sábado, 9 de noviembre de 2019

CARTA A MARIANA, LLENA DE LUZ




Querida Mariana: Sé que vos sos de las niñas que sacan diez en la escuela. A vos no te cuesta algún trabajo, sos lista de por sí, se te da.
Muchos papás exigen que sus hijos saquen diez, aunque sus entendederas no sean las más recomendables. Hay chiquitíos a quienes se les dificulta el aprendizaje. Yo pegaba de brincos cuando sacaba un ocho, pegaba de brincos de alegría. Carlos Conde pegaba de brincos cuando sacaba un ocho, pero él pegaba brincos de coraje, porque estaba acostumbrado a sacar diez.
¿Puede una institución educativa obtener diez? Pues yo digo que, en días pasados, el Campus VIII, de la Universidad Autónoma de Chiapas, obtuvo un diez, porque tuvo la genial idea de organizar un Foro Empresarial, donde acudieron diez empresarios exitosos de Comitán para compartir experiencias. Los alumnos tuvieron la oportunidad de recibir algo así como el secreto para el éxito. ¡Claro! El asunto no es tan sencillo como te lo cuento, pero cuando vos estás frente a alguien que, como en carrera de relevos, te pasa una estafeta con la experiencia de vida, podés tener una visión más clara del camino. Muchísimos universitarios (jóvenes, inexpertos) dudan. El porvenir los confunde, no saben bien a bien por dónde va la luz que puede orientarlos.
De los diez ponentes, hubo uno que tiene cinco años de experiencia empresarial y hubo uno que tiene más de cuarenta años. ¡Más de cuarenta años! Sí, ya adivinaste: Víctor Manuel Albores. Y Víctor, que es un poco escaso, llegó y compartió con gran generosidad los conceptos que han sido el baluarte para lograr hacer una empresa exitosa.
Estuve presente en esa ocasión en el Auditorio Belisario Domínguez, lugar donde se realizó el foro, y pude presenciar las caritas emocionadas de los universitarios. Sabían que esa oportunidad era una oportunidad única.
¿Imaginás el caudal de experiencia que tiene Carlos Slim, el propio Donald Trump? Son dos viejos lobos de mar. Bueno, pues lo mismo sucede con los empresarios exitosos de nuestra región. La pregunta que flotaba en el ambiente fue: ¿Cómo se logra el éxito empresarial? Trátese de la empresa que se trate. Ya sea en el comercio, en los servicios, en materia intelectual. Hay empresas en el mundo que han logrado ser exitosísimas, ¿cuál es el secreto? Víctor compartió conceptos esenciales de su éxito. Sin duda que muchos jóvenes fueron tocados. Quienes reflexionen en esos conceptos y los lleven a la práctica, sin duda, hará que, de igual manera, sean ¡exitosos! Víctor compartió sus conceptos e ideas sin ínfulas, lo hizo con la verticalidad de su carácter sencillo y humilde. Por esto, su testimonio fue uno de los más bien recibidos. Los muchachos (de igual manera que cuando participó Mauricio Guillén, propietario del Hotel Casa Delina, empresa de servicios que, en el rubro de restaurantes y hoteles, fue nombrado como uno de “Los tesoros de México”) estuvieron muy atentos y se botaron de la risa con la exposición clara y bien comiteca.
El Campus VIII de la UNACH sacó un diez. Un diez, de igual manera, obtuvo Víctor en su charla. Oportunidad única y especial para los muchachos. Cuando los estudiantes salieron del Auditorio bien pudieron decir: “Nosotros estuvimos frente a uno de los empresarios más exitosos y nos compartió sus secretos.”
En realidad, Víctor no hizo más que compartir los secretos que provienen de la tradición; lo que hizo fue remarcar los principios esenciales de la administración. A menos que uno sea hijo de Slim o de Trump, los demás debemos “echarle ganas”. En el Auditorio no vi a ningún hijo de Slim o de Trump, vi a cientos de muchachos deseosos de servir a la patria y de convertirse en seres exitosos. Bueno, los diez ponentes les dieron los secretos. De manera especial, Víctor, con más de cuarenta años de empresario, se prodigó de manera generosa. Sus palabras, igual que el reconocimiento del Hotel Casa Delina, bien pueden nombrarse como “Tesoro de México”. Los muchachos se llevaron ese tesoro a su casa. Si son listos y saben aprovechar el conocimiento, esas palabras los harán grandes, también.
Vos, que sos muy inteligente, habrías aprovechado mucho dicho testimonio. Como seguís en Guadalajara (me alegra saber que ya está cerca diciembre y que ya volverás) te pasaré la estafeta, compartiré con vos dos o tres conceptos que Víctor obsequió esa mañana. ¿Va?
