comiteca brillante. ¡Ah, qué privilegio para nuestro pueblo! Muchos paisanos están en posiciones relevantes, ello permite vislumbrar actos majestuosos para el guateque donde se honra a quien está considerada como la principal escritora mexicana del siglo XX. La mirada de Rosario no sólo se posó en sus pares (los hacendados, la gente de la alta sociedad comiteca) sino también en las pisadas de los que laboraban en las haciendas, de quienes poseían en sus manos y en sus corazones las huellas de los ancestros, de las culturas tsotsil, tseltal y tojolabal. Su bordado literario unió la huella de los caxhlanes con la de los grupos indígenas y nos entregó una obra sublime, reconocida y valorada en todo el mundo.
El diputado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, comiteco distinguido, intelectual comprometido, presidente del Congreso de Chiapas, honra la memoria de Rosario Castellanos. Él, junto con sus compañeros diputados y compañeras diputadas, en diciembre de 2024 firmó el decreto por el cual este 2025 es nombrado “Año de Rosario Castellanos Figueroa”; con ello, una presencia literaria ilumina nuestro cielo, cuando se vive una nueva ERA, una era que augura esplendor y tranquilidad, para el progreso de nuestro estado, que necesita de la participación de todo el pueblo chiapaneco. Rosario, a través de su obra de creación, mostró que podría haber un “nuevo modo de ser”. Luis Ignacio, desde el Congreso, comprende su misión y le cumple al pueblo.
Posdata: con esta entrega, querida Mariana, llevo dos mensajes de gente relevante: la del presidente municipal de La Trinitaria, y ahora la del presidente del Honorable Congreso del estado de Chiapas. Es genial que personalidades de tal importancia histórica manifiesten su pensamiento a través de breves líneas que dicen mucho.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 25 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA
Querida Mariana: anexo fotografía que tomé el pasado 21 de enero 2025. Eran como las ocho de la mañana, en el parque central de Comitán.
Siempre que hablamos de una fotografía lo hacemos en pasado. Parece una obviedad, pero no existen fotografías que retraten el futuro. Tal vez en años por venir esto sea posible, sobre todo ahora que la IA (inteligencia artificial) está revolucionando la manera de relacionarnos con el mundo. Pero en este año, donde celebramos el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos, todas las fotografías son testimonio de hechos pasados.
La mañana del 21 de enero tomé esta fotografía. Una fotografía que da testimonio de un momento que jamás volverá a repetirse. En esta fotografía hay personas que identificamos perfectamente y otras personas que el azar reunió. En esta fotografía hay objetos y edificios inmutables, elementos de la vida cotidiana comiteca.
La fotografía es símbolo del paso del tiempo. Era una mañana afectuosa, en pleno invierno, el clima comiteco era un abrazo, una cinta de luz. ¿Quiénes aparecen en esta imagen que la cuerda del destino unió en ese momento? En primer plano, por supuesto, está el escultor comiteco Luis Aguilar Castañeda, en la siguiente banca está una mujer, sola, con el bolso sobre sus muslos y los brazos cruzados, señal de que espera. En la banca de enfrente está una chica, de igual forma, con el bolso sobre el muslo, que revisa su celular. La chica vestía un short verde fluorescente y un par de calcetas y tenis blancos. Al fondo está un tradicional bolero que lustra los zapatos de un hombre, al lado un señor, sentado sobre un pretil, también con brazos cruzados. Una mujer, bolso al hombro, con vestido y suéter de colores encendidos, camina con rumbo al parque y más atrás se ve la fila de muchas personas que esperan su turno para entrar a Elektra. Dije que eran las ocho de la mañana. Desde mucho antes la fila se forma, esto lo aprovechan las personas que venden tortas, gelatinas, atol de granillo, arroz con leche, pedazos de rosca y tamales de bola o de hoja. Toda manifestación humana (desfile, festejo popular, encuentro deportivo) congrega a comerciantes que ofrecen diversos productos.
En esta fotografía se comprueba que cada persona está en su burbuja. Algunos (como Luis) comparten con otras personas, muchos están solos, porque la soledad es la esencia humana, soledad que se comparte cuando estamos con otros. La convivencia es la mano que da una soledad a otra soledad u otras.
El entorno urbano muestra el edificio del Teatro de La Ciudad, los edificios de varias plantas donde hay negocios (zapaterías, restaurantes, cafés, departamentos), árboles, sombrillas, expendedores de periódicos y la base con el busto de Rosario Castellanos, que es obra de Luis, quien acá está en primer plano, sonriente, barbado, con un sombrero, lentes y una chamarra.
Vos y yo sabemos que todo mundo es importante, cada persona es el centro del universo, nadie es más que otro, ni menos. Pero esta fotografía es especial porque acá aparece Luis en su pueblo, en una mañana luminosa, con un cielo impecable, cálido. Luis vino a Comitán a presentar su libro “Repaso vital”, que es una publicación de Editorial EntreTejas, de Luis Armando Suárez Argüello. La presentación fue el 18 de enero 2025, a las siete de la noche, en el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos, con un lleno total, lo que demostró el cariño y reconocimiento que los paisanos rinden a la persona de Luis y de su obra. ¿Sabés quiénes estuvieron en la mesa de honor? Tres destacados comitecos: Luis Armando Suárez Argüello (como moderador), Juan Carlos Gómez Aranda, Mario Uvence Rojas y el escultor. Como dice el dicho común: fue un rotundo y maravilloso poker, con ases. A diferencia de la fotografía que envío, donde las personas coincidieron en forma eventual. La chica del short verde y la señora del bolso nunca supieron que estaban cerca del autor de la obra en bronce que representa a Rosario Castellanos, obra que honra la esencia de nuestra escritora.
Luis ve hacia la cámara de mi celular, porque vio que, en medio de la plática que sosteníamos, saqué el teléfono y le dije: “…como si no te dieras cuenta…” y apreté el obturador. Cometí ese desacato, porque yo, a diferencia de las otras personas, tenía la certeza del momento que vivía: estaba al lado del gran artista comiteco, estaba sentado en la misma banca (como si fuéramos compañeros de clase); y entendí que si no conservaba el testimonio gráfico de ese instante, éste (como sucedió) se difuminaría en el aire, porque Luis me lo dijo esa mañana: todos los días cambiamos. Sí, en cada momento vamos siendo otros a pesar de ser los mismos.
Puse total atención a lo que Luis me platicaba, a sus planes (porque los planes, a diferencia de las fotografías, sí hablan del futuro, nadie en el mundo hace planes para el pasado), pero, como si fuera Doña Lolita Albores, quien tenía la capacidad de hacer cinco cosas al mismo tiempo, veía lo que sucedía alrededor; veía a la señora del bolso que permaneció así, como si fuera una escultura de carne, hasta que se paró y caminó con rumbo al templo de San José. ¿Qué esperaba? ¿Nada más hacía tiempo mientras llegaba la hora de emprender el camino hacia su trabajo? Por el contrario, la chica del short verde siguió sentada ahí en el momento que Luis y yo nos paramos y caminamos con rumbo a la casa de Luis Armando, residencia donde Luis pernoctó (Luis Armando le dijo que no fuera a un hotel, ya le había acondicionado una recámara en su casa, casa que fue propiedad de Don Armando y de Doña Amanda, papá y mamá de los Suárez Argüello, hogar donde crecieron Kathy, Carlos, Ernesto, Ramiro y Luis Armando). La chica del short se quedó sentada, ¿quién sabe en qué momento se paró? Ella, mientras Luis y yo estuvimos sentados en esa banca, teniendo de fondo su obra escultórica, no dejó de consultar su celular, tal vez veía un video en TitTok.
Luis y yo nos paramos y, como siempre sucede, el paisaje humano se modificó. La banca se quedó en espera de otras personas, porque las bancas sirven para descanso, para espera, para la pausa. El busto de Rosario, de igual manera quedó con sus vacíos (oquedades, le llama Mario Uvence). Todo el mobiliario de plazas y objetos decorativos o de arte están ahí para disfrute de las personas. La banca para el sosiego del cuerpo y las obras escultóricas para el sosiego del espíritu.
Una mañana de enero de 2025, el artista Luis estuvo en el parque de Comitán, donde están sus obras escultóricas (el busto de Rosario y la famosa escultura que fue premiada en Japón y que en Comitán le cambiaron el nombre de “Día Marcado” por el de “Las canasteras” o el de “Las Lolas”, lugar donde nos citamos (él llegó puntualísimo, a las siete y media). Mientras bajábamos con rumbo al mercado primero de mayo, donde compramos dos vasos de jocoatol, le pregunté, sólo como juego, como cinta de destino: “¿y quién hará tu busto para que se coloque en Comitán, en el Comitán de Aguilar?”, de inmediato, con sonrisa pícara me dijo: “Ya hice mi autorretrato”. En su libro (que es ya la primera autobiografía) aparece la fotografía de su autorretrato, ahí, en blanco y negro está su esencia en medio del aire, con las oquedades que dice Uvence; Mario sostiene que Luis no tendría la necesidad de firmar sus obras, porque su estilo es inconfundible, de igual manera que un espectador se para frente a una pintura cubista de Picasso y sin ver la firma sabe que es un cuadro del gran Pablo, así, cuando alguien se para frente a una obra de Luis sabe que es del gran artista comiteco.
