jueves, 22 de octubre de 2020

CARTA A MARIANA, CON PRODIGIOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Querida Mariana: este es el dibujito número 50, realizado en tiempo de pandemia. Lo terminé el 20 de octubre de 2020 a las tres y dos de la tarde. Le tomé foto y, a las tres con doce de la tarde, le envié copia a Pau. Como siempre, me dijo: “¡Está muy lindo!” A las tres con quince se lo envié a Matías. Él tardó en ver la imagen. Me preguntó cuánto tiempo me había llevado dibujarlo. Hoy, perdón, mi niña, estoy siendo muy adulto. El motivo exige que yo sea preciso, porque puede ser una fecha histórica. ¿Vos has visto a algún artista que ofrezca lo que yo ofrezco? Puede ser que sí, pero yo digo que no sé, y en caso de que mi propuesta sea algo novedoso, debo consignarlo así, para que sea reconocido en el libro del Record Guinness. ¿Cuánto tiempo me lleva cada dibujo? Me lleva tiempo, por supuesto, pero es un tiempo que disfruto. Dibujar es uno de los oficios que me produce alegría y lo hago para compartir y para decirle al mundo que debemos llenarlo de arte, sobre todo en tiempos difíciles. No sé si vos, de niña, alguna vez una tía te regaló un libro para colorear. Sí, tal vez. Es práctica común, por fortuna. Yo tuve una tía, y una abuela, y una mamá, que me regalaban libros para colorear. Yo era feliz, sacaba el estuche con muchos colores, unos más largos que otros, y elegía el color que usaría para los cuernos de la vaca; el color para sus tetas; el color para las orejas y para las manchas y para sus ojos y para sus pezuñas. Y luego matizaba, daba sombras y luces. ¡Ah, qué tardes tan geniales! Ahora, ya viejo, no coloreo libros con dibujos. Ahora, en este 2020, hago dibujos originales y los ofrezco para que los papás, tíos, abuelos y padrinos regalen a los niños (bueno, nunca me ha tocado un padrino que lo haga. Los padrinos son codos con los ahijados.) ¿Mirás qué idea tan novedosa? Bueno, es lo que digo yo, es lo que pienso, es en lo que creo. A ver, explico, imaginá que vos, generosa, comprás un dibujo original de Molinari y lo regalás a tu sobrino Leo. Él sacará su estuche de lápices de colores o de plumines e iluminará todas las imágenes que permanecen sólo como siluetas. Y ya, una vez terminado, vos le pedirás que escriba su nombre al lado de mi firma y mandarás a enmarcar el dibujo y lo colgarás en la sala de la casa. ¿Mirás cuántos pájaros hacemos volar en un solo aliento? Por eso, insisto, no sé si esta propuesta se ha dado en el mundo. ¿En algún país del mundo un artista ha propuesto el juego donde dos artistas complementan una obra? Un artista viejo y un artista joven unen sus talentos y juegan juntos y, al final, queda una obra única, jamás vista en el universo. Esta carta te la escribo el día 21 de octubre de 2020, a las once de la mañana con veinte minutos. Consigno la fecha, para que quede constancia de lo que acá digo, de lo que acá propongo. La otra semana haré el lanzamiento de esta propuesta. ¿Cuántos comprarán mi obra? No lo sé. Muchas personas no entienden los beneficios del arte, no acostumbran comprar obras de arte. Pero espero que, al tratarse de la educación artística de los niños, el mensaje sea bien recibido y tendré pedidos, y seré feliz al saber que muchos niños iluminan lo que hago con tanto cariño. En este dibujo número cincuenta, hay dos mujeres y cuarenta y cinco animalitos que esperan las manos infantiles que los iluminen, ¡que les den vida! ¿Mirás por dónde va mi propuesta? Los niños no iluminarán un dibujo que se hizo en una imprenta con miles y miles de copias. ¡No! Colorearán el original de un artista, porque ellos son artistas. Cuando vos le regalés el original a tu sobrino Leo le dirás que es el trabajo único de un artista chiapaneco. ¿En cuánto los ofreceré? ¡No los regalaré! No puedo regalar mi trabajo. Sería una ofensa a mi labor creativa. Tampoco los daré en el precio que valoro mi obra. No. El término medio para que todos ganemos. ¿Qué hacen los padres por tener contentos a sus hijos? ¡Todo! Los llevan al cine y gastan mil pesos en comprarles las palomitas, los nachos, las gomitas, los chocolates y los refrescos. El cine es arte (bueno, ahora ya nos dan mucha basura comercial), pero la gente gasta más en chucherías dañinas. Acá, yo estoy ofreciendo arte, comida espiritual sana. Que los niños conozcan animalitos, que los amen, que los respeten, que los cuiden; que observen los cuerpos desnudos de las muchachas bonitas y crezcan sin morbo, que vean que todo es natural. Posdata: Si mi idea nunca se ha dado en el mundo me da gusto. Esto no significa que yo patente la idea. ¡No! Si cientos de artistas en el mundo, en Chiapas, en Comitán, hacen lo mismo que yo, y las personas nobles compran esas obras, llenaremos de arte las paredes y los corazones, y, ¡estoy seguro!, haremos un mundo más bello, menos lleno de caca. ¿Quién en estos tiempos de pandemia piensa en comprar arte, cuando hay necesidades más urgentes? No sé. Este tiempo ha demostrado la importancia del arte. Como nunca, el mundo ha entendido que el arte hace la diferencia, da sosiego al espíritu, alimenta el alma. ¿Quiénes adquirirán mi obra? Todos aquellos espíritus sensibles que saben que sembrar una buena semilla en la parcela de los niños hará que el mundo futuro no sea tan incruento como el que ahora vivimos.