lunes, 18 de noviembre de 2019

CARTA A MARIANA, CON UN EJERCICIO




Querida Mariana: Iván subió esta fotografía a redes sociales. Son diez libros de su preferencia. Como mirás, los libros muestran que han sido “volteados” varias veces. Yo, por más que he intentado, no he podido hacer un ejercicio similar. No lo he hecho, porque soy un desmemoriado. Mañana no recordaré lo que leí hoy. El otro día le dije a Iván que seguiré sus pasos, porque es muy buen lector, así que un día de éstos leeré el libro de Sthepen Hawking que se llama “Historia del tiempo”, espero no salir con la jalada de Víctor que, cuando le preguntaron si ya había leído “Historia del tiempo”, respondió: No, no he tenido tiempo.
De Saramago he leído otros títulos, tengo pendiente la novela que le gusta a Iván: “Ensayo sobre la ceguera”. Si fuera tan chistosín como Víctor diría que he estado ciego al no ver tal ensayo.
Fuera de broma digo que no he leído algo del Che. No, ¡miento! Sí, ya leí algo de él, una biografía ilustrada por el gran dibujante mexicano José Hernández (publicada en tres volúmenes). Iván es experto en la vida del Che, tiene en su biblioteca más de veinte, de treinta títulos, más, muchos más. Acá el que anota en su relación de los diez favoritos es la biografía escrita por Paco Ignacio Taibo II (libro que la crítica menciona como una de las mejores biografías escritas acerca del revolucionario). ¿Paco Ignacio Taibo II? ¿Por qué me suena el nombre? Ah, ¡ya!, es el director del Fondo de Cultura Económica, el que dijo que “la habían metido doblada”. Cruz, cruz, que se vaya el diablo y vuelva Jesús. Ahora que mencioné a Jesús recordé que ya leí “El evangelio según Jesucristo”, de Saramago.
Como seguiré los pasos de Iván, ahora releo “La fiesta del Chivo”, de Mario Vargas Llosa. Hace poco, muy poco, leí la novela más reciente de Marito: “Tiempos recios”, que narra detalles novelados del golpe militar, propiciado por EUA, en la Guatemala de los años cincuenta. Marito, ya lo han dicho muchos lectores, es un buen narrador que, ahora viejo, lanza declaraciones absurdas acerca del contexto mundial, ya chochea. Su Paty, la Paty que fue su compañera tantos años, la Paty que él abandonó, debe ahora estar contenta, debe pensar: “Que al viejito lo cuide la Preysler.”
¡Dos, he leídos dos novelas de las recomendadas por Iván! “El extranjero”, de Albert Camus, y “El complot mongol”, de Rafael Bernal. ¡No, miento! Tres, tres, también ya leí “El péndulo de Foucault”, de Umberto Eco (y ahora tengo pendiente “Confesiones de un joven novelista”, del mismo autor, que leeré por sugerencia de Samy).
“Inventado que sueño”, de José Agustín no la he leído, como en el caso de las novelas de Saramago, he leído otras de José Agustín, menos ésta. Y la debo leer, claro que sí, porque me gusta la narrativa de este autor de “La onda” y porque, ya lo dije, está recomendado por Iván.
¿Qué más? ¡Ah, sí! Falta “Residencia en la tierra”, de Pablo Neruda. Este libro ya lo bajé en pdf (está disponible para todo el mundo en el Internet). Es un poemario considerado “como uno de los textos decisivos de Neruda y, paulatinamente, de la poesía de nuestro tiempo.” Suena bien, ¿no?
Posdata: Digo que he intentado hacer una relación con los diez libros más cercanos a mi espíritu, pero no he logrado hacerla. Lo único que sí tengo muy claro es que en primerísimo lugar colocaría a “El Quijote”, de Cervantes, porque es la única novela que leería mil dos veces. No, miento de nuevo, no es la única novela que leería tantas veces, también leería mil tres veces “Rayuela”, de Julito Cortázar. El otro día que platiqué un ratito con Eduardo Casar (ya te conté que vino a Comitán el otro día, ¿verdad?), él también habló de Julito con emoción.
Sí, colocaría a Unamuno en la lista, a Pamuk (pucha, su novela “El museo de la inocencia” es genial, así como su libro “Estambul”). También incluiría a Bashevis Singer, pero lo incluiría con sus cuentos, dos o tres de sus novelas que he leído me han dejado patidifuso. ¿A quién más? ¡Uf, son tantos! Tal vez incluiría a Goran Petrovic y a la Joyce Carol Oates, sí, la incluiría con “La hija del sepulturero”.
Cuando me fui de Comitán, con la intención de viajar a Cuba y luego a París (y terminé en Puebla, México) en mi maleta llevé Rayuela y los cuentos de Cortázar, y la Biblia. Pienso que también incluiría a la Biblia, es un texto lleno de historias fantásticas, en sus dos acepciones.
Pero, como digo, no tengo el arrojo de Iván, me da pena dejar fuera a alguien de mis afectos literarios, lo siento como una deslealtad. ¡Ah, soy un mudo! ¿Qué le importa a García Márquez si lo incluyo en mi lista o no? Además, ¿ya miraste que no hablo de libros concretos como sí lo hace Iván? Yo incluyo, en esta relación de afinidades, libros y autores. Te digo, soy un cobarde. ¡Que me perdone John Williams, con su novela “Stoner”! Y que me perdone Corín Tellado, quien nunca aparecerá en las listas de Iván y la mía, y murió sin preocuparse por lo que el Molinari pensara, porque vendió cuatrocientos millones de sus libros. ¡Cuatrocientos millones! ¡Qué Margaret Atwood ni qué las arañas!