sábado, 28 de octubre de 2017

CARTA A MARIANA, DONDE SE EXPLICA POR QUÉ COMITÁN ES UNA CIUDAD DE PERSONAJES ILUSTRES




Querida Mariana: En la vida me he topado con dos o tres compas que hablan mal de Comitán. La mayoría habla bien. Estoy seguro que vos conocés a varios que, al llegar a esta ciudad y asombrarse por su rostro de muchacha bonita, decidieron quedarse a vivir acá, porque se enamoraron de sus bondades.
A mí se me hace una exageración cuando alguien dice que Comitán es la ciudad más bella del mundo. Pienso: “¿Será que este compa, igual que yo, nunca ha conocido París o Praga?”. Pero luego, cuando oigo que muchas amigas me dicen que ellas tienen a la mejor mamá del mundo, entiendo que cada uno tiene sus preferencias y que cuando alguien aquilata lo que posee no ve más que su entorno. Así, cuando un amigo coleto me dice que su ciudad es la más bella del mundo, yo lo creo; y cuando una amiga me dice que su lugar de nacimiento, Tuxtla Gutiérrez, es la mejor ciudad del universo ¡yo lo creo! Me encantan sus exageraciones, me encanta que tengan a las mejores madres y a los mejores padres del mundo.
Yo nací en este pueblo, de una madre y un padre ejemplares. No son los mejores padres del mundo, pero sí sé que mi mundo es el mejor mundo gracias a ellos. Reconozco que mi papá fue un hombre generosísimo conmigo y que me trató como al hijo más querido del mundo. Mi mamá, por fortuna aún vive, dedica sus afanes a atenderme. Vos sabés que soy hijo único y que para mi mamá sigo siendo como la niña de sus ojos. De igual manera pienso que mi pueblo no es el mejor pueblo del mundo, pero mi mundo es el más bello por nacer y vivir en este pueblo. No es la ciudad más bella del mundo (¡No! Veo fotos de París y quedo arrobado ante tanta belleza), pero sí es un pueblo muy generoso y tiene mil cualidades que la hacen una ciudad muy digna, habitable. Pero (no sé si coincidás conmigo) en los últimos tiempos muchas de sus bondades se han visto mermadas, tanto en sus riquezas urbanas como en sus fortalezas humanistas. El carácter de la ciudad se ha modificado. ¿Por qué? ¡Uf, por mil razones!
En la novela “Pálida luz en las colinas”, de Kazuo Ishiguro (el recién laureado escritor con el Premio Nobel de Literatura), un personaje (Ogata-San) dice algo que nos puede hacer reflexionar: “Los americanos nunca comprendieron nuestra cultura. No la comprendieron lo más mínimo. Sus costumbres pueden ser buenas para ellos, pero aquí en Japón, las cosas son diferentes (…) Cosas como la disciplina y la lealtad mantuvieron firme al Japón. Quizá lo que digo parezca exagerado, pero es la verdad…”. ¿Cómo lo mirás? Ogata-San habla del tiempo de la posguerra, cuando Japón perdió y los gringos (vencedores) comenzaron con su natural penetración cultural. Mirás que dice que las costumbres de los gringos pueden ser buenas para ellos, pero no para los japoneses, que tenían cimentada su cultura en otros valores y menciona la disciplina y la lealtad.
Los comitecos nunca nos hemos caracterizado por ser disciplinados, pero la lealtad sí ha sido uno de nuestros valores fundamentales. El hecho de que Comitán haya sido nombrado Pueblo Mágico significa, como lo establece el programa, que sus habitantes han tenido la capacidad de mantener y preservar sus rasgos más auténticos, rasgos que lo hacen diferente de los demás pueblos del mundo. Los comitecos hemos sido leales con nuestra comunidad. Pero, en los últimos tiempos, esa personalidad comienza a perder sustento. El fenómeno de la globalización hace estragos en todas las sociedades que no tienen la reciedumbre y certeza de sus valores. Comitán, poco a poco, comienza a perder su carácter. Esto es lamentable. Los comitecos de verdad no podemos permitir que sus más caros valores culturales se extravíen. ¡No! ¡No y no!
Por fortuna, hay muchos comitecos comprometidos con el pueblo y que reconocen que la identidad cultural es uno de los valores más importantes del desarrollo pleno del espíritu de los pueblos. Las empresas de jóvenes como “Arriba el cotz” y “Qué pue vos” fortalecen el lenguaje coloquial y los modismos de esta región, lo hacen con desenfado, de manera desmadrosona, no pueden hacerlo de otra manera, son jóvenes, pero jóvenes que han crecido en medio de ese lenguaje y que reconocen que en ello están fincadas sus raíces. Son muchachos que se sienten orgullosos al decir que son comitecos y lo pregonan por todo el mundo.
