sábado, 8 de septiembre de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE SE HABLA DE HUMOR Y DE BOBERA




Querida Mariana: Romeo me paró en el parque central. Esperate tantito, me dijo. Siempre vas como apurado, como si te ganara la gana de ir al baño (En realidad sí, caminaba con prisa porque me urgía llegar al Súper del Centro, para hacer pis en el sanitario.)
Acompañame, le dije. Me acompañó, caminamos en la banqueta de la Esquina de Belisario, de La Galería y de las ópticas, y le dije que me esperara tantito.
Cuando salí ya tomaba una coca cola.
¿Cuál era su urgencia? Me dijo: “Lo volvamos chiste”. Me quedé sin entender bien a bien. Cuando vio mi cara de Benito Juárez enterándose que pasará del billete de veinte al de quinientos, me explicó que ahora, en la patria, todo lo volvemos chiste. Dijo que el único espacio de salvación que tiene el pueblo ante lo que sucede en México es la ironía, el humor, el chiste; dijo que siempre ha sido así, que el chiste es nuestro escudo ante tanto absurdo.
Sí, siempre ha sido así. Los poderosos lo saben. Los políticos encumbrados reconocen que es necesaria la existencia de válvulas de escape de la inconformidad social.
Romeo tiene razón. Una vez platiqué con un diputado federal y le pregunté cómo le hacía para no ofenderse con las caricaturas que, en forma regular, aparecían en el periódico y donde era ridiculizado. Él rio y dijo que las ignoraba y que era bueno que aparecieran esos “monos” (así lo dijo), porque era la manera en que el pueblo sacaba su coraje contra los políticos. Si no fuera por esas válvulas de escape, dijo, el pueblo buscaría otras maneras de demostrar su irritación, y estas maneras podrían ser más violentas. ¿Cómo -me dijo- se hacen las revoluciones armadas? Él mismo contestó: Se hacen con el hartazgo, con el coraje ya rebosante. Por eso, dijo, es bueno que la gente saque su coraje de otras maneras. Las caricaturas sirven para que la gente ría, para que la gente piense que con esos trazos nos hacen mella.
Romeo tiene razón. Ahora, en estos tiempos de gran tecnología, el pueblo saca su coraje publicando “Memes” en las redes sociales. Los memes son ingeniosísimos y muchos cruzan la raya del respeto, hay muchos que son claramente ofensivos. ¿Para qué sirven? ¿Acaso sirven para que los poderosos reciban el mensaje? ¡No!, por supuesto que no. Los políticos poderosos jamás se bajan de sus nubes. Ellos ignoran lo que pasa en el mundo terrenal. Los memes son como aventar piedras contra una nube, con el riesgo de que regresen, en efecto de boomerang, y parta la cabeza al tirador. Puedo decir que, así como lo mencionó el diputado federal, a los políticos les conviene que el pueblo les haga el juego de la válvula de escape. Cada vez que nos botamos de la risa por leer un meme o escuchar un chiste que exhibe incapacidades o defectos (físicos, incluso) de los políticos, ayudamos a que la olla de presión se distienda y todo sea tomado como un chiste. Ellos mismos alientan tales comportamientos. La burla es la manera que tenemos los simples mortales para desarticular nuestro enojo. Creemos (ah, incrédulos) que con ello ofendemos a nuestros ofensores. No es así, ellos siguen viviendo tranquilamente, haciendo sus jugosos enjuagues.
Ahora que el sexenio de Peña Nieto está por concluir circulan muchos videos en las redes sociales que muestran una “antología” de los dislates y errores lingüísticos que cometió. La gente lo disfruta, la gente dice que el presidente fue un tonto. Romeo tiene una teoría contraria, dice que los políticos son gente habilidosísima que a cada rato juegan a “Lo hagamos chiste”, porque saben que de esa manera la atención se desvía. Si los políticos fueran tontos no lograrían todos los beneficios personales que los hacen ganar millones y millones de pesos. ¿Tontos? ¡No!, ¡jamás! Ellos son hábiles y maquiavélicos al ciento por ciento. Por eso, Romeo dice que Peña Nieto cada mañana se levantaba pensando: Aprovechémonos de la candidez del pueblo y lo hagamos chiste y se aventaba un chistorete que servía para que la ciudadanía se burlara e hiciera mil memes. Esto servía (sirvió y servirá) para que la gente se burle mientras es burlada.
