miércoles, 21 de octubre de 2020

CARTA A MARIANA, CON DOS RESPUESTAS

Querida Mariana: Luis me honra con su amistad. Un día de estos me envió un mensaje por WhatsApp y, después del saludo, me aventó dos preguntas. Una vez te dije que el buen juez por su casa empieza y los integrantes del equipo de ARENILLA-Revista estamos jugando el juego de Imaginá que te llamás, ya jugó Cielo, Dora Patricia, Roberto y, un día de estos, jugará Carlitos y luego le tocará a Carlos, nuestro director comercial en Guatemala, y luego me tocará a mí. El gran escultor, Luis Aguilar Castañeda, no esperó y, como para calentar el ambiente, me soltó dos preguntas. La primera fue: Si tuvieras la oportunidad de viajar al pasado, ¿qué personaje te gustaría ser?; y en la segunda dijo: Dicen algunas personas que todo tiempo pasado era mejor, de ese pasado, ¿qué te gustaría cambiar? Ah, me dio en mi mero mole, casi casi como si yo le hubiese regalado a él una caja con cera para modelar. Luis me mandó una cajita llena de palabras, para colocarlas sobre la mesa y jugar como si la superficie de madera fuera el cielo y ahí volaran los papalotes luminosos. Casi de bote pronto pensé en Jesús. Si viajara al pasado y pudiera convertirme en otro que no fuera yo, pero que siguiera siendo yo, sería Jesús. Sí, ah, pensé en ese instante donde Jesús va al desierto, creo que por cuarenta días con sus correspondientes noches, y se le aparece el diablo. ¿Imaginás el asombro de estar ante tan supremo personaje del mal? Uf. El diablo me tentaría, casi casi me exigiría que yo, con el hambre acumulada, convirtiera una piedra en pan, para saciar mi hambre. Ah, qué bobo, el diablo. Como el diablo es fuerte por sus excesos no sabe que yo soy fuerte por el ayuno, que el ayuno fortalece el espíritu, así que, igual que Jesús le diría que no sólo de pan vive el hombre. ¿Mirás? Pienso que en la historia de la humanidad no hay mejor ejemplo de dignidad y de fuerza. El pinche diablo sabe que es fuerte y trata de seducirme, de picar mi amor propio, sabe que tengo el poder de convertir la piedra en pan (así como él convierte el pan en piedra), pero en ese instante ¡soy más poderoso que él! Ah, sí, me hubiese gustado ser Jesús. Nadie más. Reconozco la grandeza de otros hombres y mujeres (en el juego está latente la posibilidad de elegir ser una mujer), pero sé que no hay tipo más sensacional que Jesús. En ese instante, en el desierto, muestra un gran poder de voluntad. Ahí hay una enseñanza. Si esta carta fuera una fábula diría que la moraleja es decir no a la tentación de los demonios de estos tiempos, y para obtener la fuerza ¡hacer ayuno! Ya encarrerado pensé en la siguiente pregunta: ¿qué me gustaría modificar del pasado? Y como es un juego de imaginación pensé que me gustaría modificar lo que ayer te dije: quitar los negativos de los Diez Mandamientos y volverlos afirmativos. En lugar de No codiciarás a la mujer de tu prójimo, decir: respetar a la mujer del otro. Vos sabés que la palabra es un pozo que pare luz. Hay una gran distancia entre pronunciar la palabra codiciar a pronunciar la palabra respetar. Los seres humanos deberíamos usar más palabras inspiradoras. A veces pienso que todas las palabras que pronunciamos (o imaginamos) son como semillas. Si sembramos cardos ¿qué crecerá en la parcela? Si sembramos lavanda ¿qué crecerá? Cuando sembramos palabras amorosas en los niños, miro que sus parcelas están llenas de árboles buenos. Eso haría, sí, treparía al lado de Moisés, al Monte Sinaí, y cuando Dios, el mero mero del universo, le entregara las tablas, yo levantaría mi mano y le diría a Dios que no pensara que era yo un irreverente, no (Dios me libre de tal absurdo), pero que le sugería que quitáramos los Nos y volviéramos afirmativos los mandamientos, para que no fueran prohibitivos. Quitar el No matarás, y cambiarlo en algo que fuera como Respetarás la vida. Sé que los diez mandamientos son precisos. Con pocas palabras sintetizan el ideal divino, así que, al bajar del monte, con cuidado, porque Moisés, ya viejo cargaba las dos tablas pesadísimas y no dejó que lo ayudara, buscaríamos el auxilio de un corrector para que dejara impecable el decálogo. Posdata: La vida es juego y el juego es parte de la vida, pero el regreso al pasado sólo es posible a través de la imaginación y nada se modifica de él, salvo que puede modificar la idea del presente y, por supuesto, el futuro. No soy Jesús, jamás podría serlo, pero sí puedo aplicar la fuerza que él tuvo al responder al demonio tentador, cabrón. No puedo modificar nada de los Diez Mandamientos, pero sí puedo pensar palabras llenas de luz. Agradezco a mi amigo Luis la oportunidad de jugar con la palabra, a través de sus palabras. Cuando voy al parque central de mi pueblo, mi imaginación vuela por los cielos de sus esculturas.