martes, 20 de octubre de 2020

CARTA A MARIANA, CON UN JUEGO INFINITO

Querida Mariana: diez son los mandamientos bíblicos. ¿Recordás todos? Si a mí me preguntás a bote pronto dudaría. Sólo recuerdo algunos, pero ahora entré al Internet y hallé los diez y llama mi atención ver que de los diez, siete son prohibiciones; es decir, lo que más impera es el ¡no! No tomarás el nombre de Dios en vano, no matarás, no cometerás actos impuros, no robarás, no darás falso testimonio ni mentirás, no consentirás pensamientos ni deseos impuros y no codiciarás los bienes ajenos. ¡Uf! Por eso, cuando iba a misa, junto con todos los fieles ahí reunidos, declaraba en voz alta ¡soy pecador! Pues sí. Gracias a Dios no mato (más que dos o tres cucarachas que se pasean por la cocina o dos o tres zancudos que me joden cuando escribo en la computadora), no robo (ni un dulce), no doy falsos testimonios, pero a veces sí digo las llamadas mentiras piadosas. Pucha, el que esté libre de mentiras que suelte la primera verdad. Gracias a Dios no codicio bienes ajenos, pero en donde sí derrapo es en lo de pensamientos impuros. Soy pecador. Los libros y películas que leo y veo me obsequian muchas imágenes que, de acuerdo a la tradición, serían impuras, y yo les doy cuerda. Siempre he pensado que Dios, como a todos los seres humanos, me dio un cuerpo y un espíritu, y la vida, la hermosa vida, debe ser la armoniosa unión de esas dos entidades. Y digo esto, porque, cuando jugamos, jugamos con el cuerpo y con el espíritu. Si una muchachita bonita salta la cuerda, sus piernas son deleite para la vista. ¿Brinca también el deseo impuro? Pues si lo miro con los ojos del catolicismo diría que sí, pero si lo veo con la mirada sencilla de quien reverencia y goza los dones que Dios nos dio, digo que ¡no! No quiero cometer un sacrilegio, ¡Dios me libre!, pero digo que a los Mandamientos le falta uno, esencial en la vida. A los tres mandamientos afirmativos restantes (amarás a Dios sobre todas las cosas, santificarás las fiestas y honrarás a tu padre y a tu madre) se debería incluir el que diga: Jugarás con la imaginación, siempre. Fijate que a mí se me da más una declaración afirmativa que una declaración negativa. Yo amo a Dios, santifico mis fiestas y trato de honrar a mi padre y a mi madre. Yo quitaría el no de cada mandamiento. En lugar de decir No matarás, diría Respetarás la vida. En fin. Todo esto para decir que nosotros honramos el mandamiento décimo primero: Jugamos con la imaginación. Lo hacemos de mil formas. Una de ellas es el juego de la imaginación y de la palabra que se llama Imaginá que te llamás. La semana pasada le tocó jugar a Dora Patricia Espinosa Vázquez, editora ejecutiva de nuestra revista ARENILLA. Ella, además de ser licenciada en administración es una gran lectora. A Dora Patricia le preguntamos: Imaginá que te llamás Photoshop, ¿qué modificarías a tu reflejo en el espejo? Esto fue lo que nos respondió: “Si me llamara Photoshop, creo que no corregiría nada. Lo que haría es darle más luz a mi rostro, para hacer más notoria cada línea de expresión, cada gesto, cada arruga, que simbolizan las alegrías, las tristezas, los miedos, las preocupaciones, los enojos, las sonrisas; todas esas emociones que me han hecho saber que estoy viva.” La segunda pregunta fue: Imaginá que te llamás Photoshop, ¿cómo se corrige la foto del mundo actual? “No se puede corregir, ¡es lo que es! Un uso excesivo de capas y filtros daría como resultado una imagen plástica, falsa. Lo que podemos hacer es jugar tantito con luces, sombras y contrastes, para realzar la belleza de la imagen, porque aunque son tiempos de crisis son tiempos donde también se deja ver el lado bondadoso y solidario del ser humano. Eso haría, hacer más notorios cada uno de estos actos, que aunque sencillos y mínimos, infunden esperanza y son de gran aliento de vida.” Posdata: Donde dice No robarás yo escribiría Serás una persona honesta. Dicen, no sé, que en el universo el no se diluye, así que cuando el sacerdote dice No robarás, el fiel sólo escucha lo último y con ello se queda. Pucha, tal vez por eso el mundo anda lleno de ladrones. La palabra, vos y yo lo sabemos, es una llave que abre la puerta del cielo o del infierno. Cuando reiteramos en la honestidad, esta palabra cuelga en todos los árboles del universo. Nosotros jugamos. Nuestros amigos juegan con nosotros, comparten su palabra. Cuelgan en el árbol de nuestro espíritu lo que Dora Patricia dice: “actos sencillos y mínimos, que infunden esperanza y son aliento de vida.” Undécimo mandamiento: Jugarás con la imaginación, siempre, siempre.