domingo, 16 de septiembre de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE APARECE EL JUGLAR MARAVILLOSO




Querida Mariana: El 21 de septiembre, México celebrará el centenario del nacimiento de Juan José Arreola. Es una bobera, pero Pepe le llama el vaquero del mar, por lo de ¡Arre ola!
Juan José está ligado a Comitán por un puente que se llama Rosario Castellanos. En el libro “El último juglar. Memorias de Juan José Arreola”, escrito por su hijo Orso Arreola, Juan José dice: “…cuando publico mi novela “La feria”, en 1963, Rosario Castellanos y Fernando Benítez escribieron algunos comentarios…” Sí, nuestra escritora, en el número uno de “El mundo de los libros”, escribió un ensayo titulado “Vitalidad de la novela mexicana”, en el que comenta la primera novela de Arreola. Con puntual claridad dice que en los cuentos fantásticos de Arreola “…se nos dilataban los ojos de asombro ante la destreza de su pirotecnia…” y que con su novela “ha pronunciado algún abracadabra misterioso y ha dado vida, color, calor a un pueblo que cada uno de nosotros guardaba en su memoria como el tesoro más preciado de su infancia.”
Advierto, querida mía, una apreciación más allá del mero saludo. Rosario leyó los libros de Arreola y no se quedó en el peldaño de lectora, ¡no!, como crítica luminosa que era hizo un comentario que dio luces a la novelística mexicana, porque en ese ensayo advierte que el cuentista de temas fantásticos, al escribir su primera novela entra a un terreno inédito (no mostrado en sus cuentos) donde se pasearon a sus anchas Agustín Yáñez, Juan Rulfo y Carlos Fuentes, el terreno “de la más variada tradición oral y escrita, procedente sobre todo de Ezequiel y de Isaías, de los apócrifos, del cartulario colonial y de los anales de un pueblo imaginario del sur de Jalisco.”
¿Encontró Rosario similitudes entre el pueblo de su novela “Balún-Canán” y el pueblo de la novela de Arreola? Tal vez. Arreola, a través de fragmentos, forma un gran retablo de su pueblo. En uno de ellos Arreola dice: “…Miren, respiren, éste es el viento que les digo… Los fuereños también lo reconocen, y muchos que van de paso se quedan a vivir. Hablan mal de nosotros, pero alaban el clima…” ¿Hallás alguna relación? Si le metemos una cuña imaginativa podemos decir que en la novela de Rosario también aparece el viento, a la hora que la niña protagonista llega a contar a su nana que fueron a Nicalococ a volar papalotes y que conoció el viento y su nana le dice que el viento es uno de los guardianes de su pueblo. Y respecto al clima mejor callo, porque “muchos que van de paso se quedan a vivir (en Comitán). Hablan mal de nosotros (los comitecos), pero alaban el clima…” Esto último lo dijo Arreola, pero como si lo hubiese suscrito Rosario. ¿Verdad que sí? Por esto digo que Zapotlán el grande está unido a Comitán de Domínguez por un puente que en un extremo está soportado por un cimiento que se llama Juan José Arreola y en el otro extremo está el cimiento llamado Rosario Castellanos.
Pero también hay constancia fotográfica donde aparecen Eraclio Zepeda, Raúl Garduño (poeta comiteco), Óscar Bonifaz (poeta y escritor comiteco, Premio Chiapas 2014) y Juan José Arreola. Están en Tuxtla Gutiérrez. Los tres primeros ya bajaron del auto y Arreola está a punto de hacerlo, se detiene ante la puerta abierta del auto.
Cuando Arreola, en los años setenta, llega a Comitán, Óscar Bonifaz es quien lo atiende. En ese tiempo, Juan José tenía un programa de televisión en el canal 13. Una tarde mágica llegó a Comitán y, en el parque de La Pila, grabó parte de un programa que realizó en Chiapas. Por este programa recibió el Premio Nacional de Periodismo, en el rubro de Divulgación Cultural. Recuerdo que en ese viaje a Chiapas pasó también a San Cristóbal de Las Casas, lugar en el que fue atendido por Prudencio Moscoso Pastrana, excelso cronista coleto. Recuerdo la imagen en la que ambos recorren la explanada del mercado y Arreola se agacha ante una mujer chamula que vende chile de Simojovel, regado sobre un petate. Arreola compra una medida de chile de Simojovel.
De la misma tierra de Arreola es mi amiga Mar Pérez y ella, tal vez sin mucha conciencia, también es puente entre Juan José y Comitán, porque ella es admiradora de hueso colorado de la obra literaria de Rosario Castellanos. Y digo que ella no lo sabe, porque Mar no sabe que Pepe nombra a Juan José “El vaquero del mar”, por lo de “Arre ola”, ahí, en el mar de Mar, hay una ola jalisciense que moja las orillas de una playa llamada Comitán.
En todo México se celebra el centenario del nacimiento del llamado “Último juglar”. En Comitán también lo hacemos, porque fue un puente donde caminaron los comitecos Rosario Castellanos, Raúl Garduño y Óscar Bonifaz.
Posdata: Cierro esta carta citando a Emmanuel Carballo, el gran crítico de la literatura mexicana. Carballo dijo: “Es un lujo leer a Arreola, leerlo en voz alta”. Bueno, ahí queda. Celebremos a Arreola leyéndolo, lo leamos en el parque de La Pila, aire y agua donde Juan José celebró la vida una tarde de los años setenta.