Caminamos lentamente, su mirada así lo exige, en cierto momento se paraba para ver las formas de las lajas del parque, sí, en esas oquedades que obligan a la gente común a detenerse para evitar las torceduras de los pies, Luis veía lo que siempre ha visto, formas y texturas que son huellas del origen del universo y cuya expansión él sigue formulando.
Caminamos a gusto, el clima de Comitán así lo imponía. Le dije que lo veía feliz. La presentación de su libro fue un acto exitoso. La sala Rufino Tamayo, del museo de arte, fue insuficiente para recibir a la cantidad de amigos y amigas que se dieron cita para escuchar lo que Luis, Mario, Juan Carlos y Luis Armando expusieron en forma brillante.
Posdata: debo confesar que me perdí el acto de presentación. Vos sabés que yo me acuesto a las ocho de la noche. Me cuesta muchísimo modificar esta rutina que da sanación a mi cuerpo. Me encantaría que hubieran tardeadas. Una mujer también de cierta edad pidió en el Facebook que un día Michael Bublé haga un concierto vespertino, ella se ha perdido la oportunidad de escucharlo en vivo, porque los conciertos son en la noche, ya muy noche. Yo también me lo perdí. Pero, la vida es generosa y Luis me compensó dos días después concediéndome el honor de platicar con él y tomar un jocoatol calientito.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 24 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON PARECIDOS
Querida Mariana: ¿conocés el juego de parecidos? ¿Lo has jugado? Mi papá y yo lo jugábamos. Cuando íbamos de vacaciones, al llegar a una ciudad extraña, mi papá comenzaba el juego, se divertía, nos divertíamos.
Hay una teoría que asegura lo siguiente: en el mundo existen siete personas semejantes, casi iguales. Hablamos, por supuesto, del físico. Sabemos que cada persona es un individuo único, exclusivo. Jamás en toda la existencia del universo habrá una Mariana como vos, vos sos única, especial. Y así, cada ser humano es ¡único!, pero a veces, no sé si te ha pasado, caminás por una calle y al dar vuelta a la esquina te topás con alguien que se parece mucho a fulana de tal, casi casi estás a punto de abrazarla, pero luego te das cuenta de tu error de visión. No es que tu mirada te haga travesura, lo que sucede es que la imagen que llevás en tu mente se activa y dice: acá hay semejanza.
A mi papá le encantaba el juego. Lo hacíamos al estar en otra población. Tal vez porque ayudaba a tener presente a nuestro Comitán. Uf. Lo jugamos muchísimas veces y nos divertíamos mucho, porque cuando estábamos sentados en la banca de un parque, mi papá me codeaba, esa era la señal convenida, yo veía su rostro y él, con su cabeza, sin decir algo, señalaba a la persona del juego. Yo lo veía y sí, sí, se parecía a fulano de tal, lo decía y él asentía con su cabeza y nos botábamos de la risa, el hombre de una población equis se parecía mucho al fulano de tal de nuestro pueblo. Nos fallaba pocas veces.
El otro día, en el Facebook apareció una foto donde caminan dos personajes famosos: ella es Elena Garro y él es Octavio Paz. Vi a Octavio y como si estuviera con mi papá codeé al aire y supe que él también había coincidido: Octavio Paz se parecía mucho a él, a mi papá. Reí y sentí que el aire también extendía una sonrisa, divertido con el juego.
Mi compadre Pepe, en paz descanse, en más de una vez me dijo que Octavio se parecía físicamente a mi papá, él , en “el juego de parecidos”, hallaba esa semejanza. Tal vez la coincidencia va más allá, porque Octavio nació en la década de los años diez del siglo veinte, misma década del nacimiento de mi papá. Fueron de la misma generación.
Según los datos que existen en Internet, Octavio era un hombre alto, medía un metro con noventa centímetros. ¡No es cierto!, pienso. Porque recuerdo una fotografía donde Octavio está al lado de Julio Cortázar (mi querido Julito), quien sí era alto (medía un metro con noventa y tres centímetros). En esa fotografía hay una gran diferencia, Octavio le da al hombro a Julito; es decir, Julio le gana “por una cabeza”. De ahí entonces, que Octavio no debió ser tan alto. Por supuesto que sí superaba en altura física a mi papá (no hablo de alturas intelectuales, porque mi papá sin ser Premio Nobel de Literatura tuvo sus fortalezas y fue un hombre sabio). Mi papá fue chaparrito, tal vez medía un poco más de un metro con sesenta. Tal vez, Octavio medía uno setenta y tantos, porque en la foto al lado de Elena Garro le saca como diez centímetros.
En la fotografía que digo, Elena y Octavio caminan en una calle (no sé de qué ciudad), él lleva el pantalón como lo vestía mi papá, con el cinturón por encima de la cintura (tal vez era la moda de aquellos tiempos), su cabello ensortijado era muy parecido al de mi papá; tenía los ojos claros, igual que mi papá y, fue lo que más llamó mi atención, en dicha foto Octavio va en mangas de camisa, como era la diaria costumbre de mi papá, que era la señal de que él esperaba el día con actitud de trabajo. Y si mencioné a Julio vale la pena recordar que él recomendaba escribir en mangas de camisa, también.
Posdata: vi la foto y en cuanto miré la figura de Octavio pensé en mi papá, sólo como un juego, como el juego que jugaba con mi papá, con el cual nos divertíamos mucho. El juego de los parecidos, de vez en vez lo juego solo, porque ahora ya no tengo a mi lado a ese maravilloso compañero de juegos. Pero, en esta ocasión el juego me hizo trastabillar en el ánimo, porque una cinta de nostalgia abrazó mi corazón. Mi papá se parecía mucho a Octavio. Ambos son personajes luminosos de mi espíritu.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 23 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON TEMPORADAS
Querida Mariana: ¿a todos nos pasa? Tenemos épocas donde algo o alguien se vuelve la preferencia. ¿A todos nos pasa? No sé. Recuerdo que cuando estudié la primaria en La Matías de Córdova había temporadas de yo-yo, de canicas, de trompo. Un día, quién sabe cómo iniciaba, algunos compañeros asomaban con un trompo en la escuela, eso bastaba para que al siguiente día todo mundo llevara trompos para las competencias. A la hora del recreo era una gran bulla en el patio, con los hilos enrollándose en los trompos y los zumbidos de éstos al "bailar” sobre el piso de la cancha. Había trompos con clavitos y otros, poderosísimos, con clavos de asiento. Ah, eran los Transformers monstruosos de aquellos tiempos.
Mi Paty tiene la costumbre de comer algunas chucherías por “temporadas”, un día (como si estuviera embarazada) amanece con antojo de cierto tipo de pastelito (de esos de Bimbo o de alguna marca similar) y ahí me tenés buscando en todas las misceláneas el famoso pastelito, y como si todo mundo se hubiese puesto de acuerdo en consumirlos el producto se agota y ahí estoy busque y busque, horas y horas (como si no tuviese otra cosa por hacer). Un día, en forma inexplicable (cuando ya encontré un lugar donde siempre hay el famoso pastelito) recibo un comunicado de El Pentágono donde avisa que ahora es temporada de otro pastelito.
No me había dado cuenta de que también caigo en esta costumbre, hasta hoy que estoy en la temporada de José Agustín. Te conté que el otro día hallé en la librería Porrúa una edición conmemorativa de “La tumba”, la compré. Bonita edición. Leí el libro, que fue uno de los primeros libros que leí en la UNAM en los ya lejanos años setenta. Como dicho libro me removió la nostalgia regresé a Porrúa y adquirí “De perfil” y comencé a leerlo, pero la cosquilla ya se había instalado en mi mente, así que fui a Porrúa y pedí “El rock de la cárcel”, donde cuenta pasajes de su infancia, adolescencia, su noviazgo tormentoso con Angélica María (Angélica, la novia de México, que le llevó a separarse temporalmente de su esposa Margarita Bermúdez. Ah, la Angélica María le provocó chiras ineludibles en su mente, ya un poco agotada por el traguito y la mota). José Agustín termina su libro contando el infierno que vivió cuando lo metieron al bote (acusado de posesión de mota) y pasó seis meses en el terrorífico presidio llamado “Palacio Negro de Lecumberri”, pucha, ya con el nombrecito cualquier persona temblaba.
¿Y qué más? Pues mucho más. Tengo ganas de releer “Arma blanca”, novelita muy buena; asimismo, la trilogía de “Tragicomedia mexicana”.