Es penoso constatar que el presidente electo, “el cabecita de algodón”, también comienza a jugar el mismo juego. El otro día iba en su auto (un jetta) y, a la pregunta de reporteras, a éstas les dijo: “Corazones, corazoncitos”, en una absoluta falta de respeto. Los memes no se hicieron esperar. Lo esencial de la pregunta se extravió y lo que tomó fuerza fue la forma grosera en que el presidente electo trató a las reporteras, porque fue un abuso de confianza, fue un trato abusivo en el que el político denostó al ciudadano de a pie. Las reporteras jamás le faltaron el respeto a su investidura, él debió tratarlas con el mismo respeto. ¡No lo hizo! No lo hizo, porque sabía (los poderosos son muy listos) que no era conveniente dar respuesta a la pregunta, por lo tanto desvió la atención y la gente comenzó a darle importancia a lo irrelevante. La pregunta era acerca de su opinión del permiso que el Senado otorgó a Manuel Velasco para que regresara a Chiapas a concluir su mandato. La pregunta no tuvo respuesta, el presidente electo desvió la atención diciéndoles corazones, corazoncitos, a las reporteras. Lo importante se disolvió en lo intrascendente; es decir, “lo volvió chiste”, y nosotros le seguimos el juego. Un meme decía: “En su toma de protesta dirá: ‘Sí, protesto, honrar a la patria, corazones, corazoncitos.’”
El mismo juego comenzamos a verlo en la Cámara de Diputados. El presidente de la mesa directiva, Muñoz Ledo, se enfrascó en una discusión verbal con Noroña, quien es un profesional de la provocación. Escuché que una persona dijo que ahora sí el Canal del Congreso estaría muy interesante, porque el pleito entre Muñoz Ledo y Noroña será de primer nivel. ¿De veras? ¿Esto es lo que le importa a la nación? ¿El pleito entre dos expertos de la provocación? ¿Dónde quedan los temas relevantes para el desarrollo de la patria? ¡Todo lo volvemos chiste!
Romeo me dijo que en Comitán no cantamos mal las rancheras. Muchos comitecos nos distinguimos por volver chiste y anécdota a la peor tragedia. La otra tarde oí que un amigo preguntaba: ¿Cuáles son los tacos favoritos de Fox? Los de Agua-yón, dijo antes que tratáramos de responder. Todos reímos. Y siguió: Primer acto: Fox regala un roto-plás; segundo acto: Fox regala otro roto-plás; tercer acto: Fox regala uno más. ¿Cómo se llamó la obra? Fox se llevó el plás y nos dejó lo roto. Todos volvimos a reír. Todo lo volvemos chiste. Dijo uno más: ¿Cómo estuvo la administración? Toda Agua-da. Más risas. Y así pudimos seguir toda la tarde. ¿Qué hicimos? Sólo usar el chiste como válvula de escape para el coraje contenido.

Posdata: Pero no todos los chistes se celebran. Hay chistes malos, que provocan más coraje. Esos chistes no tienen chiste. Y la mayoría de esos chistes provienen de las acciones equivocadas del gobierno. Por ejemplo, es un mal chiste el “gasolinazo”. ¿Quién decidió emplear tal palabra al aumento constante de la gasolina en México? ¡El pueblo! La sociedad lo volvió chiste. La terminación “azo” alude, por supuesto, a trancazo, riendazo, chingadazo. Claro, eso fue lo que hizo el gobierno. ¿A poco no es un mal chiste el hecho de que el precio de la gasolina fluctúe diariamente, de acuerdo con “los índices internacionales”?
También es un mal chiste que en Comitán permanezca cerrado el Museo de la Ciudad, durante todo el mes de septiembre y esperemos a la nueva administración para su reapertura. ¿En qué parte del mundo, en la recta final de las administraciones, cierran museos para evitar el gasto? Imagino a las autoridades francesas decretando el cierre del Louvre por “el cierre” de la administración. Esto sería un absurdo; es decir un mal chiste. Bueno, pues acá en Comitán ya sucedió tal absurdo. Es una pena, porque si alguna institución cumplió más allá de su responsabilidad fue precisamente el Museo de la Ciudad. Su directora hizo lo imposible por cumplir con gran dignidad con su cometido. El Museo de la Ciudad estuvo en buenas manos en la presente administración, pero “órdenes superiores” obligaron al cierre intempestivo. ¡Qué pena!
Hace tres años, a muchos empleados de la administración municipal no les pagaron la parte proporcional del aguinaldo que les correspondía. Ahora corre el rumor de que a muchos empleados ya los despidieron y no trabajarán el presente mes. ¿Y el aguinaldo, apá? Sí se los pagarán, será el mes de septiembre que no recibirán. ¿Jugada genial? Muchos dirán que sí, que las autoridades son geniales. La verdad es que, si esto es cierto, será un mal chiste para todos los empleados que se vieron inmersos en una mala jugada.
Por eso, Romeo me dijo: “Lo volvamos chiste”, porque parece que es la última estación de este tren que ahora, los muchachos, llaman el “Tren del mame”. El humor está ausente, todo es chiste, mal chiste.