viernes, 3 de enero de 2020

CARTA A MARIANA, CON LETREROS NECESARIOS




Querida Mariana: El letrero en la maceta llamó mi atención, pero me seguí de largo. Juan me detuvo, me jaló del brazo y señalando el letrero “¡No soy baño!”, dijo que muchos objetos y personas deberían llevar un letrero similar, porque el mundo confunde vocaciones.
Entendí lo que Juan me dijo, si alguien pensó que este letrero era necesario fue porque otro alguien llegó e hizo sus necesidades físicas ahí. Convirtió a un macetero en vil sanitario.
Pensé entonces en ese alumno que, al entrar al aula, hallé acostado en el escritorio del maestro. Sí, este amigo universitario no tenía clara idea del uso del escritorio.
Hay personas que confunden las vocaciones de los chunches. Pensé entonces que los lápices debían tener un letrero que dijera: “No soy un desestresante”, porque he visto a varios amigos que usan el lápiz para eliminar el estrés provocado por la espera. Toman un lápiz y comienzan a jugar con él sobre la superficie de la mesa, sin saber que causan estrés en las personas a su alrededor.
He visto amigos, de veras, que usan los clips para eliminar la cerilla de sus orejas. No saben que pueden provocarse daños irreversibles; no saben que los clips sirven para unir hojas de papel.
Ya el otro día conté que una amiga me dijo que llegó al departamento del novio y éste, en cuanto la vio, comenzó a besarla con tal emoción que terminó de hacerle el amor sobre la mesa del comedor. ¡Sobre la mesa del comedor! Luego, mi amiga me contó que cuando cenaba con él en esa mesa pensaba si no también su novio había hecho travesuras con algunas otras amigas sobre ese chunche de madera de cedro y le comenzaban arcadas que, en la mayoría de las veces, terminaba llevándola al baño.
Los amantes convierten cualquier chunche a la mano en un juguete sexual. Dios mío, quieren llevar a la quiebra a las fábricas de dildos, porque usan bolígrafos, plumones, plumas de pavorreal, figuras del nacimiento (sin importar si son bueyes, reyes magos o corderitos), ratones de computadora o envases de desodorantes con forma roma para excitar a sus parejas, que, por la calentura del momento, se dejan hacer de todo. Si estas mujeres, al día siguiente, ya con la cabeza fría, visualizaran el acto se convertirían en mujeres frígidas. ¿Por qué permitieron que el tipo pasara el ratón de la computadora por sus pechos? ¿Por qué el tipo la volvió un simple pad? ¿Pensó que sus pechos iban a googlear? ¿Que sus tetas eran una sucursal de Amazon?
Sí, cuando Juan me dijo que sería bueno colocar letreros explicativos en muchos espacios, pensé que los amantes son quienes modifican las vocaciones de chunches y espacios con más asiduidad. ¿A poco no han visto escenas en el cine donde un amante pasa por en medio de los pechos de su amada un cubo de hielo? Por supuesto que cualquier persona advierte que el hielo no fue inventado para tal fin, por esto, igual que mi amiga, cuando en un restaurante me sirven una bebida con hielo no puedo dejar de pensar que ese cubo que flota en el vaso estuvo, momentos antes, en medio del par de pechos llenos de sudor de la gorda que preparó dicha bebida. Por esto, siempre pido agua al tiempo y puntualizo: ¡Sin hielos!
Cientos de personas en el país (tal vez miles) deberían llevar un letrero en el pecho que dijera: “¡No soy tu pendejo!”, porque, cientos o miles de personas insisten en agarrar al otro como su pendejo.
Muchos abuelos deberían llevar un letrero, con letra grande y de color negro, que dijera: “No soy tu esclavo”, para que lo leyeran las hijas ingratas que piensan que sus papás tienen la obligación de convertir su “Casa de los abuelos” en una pinche guardería, para que, mientras la hija (madre soltera) va a tomar “un drink” con sus amigas y amigos, los abuelos se encarguen de cuidar a las bendiciones.
He escuchado a más de dos muchachas gritar a sus amados: “¡No soy tu puta!”, bueno, para este tipo de chicas sería bueno colocar letreros explicativos para orientar a confundidos.
Posdata: Tal vez el mundo tendría otro camino si los seres humanos, como si estuviéramos en una novela estilo “Cien años de soledad”, colocáramos letreros para recordar cuál es la función de cada objeto, de cada persona, de cada sueño.
Los papás pueden decirles a sus hijos exigentes: “No soy tu banco”, pero cómo una silla le indica al tipo que se trepó sobre ella para cambiar un foco que no es una escalera. ¿Cómo? Un letrero podría ayudar a tener conciencia de la vocación de las cosas.