Ahora que termine “De perfil” releeré los “Cuentos completos”, con prólogo de Luis Humberto Crosthwaite. Por ahí Juan Villoro dijo, con otras palabras, por supuesto, que José Agustín fue un renovador de la literatura mexicana, además, un gambusino buscador de piedritas religiosas y místicas, a su estilo, claro, no mediante la oración sino consumiendo peyote. A mí me fascinó su trabajo literario cuando lo conocí en mi juventud, escribía sin petulancias, sin el tufo mamoncito de los que creen que el lenguaje debe estar siempre en la altura del Olimpo. José Agustín siempre escribió a ras de tierra, en mangas de camisa, con el lenguaje de los chavos.
Y estoy metido en mi temporada José Agustín (no por consumo de sustancias prohibidas, sino emocionado con las aventuras que narra en sus novelas y en sus cuentos).
Lamenté, ah, ¡cómo lamenté!, el accidente bobo que tuvo en Puebla, cuando acudió a dar una conferencia y al final un montón de fanáticos, que lo admiraban, subieron al escenario para estar cerca de él, para tomarse la foto, para pedir el autógrafo, pero no se dieron cuenta que poco a poco lo fueron empujando al foso y ¡cayó! Oh, cómo lamenté el accidente. En cosa de segundos, lo que fue alegría, encuentro inteligente, se convirtió en tragedia, aullidos de ambulancia, gritos, descontrol, hospital, camillas, pinchazos en brazos, estudios. A partir de ahí, el gran escritor, el buena onda, comenzó a vivir una temporada ingrata. Fue como si alguien en la escuela hubiese llevado un puñal y hubiera inaugurado la temporada de pinchazos, de ondas de mala onda.
Posdata: un día José Agustín murió en su casa de Cuautla, de donde había salido lleno de vida y donde regresó ya disminuido físicamente. Quienes lo conocen dicen que ya no volvió a escribir, no le quedó más refugio que echar trago, beber como escape y no como manifestación de vida. Qué pena. Ahora releo parte de su obra literaria, estoy en mi temporada José Agustín, es mi forma de honrar su genio precoz, su vida desmadrosa; es mi forma de felicitarlo por cogerse a la novia de México, sé que lo hizo por todos los miles que vivieron enamorados de la actriz. ¡Que viva Angélica María! Hay temporadas de encule, dirían los chicos.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 22 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON SONIDOS AGRADABLES
Querida Mariana: recibí un vídeo. ¿Qué de especial? Todo el mundo recibe videos en el WhatsApp. Es un video que tarda un minuto con catorce segundos. Es muy breve, sin embargo es monumental, grandioso. Me lo enviaron desde la dirección de turismo del Ayuntamiento de Comitán (Memo Hidalgo), que dirige mi admirada amiga Karen Sánchez. Abrí el video y quedé gratamente sorprendido. Te digo que me pareció un trabajo excepcional. Si podés, ¡miralo! Está en la página del ayuntamiento, en el Facebook. ¿Por qué es un video sensacional? Porque habla de la entrada de flores en honor a San Caralampio, y quien habla es el reconocido Doctor en sociología Fer Limón, tipazo que posee un profundo conocimiento y quien comunica los temas con gran profundidad y enorme sencillez. ¿Sabés desde dónde habló el Doctor Limón? ¡Desde el campanario del templo de Tata Lampo! Su voz fue como una campana que echó al vuelo cientos de palabras aladas. Ah, tenés que verlo. Es un video que disfrutarán todos los habitantes del pueblo y personas de otros pueblos hasta La Patagonia. Inicia el video, no podía ser de otra manera, con el sonido del tambor y del pito, es como el telón que se abre para dar paso a la voz precisa de Fer. Él dice que la entrada de flores, del 10 de febrero, “hace de la fiesta de San Caralampio no sólo una fiesta patronal (...) en las romerías hay un peregrinaje, una serie de símbolos que confluyen en este lugar, con el carrizo y los tambores, que son maneras de hablar con Dios…” ¿Mirás qué prodigioso? “...maneras de hablar con Dios…” Fer Limón usa una voz especial para hablar con los humanos, para decirnos de la riqueza cultural de la entrada de flores que honra al santo consentido de Comitán. En buen momento, el ayuntamiento comiteco planeó la realización de este video, muestra la mirada inteligente de un estudioso de la vida de nuestra región. El Doctor Limón dice que ese día confluyen tzeltales, el pueblo chuj y tojolabales, pero “predomina en su estética el pueblo de los tojolabales” y concluyó diciendo: “San Caralampio quiere decir El brillo de la alegría (...) la entrada de flores hace honor a su nombre: la brillantez de la alegría”.
Posdata. video maravilloso, esclarecedor. Excelente iniciativa.
¡Tzatz Comitán!
martes, 21 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON VISITA AL MERCADO
Querida Mariana: me encanta ir al mercado primero de mayo. Cuando tengo tiempo voy los domingos. Dejo mi tsurito en el Estacionamiento Ulises (el muchacho que atiende la caseta se queda a dormir en un catre, porque el servicio es continuo) y camino hacia el mercado. Este domingo llamó mi atención un señor que estaba sentado en el lugar del chofer de una camionetita verde, tenía los cristales arriba, pero se escuchaba el sonido de una trompeta de un disco que oía. Estaba quitado de la pena, leyendo un libro de Albert Camus. Me fascinó toparme con esa imagen. Y luego pensamos que no hay personas lectoras en este mundo.
Al bajar por la pendiente hacia el mercado (el mismo recorrido que hizo la pequeña protagonista de la novela “Balún Canán”, de Rosario Castellanos) me topé con una chica bonita, con lentes, pantalón de mezclilla, tenis blanquísimos, que colocaba verduras sobre un mantel de plástico sobre la banqueta. Ella, me contó, estudia la secundaria y vende lo que cosechan en el huerto de su casa. Le compré dos ramos de apio, para el jugo verde, me dijo, le agregás nopal y pepino. ¡Ya la hice!, pensé, porque en mi mente aparecieron ambos ingredientes colocados en un contenedor de plástico en la casa.
Luego (eran las siete y media de la mañana) hallé una fila como de diez personas ante el puesto de Doña Chabelita, la señora que por más de veinticinco años vende atol de granillo, atol agrio (jocoatol) y arroz con leche. Cuando me llegó el turno pedí un vaso de atol de granillo, para llevar, para mi mamá (que esté clarito, me dijo; es decir, sin mucho granito). “No, se lo debo”, dijo Doña Chabelita, “se enfermó mi esposo y no pude hacerlo, tal vez el próximo domingo”. “Cuando entra la enfermedad ya no quiere salir”, dijo Doña Natividad, quien estaba en un puesto vecino. Doña Nati sólo vende los domingos, “es que entre semana los puestos están ocupados”. Doña Nati tiene como quince años vendiendo tamalitos de verdura, de manjar y de frijolito tierno. Me explicó que el pitaul lleva más tiempo de cocción, por eso no siempre vende. Dijo que los otros tamalitos están en la olla unos cuarenta minutos y quedan listos, en cambio el tamal de frijol tierno requiere un tiempo de más de dos horas. ¡Pucha! La foto que anexo es un retrato de ella. Ya embolsa los pedazos de nopal que cortó con una hachita.
Con Doña Chabelita compré un atol agrio para llevar y otro para tomar ahí. Ah, el primer trago es como estar en un valle y recibir el rayo de sol a las siete de la mañana. El espíritu, parecerá una contradicción, se refresca y se calienta al mismo tiempo.
Una niña, al lado de Doña Nati, de sonrisa de panal de miel, le mostraba a su mamá (que vendía jitomate) la hachita que usa Doña Nati para el corte de nopal fresco. Doña Nati dijo que la niña está enamorada de la hachita (en cuanto crezca, pensé, olvidará la hachita y se enamorará de algún chico). Doña Nati explicó que usa la hachita para cortar el nopal, porque no tiene punta, esto lo hace menos peligroso. Vi cómo ponía dos o tres piezas de nopal en su mano izquierda y con la hachita en la derecha las cortaba con delicadeza y precisión. Movimiento exacto, como el que hace Doña Chabelita cuando sirve con un cucharón el atol.
Posdata: compré unas tortillas hechas a mano, de maíz morado, ¡ah, qué delicia!, y dos medidas de pepita molida. Cuando caminé rumbo al tsurito, con tres bolsas en la mano, encontré al señor lector, él seguía tranquilo, escuchando música agradable, con un trompetista (¿Herb Alpert?), y leyendo a Camus (no logré ver el título, porque el señor levantó la vista al sentirse husmeado, sonreí, saludé y seguí mi camino. Pensé que un hombre que escucha ese tipo de música y lee a un autor tan deslumbrante era un hombre bueno).
