jueves, 7 de enero de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA VISTA A VUELO DE PÁJARO

Querida Mariana: Te mando copia de una fotografía que Ramón Folch compartió en redes sociales. En los últimos tiempos, Ramón ha contribuido en forma generosa con una serie de fotografías del Comitán de años idos. No conozco la historia de Ramón, no sé si es comiteco, lo único que sé es que ha hurgado en archivos y ha compartido un material riquísimo para historiadores e investigadores y también para nosotros, los ciudadanos comunes, porque alimenta la nostalgia de un tiempo que él recupera con precisión. Esta fotografía es genial. Ramón dice que corresponde al año 1957 y presenta una vista a vuelo de pájaro de parte de lo que ahora se llama Centro Histórico y que en ese tiempo simplemente era el centro. El área más blanca y descubierta corresponde al parque central. Si ves con atención, en la parte baja está el pie de foto que dice: “La vieja ciudad colonial de Comitán.” Genial la descripción: vieja y colonial. Pues sí, Comitán es una ciudad antigua, tenemos una gran historia para compartir. Este año celebramos el Bicentenario de la Independencia de Chiapas y de Centroamérica. Comitán fue cuna de ese impulso libertario. Si Ramón tiene razón, esta fotografía corresponde al año de mi nacimiento. Por eso digo que las imágenes que Ramón comparte nos dan una inyección de ánimo. Has de imaginar que me dio muchísimo gusto toparme con esta fotografía que tiene, entonces, 63 años de edad. Y digo que es genial, porque en ese tiempo no había drones. ¿Cómo le hacían los fotógrafos para lograr estas imágenes maravillosas? Avioneta, digo yo. El gran fotógrafo Vicente Kramsky tiene varias fotografías de Chiapas a vuelo de pájaro, tomadas desde una avioneta. Quiero imaginar que este prodigio de foto (gracias, Ramón) fue lograda gracias a que un fotógrafo la tomó desde una avioneta. Sí, no hay más. ¿Desde un helicóptero? ¿Desde un globo aerostático? ¿Arriba de un águila? Esta imagen te ayudará, más que otras, a entender cómo era el centro de los años cincuenta. Ya dije que el cuadro que no tiene construcciones con techos de teja es el parque. En ese tiempo, la atracción principal era una pérgola. Ahí se ve, con dos escalinatas en los extremos (y una cafetería en la parte inferior), árboles, bancas, andadores, bustos y lámparas. Perdón, antes quería decirte que te fijaras qué hay arribita del pie de página. Es el templo de El Calvario. Si ponés atención verás que a la nave central (de dos aguas, con tejas de barro) lo circundan dos espacios con barda. Fijate bien, en la esquina (donde ahora hay una breve placita con bancas y luminarias) se ve la barda que limitaba los terrenos que pertenecían al templo con la avenida que llega directo al parque. Bueno, se ve la grandeza de las casas, con cuatro corredores y un patio central generoso. Las únicas construcciones que no tienen tejas son: el edificio del palacio municipal, el espacio del actual Teatro de la Ciudad y algunas construcciones que están frente al parque central y que formaban la llamada manzana de la discordia. ¡Acá está la imagen que te muestra cómo era el Comitán que yo caminé siendo un niño! ¿No comprendés bien en dónde estaba la manzana derruida? Acá se ve muy bien. Lo que hicieron en los años setenta fue derribar esas casas que se ven acá a la izquierda, las que no tienen teja. Toda esa manzana fue derruida para ampliar el parque y dejarlo como está ahora. ¿Ya identificaste el edificio de la presidencia municipal? Es el primer edificio de abajo hacia arriba que tiene el techo de losa. El edificio de la presidencia sigue ahí. En los años ochenta fue remodelado, se amplió hacia la izquierda. Podemos decir entonces que donde se ve la pérgola, un poco más a la izquierda ahora está el kiosco y donde están los edificios de la manzana derruida están los andadores que dan acceso al graderío que lleva a la fuente, y que funciona como atrio del templo de Santo Domingo. Algo que llamó mi atención también fue que, acá se ve, en el año de mi nacimiento, mi pueblo, el tuyo, el de miles y miles de comitecos que amamos a Comitán, tenía muy pocos autos. Al fondo, donde está ahora el portal de la Farmacia del Ahorro se ve un auto, de ahí en fuera todo está como si fuera Venecia. Esto, por supuesto, le daba una gran tranquilidad al pueblo. Los autos son símbolo del progreso, pero provocan ruido y embotellamiento y accidentes. En 1957, todo era apacible. Ah, genial este vuelo de pájaro; genial el ojo del fotógrafo que nos regaló lo que miraba desde arriba; genial el acto generoso de Ramón al abrir su mano y compartir esta imagen que halló en una revista. El pie de foto lo dice todo: “La vieja ciudad colonial de Comitán.” Posdata: Te pido que mirés bien el techo del edificio de la presidencia. Se alcanza a ver un palomarcito justo a la mitad: era el reloj. Bueno. Ahora caminá (con tu vista) hacia la derecha) en esa calle y mirá la fachada de la casa donde se ve una serie de puertas y balcones. ¿Sabés dónde nací? Dos casas más allá de esa casa, en la acera del frente. Ahí nací y ahí viví hasta los siete u ocho años de edad. ¿Entendés por qué digo que el parque central fue como mi segundo patio? La sirvienta me llevaba de la mano, cuando ya caminaba, y, mientras ella estaba sentada en una banca, yo jugaba carritos en uno de los corredores del parque, veía el movimiento del sol y escuchaba el paso del silencio a la hora que se encaramaba en los árboles.