viernes, 22 de enero de 2021

CARTA A MARIANA, CON LA VOZ DE DIOS

Querida Mariana: por ahí alguien dijo que la voz del pueblo es la voz de Dios. A veces suena pedante que alguien suelte un latinajo, pero estarás de acuerdo que el latín suena soberbio, de ahí proviene nuestro español. Esa cita suena así en latín: vox populi, vox Dei. ¡Ah, genial! Y como estas lenguas son parientes entendemos la cita latina como si fuéramos romanos, primos hermanos de Cleopatra y de Julio César. Vox populi, vox Dei. Qué sonido tan espléndido. Lo que dice la cita es una exageración, pero se emplea para decir que la opinión del pueblo, de las personas de a pie, es la opinión más certera. No en todos los casos se cumple, porque en muchas ocasiones la voz del pueblo se equivoca, porque ya lo dijo el conocido refrán: ¿Adónde va Vicente? Adonde va toda la gente. No siempre una multitud tiene la certeza de su destino. Pero, en Comitán tenemos un ejemplo de que la voz del pueblo es voz de Dios. Los parques públicos no son conocidos por sus nombres oficiales. ¡No! Los nombres oficiales existen, pero subsisten por debajo de los nombres que el pueblo les ha asignado. ¿Quién, por el amor de Dios, dice: nos vemos en el parque Benito Juárez? ¡Nadie! Con todo respeto, el parque central de Comitán se llama Benito Juárez, pero nadie lo llama así. El parque central es ¡el parque central! El pueblo así lo ha llamado desde siempre y así seguirá llamándolo. ¿Y qué me decís del Parque de La Corregidora? En este 2021, Comitán celebrará el Bicentenario de La Independencia de Chiapas y de Centroamérica, acto histórico de relevancia que tuvo su inicio en ese simbólico espacio. Pero, la verdad, muy pocos llaman al parque con su nombre oficial. Este parque es el parque de San Sebastián. El nombre religioso sobresale ante el nombre cívico. Pero, el pueblo no pensó en eso. No podemos buscarle tres pies al gato histórico. ¡No! La historia es más sencilla. El barrio es el barrio de San Sebastián y su parque así se llama y el nombre arrastra siglos de historia. Si te digo que a dos cuadras de mi casa está el Parque Independencia, ¿qué dirías? Bueno, como vos sabés dónde vivo, podrías, de inmediato, tener la referencia, pero quien no sabe dónde vivo le costará más de dos almudes de frijol decir dónde está ese parque. Claro, la vox populi nombró a ese parque como Parque de Guadalupe y no hay poder político que insista en meter con calzador el nombre oficial. ¿Por qué de Guadalupe? Pues porque está al lado del templo dedicado a la Virgen de Guadalupe y porque es el parque del barrio de Guadalupe. Otra vez, la religión por encima de lo cívico. ¿Dos a cero? No sé, la verdad, no sé, si el parque de La Pila tiene nombre oficial, pero medio mundo de acá lo nombra así: Parque de La Pila, porque está en el barrio de La Pila. Acá sí no hay referencia católica. Raro. Pero, como ya dije, la voz del pueblo está por encima de consideraciones ideológicas. Y digo raro, porque nada raro hubiese sido que el parque llevara el nombre de Parque San Caralampio, considerando que Tata Lampo es el santo consentido del pueblo. Pero ¡no! San Caralampio debe conformarse con su templo. La Virgen de Guadalupe y San Sebastián, cuando menos, le ganaron, porque la virgen y San Sebas tienen su parquecito y, además, sus nombres sirven para designar a barrios. Tata Lampo no tiene ni parque ni barrio. Vive en el parque de La Pila, en el barrio de La Pila. ¡Lo que es la vida! La Pila que existía al lado de la ceiba ya no existe. Algunos estudiosos dicen que la demolieron en 1945. Una pena, como siempre que se bota un monumento histórico, porque era una pila muy bella, ahora sería otra más de las bellezas de este pueblo. ¿Y el parque de la Colonia Miguel Alemán? Pues acá parece que un político sí le ganó a la propuesta más novedosa. Al parque, remodelado en 2010, le asignaron el nombre de Parque Bicentenario. Algunos lo llaman así, pero la mayoría lo sigue llamando Parque de la Colonia Miguel Alemán. Don Miguel tiene presencia en Comitán. En la colonia que lleva su nombre existe una rotonda donde está su escultura en bronce. Pobre don Miguel, cuando inauguraron Ciudad Universitaria, de la UNAM, sonrió al ver la gran escultura de su persona frente al edificio de Rectoría, pero una mañana (o tarde) un grupo de estudiantes se encargó de tirar la estatua. Posdata: la voz del pueblo es la voz de Dios. Los comitecos, al doctor Belisario Domínguez, le decimos Tío Belis, y la mayoría así lo reconoce. Si analizamos tantito el dicho, los comitecos, todos, somos sobrinos del héroe comiteco. ¡Pucha, nadita! Pero no buscamos blasones históricos, ¡no! simplemente tomamos la figura del senador con proximidad, con afecto.