Me encanta ir al mercado primero de mayo. Está ahí, a una cuadra del parque central, en un majestuoso edificio, desde el año 1900. Si hubiera un poco de más orden y más limpieza sería un mercado sensacional, único en el mundo, orgullo del pueblo mágico. Hay que caminar con cuidado, en los pasillos hay unos registros que tienen tapas metálicas ya oxidadas; hay que caminar con cuidado, porque quienes cargan las cajas de madera con productos avisan con el clásico “¡golpe!, ¡golpe!”, pero ya están encima de uno; y, oh, qué ingratitud, los hombres que cargan los pedazos de carne de buey (¡bueyes!) caminan sin precaución manchando de sangre a quien no se retira a tiempo.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 20 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON LA PRESENCIA DEL PRESIDENTE MUNICIPAL DE LA TRINITARIA
Querida Mariana: le tocó al Profe Denis encabezar los destinos del pueblo de La Trinitaria, para el periodo 2024-2027, en la nueva ERA.
Vos sabés, siempre lo he dicho, me encanta ir a La Trinitaria, es un pueblo de gente maravillosa. En los últimos tiempos ha tenido un gran avance, pero desde siempre ha sido cuna de personas ilustres.
Como buen gobernante, el profesor Denis Gabriel Solís Alvarado, presidente constitucional de La Trinitaria, está pendiente de todos los rubros, por supuesto, la cultura es una de las joyas que pule día a día, porque es tradicional la riqueza de ese vertedero maravilloso.
El otro día, mi querido y admirado amigo profesor Benito Vera Guerrero, cronista del pueblo de La Trinitaria y que (oh, qué bendición) fue maestro de quien hoy es presidente municipal, me envió datos biográficos de un gran personaje zapaluteco (recordá que el pueblo se llamó Zapaluta en sus orígenes, nombre maravilloso): Don Fedro Guillén.
Recordamos que Don Fedro fue amigo cercano de Rosario Castellanos. Por ahí circula una fotografía donde están Fedro, Rosario y Lolita Castro. Tres personajazos de la cultura mexicana, universal.
Para honrar los vínculos afectuosos, comerciales, históricos, amistosos e intelectuales que existen entre los pueblos de Comitán y de La Trinitaria, el profe Denis honra la memoria de Rosario Castellanos y celebra el centenario de su nacimiento. El otro día hizo favor de enviarme unas líneas con su pensamiento acerca de la gran escritora comiteca, amiga del ilustre Fedro Guillén:
"Rosario Castellanos siempre estará vigente. Una mujer que sembró precedente en varios ámbitos y cuyo legado en la literatura, el feminismo y la cultura general, debe mantenerse vivo y ser rector de diversas acciones en la sociedad".
Coincidirás conmigo en que esta declaración (la primera de las muchas que personajes ilustres nos regalarán en la celebración del centenario del nacimiento de Rosario) es histórica, porque se convierte en la cuenta de un rosario de cien rosas para honrarla. El profe Denis nos habla de la vigencia de la obra de Rosario. Ella, físicamente ya no está con nosotros, pero su pensamiento sigue iluminando las mentes más lúcidas del siglo XXI, porque, como manifiesta el presidente municipal de La Trinitaria su legado debe mantenerse vivo. ¿Cómo? Pues a través de la lectura de su obra, en la reflexión y en la acción. El profe Denis hizo hincapié en tres joyas: la literaria, su compromiso con la mujer y el vestido cultural de los pueblos.
Nosotros, en Arenilla, insistimos en la confluencia de voluntades, que nuestras personalidades se unan en torno a la celebración, para decirle al mundo que, desde la tierra de Rosario Castellanos, seguimos manteniendo vivo su legado. Sabemos que ella fue una de las personas intelectualmente más dotadas del siglo XX, acá, en Comitán, en la región, nutrió su mente y su corazón. Por esto, el profe Denis, al brindar su comentario, habló de siembra que en varios ámbitos ella realizó. Una siembra que no fue fácil, pero que hoy rinde frutos excelsos.
El profe Denis no dudó cuando solicité su comentario breve, de inmediato respondió, porque esta celebración debe conjuntar a las mentes más lúcidas de nuestro entorno.
Vos, querida Mariana, ¿qué pensás de Rosario? Qué acerca de esos temas que ya puso sobre la mesa el presidente municipal de La Trinitaria: acerca de su obra literaria, acerca de su compromiso con el pensamiento de la mujer y con la cultura en general.
Rosario, sin duda, abrió la ventana para la reflexión. Si hoy México es menos machista, si hoy tenemos a una mujer en la presidencia de la república, se debe a la labor de concientización de hombres inteligentes, pero, sobre todo, de acciones emprendidas por mujeres que, como Rosario Castellanos, abrieron la ventana para decirnos que nuevos vientos debían refrescar las estancias. Rosario dijo en uno de sus poemas que debe haber “otro modo de ser (…) otro modo de ser humano y libre”.
Posdata: ahí queda para la historia la reflexión del profe Denis; dicha en el año 2025, año donde el mundo celebra el centenario del nacimiento de Rosario Castellanos.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 19 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON TELEGRAMAS
Querida Mariana: el telegrama de mis tiempos fue un mensaje con diez palabras, máximo. Tardaba cierto tiempo en llegar de una ciudad a otra. Había personas que llevaban los mensajes recibidos en la oficina hasta tu casa; el Telegrama de tus tiempos ya es una plataforma semejante al WhatsApp, el mensaje llega en forma instantánea.
¿Quién manda telegramas en estos tiempos? En Comitán la oficina ya cerró. En la oficina de telégrafos de México también se enviaba dinero a través de giros. Hoy, ah, bendita tecnología, todo mundo hace envíos de dinero mediante transferencias inmediatas.
Los tiempos han cambiado. Han cambiado tanto que la feria comiteca de San Sebastián también es otra cosa. El lunes 13 de enero 2025 estuve ahí y te cuento lo que vi a través de telegramas:
“Estuve parque San Sebastián. Viento helado. 6 tarde. Saludos familia.”
El telegrama obligaba a tener una gran capacidad de síntesis, decir todo en diez palabras. Si te pasabas del número de palabras te cobraban por cada palabra excedente.
Ahora me doy cuenta de la dificultad de expresar tanto en tan pocas palabras. La tía Elena siempre le reclamaba a su hija Alondra “hablás como si fueras telegrama”, le decía y luego agregaba: “ah, pero no vayás a estar con el Andrés, porque ahí sí sos una chachalaca”. Andrés era el que le contaba los lunares de su carita, de su pechito y de su culito.
“Festejo triste. Pasado era alegre, presente sombrío. Acabó la tradición.”
Conocí a varios famosos personajes que trabajaron en la oficina de Telégrafos, en Comitán. Las tres personas que mencionaré ya fallecieron, pero muchas personas de Comitán deben recordarlos. En primer lugar a Don Tito Caballero; luego a mi tío Gil González, esposo de mi tía Bety Córdova; y a mi primo Óscar Bermúdez.
“Mando foto comprobatoria. Maquinitas vacías. Viejo dormita. Así los demás locales”.
Los familiares de Don Tito y de Óscar me contaron que les preparaban una bandeja con agua caliente para que metieran los pies y así descansaran, porque caminaban todo el pueblo llevando los telegramas. Y, la mera verdad, aunque es un disfrute caminar en Comitán, ¡echate todas las subidas que tiene el pueblo a la hora del calor! Se auxiliaban con una bicicleta, pero de todos modos.
“Vacíos futbolitos, garnachas, chingolingo, encurtidos, tacos, churros. Ningún juego mecánico.”
Mi mamá conserva telegramas que recibió por su boda, todos envían felicidades y le desean un buen matrimonio.
“Antes había alegres corridas toros. Hoy ni vacas se asoman.”
Cuando estudié en la Ciudad de México mi papá me enviaba la paga en un giro que iba a cambiar en una oficina de la colonia Narvarte. Jamás, hasta donde recuerdo, envié un telegrama. Siempre preferí escribir cartas, porque vos sabés que la plática no fluye si te restringen el número de palabras. Es penoso toparse con gente que habla como hablaba Alondra con su mamá; es fascinante toparse con gente que habla como Alondra hablaba con su novio. Yo soy un poco gente telegrama, me cuesta hablar con las personas, por eso me califican como aburrido. Tal vez por esto prefiero, mil veces, escuchar a las mentes más inteligentes cuando me hablan a través de sus libros.
“Entradas velas y flores. Vivas, campanadas, cohetes, procesión. Parque despierta.”
Posdata: como siempre se ha dado, hay anécdotas curiosas del tiempo de los telegramas con diez palabras, porque a veces era difícil la capacidad de síntesis para explicar algún asunto delicado, asimismo existían los errores de ortografía, vos sabés que una coma modifica el sentido de una oración. “Llega mañana temprano tía muerta vaca dinero escaso manden saludos”. Este fue el mensaje que recibieron en la oficina de Comitán, el encargado de transcribir el mensaje se encargó de colocar las comas donde consideró que iban: “Llega mañana temprano tía muerta, vaca dinero escaso, manden saludos”. Los que recibieron el mensaje entendieron que el cadáver de la tía llegaría temprano, y que la familia hiciera una vaquita de dinero, porque escaseaba. En respuesta respondieron: “Enterados. Como lo pidieron, mandamos saludos”. El mensaje original daba a conocer que llegaría la tía, la que había muerto era la vaca, por eso ya no había paga y solicitaban envío de dinero. Al final se despedían enviando saludos.
