lunes, 30 de mayo de 2016

PROYECTO COMITÁN – MONTEBELLO





La Academia de Cinematografía Mexicana entregó El Ariel, máximo reconocimiento a lo mejor del cine mexicano.
Paul Leduc recibió el Ariel de Oro, por su trayectoria. En su mensaje de agradecimiento dijo que, palabras más, palabras menos, sería bueno que la recién creada Secretaría de Cultura dé a conocer cuál es el apoyo que brindará al cine mexicano. El año pasado se produjeron más de ciento cuarenta películas, pero poquísimas tuvieron oportunidad de entrar al circuito de exhibición.
Es increíble que las salas mexicanas se dediquen a exhibir todo lo que produce el cine de Hollywood.
“El abrazo de la serpiente”, una película colombiana, obtuvo el premio a Mejor Película Iberoamericana. La productora Cristina Gallego, palabras más, palabras menos, dijo que era bueno recibir en México dicho premio, porque los mexicanos se sienten orgullosos de su cultura y de su identidad.
¡Qué pena! Habría que decir que no es así. No es así, porque el gobierno no impulsa el cine mexicano y permite que las empresas trasnacionales nos inunden con el cine chafita pero efectista de Hollywood.
Por eso, de manera modesta, los comitecos nos permitimos sugerir (qué palabra tan decente) a la Secretaría de Cultura a retomar el programa “Comitán - Montebello” para el rescate del cine nacional, a fin de regresarle su brillo y esplendor. Aparte, por supuesto, del financiamiento para las propuestas inteligentes.
¿Qué es el proyecto Comitán – Montebello? En los años setenta, en nuestro pueblo, existían dos salas, que estaban instaladas a cuatro pasos del parque central: el Cine Comitán y el Cine Montebello. Los comitecos acudían con gusto a ver el cine, porque estaba en el camino. Los comitecos nos topábamos con las salas. Era una amable invitación para entrar a disfrutar del séptimo arte.
En muchas ciudades de este país existían cines cerca de las plazas centrales. Era una buena mercadotecnia.
El Cine Comitán proyectaba películas mexicanas; y el Cine Montebello proyectaba películas extranjeras; es decir, había un equilibrio sensacional.
Los cinéfilos de ese tiempo estábamos actualizados, porque todos los estrenos tenían su lugar de privilegio.
Ahora, para que la Secretaría de Cultura no se haga bolas, lo que debe hacer es retomar el Proyecto Comitán – Montebello y abrir salas cinematográficas cerca de los parques centrales de las principales ciudades del país.
Viejos edificios pueden rescatarse y adecuarse a los tiempos modernos. Las entradas, por supuesto, deben ser a costos accesibles, porque, si alguna autoridad aún no lo ha entendido, se trata de incentivar la producción nacional y recuperar los públicos perdidos.
¿Ya se entendió? Se trata de que el gobierno mexicano (se supone que para eso es poder público) se salga de los circuitos comerciales y dote a las salas (filiales de la Cineteca Nacional) de circuitos de cultura nacional. Con ello, las películas mexicanas garantizarán su exhibición en toda la república.
Sé que al principio será difícil recuperar los públicos extraviados, pero con una campaña intensa a favor de nuestros valores de identidad y con propuestas inteligentes por parte de productores, directores y actores mexicanos, el cine volverá a su esplendor antiguo.
Me dio pena escuchar que la productora de la película “El abrazo de la serpiente” (una película colombiana que compitió por el Óscar en la categoría de Mejor Película Extranjera) decía que nuestro país es una nación orgullosa de su identidad. En cuanto al cine esto es una apreciación equivocada. Pero gran parte de la culpa es porque el gobierno permite que los circuitos de exhibición de películas nos saturen con producciones bobaliconas.
El proyecto “Comitán – Montebello” contempla la exhibición de películas nacionales (con suficiente bastedad) y, de igual manera, la exhibición de lo mejor del cine mundial. Que estas salas de rescate de la dignidad sirvan para que los cinéfilos de este país tengan la posibilidad de ver cine de calidad. No merecemos menos.
En síntesis, la Secretaría de Cultura debe crear cines cerca de los parques centrales, para ofrecer circuitos de exhibición de los estrenos del cine nacional, con entradas de costo mínimo.