sábado, 2 de noviembre de 2019

CARTA A MARIANA, DONDE APARECE LA ESCRITORA BRENDA NAVARRO




Querida Mariana: La escritora Brenda Navarro estuvo en Comitán. La librería Lalilu la invitó a presentar su primera novela “Casas Vacías”, publicada en la editorial Sexto Piso. ¡Nadita!
Acá, en esta fotografía, mirás a Samy (dueño de la librería) echándose el rollito de presentación, a Angélica Altuzar (quien fue una de las presentadoras), a la autora (quien nació en la Ciudad de México, en 1982. Sí, muy joven. Fernanda Melchor dice de Brenda: “quizá uno de los secretos mejor guardados de la literatura mexicana.”), y a Alejandra Laguna (quien fue la otra comentarista.)
¿Y sabés qué día fue la presentación? Fue al mediodía del uno de noviembre. Sí, el mero Día de Todos los Santos. Brenda, al final del acto, antes de la firma de libros, dijo que le había emocionado que muchos lectores la hubiesen acompañado a esa hora y en ese día. ¡Claro! La mayoría de comitecos andaba, o caminando por el puente de “el puente” o en los preparativos de la celebración del Día, porque todo mundo tiene un santo que celebrar, bueno, con decirte que hasta algunos agnósticos y no creyentes tienen como nombre propio el nombre de un santo católico (peores cosas se verán, dice La Biblia). Otras personas, la mayoría, andaba en el panteón limpiando y pintando tumbas para celebrar el Día de Los Muertos, o en las casas arreglando los altares, con veladoras y vasos de agua y flores de jutús, para que los difuntitos lleguen a visitar y se harten con los platillos que, dicen los clásicos: “disfrutaron en vida.”
Y ahora que escribí disfrute de vida, digo que por ahí va la novela de Brenda. Roxana dice que los muchachos de prepa deberían leer esta novela, porque, como dice el texto de contraportada: “La maternidad, que casi siempre asociamos con la felicidad, también puede ser una pesadilla…” Emiliano Monge es puntual: “Casas vacías” está destinada a convertirse en la obra fundamental sobre la realidad que se esconde bajo la idea que tenemos de la maternidad.”
¿Mirás por dónde va la novela de Brenda? Roxana dice que hay mujeres que sueñan con ser madres y la sociedad las ve con agrado, porque siguen el patrón universal de la maternidad, pero ¿qué sucede con aquellas chicas que no quieren ser madres? ¡Ah!, la sociedad las rechaza, las ve feo. Ahí andan las tías, jodonas, exigiendo a la sobrina que tengan un hijo; hay algunas que incluso se atreven a decir que, si la sobrina no quiere casarse, estar con un hombre para toda la vida, que cuando menos se embarace (así por afuerita) para que tenga un hijo. Sí, Roxana tiene razón, que esta novela la lean las chicas de bachillerato cuyos sueños de porvenir no están en el camino de la maternidad. Pero esta novela es más, mucho más, también es la historia de la desaparición de un hijo, acto detonante de toda la trama, la llama primera del infierno, el pretexto para escribir una novela brillante.
Ya no te cuento más, sólo digo que fue un acierto que Samy trajera a Brenda a Comitán (Brenda, “la última gran noticia de las letras mexicanas.”), que la trajera para presentar su primera novela (“Una novela brillante y devastadora.”), y que llegara en un día donde todos los santos andaban en la celebración, pero donde los demonios estaban detrás de los árboles. Brenda llegó para embarrarnos en la cara una realidad, la realidad que Yuri Herrera escribió: “Brenda Navarro ha escrito un estudio del dolor como quien sabe que detrás de cada afecto hay un demonio escondido.”
Posdata: No lo dudés. Corré rápido a la librería que tengás más cerca y comprá la novela de Brenda. Sé que la disfrutarás y la sufrirás. Es una novela tocadora. Ya cuando regresés a tu pueblo la comentamos (¡ya, niña, ya! Regresá ya. ¿Qué tiene Guadalajara que no tiene tu Comitán?)