¡Tzatz Comitán!
sábado, 18 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON PEATONES
Querida Mariana: viví mi infancia y parte de adolescencia en un Comitán que tenía calles peatonales. ¡Mentira! Sí, es mentira, pero como si fuera verdad. Según el diccionario, una calle peatonal es donde está prohibida la circulación de vehículos motorizados. Como advertís en esta fotografía, en la esquinita inferior, aparece la trompa de un auto; sin embargo, si mirás con atención verás que la gente camina con una tranquilidad que está representada en la actitud del compa que lleva una gorra, como si fuese una persona con autoridad, pudo ser un agente de migración o un cartero. ¿Ya miraste su horma? Camina como si fuese un cervatillo dueño de la pradera, con las manos adentro de las bolsas del pantalón. La fotografía es más o menos de los años sesenta. Al fondo se ve el edificio que ahora alberga el Centro Cultural Rosario Castellanos y en ese tiempo era la Escuela Secundaria y Preparatoria del Estado. Con cierta dificultad, pero se alcanza a ver las letras que así lo anuncian.
Viví esta época, todos los de mi generación la disfrutaron. Estas calles del centro no eran, en forma oficial, peatonales, pero como si lo fueran, porque los vehículos eran pocos y, la mera verdad, los automovilistas eran muy decentes, respetuosos. ¿Ahora? Ah, pues, no me obligués a decir obviedades lastimosas.
Tal vez alguien tiene el dato preciso de la fecha de la fotografía (que robé del Internet y que la coloreó algún compa en este siglo XXI), yo no la tengo, pero lo que sí puedo asegurar es que es antes de 1979, porque en este año las autoridades mandaron a derruir la manzana que acá se ve. Desapareció Casa Yannini y todo lo que acá se ve, hasta la esquina extrema donde estaban la tienda de las Ancheyta y dando la vuelta. ¡Toda la manzana!
Por eso, mucha gente de aquellos tiempos (años sesenta y setenta) recuerdan con nostalgia esta manzana, porque todos tienen una historia qué contar.
Fijate que el otro día estuve en el Archivo Municipal y hallé en una vitrina una hoja tamaño carta que dice: “Propietarios de la Manzana de la Discordia, en Comitán” y da la relación de nombres que se acerca mucho al tiempo como estaba la manzana cuando fue derribada y no corresponde a como se ve en esta fotografía. Dos ejemplos diré: el edificio de Casa Yannini no conservó la dignidad que acá se ve, al final se volvió un feo adefesio porque ya tuvo agregados en la parte superior; la farmacia Regina fue un edificio altísimo, de varios pisos y esto hizo que todo lo que acá se ve con cierta armonía se volviera un caos visual. La uniformidad arquitectónica se volvió un tachilgüil que, la verdad, era desagradable; es decir, a la manzana saludable le salieron chipotes que engusanaron el fruto.
Al final de la relación de nombres del documento del archivo está asentada una nota que dice: “El nombre del propietario de la Casa Yannini hasta el momento es desconocido, ya que era de la ciudad de San Cristóbal”. Ah, quise sacar el documento y hacer la siguiente aclaración: como se ve en esta fotografía, el edificio bello, limpio, pulcro, que está en primer plano, dice “Casa Yannini”, porque ese fue el nombre que Don Vicente Yannini (coleto, es cierto) le puso a su negocio donde vendía refrigeradores, discos, tocadiscos, estufas, cilindros de gas y demás hierbas, pero el edificio no era de él, el edificio era de mi papá: Don Augusto Molinari Bermúdez, él compró el terreno y mandó a construir este edificio, por eso, en lo alto se ve un letrero grande de la Carta Blanca, porque mi papá aprovechó hacer publicidad, ya que era distribuidor de dicha marca cervecera. ¿Te doy otro dato? Mi mamá no tiene tampoco las fechas precisas, pero ella trabajó un tiempo en la Casa Yannini. Cuando don Vicente entregó el local a mi papá, porque levantó su negocio, mi mamá aprovechó el espacio familiar y puso su tienda de estambres, que tardó hasta 1979, año en que el gobierno dijo a los propietarios: ¡ahí se ven!, acá está su paga por expropiación, busquen otro lugar, y todo mundo de acá se cambió a otro lugar, mi mamá compró un local en el Pasaje Morales y ahí se pasó.
Aclarado el punto, dándole el crédito correspondiente, porque al César lo que es del César y a mi Augusto lo que fue de Augusto, puedo contarte que viví este Comitán apacible, inolvidable, donde las calles parecían ser peatonales, como acá se ve, porque no es sólo el de gorrita, sino los demás peatones que caminan tranquilamente. ¿Ya viste al otro compa de gorrita? Es un cartero, ahí se ve la bolsa que lleva con la correspondencia y la bicicleta que utilizaba para el reparto.
Ya sé que estás esperando la relación. Copiaré lo que está en el documento del archivo, ¿va? Sólo como agregado diré que la Casa Yannini en realidad era la casa Molinari; luego estaba Don Francisco Escobar (Joyería Escobar); C. Ramiro Ruiz Alfonzo (Proveedora Cultural); C. Jesús Ruiz (Farmacia Regina); C. Rodolfo Nápoles (Agencia Ford); Límbano Moreno (Supermercado 9 estrellas); C. Héctor Rubio (Casa Rubio); C. Romelia Ancheyta (Casa Ancheyta); C. Julio Avendaño; la mamá del ingeniero Ibarra; licenciado Robles; C. Adolfo Altúzar; profesor Nicolás Carboney; Fiscal Ayuntamiento; C. Ricardo Saborío; C. Hernán León (Casa León); C. Gilberto Solís; C. Yolanda Trujillo; C. Walter Díaz; profesor Manuel Gómez; C. Fernando Tovar (Casa Tovar); C. Leonor Pulido (Casa Esther); Novedades Cecilia; Dr. Armando Gordillo Domínguez (dentista); C. Arturo Rivera Alfaro (ARA, dulcería); C. Jorge Domínguez (Casa del Ciclista); C. Higinio Torija (Rincón Brujo); C. Adolfo Argüello; C. Ramiro Rojas; C. José Meza; y C. Octavio Penagos.
Esta relación de nombres es la que aparece en el archivo. No se consigna el nombre de la persona que la elaboró, pero yo diría que se acerca mucho a como estaba cuando derribaron la manzana. Los locales que estaban frente al parque central comenzaban con el consultorio del doctor Armando y terminaban con el edificio de mi papá.
Digo pues que cientos de personas tienen recuerdos de esta manzana, de este Comitán tranquilo, donde las calles parecían peatonales, porque el movimiento de autos era leve e, insisto, todos los automovilistas eran educados y no corrían en forma desaforada como ahora (en estos tiempos agregale el batallón de motociclistas, sobrinos predilectos de Míster Rápido y Furioso).
Muchas personas compraron artículos en la Casa Yannini o estambres en la tienda de mi mamá. ¿Cuántas personas compraron una cadenita o mandaron a hacer anillos en la Joyería Escobar? Ah, ya ni te digo las toneladas de muchachitos y muchachitas que compraron figuritas para llenar los álbumes en la Proveedora Cultura, atendida por uno de los señores más bellos que ha parido este pueblo: Don Rami Ruiz (ahí compré muchas revistas de monitos y mis primeros libros de cuentos, de poesía y novelas).
Por ahí en la relación apareció el nombre de Don Rodolfo Nápoles, quien era el distribuidor de los autos de la marca Ford. Hoy conocemos las salas de exhibición de autos, la mayoría está en las orillas del bulevar, son salas enormes y muy dignas. Don Rodolfo exhibía un auto nuevo (no cabía más) en una sala pequeña, oscura. Insisto, los autos eran pocos, sólo tenían carros los ricos.
¿Cuánta gente tomó un café, un helado o un refresco en las mesas impecables de “Nevelandia”, de Don Ramiro Rojas? ¿Y qué decir de la bola de vagos (lo digo en buena onda) jugadores de billar que pasaban al fondo del restaurante donde había varias mesas de pul y de carambola? El espacio del billar siempre estaba oscuro y con mucho humo de cigarro. ¿Cuántos orinaron en el mingitorio que estaba en el fondo y que siempre tenía en el canal un montón de cáscaras de limón para evitar la peste de los orines? En ese tiempo, los billares casi no eran frecuentados por mujeres. Boberas de esos tiempos. Lo mismo sucedía con las cantinas. Ah, cuántos bolos (lo digo en buena onda) disfrutaron de las macharnudas en la cantina de Tío Tavo. En una o dos ocasiones las probé, pero lo que sí era mi vicio eran los panes compuestos que él preparaba y que eran panes con receta exclusiva. Mi paladar los recuerda como los panes compuestos más ricos que jamás se prepararon en este pueblo, porque en lugar de las famosas tres hebras de carne que ahora llevan, él le ponía una rodaja (sí, transparente, mínima) de chicharrón de hebra. Esos panes eran riquísimos y Tío Tavo las preparaba en su local que tenía muy cerca de la tienda de mi mamá.
