jueves, 7 de noviembre de 2019

CARTA A MARIANA, CON VUELO




Querida Mariana: Roxana dice que el parque central más bonito de Chiapas es el de Comitán. Ayer estuve en San Cristóbal de Las Casas y estuve en el Cerrillo. El Cerrillo tiene una plaza bellísima, como está en un altito, permite que el espectador tenga una vista sorprendente, alcanza a ver la cúpula del templo de Santo Domingo, que es una joya de la arquitectura coleta. Llamó mi atención que la plaza del Cerrillo está en la calle Comitán. Si querés hallarle alguna asociación maravillosa la podés hacer.
Todos los demás parques centrales de ciudades chiapanecas tienen su particularidad y su toque de belleza, pero el parque central de Comitán es de una belleza especial. Mi mamá (oriunda de Huixtla) siempre habla bellezas del parque de su lugar de origen, en los años cuarenta. Dice que estaba lleno de árboles que, los podadores, daban forma de animales. Dice que cuando ella (jovencísima, espigada, bonita) caminaba por los andadores se sentía como si lo hiciera en medio de un bosque encantado lleno de animales mitológicos; dice que pensaba que en cualquier instante esos animales tomarían vida, correrían por los andadores y platicarían con ella.
Cuando botaron la manzana de la discordia, en Comitán, muchos manifestaron su desagrado, pero cuando vieron cómo la plaza ganó en amplitud, no sólo física, sino, sobre todo, ganó en amplitud estética, el desagrado cedió paso a una conformidad armoniosa.
¡Sí! El parque central de Comitán es un parque soberbio, porque, igual que el Cerrillo, en San Cristóbal de Las Casas, tiene altura, altura física. El parque comiteco posee dos niveles y esto, en tierra de mayas, logra el prodigio visual que posee quien está en un nivel superior. Quien se para frente al templo de Santo Domingo y lo hace en la parte superior del parque tiene ante sí un remate visual que seduce la mirada y sublima al espíritu.
Los que vivimos el parque de los años sesenta perdimos parte de nuestra identidad con el derrumbe de la manzana de la discordia, pero, en feliz compensación, ganamos un parque generoso, un parque que tiene una vista sorprendente.
Sí, basta pararse en el borde de la plataforma superior para ver la semilla de vida que germina al lado de la fuente, ahí donde las palomas picotean el arroz, beben el agua y, sólo como manifestación de vida, emprenden el vuelo en bandada, para pasar como saeta frente a los ojos del espectador.
El vuelo, ¡sí!, el vuelo está en la línea del horizonte. Quien se para en el borde superior no tiene necesidad de alzar la vista para observar el vuelo, éste se manifiesta frente a la mirada, porque el caminante está a la altura del vuelo.
Sí, Roxana tiene razón, el parque central de Comitán es un parque bello, por esto, los comitecos se molestan cuando el parque está sucio, cuando la vista se nubla con plásticos; por esto, Roxana dice que el parque central es el corazón de nuestro pueblo, porque es la síntesis de las subidas y bajadas que otorgan personalidad a Comitán. El barrio de Guadalupe está arriba y el barrio de La Pila está abajo. Comitán tiene esta particularidad en su carácter, por esto, su parque central también tiene esta personalidad. Roxana (quien asiste a misa todos los domingos) dice que el parque se llama Benito Juárez, pero sólo la parte de arriba, donde está el busto de don Benito, donde están las esculturas de Luis Aguilar. Ella dice que la parte de abajo es como el atrio del templo, así que ahí el nombre de Juárez pierde su nombre. Ya dije que ella es católica y pelea sus espacios. Dice que la parte de abajo, donde está la fuente, donde los niños corren detrás de las palomas tiene otro nombre. ¿Cómo se llama?, pregunto. Ella sonríe y con los ojos de niña frente a una paloma, dice que cada comiteco puede bautizarlo como quiera, porque, insiste, este parque es de los comitecos, e imitando al personaje de la película “Cinema Paradiso”, comienza a mover los brazos y dice: “La plaza es mía, ¡la plaza es mía!”
Posdata: Roxana va muy seguido al parque central, lo camina, lamenta cuando encuentra una laja suelta o cuando sobresale un clavo que dejaron olvidado los que colocan carpas. Y ¡cómo no! Este parque debe protegerse como si fuera de cristal. Estamos hablando del parque central ¡más bello de Chiapas! ¡Nadita!