¿Sabés cómo comenzó? Comenzó de esta manera: “Buenos días, soy el más anciano del foro…” Esta entrada hizo que todo mundo riera, que se relajara. ¿Mirás qué buena entrada? Los muchachos comprendieron que Víctor era como uno de esos mayores que llegaba (en buena onda, dirían ustedes los chavos) a platicar como si estuviera en la sala de la casa, rodeado de amigos. Cuando la risa multitudinaria cesó, Víctor siguió de esta manera: “…entonces, me creo con el derecho de invitarlos a ser triunfadores…” ¿Mirás? Cada una de sus palabras no tuvo desperdicio, cada una de sus palabras fue una joya para conservarla, para tenerla en el altar de lo bien dicho. Asumió el derecho que nadie puede negar a una persona mayor, el derecho otorgado por la experiencia, por el esfuerzo de toda una vida. Vos sabés que cada persona mayor ha pasado por multitud de actos en su vida, actos que transitan por la recta vital, desde experiencias ingratas, hasta experiencias sublimes y llenas de felicidad. La vida no es sencilla, esto lo comienzan a percibir los jóvenes, por esto, todo mundo reconoció la nobleza de este foro organizado por las autoridades universitarias de la UNACH, acá en Comitán.
Cuando yo estuve ahí, pensé que miles de comitecos debían estar también, para pepenar esas piedritas luminosas que, como si repartiera panes, Víctor fue depositando en el corazón de la audiencia; pensé que debías estar ahí conmigo, vos que pintás para ser una de las mujeres más exitosas de nuestro pueblo.
Víctor asumió su derecho de persona mayor y luego, con modestia, hizo una invitación: “Los invito a ser triunfadores.” El maestro Jorge Gordillo (intelectual exitoso, también) siempre dice que, a una invitación, se va o no se va. Así pues, Víctor Manuel lanzó una invitación general, ¿cuántos, de manera sencilla, pero orgullosa, tendieron la mano para recibir la invitación, para aceptar ese convite y convertirse en exitosos, en triunfadores? ¿Mirás? Lo importante del mensaje de Víctor es que fue totalmente incluyente, invitó a todos, ¡a todos!, a ser triunfadores, porque, así lo asumió, así lo dicta la naturaleza, todos pueden ser exitosos.
A mí me encantó estar presente en ese foro, porque entendí que Comitán es grande. No era necesario importar a Slim o a Trump, no era necesario, porque en nuestro pueblo hay multitud de ejemplos de personas exitosas que, además, son generosas y comparten sin regateo su experiencia, su talento y su visión de la vida. Acá, tal como sostiene el lema de la empresa de Víctor, fueron comitecos compartiendo su talento con los comitecos. Víctor dice en su empresa: “Los comitecos compran con los comitecos”, acá, en el foro, los comitecos compartieron con los comitecos. Víctor dijo: “…Soy comiteco de origen y de corazón, amo a mi pueblo…” y con esto quedó dicho todo, con esto rubricó las tres primeras líneas de su discurso. ¿Mirás, querida niña, cuánta luz en tan poco tiempo, en tan poco espacio? Esto es lo que se llama experiencia. Vos y yo somos grandes lectores y sabemos que cuando un escritor es grande le bastan pocas líneas para decir mucho. Víctor, como si fuera un gran orador, dijo mucho en pocas líneas y, como ya lo dije, lo hizo sin pretensiones, lo hizo siendo él, comiteco de corazón, que ama a su pueblo. Víctor es ejemplo de comiteco que invierte en Comitán, que apuesta por su pueblo.
“Soy de una cuna muy pobre, lo que tengo, ha sido fruto de sudor, de lágrimas, de lucha constante. Esto quiere decir que, entre ustedes, hay muchas personas que pueden hacer lo mismo…”, dijo Víctor.
Winston Churchil (exitoso político inglés), en 1940, mencionó que el triunfo en la guerra exigía sangre, sudor y lágrimas. Víctor, luchador por la vida, mencionó que sus logros están teñidos por sudor y por lágrimas, aderezadas por una lucha constante. En ningún momento Víctor ha cedido ante los embates del infortunio, al contrario, ante la adversidad ha aparecido el genio del hombre. Víctor es ejemplo de un gran luchador. La vida, a final de cuentas, es un campo de batalla, donde los que triunfan son aquellos que le echan agua cada día, cada instante, a la planta de sus sueños.
Posdata: Sí, tenés razón, querida mía, esta carta debería contener mil folios para desmenuzar los conceptos vertidos por Víctor. Las autoridades universitarias tuvieron razón al realizar este foro empresarial. Los jóvenes universitarios necesitan del faro que ilumine su camino. Víctor, al lado de los demás empresarios exitosos, les proveyó de una tea infinita. ¿Cuántos aceptarán su invitación a ser triunfadores? ¿Cuántos reconocerán que el camino del éxito exige sudor, lágrimas y una lucha constante e inteligente?
Víctor ya cumplió, los demás ponentes ya cumplieron, la UNACH cumplió. Todos ellos obtuvieron diez de calificación. ¿Y los demás alumnos de la vida? ¿Qué calificación obtendrán?