Posdata: digo que todo mundo que conoció y vivió la manzana de la discordia tiene historias para contar, historias que son esencia de su vida y recuerdos para nuestra historia común.
¡Tzatz Comitán!
viernes, 17 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON ENCUENTRO MARAVILLOSO
Querida Mariana, platiqué con los profesores Ramiro Alermo Domínguez Ruiz y José Antonio Ruiz González, quienes estudiaron en la Escuela Normal Rural Mactumactzá. ¿En dónde? Sí, en la Mactumactzá. En estos tiempos hay personas que escuchan el nombre y lo asocian a conflictos. Dejá que te cuente y la imagen de la Normal Rural se modificará, lo aseguro, porque de ahí han egresado profesores con gran vocación de servicio, como mis dos amigos comitecos, como todos los compañeros de su generación.
Ni me quedés viendo así con cara de que use lenguaje inclusivo. ¡No! En el tiempo que Ramiro Alermo y José Antonio estudiaron en la Mactumactzá sólo aceptaban alumnos varones internos.
Te cuento, ellos son integrantes de la generación 72 - 76. Muchos estudiantes eran chiapanecos, pero también hubo un nutrido grupo de estudiantes oaxaqueños, porque los alumnos de la secundaria Reyes Mantecón tenían pase directo para estudiar en la Normal chiapaneca. ¿A quién corresponde la zona de Los Chimalapas? ¡Saber! La Normal Mactumactzá fue escuela que sirvió a oaxaqueños y chiapanecos con pasión y los formó dentro de los grandes valores. Mis amigos dicen que recibieron una gran formación porque la escuela les inculcó el gran valor de la disciplina, porque puede decirse que era semi militarizada. Mirá si no, a las cinco de la mañana sonaba la corneta para levantarse, hacían deporte, se echaban un baño, desayunaban en los comedores comunitarios (desayunos regulares, cuentan, no de restaurante de cinco estrellas) y se presentaban a los salones, donde recibían clases de 9 de la mañana a las 2 de la tarde. Luego era la hora de comida y volvían a los salones de clase de 3 a 5 de la tarde. Pobre de aquel que anduviera con modorra o con ensueño, ¡no!, el pueblo de México subsidia sus estudios y espera lo mejor de ustedes. La educación era estricta, para que ellos aprendieran lo que después retribuirían en el trabajo.
Su generación egresó hace cuarenta y nueve años, ¡toda una vida! Por eso, ahora en estos días, profesores chiapanecos y oaxaqueños vendrán a Comitán para celebrar un reencuentro, para celebrar el orgullo de ser maestros que abrevaron en la gloriosa Mactumactzá y le han cumplido a la patria. Los anfitriones han preparado un programa cultural para recibirlos en el patio del Museo Rosario Castellanos, luego un convivio en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad, La Casa del Marqués, y al día siguiente un paseo a Los Lagos de Montebello. Ah, qué hermoso abrazo para reencontrarse en nuestro pueblo mágico.
Ramiro Alermo y José Antonio me platicaron que cuando salieron de la Normal, en 1976, fueron comisionados a trabajar en escuelas rurales de la zona 25, uno en Malé y otro en La Grandeza, en lo alto de las montañas, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar. Subían en camioncitos de redilas, con cadenas en las llantas, para desplazarse en lodazales. Las experiencias de vida fueron maravillosas, en las pequeñas escuelas, lejos de las ciudades, sembraron la semilla del conocimiento en las mentes y corazones de niños y niñas, a la vez que, como sucedía con el magisterio rural, auxiliaban a la comunidad con el cultivo de huertos, con recomendaciones sanitarias y consejos legales. Ellos bajaban a Motozintla una vez a la semana para la despensa y regresaban a la comunidad. ¿Comitán? Sólo en periodos vacacionales.
Posdata: en la Normal practicaron deporte, aprendieron música y talabartería en los talleres, realizaron actividades agrícolas en las 15 hectáreas, en Plan de Ayala y aprendieron los valores esenciales de la tradicional escuela mexicana, de la gran escuela mexicana. Que viva la generación 72 - 76 de la Escuela Normal Rural Mactumactzá.
¡Tzatz Comitán!
jueves, 16 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON FESTEJO
Querida Mariana: el gobernador de Chiapas estuvo en su pueblo: Comitán. El 14 de enero (un mes antes del día de la amistad) llegó a la Escuela Preparatoria del Estado, institución donde cursó su bachillerato.
En la prepa de Comitán dio inicio al llamado Eje de Infraestructura en Chiapas. Los chicos y chicas estuvieron felices con la presencia del Doctor Eduardo Ramírez Aguilar, el destacado paisano. No hubo clases, porque todo mundo acudió a la recepción.
Lo que no apareció en alguna nota periodística fue que tal visita coincide con los cincuenta años de la fundación de dicho plantel, porque no todo mundo sabe que fue en 1975 cuando se inauguró el nuevo edificio, porque hasta 1974 la prepa estuvo donde ahora está el Centro Cultural Rosario Castellanos.
Y lo que no todo mundo sabe es la historia. Te conté que el 28 de diciembre 2024, nos reunimos un grupo de compañeros de la generación 71-74 de la prepa. Nos reunimos porque celebramos ¡cincuenta años de egreso! Daladier Anzueto dijo, en el mensaje, que disfrutábamos la vida, la posibilidad de reunirnos después de cincuenta años.
Resulta, mi querida Mariana, que mi generación fue la que logró la construcción del nuevo edificio de la prepa y de la secundaria. Un grupo de adolescentes conscientes, intrépidos, hicieron un movimiento de huelga para obligar a las autoridades a que dotaran a los estudiantes instalaciones dignas, porque, la mera neta, los salones del edificio al lado del templo de Santo Domingo no tenían las condiciones dignas para el aprendizaje, con decir que el laboratorio de química le decíamos “el gallinero”, la química Angelita Ramírez se paraba frente a una mesa y hacía la práctica, mientras el alumnado, sentado en un graderío improvisado con tablas de madera observábamos el experimento. ¿Cafetería? Ni en sueños. ¿Sanitarios? Mediocres. Así que un día se aventaron una huelga tan bien planeada que obligaron la presencia del secretario de educación de Chiapas, quien no halló mayor salida que firmar un acuerdo para la construcción de los nuevos edificios, y en 1975, los chicos y chicas de la prepa estrenaron el edificio que ahora recibió la visita del gobernador de Chiapas con la buena noticia del inicio de ampliación de instalaciones. El gobernador se comprometió a cambiar todo el mobiliario, porque dijo: “…ustedes siguen estando con las sillas con las que yo estudié…” De esta manera, entonces, sin decirlo, celebró con acciones los cincuenta años de vida del actual edificio.
Mis compañeros, quienes lograron la hazaña de convencer a las autoridades para construir los nuevos edificios de la prepa y de la secundaria, ya no disfrutaron las instalaciones, ellos (¡qué generosos chicos y chicas de los años setenta) sembraron el árbol para que las nuevas generaciones disfrutaran de las nuevas instalaciones. El gobernador Eduardo habló del cambio de mobiliario. Uf. Nosotros estudiamos en sillas viejas, incómodas. Hoy, gracias a la visión de nuestro paisano, la chaviza tendrá sillas ergonómicas, cómodas, actuales.
Pero no sólo tendrán sillas nuevas. En el inicio de este eje el director del Instituto de la Infraestructura Física Educativa anunció que construirán tres aulas didácticas, techado con canchas múltiples, obras exteriores y, ¿qué creés? un laboratorio polifuncional. Ah, qué lejos quedó el ingrato recuerdo del laboratorio improvisado donde estudiamos en 1974. Mis compañeros lucharon con denuedo para que las nuevas generaciones tuvieran instalaciones más dignas y hoy el gobernador de Chiapas vino a refrendar su compromiso con la sociedad. La nueva ERA ya inició, con el pie derecho, el gobernador, a pocos días de iniciada su gestión, está realizando actos sublimes en todo Chiapas, como él dijo: “estoy empeñado en que Comitán sea una ciudad modelo”.
Posdata: qué buena manera de celebrar cincuenta años del nuevo edificio. Algún día se reconocerá el movimiento que realizaron mis compañeros de la generación de prepa para que el actual gobernador, cuando estudió su prepa, lo hiciera ya en aulas más luminosas.
¡Tzatz Comitán!
miércoles, 15 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON UN VEHÍCULO COTZERO
Querida Mariana: juro que no fue mi intención. Vi el conductor de esta motocicleta y pensé: “esto es un vehículo cotzero”. Mirá lo que dije: vehículo cotzero, que se puede traducir, ya en plan bromista, como: veí culo cotzero. Y es que, perdón, todo está relacionado con esa maravillosa palabra comiteca, que es símbolo de identidad.
