martes, 25 de septiembre de 2018

CARTA A MARIANA, DONDE SE MUESTRA UNA TAJADA DE LA MARAÑA QUE HOY ES COMITÁN




Querida Mariana: En esta fotografía se aprecia un camión de transporte urbano (el 2202), una maraña de cables, una cámara de vigilancia, techos de teja, árboles, tinacos, una pata metálica como de araña gigante para colar y, al fondo, el cielo nuboso y un cachito de la torre del templo de Santo Domingo. Digamos que si no fuese por este último elemento, la fotografía podría corresponder a cualquier ciudad de Latinoamérica. En Cali, Colombia, por ejemplo, también existen los otros elementos enunciados. Pero ese cachito de torre es el que da carta de identidad a la fotografía.
Sí, esto es el Comitán actual, casi casi como si dijésemos que es una araña metálica que se columpia en una maraña de cables. ¡Ah, qué cablerío tan espantoso!
La mayoría de pueblos mágicos del país procuran tener cableado subterráneo para evitar la contaminación visual; la mayoría de pueblos mágicos procuran evitar anuncios luminosos y de bandera para evitar la contaminación visual (en Zacatecas, por ejemplo, todos los letreros están pintados con letra moderada sobre las fachadas (hay un patrón de tipo de letra y, de igual manera, una apretada paleta de colores -negro y rojo óxido, sobre todo-. Esto permite que el peatón admire la arquitectura y la limpieza de aquel cielo). Acá en Comitán tenemos un ejemplo, caminá por la avenida del templo El Calvario y verás la diferencia. ¡Ah!, caminar por ahí es un disfrute, porque se aprecia el templo sin el cablerío que hay en la mayoría de calles y avenidas.
Romina me dijo el otro día que los comitecos deberían (Romina es de San Luis Potosí) “photoshopear” el pueblo. No entendí. Me explicó que ahora existe una herramienta llamada photoshop, con la cual, un experto puede eliminar todo el cableado de las fotografías panorámicas. ¡Ah, si eso fuera posible! ¡Sí es posible!, dijo Romina. Muchas ciudades del mundo lo han hecho. Un bando gubernamental debe exigir a las diversas empresas a evitar el tendido de cables aéreos. Cerré tantito los ojos e imaginé lo que esto significaría. Me sentí bien. Te invito a que “Photoshopeés” mentalmente esta fotografía y eliminés el cablerío. ¿A poco no sería más disfrutable la imagen? ¡Por supuesto que sí! No sé en qué momento los comitecos permitimos que nuestros cielos se contaminaran con estas apabullantes telarañas tecnológicas.
Romina me dijo que Telmex, la CFE y, por supuesto, las televisoras por cable deberían sujetarse al plan de pueblos mágicos. En 2014 hubo la firma de un convenio entre la Secretaría de Turismo y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Comisión Federal de Electricidad para que todos los pueblos mágicos del país tuvieran cableado subterráneo. Basta, dice Romina, ejercer presión para que dicho convenio se cumpla. Corresponde a las autoridades hacer que el convenio se respete y se cumpla.
Yo dudo. Lo que sé es que el cablerío es cada vez más ofensivo. Los postes están sobrecargados. Los alambres de la televisión por cable son pesados, su propio peso hace que se “pandeen” y no tengan una altura adecuada, lo que, además de dar una pésima imagen, hace que se conviertan en un peligro latente. A cada rato pasan camiones altos y tiran cables.
Vivimos en un pueblo mágico que está atado por conjuros malignos.
El 2202 también es un contaminante permanente. No ha habido autoridad municipal capaz de regular el transporte urbano. En múltiples ocasiones muchas personas han subido fotografías a las redes sociales que muestra el caos que se hace en calles céntricas por la sobrecarga del transporte público (es fatal lo que ocurre en la esquina de Banamex). Aparte de la contaminación visual, el transporte público contribuye (¡bonita contribución!) con la contaminación ambiental, porque muchas unidades ya son “vintage”; es decir, ¡armatostes viejos! ¡Ah, cómo expulsan contaminantes de sus oxidados mofles!
Comitán ha crecido mucho. Este crecimiento ha propiciado que la imagen urbana se transforme y que ahora veamos cámaras de vigilancia y grúas de colado de casas y edificios. El crecimiento implica modificaciones al entorno. Pero esto no significa que el caos y el desorden sean quienes dictaminen el crecimiento. Urbanistas famosos nos han enseñado que es posible lograr un crecimiento con orden. Acá, el desorden nos ha ganado la batalla.
¿Qué hacer? El comité de Pueblos Mágicos puede hacer mucho. Puede presionar a las autoridades locales para que éstas presionen a las federales a fin de cumplir el convenio de cableado subterráneo, y presionar a las autoridades municipales para que, de manera atenta, pero estricta, realice una campaña para prohibir anuncios espectaculares y, tal vez, retomar el ejemplo de Zacatecas. ¿No se puede hacer una campaña intensa para que los anuncios se pinten en las fachadas con colores uniformes y tipos de letra especiales? Posdata: Muchos pueblos mágicos de México han aprovechado tal denominación y han embellecido sus plazas y sus calles y esto ha permitido que sus pobladores vivan en lugares agradables y se vean compensados con la visita de miles de turistas que encuentran espacios encantadores donde disfrutan su estancia. Comitán, lo sabés, es una ciudad única. El problema es que los comitecos hemos permitido que la ensucien. ¡Es hora de limpiar la ciudad y la imagen de la ciudad!