miércoles, 14 de octubre de 2020

CARTA A MARIANA, CON JUEGO INCLUIDO

Querida Mariana: No he visto a mi sobrina Pau desde marzo de este año. Ella ha permanecido en su casa y yo en la mía. Por fortuna, los chunches tecnológicos nos permiten estar en comunicación. Ella, muy afectuosa, me manda saludos todos los días. A veces, si no tiene tarea, me propone que platiquemos un poco y, a través de mensajes, platicamos y jugamos. Ayer me sorprendió porque propuso que jugáramos a Derbez. ¡Qué!, le escribí. Ella me respondió con un ejemplo y yo entendí. Quería que imitáramos al personaje televisivo que se llama Armando Hoyos. El ejemplo que me envió decía: “¿Qué hace Julio cuando llega agosto?” Pregunté si ella había inventado lo de Julio y agosto, y ella respondió con lo siguiente: “¿Cuál es el mayor colmo? Llamarse Rosa Espinosa.”, y luego agregó: Claro, tontito; es decir, sí, las frases eran gracejadas de ella. Me dijo que me tocaba, que debía decir una frase al estilo Armando Hoyos. Recordé al amigo que se llamaba Armando y, en la primaria, le decíamos Armando broncas, pero pensé que no agregaba nada novedoso. El nombre de Armando se presta a agregar mil temas: Armando Pifias, Armando Sueños, en fin. Ya me conocés, soy lento para responder a algún cuestionamiento y cuando algo se me ocurre es medio perverso. Por eso, Lupita Ruiz dice que su mamá, doña Piedad, a veces decía: “Hoy estuvo malcriado el Molinari.” ¿Por qué digo esto? Porque lo primero que se me ocurrió fue: “Vegetariano, ¿es un culo que vegeta?” Pero no podía mandarle esto a Pau. Primero porque era de mal gusto y luego porque, sin duda, es parte del repertorio del tal Hoyos (porque hoyo y culo…, ya, ¡ya!, dejó de decir perversiones. Bueno, por el momento). Así que le pensé tantito y cuando recibí el mensaje de Pau urgiendo a que le diera mi frase, escribí: “Cuando la niña extraviada es localizhada, ¿es gracias a la intervención de esta última?” Esperé la respuesta de Pau. Gracias a Dios, segundos después recibí una carita sonriente y la siguiente palabra: localizhada, qué bonito. Vaya, había pasado la primera prueba. Entonces, ya encarrerado, le dije a Pau que le tocaba y ella escribió: La que se apellida Abarca, ¿ya no deja nada para los otros? Ah, qué bonito, qué simpático. Sí. Entonces, como platicábamos, a la vez que jugábamos, le puse el dicho de “el que mucho abarca poco aprieta” y al escribirlo pensé en una bobera y se lo mandé: El que mucho ¡ah, barca! mucho navega. Y volví a recibir otra carita sonriente. Sí, estábamos jugando. Pensé en otra bobera. No se la mandé. Sólo a vos te la confío: “Cuando alguien que camina dice que está reco-rriendo, ¿debe hacerlo botándose de la risa?” Cuando más divertido estaba, Pau cortó el juego con el siguiente mensaje: “Me voy, porque me llama mi mamá. Besos, muchos.” Y ahí acabó el juego, pero pensé en otras frases, que se me quedaron en el tintero. A ver te paso una y me decís si entra en el juego: “El novio que tiene novia fea, ¿se justifica diciendo que no vio?” ¿Está simpático o es una tontería? Tengo más. Lástima que vos estás con tu novio ahora, porque si no jugábamos. Tengo otra. Dice: “Cuando alguien desparasita al ganado, ¿lo puede hacer sin cita?” No sé si está simpático, pero ingenioso sí. En fin. Hay frases más ingeniosas que otras, pero el jueguito es divertido. Tal vez ahora que leés mi carta estás pensando en alguna frase simpática, estilo Armando Hoyos. Posdata: Así como el nombre de Armando permite mil agregados, pienso que todas las palabras terminadas en ano, también permiten mil juegos. Si yo viviera en España nadie se molestaría por la palabra culo, allá todo mundo dice culo con la misma naturalidad con que acá decimos gis o nube. Pero, como acá en Comitán al culo le decimos tutís, puedo jugar así. Suriano, ¿es un tutís que mira hacia el sur? Tétano, ¿es un tutís revuelto con una chichi? Mariguano, ¿es el tutís drogo de la Mary? Anciano, ¿es un tutís que no sabe decir así y dice ansí? Y acá le paro, porque ahora pienso que todo se presta a albur y no falta el fulano que al oír culo o tutís diga: Presta pa’la orquesta. Adiós.