miércoles, 19 de agosto de 2015

LECTURA DE UNA FOTOGRAFÍA DONDE APARECE UN LOGOTIPO




El logotipo es como la firma del artista, en este caso de Ángel Gabriel, que es el encargado de dar las buenas nuevas. Lo que sobresale del logotipo son las dos letras o, ¡ah, qué sugerencia de curvaturas! Las o son las vocales más deseadas, porque son las que sintetizan la forma perfecta. ¿No acaso la palabra mundo termina con o? El logo es perfecto, ¡ah, sublime!, porque las dos o enmarcan una te. ¿Si alcanzan a ver la te, que parece como cosida y divide en dos ese deseo? La te parece dividir el mundo, como si éste no fuese más que una fruta jugosa repartida en dos gajos sublimes.
Este logotipo es soberbio (en la acepción de divino y no de petulante). Es soberbio porque en el centro está una mira telescópica y en el foco visual el punto donde debe concentrarse la mirada. Ese punto es como un signo más, siempre que hay un logotipo con signo positivo el espectador quiere más, más, mucho más. Quiere más tiempo para observar la simplicidad de los trazos, la magnificencia que estimula todos los sentidos. ¡Ah, qué logotipo más bello, el logotipo de Ángel Gabriel, uno de los mejores fotógrafos de Chiapas!
Si alguien diera a elegir entre las letras del logotipo, todo mundo elegiría las dos o en medio de esa t que es como la línea que indica la ruta a seguir. Es hermoso comprobar que este camino, a pesar de esas curvas de durazno, tiene un destino preciso y exacto. Para no errar está la mira telescópica y el signo más que sirve para indicar que esta senda es una senda certera.
El fondo de la fotografía está difuminado. El espectador sabe que lo importante no es el entorno sino el punto nodal; es decir, el logotipo. Los griegos nos legaron dos ideas fundamentales del pensamiento: la belleza y el logos. En esta fotografía, ¡ah, qué genialidad del artista!, ambos conceptos se conjuntan. El logos es la unidad y totalidad de lo real y acá está plasmado de tal manera que bien podemos decir que es uno de los logotipos más bellos jamás visto. ¿En qué momento el diseñador logró tal proeza? ¡Qué síntesis tan bella! Le bastó unir el PH con la t enmarcada por dos o soberbias. (Ya se dijo que acá la soberbia no es engreimiento, sino la total sencillez.) El PH es la medida de alcalinidad. Cuando se dice que algo es potable se refiere al balance de alcalinidad. Acá (perdón por la insistencia) el logo de Ángel es potabilísimo; es decir, es el agua más recomendable para los que, a mitad del desierto, tienen sed, no sed de justicia, sino sed de esperanza.
¿Qué otro elemento tiene esta fotografía? Parece que no más: el logo y la profundidad de campo son los elementos importantes. Sí, no más. La profundidad de campo está dada como una sugerencia. ¿Qué encontrará el espectador que se atreva a ir más allá? Parece que, como si Dante se dejara guiar por Virgilio, el individuo caminará, no por los círculos de infierno, sino, por los círculos del goce infinito, porque ese entorno, semejante a una escena captada por Manuel Álvarez Bravo o por Tina Modotti, habla de que quien se atreve logra hallar el misterio indescifrable de la vida.
Ah, qué logotipo tan bello, tan bien colocado. Bastan cinco letras para hacer que la firma de Ángel Gabriel sintetice la Vía Láctea. ¿Qué otra palabra reúne cinco letras? ¿Deseo? ¿Ágora? Ágora también es herencia griega, simboliza el espacio público de reunión, el lugar donde se grita, a los cuatro vientos, la cuerda de la pasión. ¿Y el deseo? Ah, el deseo es el impulso supremo, el camino que hace que el viajero salga del encierro y se sumerja en el aire que da la vida.
Perdón, ahora que termino este textillo advierto que, en la fotografía, también hay algo como una cámara fotográfica. Perdón, no la había visto.