Muchas anécdotas e historias tienen a la palabra Cotz como esencia de su columna. Hay muchos modismos comitecos que al paso del tiempo se han ido consumiendo, pero el Cotz es como la lámpara de nuestro faro cultural. Mayores y jóvenes siguen usándola. Es cierto, ya no la vemos pintada en las paredes como en los años sesenta. ¿Qué esperabas? Los tiempos cambian, ahora el cotz es viajero. He visto viniles pegados en muchos autos y camionetas. Ah, nos hemos modernizado. Y ahora, mirá, ¡una primicia! Me topé justo en el inicio de la subida a Guadalupe con este intrépido motociclista que colocó la palabra Cotz en la parte trasera del vehículo y en su casco de protección.
¡Qué elegancia la de Francia! ¡Qué café con pan el de Comitán! Comitán de las butifarras, del hueso con chaya, el Comitán cotzero de todos los tiempos.
Conozco al conductor de este vehículo cotzero. ¿Se vale definir a este vehículo como un triciclo grandote, porque tiene, hasta donde entiendo y veo, tres llantas? ¿Cómo se denomina un triciclo cuando es vehículo exclusivo para adultos? ¿Se llama trimoto? ¿Cómo puede denominarse a una moto y a un motociclista que tiene como bandera al ¡cotz!?
Los comitecos y comitecas amamos el cotzito lindo y jacarandoso. En los años setenta, en cuanto los jóvenes entraban a una fiesta en el patio enladrillado de una casa, con hermosos corredores, gritaban: ¡cotz para los marimberos! Nadie puede decir el origen de tal saludo, pero los marimbistas se enojaban y mientras más se encabronaban más recibían esta ablución, como balde de agua. Ahora hay personas que dicen ¡va cotz! como decir “¡de acuerdo!” Alguien pregunta: ¿vamos al cine?, y otro responde: ¡va cotz! El cotz es uno más de los árboles de nuestra identidad. Bueno, con decir que sin hablar inglés todo mundo lo conjuga: I cotz, you cotz, he cotz, she cotz… porque eso sí, ¡somos inclusivos! Él echa cotz y ella también echa cotz, los comitecos son echa cotz de naturaleza, arrechos de por sí.
¿Has oído alguna vez que alguien dice: “cotz a la corompitz y a la carcovia”? ¿Qué es corompitz? ¿Qué es carcovia? ¡Saber! Nadie puede explicarlo, pero todo mundo lo dice, suena como una posición sexual tan atrevida que ni Sade la imaginó. Echar cotz a la corompitz y a la carcovia es como un salto triple mortal.
Y ahora, en las calles de Comitán, el Vengador Cotzero transita con su potente trimoto de lujo, porque el cotz exige autos a la altura de su prestigio. Sería un descrédito que de pronto halláramos la palabra escrita en una motito de esas sacadas por abonos chiquitos (sin albur). No, los viniles que he visto los he descubierto en camionetas pirruris y ahora en una excelente moto, que brilla de tan bonita.
Cotzito lindo y jacarandoso, decimos y hacemos. Por eso, Don Flavio Guillén llegó a esta tierra y la llamó Comitán de Las Flores, por la belleza de sus jardines y, sobre todo, por la belleza de sus mujeres. Pensó llamarlo Comitán del Cotz, pero alguien le dijo: maestro, no podemos escribirlo así, ah, bueno, entonces digan que es de Las Flores, por la belleza de sus mujeres, en realidad había pensado en decir que las cositías echan cotz en forma linda y jacarandosa.
Comitán de los chinculguajes y también del cotzito rico. A estas alturas ya no sirve decir que en nuestro pueblo se usa esta palabra que no es castellana, tal vez tzotzil, para nombrar el acto sexual. Cuando alguien invita a otro o a otra a echar cotz lo invita a hacer jueguitos de cama. ¿A quién se le ocurrió llamar al acto sexual con tan hermosa palabrita? Nadie sabe responder a tal pregunta. Lo cierto es que la palabra cotz se ha convertido en un símbolo de identidad de los comitecos y de las comitecas. Se dice, porque es verdad, que en algún país lejano, un comiteco camina por una banqueta y de pronto escucha: ¡cotz!, vuelve la vista y no encuentra a nadie, pero sabe que otro pinche comiteco está escondido detrás de un poste y se bota de la risa. Gritar ¡cotz! es lanzar la bandera de identidad comiteca.
Posdata: Jamás hallarás esta trimoto circulando en calles neoyorquinas o parisinas, ¡no!, esta motocicleta sólo circula en este pueblo maravilloso. Comitán es un pueblo cotzero, nadie lo puede negar. ¡En buena hora! En buena hora, porque el cotzito es lo que ahora los chicos y chicas llaman “delicioso” y es lo que preserva a la humanidad, es vida, pues.
¡Tzatz Comitán!
martes, 14 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON LIBROS DE DOÑA LETY
Querida Mariana: en un papel olvidado hallé una serie de notas acerca de Doña Leticia Román de Becerril. Hacía limpieza y cortaba papeles viejos. Lo hallé y dije que antes de romper el papel y mandarlo al basurero te compartiría esas líneas, líneas que hablan de quien, Edgar Robledo dijo: “Es una magnífica escritora”, mientras Jaime Sabines dijo: “Doña Leticia no es una escritora profesional, ni pretende serlo”. Doña Lety publicó siete libros. Mirá la relación que hallé en el papel:
- “Al final del camino”, novela. 1991. Tiraje: 3 mil ejemplares.
- “Las anécdotas de papá. Cuentos para leer en familia”, divertimento. 1993. 2 mil ejemplares.
- “Comitán. Un lugar para soñar. Calendario gastronómico”, recetario, con chispazos literarios. 1995. No hallé el número de ejemplares publicados.
- “Chiapas. Kaleidoscopio histórico”, ensayo. 1995. 2 mil ejemplares.
- “Arte y artistas”, 1997. 2 mil ejemplares.
- “Historia de la Escuela Secundaria de Comitán”, ensayo. 1999. Plaquet.
- “Padre Carlos”, biografía. 1999. Tampoco hallé el tiraje.
Como mirás, Doña Lety fue una apasionada investigadora, pero también coqueteó con la creación literaria, porque se atrevió a escribir una novela: “Al final del camino”, cuyo prólogo lo escribió el gran poeta chiapaneco Jaime Sabines.
Fue amante del arte, una destacada ejecutante del piano. Por ahí existen casetes y discos compactos que grabó.
La última línea que escribí dice: “fui amigo de Beto, el menor de sus hijos. Tuvo tres hijos varones: Enrique, Rafael y Alberto”. Fui compañero de Beto en la escuela primaria Fray Matías de Córdova, frecuentaba su casa, llamaba mi atención que a la hora de la comida escuchaban música clásica y acompañaban la comida con vino.
En los años 80, un grupo de amigos publicamos un semanario que se llamó “Ensayos”. Doña Lety fue colaboradora. Te conté, en una ocasión, que fui testigo de su pasión, porque cuando llegaba a su casa por su colaboración la hallaba trabajando en la mesa del comedor, donde había un montón de libros de historia. Para escribir sus libros de ensayos investigó en los archivos de San Cristóbal y de Guatemala.
El libro “Las anécdotas de papá. Cuentos para leer en familia” es un homenaje a su papá, porque ella recordaba que él “siempre proporcionó alegría, con su inagotable ingenio, y brindó amable camaradería a todos los que tuvimos la suerte de convivir con él y ser sus amigos”.
Para que tengás una mínima idea del contenido, te paso copia de un chistorete que, sin duda, Doña Lety lo escuchó de voz de su papá, Don Alberto Román Aranda:
EL TRECEAVO APÓSTOL.
Un pintor pueblerino recibió el encargo, del cura del lugar, de pintar un cuadro de la Última Cena.
Cuando fue a entregar el susodicho encargo, el cura contó 14 personajes, en vez de los 13 reglamentarios, o sea el señor y sus 12 discípulos. Prontamente le hizo saber su error al pintor, y le exigió que lo enmendara.
Como el pintor ya no quería trabajar más, le puso el siguiente letrerito debajo del que sobraba:
“Yo no soy apóstol ni soy nada, sólo vine a cenar y me largo a la fregada”.
Posdata: ya cumplí. Por algo apunté estas líneas. Doña Lety falleció el 30 de noviembre 2021.
¡Tzatz Comitán!
lunes, 13 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON LA BELLA PAULINA
Querida Mariana: esta fotografía es de privilegio, pero, como a veces lo hago, la aderezo con algunos comentarios, porque acá estoy con Paulina Margarita García López, quien es licenciada en coordinación y diseño de modas. ¿Viste lo que escribí? Margarita (gran amiga de los propietarios del restaurante Mahi Mahi, que también son amigos nuestros) es experta en moda y, la gran noticia es que inauguró el Instituto Dhoti, que ya tiene abiertas sus inscripciones para el primer cuatrimestre. Es una gran noticia para Comitán y la región. Conozco a muchas personas que les encanta esa vaina de la moda. Es un gran campo de creación y con gran perspectiva en el campo laboral, porque, seamos honestos, no todo mundo viste ropa de paca de a veinte pesos. El licenciado Héctor Flores, propietario de la prestigiosa tienda “San Marcos” me explica que Comitán siempre se ha caracterizado por ser una población donde sus habitantes visten bien.