Estos jóvenes han recibido el legado de los mayores y, en la práctica, preservan esa herencia cultural. Lo mismo sucede cada vez que un niño come una paleta de chimbo o come un pan compuesto. En esos mínimos actos se fortalece la identidad. De igual manera, cada vez que los mayores cuentan sus experiencias y dan testimonios de cómo se fue construyendo nuestro Comitán apuntalan nuestra sociedad original, porque este pueblo (¡es una certeza!) ha sido construido con trabajo de muchísimas personas comprometidas.
Vos y yo hemos sido testigos de algunas personas advenedizas que, por cuestiones del azar, un día ocupan algunos espacios como funcionarios del ayuntamiento. No son comitecos, no tienen algún lazo que los una a esta tierra. Esos advenedizos con poder deciden actos que van contra el buen desarrollo del pueblo. Como ellos aman a otros pueblos pasan a echar lodo al nuestro con su prepotencia. Por suerte no todo es así. También existe el polo contrario, gente que sin ser de este pueblo (sobre todo inversionistas, comerciantes, intelectuales y empresarios) llegan a aportar su esfuerzo y engrandecen a Comitán.
Si retomamos las palabras de Ogata-San debemos decir que las costumbres ajenas son buenas para los ajenos, pero las costumbres nuestras no deben ser modificadas porque ellas son el cimiento de nuestra sociedad y si nuestros cimientos se vulneran pues nuestro edificio puede caerse y con eso sí ¡ya nos jodimos!
Hay mucha grandeza en nuestro pueblo mágico. Comitán tiene una vocación de luz y de nobleza. No podemos (como sucedió en la etapa de colonización) cambiar nuestro oro por simples piedritas brillantes. El legado que recibimos de nuestros mayores es nuestro tesoro y éste debemos entregarlo íntegro y bien pulido a las generaciones venideras. El compromiso no es menor. Por eso digo, querida Mariana, que debemos apuntalar todos los esfuerzos que van en el mismo camino de la conservación de nuestra casa común.
Hoy, perdoná que lo diga, se presenta en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez, a las doce del día, el primer número de Arenilla-Revista. Este esfuerzo editorial nace con la convicción de que nuestro pueblo merece revistas que apuntalen nuestra personalidad.
Arenilla-Revista se publicará de manera bimestral y tendrá un tiraje de dos mil ejemplares impresos, de distribución gratuita. Los anunciantes y patrocinadores, generosos mecenas, son comitecos de bien que están convencidos de la grandeza de esta tierra. ¿Cuál es la forma de decirnos la grandeza de nuestros hombres y mujeres? Una de ellas es poner en manos de los lectores nuestro modo de ser.
Arenilla-Revista comienza de manera modesta. Así se creó este pueblo. Pero crecerá en luz y en intensidad. Así es ahora Comitán. Estamos convencidos de que ante la nobleza de su intención, muchos más patrocinadores se unirán para que, juntos, hagamos una revista que sea nuestro mejor espejo, el que nos recuerde que no debemos perder ni uno solo de los rasgos que han hecho de nuestro rostro ¡un rostro limpio!, con valores auténticos, alejado de afeites extranjerizantes.
Muchas personas en Comitán luchan día a día para hacer de esta ciudad la ciudad que merecen sus hijos, la ciudad hermosa que recibieron en custodia. Arenilla-Revista se une a ese caudal de buenas acciones y, a partir de hoy, se convierte en un referente editorial que pueda ser un orgullo de este pueblo.
El primer número llegará a manos de dos mil lectores, en forma impresa, y a muchísimos más, en forma digital, gracias al patrocinio de las siguientes empresas: San Marcos, Hotel Tierra Viva, Universidad Mariano Nicolás Ruiz Suasnávar, Cafetería del Hotel Corazón del Café, Clini-Neuro, Restaurante La Casita, Clínica San José, Técnica Dental Avanzada y Estética Vanity.
Si mirás, todos los patrocinadores son gente de bien que hace mucho bien. Ellos, de manera generosa, comparten su convicción de que juntos formamos lo mejor de este pueblo.

Posdata: A los grandes nombres de personajes ilustres, se agregan todos los ilustres personajes que, sin grandes nombres, han hecho de Comitán un pueblo único. Comitán ¿es la ciudad más bella del mundo? No lo creo. Hay ciudades en el mundo que no ocultan su belleza y deslumbran. Pero una certeza es que los comitecos reconocemos a nuestro pueblo como una ciudad en la que nuestro mundo se convierte en el mejor mundo del mundo.
“La disciplina y la lealtad mantuvieron firme al Japón”, dice Ogata-San. Que la lealtad a nuestro modo de ser mantenga firme a Comitán. ¡Que así sea!