Y ahora, Paulina Margarita compartirá los conocimientos adquiridos en Guadalajara. Las inscripciones ya están abiertas, porque los cursos ya iniciarán. Las personas que estén interesadas se deben apurar a solicitar información. En este cuatrimestre no habrá costo de inscripción. Los lugares son limitados (cupo máximo 8). Basta tener concluida la educación secundaria y tener pasión por lo relacionado con el diseño de moda para que estudien en el instituto de Paulina Margarita. Algo muy importante es decir que el Instituto Dhoti está reconocido por la Secretaría de Educación Pública, así que las personas que ahí estudien, al término de seis cuatrimestres obtendrán su certificado autorizado y con validez en toda la república. ¿Cuánto es el costo de la colegiatura? Bien barato: mil pesos mensuales. El dinero destinado para la educación es una buena inversión, nunca es un gasto.
Cuando Paulina Margarita me platicó su proyecto noté su pasión por esta actividad. Me confesó que otra de sus grandes pasiones es la gastronomía, por eso, en el edificio donde ahora está el instituto tuvo un restaurante que ahora atiende su papá, en otro lugar. ¿Sabés cómo se llama el lugar? “El mal del puerco”. Sí, así se llama y es muy visitado.
¿En dónde está el Instituto? Cerca, muy cerca, del Restaurante 1813, en el barrio Microondas. Antes de llegar al 1813, hay una calle cerrada, a pocos pasos está el Instituto Dhoti, con instalaciones dignas. Ah, me encantó el patio donde tiene una pared llena de macetitas con suculentas, es una pared llena de vida. Mucha vida dará este instituto a la actividad profesional de Comitán. No hay límite de edad para ser estudiante de modas, ya dije que basta tener concluida la educación secundaria. Las instalaciones cuentan con la oficina, el patio que ya te dije, sanitarios, vestíbulo, salón teórico, salón de corte y patronaje (con una gran mesa para realizar el trabajo creativo) y un salón de costura (para poner manos a la obra, con mobiliario y máquinas nuevas, de paquete). Todo está pensado para que el alumnado (hombres y mujeres) obtengan una preparación excelente.
Cuando le pregunté a Paulina Margarita su determinación de abrir el instituto, sin dudarlo me respondió: “que Chiapas crezca”. ¿Mirás? Puede ser que algunas de tus amigas o algunos de tus amigos han soñado con tener el conocimiento para ser grandes modistas. ¡Acá está la oportunidad! Esta opción es para chicos y chicas y para gente mayor, por supuesto que sí. Digo que sólo hay ocho lugares disponibles y ya está por iniciar el primer cuatrimestre. Que no me vayan a salir con que no avisamos a tiempo. Si tenés alguien que le pueda interesar esta información, hacé favor de enviarla por WhatsApp o decile que entre al Facebook y busque la página del instituto. De todos modos te paso la dirección: 9ª calle sur oriente, privada de la amistad (pucha, hasta el nombre de la calle es como un buen augurio).
Posdata: el nombre del instituto es una palabra en sánscrito, relacionada con la tela.
¡Tzatz Comitán!
domingo, 12 de enero de 2025
CARTA A MARIANA, CON NOTICIA MARAVILLOSA
Querida Mariana: lo dije, el año veinte veinticinco será luminoso para Comitán. Sí, celebraremos el cumpleaños cien de nuestra Rosario Castellanos, pero habrá más árboles que darán frutos. Mirá la foto que anexo. ¿Identificás la casa? Sí, es la casa de Don Efraín Guillén Melgar (quien nació en 1935) y de Doña Reina Alcázar Cancino (quien nació en 1943). ¡Es una casa bellísima que ha formado parte del entorno del tradicional barrio de San Sebastián! En este año Florencio y Lupita, personas exitosas, amantes del arte y comprometidos con la esencia humana, inaugurarán Casa Bataneca – Hotel Boutique.
¿Mirás el nombre del hotel boutique? Es un nombre enraizado en nuestra identidad comiteca. El nombre honra al barrio de San Sebastián y honra a Comitán, ¡honra a nuestra cultura! Todo mundo de acá sabe que a los habitantes del barrio de San Sebastián les decimos “batanecos”; ellos, cuando alguien les pregunta dónde residen, mencionan, con orgullo: “soy bataneco”. Es comprensible ese orgullo, porque en dicho barrio se gestó la Independencia de Comitán, que propició la Independencia de otras ciudades chiapanecas y de países centroamericanos. ¡La gesta heroica inició acá! Así, este barrio histórico no sólo es emblema de Comitán sino de Chiapas entero. Los héroes Fray Matías de Córdoba y Fray Ignacio Barnoya, así como la heroína comiteca Josefina García Bravo, son flores del jardín de San Sebastián, jardín que pronto, muy pronto, se verá ampliado con una de las flores más bellas: Casa Bataneca. En muchos lugares del mundo hay templos dedicados a San Sebastián, plazas con dicho nombre, pero sólo en Comitán, porque así somos, el barrio de San Sebastián es barrio de batanecos. Somos auténticos, únicos.
Me encanta saber que empresarios sublimes emplean nombres auténticos. Es una práctica innoble bautizar a empresas comitecas con nombres extranjeros. El nombre de este Hotel Boutique está enredado en nuestra cultura, es un nombre que no existe en ninguna parte del mundo; Casa Bataneca es una joya lingüística, es un abrazo, una mano abierta, una ventana, es una piedra preciosa descubierta por Lupita y por Florencio.
Dijimos que este año celebramos el cumpleaños cien de Rosario Castellanos. ¿Recordás que su mamá, Doña Adriana Figueroa, fue habitante de este barrio? Hoy, gracias al genio literario de su hija, Doña Adriana es conocida en el mundo, porque su nombre aparece escrito en muchas páginas de libros, se escucha en podcasts, en conferencias y en documentales. A partir de este día, el nombre de Casa Bataneca se inscribe también en el libro de honor de nuestro pueblo y del mundo.
Casi casi puedo asegurar que en el cumpleaños de Rosario Castellanos, el 25 de mayo, ya estará abierta Casa Bataneca, para que los visitantes tengan una estancia excelsa. La Casa Bataneca hace esquina en la calle Jaime Rodas Rovelo y, ¡faltaba más!, en la avenida Rosario Castellanos. Tal vez el hotel boutique esté listo antes, porque los trabajos van muy avanzados.
Dije que Lupita y Florencio son conocedores y amantes del arte, por ello Casa Bataneca es un espacio con detalles artísticos que alimentan el espíritu. En el centro del patio central hay un espléndido surtidor de agua (un chorro de agua que brota del suelo, como si fuese un árbol de agua, que refresca el aire); y al cruzar el zaguán se conserva una espléndida pérgola de madera con flores, que sus propietarios originales le decían “tapesco”, al mero modo comiteco. Asimismo, la bienvenida la da una puerta en hierro calado, del gran artista oaxaqueño Ixrael Montes, obra que sintetiza la esencia de la familia, porque si los propietarios llamaron Casa a su hotel es porque esta casa, llena de luz, fue bálsamo para Don Efraín y para Doña Reina, así como para sus tres hijas: María Guadalupe, Victoria y Elisa; siempre recibió a los invitados con el cielo abierto, con la proverbial cortesía comiteca.
Siempre que veo una fuente soltando un chorro de agua recuerdo versos de un poema de Octavio Paz: “Un sauce de cristal, un chopo de agua, / un alto surtidor que el viento arquea…” En Casa Bataneca la palabra juega en el agua.
En los arcos de las habitaciones habrá unas puertas exquisitamente pintadas por uno de los grandes artistas de Chiapas: Manuel Cunjamá. Ya sabés que en el Centro Cultural Rosario Castellanos existe el mural “Alma de Comitán”, obra del mencionado artista plástico, donde está la imagen de Rosario Castellanos, acodada en una ventana.
Posdata: cielos espléndidos para Comitán en el 2025: el cumpleaños cien de Rosario Castellanos y la inauguración de Casa Bataneca, un hotel boutique que da lustre al ilustre barrio de San Sebastián. ¡Rejas de papel de china, confeti, marimba y un pitutazo de comiteco! Ya lo dijo Lupita, se trata de “estar orgullosos de lo que somos”. Por supuesto que sí. Sus propietarios, espléndidos empresarios, le apuestan a Comitán, ponen su pasión al servicio del pueblo. ¡Felicidades! ¡Que todo sea para honrar a sus ancestros y para glorificar a Comitán!
¡Tzatz Comitán!
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